Un basto campo de escritores
Un campo amplio de escritores, no todos de igual importancia, llaman la atención del público sobre la poesía. En algún caso, como Mendilaharsu, tuvieron un prestigio grande y poco duradero. En otros casos fueron esforzados editores de revistas, a las que dedicaron innegable y largo esfuerzo; como, en primer e indiscutible lugar lo fue
Julio J. Casal, editor de "Alfar", en Galicia primero, en Montevideo después, desde 1925, hasta su muerte.
Hizo una famosa Antología; pero su generosidad desmedida, pretendiendo incluir a todos los escritores, le llevó a agregar incluso un poeta inventado por un bromista. Su poesía, más que ninguna otra de sus compañeros uruguayos de generación, se emparenta con la española, directa heredera de la de J. R. Jiménez, en su buen gusto, su tersura formal sin mayores desniveles, y una emoción indecisa, que jamás se sale de sus seguros canales. Algunos de sus poemas, como Árbol", alcanzó natural divulgación escolar.
Los poetas del veinte
Capítulo Oriental Nº 21 |