El recorrido por la
obra de Quino (Joaquín Salvador Lavado, Mendoza, 17
de julio de 1932), fuera del ámbito de Mafalda,
podría sintetizarse en seis tópicos de persistencia:
-
-Sometimiento del individuo a la
urbanización social
-
-Depredación de la naturaleza a través del
uso de la tecnología
-
-La civilización evolutiva como quiebra del
sentido divino
-
-Sátira del cinismo ético de clases
-
-Sátira del cinismo político
-
-Reivindicación del individuo y sus
funciones humanas.
Su cosmovisión, a
través del infalible prisma de la risa, no queda
indiferente a los problemas y conflictos de la
sociedad, tanto desde el punto de vista de su
necesidad evolutiva como desde el uso indiscriminado
que el ser humano hace de esa evolución. No es
posible reír con sus dibujos sin sentir al menos
algo de implicación en esos tópicos de
responsabilidad social e intelectual que acompañaron
su obra.
Cuando se aproxima al sometimiento del individuo por
los procesos de urbanización, hallamos, además de
personajes completamente abrumados por la congestión
del tráfico,
situaciones concretas que amplían genéricamente la
caricatura. El dibujo que preside la estatua del
fundador de la ciudad, cuyo rostro se multiplica
entre los transeúntes que rodean a la plaza donde la
escultura se enclava, da fe de la mecanización
urbana.
Una historieta de exquisito humor negro reitera el
fatal destino de un personaje a ser atropellado por
un tren, siempre en la misma intersección, y yendo
en progresivas secuencias de conductor de auto a
cadáver. Se aprecia en ella una expansión de esta
mirada al individuo sometido por el crecimiento de
la urbanización, aunque la propia elección del humor
negro amplíe sus posibilidades semiósicas y, por
supuesto, conceda al acto mismo de la risa el mayor
protagonismo.
Cuando se enfoca en la tecnología como depredadora
de la naturaleza, Quino es mucho más claro en sus
ejercicios de conceptualización. Este es un tema
difícil, sobre todo porque puede convertirse al
maniqueísmo retrógrado del posromanticismo. De ahí
que no pocos de los dibujos que en él se insertan
integren texto a las imágenes y anécdotas. El dibujo
de la página 81 de ¡Qué presente impresentable!,
nos dice cómo el artista resuelve la compleja
dicotomía entre la conceptualización y el desarrollo
tecnológico. Un señor delante de una computadora,
con postura cansina, mira al lector y expresa un
texto que se coloca en mayúsculas y al pie de la
página, en lugar de en globo, como es habitual. El
parlamento dice:
SÍ, CLARO, GRACIAS A INTERNET AHORA PUEDO LEER LA
PRENSA INTERNACIONAL Y ENTERARME AL MINUTO QUÉ
DESASTROSO ANDA EL MUNDO PRECISAMENTE POR HABERNOS
METIDO, YA, A VIVIR EN ESTE MALDITO FUTURO EN EL QUE
VIVIMOS Y DEL QUE NO SABEMOS CÓMO SALIR.
No hay negación de
Internet como emblema de tecnología del futuro
–hecha presente–, sino crítica del desastre de la
humanidad en su uso de la tecnología. Otros ejemplos
pueden ayudar a comprender este tópico, como la
historieta de la página 20 de ese mismo libro, donde
las palabras del ámbito de la computación –en
inglés– abruman al personaje hasta llevarlo a pedir
socorro desde un punto minúsculo de la Galaxia. Este
es, acaso, el tópico de más finas fronteras respecto
a sus contradicciones en la obra de Quino. De ahí
que en él los códigos de requisito para alcanzar la
risa se estrechen con sensibilidad.
Aun así, Quino logra desenvolverse con tino y
equilibrio, tanto desde el punto de vista del
mensaje de responsabilidad social, casi siempre
explícito y abierto, como desde la perspectiva del
arte del dibujo, donde su trazo es preciso y
emotivo. La precisión y la emotividad compulsan la
necesidad del sentido e inclinan la balanza hacia
los objetivos éticos y morales del autor, tan
cuestionados por la teoría posmoderna y la industria
cultural de masas.
