Amigos del Arte

Exposición Pablo Mañé

Crónica de Eduardo Vernazza

(Especial para EL DIA)

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XXX Nº 1485 Montevideo, 2 de julio de 1961

Grupo Gaucho obra de Pablo Mañé

Una muestra de arte serio, es la que “Amigos del Arte" exhibe en estos momentos, perteneciente al escultor compatriota Pablo Mañé. Un escultor que radicara largos años en un ambiente exigente, como lo es el de París, cuando se centraba en él toda la diversidad de Escuelas, y se llegaba al Museo de Arte Moderno con un nombre bien cimentado. Nuestro escultor llegó a exponer en esas salas, y su nombre estuvo en labios de los más finos cultores y gustadores de arte. Mañé, luego de este éxito, volvió calladamente a su taller. A uno de esos talleres tan típicos de París, de amplia bóveda, y lleno el aire de ese peculiar sabor que poseen todos aquellos rincones donde el arte se va amasando con la constancia y la leyenda de años... plenos de poesía y que evocamos con la nostalgia de un recuerdo lejano. Mañé, un escultor uruguayo, vivió esa magnífica experiencia de realizar arte en el medio más frecuentado y difícil. Allí le hallamos en el año 1949, cuando le visitamos. Estaba entonces embarcado en una estatua de grandes dimensiones y rodeado de cantidad de obras, algunas de las cuales hemos encontrado en esta exposición de hoy. Siempre una escultura nos mueve a silencio, y un grupo de ellas invade el espíritu como si se penetrara a un lugar en que estas pequeñas diosas de mármol, bronce o piedra, surgieran de un mundo extraño, de un mundo puro y perfecto, en el que la expresión serena o graciosa, fuera la que rigiera los destinos de ese misterio: el arte. Mañé es un artista que recuesta su labor en la tradicional virtud de un modelado cálido e interpretativo.

Juventud obra de Pablo Mañé

Busto de Eduardo Vuillard obra de Pablo Mañé

Y sus criaturas tienen la vivencia del ensueño, la placidez, la grandeza plástica y la actitud curva de formas rotundas, al mismo tiempo que delicadas y puras. Esta conjunción de virtudes las abraza el escultor en la serie de trabajos que nos presenta en la pequeña y bien iluminada sala.

Y si no dan idea de toda la extensión de la personalidad de Mañé, poco conocida en el Uruguay, sí nos traen un certero y elocuente mensaje de lo que en su estudio de París, habita en las sombras, esperando que puedan cruzar el mar y mostrarnos en toda su fuerza el porqué su bella escultura consagró el milagro de verse vivir en las salas del Museo de Arte Moderno de París. Si bien Mañé tocó diversos temarios, y puede tratar grupos de distintos caracteres, su total versión la vemos reflejada en los desnudos, máximo galardón de la escultura.

Busto obra de Pablo Mañé

Estos desnudos de mujer —de los que Maillol también hizo su tema, como en pintura lo hiciera Renoir— contiene toda la savia de un anhelo de perfección, que se une en armoniosa línea con lo que su sensible estilo desea pronunciar. El volumen, la rotación del modelado, es una de sus preocupaciones. El ligamento de los movimientos entre sí, su geometría en el espacio y el contorno de las formas que quedan recortadas, dan su punto palpitante en el reflejo de luz, donde alrededor todo gira y va hacia atrás. Lo que ha de cobrar nuevos contornos y volúmenes, hasta señalados por detalles de carácter y adornos de ropaje de rica factura y delicada realización. En la era de los artistas apresurados en la búsqueda que se escapa, ese control de línea y volumen que advertimos en Mané como una continuación de toda su obra, certifica su larga y fecunda labor, siguiendo una recta segura, sin desfallecimientos.

Este grupo de obras no invitan a tratarlas individualmente. Es un hermoso conjunto, donde el movimiento y la forma, iluminados como en un escenario, entablan ese diálogo humano que despierta la palabra muda que la admiración pronuncia.

Pablo Mané entrega sus obras en material noble. El bronce, la piedra, son los elementos que acuden para dar el tiempo a sus modelados. Su concepción es sobria, de movimientos sin violencia de esfuerzo. Se siente tal vez más dueño de lo estática que alumbra la interior expresión, que de lo dinámico y externo. Sus figuras sueñan, piensan, se refugian en la vida como un símbolo...

Es el escultor que ha madurado, que ha pasado por toda esa gama de experiencias, sin apartarse de la idea central, sin quebrar ninguno de sus conceptos sobre esta síntesis que logra, eludiendo el detalle innecesario, depurando en una forma continuada, y llegando a la armonía suave y firme a la vez, en la que predomina una penetrante vitalidad, que afirman sus estatuas, plantadas en la proporción justa que la composición o la figura exigen.

Ver:

Escultor nacional Pablo Mañé - Museo Nacional de Bellas Artes, crónica de Eduardo Vernazza - Sup. dom. Diario El Día Año XXXVI Nº 1790 (Montevideo, 7 de mayo de 1967)

 

Crónica de Eduardo Vernazza

(Especial para EL DIA)

Publicado, originalmente, en: Suplemento dominical de El Día  Año XXX Nº 1485 Montevideo, 2 de julio de 1961 

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República) y Biblioteca Nacional

 

Ver, además:

 

                     Eduardo Vernazza en Letras Uruguay

 

                                                                        Dennis David Doty en Letras Uruguay

 

Catálogo pinturas y dibujos del artista de Uruguay Eduardo Vernazza por el cineasta Dennis Doty (Irlanda/Estados Unidos)

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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