La
influencia francesa en el país
VI
- El romanticismo francés
Octavio
Morato
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La
evolución literaria, dice Raúl Montero Bustamante en un hermoso estudio
sobre la literatura uruguaya, que después de 1830 cede al sentimiento romántico
preludiado por Adolfo Berro y Melchor Pacheco y Obes, se precipita y
extiende rápidamente por la influencia de Esteban Echeverría, poeta
emigrado argentino que trae la buena nueva del romanticismo francés. «El
nuevo evangelio literario, transforma el gusto de una generación. Toda la
juventud literaria de la época se siente poseída de la «enfermedad del
siglo» delirio colectivo, producido por el romanticismo melenudo y lúgubre
de 1830, que hizo beber vinagre a nuestros abuelos, para que el rostro
adquiriera la palidez de la muerte». «Más
que escuela o tendencia literaria, fue una enfermedad espiritual que afectó
todas las actividades sociales». «En
política dio origen a una escuela de idealistas, cuya influencia se dejó
sentir hasta hace 20 años; el principísmo... En el orden social produjo
la pintoresca y curiosa sociabilidad de mitad del siglo pasado, remedo
prestigioso de las novelas en boga; y en el orden doméstico, constituyó,
todo un sistema de educación que exaltó la sensibilidad, la imaginación
y el carácter». Aquella
época azarosa (1835-1852) en que «la política liberal convirtiera a
Montevideo en un arsenal, en una tribuna de doctrina, en un cuartel de
valientes y en teatro de una constancia heroica», presenta el terreno más
favorablemente preparado para la germinación y florescencia del
romanticismo. La
numerosa juventud preparada para la vida pública, dice Sarmiento al
referirse a la época de los primeros períodos gubernamentales de Rosas,
se encuentra sin foro, sin prensa, tribuna, ni teatro en que ensayar sus
fuerzas. Se lanza al estudio del movimiento político y literario de
Europa, de la Francia sobre todo. «El romanticismo, el eclecticismo, el
socialismo, todos aquellos diversos sistemas de ideas tienen acalorados
adeptos...». «El
estudio de las teorías sociales se hace a la sombra del despotismo,
hostil al desenvolvimiento de las ideas. La juventud se asocia llevada de
un impulso que cree puramente literario». «La
primera manifestación del espíritu nuevo es el Salón Literario. Hasta
entonces nadie habla de política, ni de partidos. De su seno se desprende
un grupo de cabezas inteligentes, que, asociadas secretamente, se propone
formar un carbonarismo, que debía echar en toda la República Argentina
las bases de una reacción civilizada contra Rosas». Tal
es la razón de ser de la «Asociación de Mayo» que se debe a la
iniciativa de Esteban Echeverría, que, después de sus triunfos
literarios en España que lo llevan hasta la popularidad, sueña con la
creación de un partido, no constituido para la lucha por el poder, sino
como colectividad política orientadora. «El numen de este partido debía
ser el pensamiento de Mayo, junto a las ideas de libertad y progreso,
sobre el principio republicano». El
23 de Junio de 1837 surge la Asociación de Mayo bajo el prestigio del «Dogma
Socialista», con el programa que traza brillantemente su organizador y
que resume finalmente en esta proporción; «No salir del terreno práctico,
no perderse en abstracciones, tener siempre clavado el ojo de la
inteligencia en la entraña de la sociedad». (García Vellozo). Perseguidos
por Rosas los jóvenes de la Asociación de Mayo emigran en su mayor parte
a Montevideo, donde se operaba un gran movimiento en favor de la alianza
con los franceses que bloquean ya a Buenos Aires. Esteban
Echeverría retirado primero a la campaña de la Provincia de Buenos
Airea, se ve obligado a refugiarse en la Colonia del Sacramento primero y
luego en Montevideo, donde ejercerá decisiva influencia en el movimiento
literario de la época, dando vuelo al Romanticismo y sumando discípulos
adeptos. «Bajo
la influencia de Echeverría, Juan Carlos Gómez arranca de su lira notas
de desesperado escepticismo, cruel y amargo. Es el poeta tipo de ese
momento literario que congrega un brillante grupo de poetas orientados por
su fecunda musa y mantiene la actividad literaria durante las agitaciones
políticas que suceden al pacto de paz de 1831». Y siguiendo las huellas
de su maestro trata de organizar un partido político, nuevo, que le llamó
«Conservador», que mantendrá las tradiciones de la Defensa contra el
ambiente fusionista que predomina después del Pacto de paz de 1851 en que
se declaró «no haber vencidos, ni vencedores entre los orientales».
Partido de tendencia eminentemente revolucionaria y liberal que actúa por
algunos años en el agitado escenario político. Durante
la presidencia del general Lorenzo Batlle, surge el «principismo», como
derivación del partido Conservador. Las luchas políticas adquieren
singular virulencia y culminan en el periodo presidencial de José E.
Ellauri, entre los colorados netos y blancos netos, coaligados contra los
principistas colorados y nacionalistas coaligados también. «La pasión
sofoca la razón de una y otra parte; unos y otros empujaron
inconscientemente al país, en la pendiente de las soluciones de fuerza».
El motín militar del 10 de Enero de 1875, la deportación a la Habana, la
dictadura de Latorre, y lo demás que se siguió hasta 1885, es el
desenlace de aquel drama político en que la tropa de línea desempeñó
el papel del destino en la tragedia griega». (Julio Herrera y Obes). «La
escuela principista no admitía distinciones entre la verdad teórica y la
verdad práctica; todo hecho reconocido como verdadero era un principio y
todo principio era absoluto. Este concepto del mundo y de la vida había
producido en todas partes los mismos efectos. El carácter individual,
vigorizado extraordinariamente, muy favorable para formar héroes y mártires,
rigidez e intransigencia dentro de la virtud, pero poco adecuado para dar
estadistas y políticos, cuya principal cualidad es la flexibilidad, la
tolerancia dentro de la relatividad convencional de todos los principios y
de todas las cosas. «Este
modo de pensar era el producto lógico del medio ambiente moral, que
dominaba aún todo el mundo y que llegaba hasta nosotros en alas de la
filosofía, literatura, arte, ciencia, historia... Nuestros héroes
predilectos en la historia moderna eran los Girondinos, poetizados por
Lamartine». (Herrera y Obes) La
época romántica en la oratoria, dice Montero Bustamante, se extiende
desde la Guerra Grande hasta después de 1875 y es fecunda en oradores. La
Asamblea de Notables de 1846 preludia el advenimiento de los grandes
parlamentarios de 1852, que se resiente aún de la disciplina clásica e
influencia de los oradores ingleses. El punto culminante en la historia
parlamentaria, es la Asamblea de 1873. «Los oradores van al parlamento a
renovar la época girondina; a repetir las lecciones de Timón. La
Dictadura aleja del parlamento esas figuras consulares que reaparecen en
1878 acaudillando a la nueva generación en la tribuna del Ateneo y de los
clubs políticos». «El teatro criollo surge en la época romántica; es acaso la expresión local más genuina y sincera. Su héroe, el gaucho, encarna el espíritu inquieto y melancólico del siglo; es el representante de las ideas y sentimientos de carácter social y político que acaso pueden definir la época anárquica que dio vida a este personaje».
Ver, además:
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Octavio Morato
Revista Nacional
Ministerio de Instrucción Pública
Año I - Diciembre de 1938 - Nº 12
Revista perteneciente al archivo personal del escultor don Edmundo Prati. El texto digitalizado y editado por mi, Carlos Echinope, editor de Letras Uruguay - año 2004
Editado por el editor de Letras Uruguay
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