El tópico siguiente, que muestra la civilización
evolutiva como un acto de quiebra del sentido
divino, también trabaja con bordes estrechos de
frontera. Quino no llama a rescatar la religiosidad;
por el contrario, en numerosas escenas satiriza a
las instituciones religiosas y sus prácticas. A
veces, aunque no tantas, se burla incluso de ellas.
Pero llama, y con bastante claridad, a recuperar las
esencias éticas que se hallan en el origen de la
religiosidad. El método de juicio se reitera en casi
todos sus tópicos fundamentales, aunque para este
caso, sus reservas personales acerca del avance
desmedido de la tecnología ponen en riesgo el
equilibrio del que goza el tópico anterior.
También aquí es fundamental el uso de textos, lo que
limita el alcance del mensaje. La emotividad del
trazo, sin embargo, continúa siendo intensa, de una
expresividad que ayuda a superar la barrera que el
uso de la lengua plantea. Y esto no solo está dado
por la diferencia del sentido semántico en las
lenguas que deben traducirlo, sino por la
connotación de ciertos términos que necesariamente
tienen que ceder, por correctos que se vean al ser
traducidos. El cuadro que muestra a un niño
estupefacto al ver que de la banana que pela sale un
pez, y no la fruta que esperaba, podría funcionar,
solo, como un magnífico chiste. En la historieta de
la página 16 de ¡Qué presente impresentable!,
sin embargo, desplaza el peso del absurdo hacia un
sentido ecológico, y ello luego de cuatro cuadros
previos que son dependientes del sentido del texto.
Cuando Quino emprende la sátira del cinismo ético de
clases es implacable en el manejo del sentido. Las
cápsulas de sentido son claras y directas en tanto
sus ideologemas definen la toma de partido del
autor. Y a la vez, se permite ser lírico y
escrupulosamente artístico. Más que equilibrio, hay
relación estrecha entre la necesidad de expresar un
mensaje concreto de denuncia social y la
estructuración estética que resalta al dibujo. A mi
modo de ver, resulta ejemplar su maestría en este
aspecto.
La sátira del cinismo ético de clases es un tópico
abundante en su obra, tanto en historietas como en
dibujos de cuadro único. En estos últimos, su
capacidad expresiva realza los marcados objetivos de
responsabilidad intelectual que jamás dejó de
mantener. Las historietas, por su parte, suelen
regodearse en detalles específicos de la conducta y,
sobre todo, satirizar actos y personas concretas de
la sociedad que lo circunda como ciudadano. Para
quienes no estamos en su entorno, y desconocemos los
detalles de la inmediatez aludida, el sentido
funciona como esencia del tópico y lleva a buscar en
el entorno propio la señal de equivalencia. El
dibujo de la página 60 de ¡Qué presente
impresentable! puede servir como síntesis
expresiva y, a la vez, como puente hacia el
siguiente tópico.
Un señor atildado como de muy alta clase y de
abundante riqueza expone su filosofía, que dice:
…Y EFECTIVAMENTE, HOY, GRACIAS A MI INTUICIÓN PARA
LOS NEGOCIOS, POSEO UNA INMENSA FORTUNA DIGNA, QUE
ME PERMITE GOZAR DE UNA HOLGADA VIDA DIGNA, EN UNA
MANSIÓN DIGNA, CON SAUNA Y JACUZZI DIGNOS. TAMBIÉN
MI PORSCHE, MI BMW Y MI MERCEDES SON COCHES DIG…
A la derecha del
cuadro, una señora comenta por lo bajo:
NO HAY CASO, SE LE NOTA DE DONDE VIENE POR ESA
TÍPICA MANÍA DE LA GENTE POBRE DE QUE TODO LO QUE
QUIEREN TENER, TRABAJO, VIVIENDA, SALARIO, EDUCACIÓN
SANIDAD O LO QUE FUERE DEBE SER, ADEMÁS, SIEMPRE
DIGNO.
