Carlos
Monsívais es, por derecho de
excelencia, el cronista más completo que ha tenido la proteica Ciudad de
México. Nadie lo ha puesto en ese cargo –en una urbe que tiene por
tradición un “cronista” nombrado oficialmente– pero los chilangos más
lúcidos (así se denominan los oriundos del D.F.) lo han adoptado como su
cronista, valorando su ironía y sentido del humor, su lucidez y
profundidad. Autor de libros emblemáticos en el género, como Amor
perdido y Días de guardar,
el objeto de su disección urbana va de los medios masivos de comunicación
a los cambios generacionales, de los mitos populares a la discriminación
de los homosexuales. Digno continuador de aquel brillante poeta e
impecable cronista de la ciudad de México que fue Salvador Novo, lo
diferencian sus posturas comprometidas y su interés en la cosa pública.
En su libro Aires de familia, su aguda capacidad de análisis se proyecta
–hincando sus raíces en México– a toda América Latina.
A. M. |