Hay ironía no solo
en la reiteración del calificativo “digno” en el
primer parlamento, sino además en el modo de juzgar
a la persona que a la clase alta pertenece de
siempre, quien es cínica y considera indigno de su
clase reclamar que sea digno el método de
enriquecimiento y protección del estatus clasista
elevado.
El tópico de la sátira del cinismo político está muy
relacionado con el anterior, tanto en estilo como en
proyección axiológica, aunque se distinguen por el
llamado concreto del autor a determinados fenómenos
que el uso desnaturalizado de la política impone. La
relación estrecha entre el estatus clasista elevado
y la desnaturalización de la política, que el autor
refleja de diversos modos, sugiere el parentesco. La
historieta de la página 34 de ¡Qué presente
impresentable! es definitiva en este punto.
Se trata del discurso de un político que se divide
en cuatro cuadros. En su orden, colocaremos los
textos de definición de la sátira política, en
estrecho vínculo con el estatus clasista, aunque las
imágenes son esenciales para la calidad de la pieza.
1º. SIEMPRE LO DIJIMOS MUY CLARAMENTE: “NOSOTROS
VAMOS A SALIR DE LA CRISIS ECONÓMICA”
2º. Y ES LO QUE HA SUCEDIDO: ¡NOSOTROS HEMOS SALIDO
DE LA CRISIS ECONÓMICA!
3º. SIN EMBARGO, SE NOS ACUSA DE ENGAÑO. ¿ENGAÑO A
QUIÉNES?…
4º. …¿ALGUNA VEZ LES DIJIMOS A USTEDES: “NOSOTROS
VAMOS A SACARLOS DE LA CRISIS ECONÓMICA”?
Es la cuarta escena
la que revela a quiénes habla ese político rodeado
de enriquecidos personajes: una masa empobrecida y
miserable.
La cadena de juegos semánticos de las palabras y las
frases, con la anfibología como elemento provocador
de la risa, es también el centro de la denuncia:
hemos cumplido con la promesa electoral porque
“nosotros” hemos salido de la crisis económica en
tanto “ustedes” no. Lo deja claro el político como
defensa y mentís de las acusaciones de engaño.
La reivindicación del individuo y sus funciones
humanas prolifera también en la obra de Quino. Es
complejo y se conecta con frecuencia con el de la
depredación de la naturaleza a través del uso de la
tecnología. Pienso que es justo su convencida
responsabilidad social, cívica y ciudadana, la que
le permite expresarse con autenticidad, aún cuando
algunos casos puedan dejar ver de trasfondo ideas
que la cultura arrastra prejuiciosamente. No
obstante, la preocupación de Quino por el valor de
la educación ética y ciudadana de la infancia, y el
llamado abierto a no perder la educación ciudadana y
ética de la sociedad civil y sus estratos
jerárquicos, concede un alto grado de autenticidad a
sus dibujo e historietas. En estas, sobre todo, la
responsabilidad intelectual genera marcas concretas
de importancia.
Puede incluirse en este tópico la sátira de los
prejuicios sexuales y de raza, pues se trata de
defender una naturaleza humana que ha sido sometida
en el curso de la civilización.
Con estos tópicos, Quino muestra que el compromiso
social y el asumir valores éticos de fondo
ideológico revolucionario, dota a la obra de una
autenticidad que imbrica estrechamente sentido y
modos estilísticos, formas y contenidos. Todo, a
través del prisma de la risa, que es infalible para
saber si determinados tópicos perviven o no en la
conciencia de los receptores, aunque la tecnología
de hoy deje atrás no pocos asombros del autor. Aun
así, y por un tiempo prudentemente largo, nos
seguimos riendo con esas persistentes “ocurrencias”
de Quino.
Notas
Ver “Quino en la jungla del
asfalto”, Cubaliteraria, 06 de diciembre de 2017, En
Quino en la jungla del asfalto
Mundo Quino, Casa de
las Américas, La Habana, 1985, s/p.
Quino: ¡Qué presente
impresentable!, Editorial José Martí, La
Habana, 2006, 134 pp.
Ver, además, del mismo
autor:
Mafalda más allá de Mafalda c/videos
Un dibujo de Quino