El Instituto Nacional de Estadísticas, informa que Uruguay cuenta con una población aproximada de
3.241.000 personas. El 91% de la población vive en centros urbanos. El 42% del total de la población reside en la capital y el 58% restante se distribuye en los otros 18 departamentos. Los adolescentes y jóvenes de nuestro país, representan aproximadamente una tercera parte de la población total (27%), y la mitad de éstos vive bajo condiciones de pobreza. Entre los años 1973 y 1974, Uruguay comenzó a ser país de tránsito de droga. Unos 500 kilogramos de heroína pura pasaron por aquí con destino a los Estados Unidos de América, pero esa droga provenía de Francia y España,donde estaban instalados los laboratorios.
Según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Uruguay es uno de los países del mundo en que los jóvenes de edad media (16 años) consumen más cocaína,
En la crisis del 2002, lo que se rompió en el Uruguay no es básicamente el sistema financiero, que significó la quiebra de cientos de ahorristas, sino que también se rompió el horizonte de un futuro creíble. La pobreza y la indigencia fueron creciendo. La realidad ha ido cambiando. Hoy es fácil acceder a todo tipo de drogas, aumentando el consumo de marihuana entre liceales. Muchos padres se sorprenden al ver que sus hijos conocen al distribuidor del barrio por su nombre y apellido, que saben dónde ubicarlo, lo que vende y cuánto cuestan sus productos.
Para analizar el fenómeno en Uruguay debemos regionalizarlo, básicamente, en tres. En cada una de las regiones los motivos “aparentes” se presentan en forma diferente.
En el caso de Montevideo debemos hacer la división que hacía nuestro querido Mario Benedetti: Montevideo de Avda. Italia al sur, o sea la zona costera y Montevideo de Avda. Italia al norte, en barrios predominantemente obreros y marginales.
En el interior del país, debemos situarnos fundamentalmente en las zonas fronterizas y luego en la zona del este del país, con los departamentos de Maldonado y Rocha Esto no quiere decir que el problema sea totalmente diferente, pero es obvio que en la temporada estival en el Este se consume más marihuana, cocaína y hasta algo de LSD, por encima de la pasta base.
A medida que nos acercamos a la zona costera de Montevideo (Pocitos a Carrasco), testimonios de la propia policía disminuyen un poco las bocas de pasta base para dar paso a otras drogas de mayor precio. En la costa se constata un mayor consumo de marihuana y cocaína. Como contrapartida, en los barrios obreros y periféricos de la ciudad es diferente. Predomina el consumo de pasta base o drogas caseras como hongos o inhalantes. A diferencia de la costa, explica el sociólogo Roberto Gallinal, “el aparente factor motivador para el consumo no son los cuestionamientos existencialistas, sino que la droga permite sobrellevar la angustia de la marginalidad, generando una relación difícil de dilucidar. Me drogo para robar, prostituirme o simplemente sobrevivir. Como para sobrevivir tengo que prostituirme o robar, tengo que drogarme”.
Estudios recientes sobre el nuevo mapa de las subculturas juveniles en Uruguay, las revela diferentes a las de las décadas del ochenta y noventa. Existe una polarización entre subculturas de “conchetos” y “planchas”. Ambas subculturas muestran una diferenciación de nivel socioeconómico, por más que exista una zona de confluencia (jóvenes planchas de clase alta) y alta exposición mediática. Existe una asociación entre subcultura plancha y pasta base, pero no significa a ciencia cierta que esto sea real. No todos los planchas son consumidores de pasta base y no todos los consumidores de pasta base son planchas. Por otra parte, existe una coincidencia en la pirámide de la subcultura plancha y la base de la pirámide de los consumidores de pasta base: temprano abandono educativo de la enseñanza media y por tanto, incremento de riesgos sociales.
Fuera de las familias, fuera de la educación formal, fuera de los sistemas institucionales, los consumidores de pasta base del sector marginal duro establecen vínculos en el barrio y la comunidad, ordenados por el patrón del mercado ilegal de la pasta base.
Asimismo, hay otras series de subculturas juveniles como hippies, punkies, darkies, skaters, electrónicos y surfers.
En el Río de la Plata no se puede hablar de drogas sin incluir los psicofármacos, sustancias muy utilizadas con fines médicos pero frecuentemente consumidas en forma indiscriminada e irresponsable por los adultos, con el agravante de que muchas veces su ingesta se realiza acompañada de alcohol. El consumo de estas sustancias es un escalón más hacia la dependencia psíquica y es considerado por los especialistas como una forma de toxicomanía latente.
Bolivia, Colombia, y Perú son los países productores de cocaína, mientras que desde Paraguay viene la marihuana.
También hay un hecho que resulta altamente preocupante. Los traficantes pagan a sus “correos” con drogas y éstos se ven obligados a convertirla en dinero, siendo éste otro factor importante en el aumento de ventas y consumo de las mismas.
“La pasta base, como sustancia tóxica no ha sido suficientemente estudiada, pero la toxicidad de ésta no termina de explicar las conductas y expresiones de violencia, la indiferencia y agresividad hacia el otro que caracterizan la situación actual.” Lic.Milton Romani Secretario General de la Secretaría Nacional de Drogas.
Pateando
el hormiguero. Algunas hormigas llegaron al Uruguay
El 7 de febrero del 1986, el entonces Director General de Aduanas, capitán de navío ® Oriente Añón, anunciaba que ese organismo había incautado cifras históricas en materia de drogas. “Hemos detenido cantidades importantes de marihuana. Otras drogas como la cocaína y la heroína son de bajo consumo en el Uruguay y la que puede llegar a ingresar solo queda en tránsito” explicaba el ex jerarca. En ese momento las cifras manejadas por la Comisión de Lucha contra la Toxicomanía era: 50% de consumidores habituales, 20% de ocasionales y un 19% de inveterados.
En el año 1989 se realizó en Bolivia el operativo “Alto horno”, que contó con la participación de militares bolivianos y estadounidenses. Las fuerzas combinadas de ambos países incursionaron en las zonas Yapacani, Eterzana, Senda Tres, Zinahota, Chimoré y Valle Ivirza, pero no pudieron terminar con éxito la misión porque un diario boliviano informó del mencionado operativo. Al llegar los helicópteros artillados muchas de estas zonas se convirtieron en desiertos. Traficantes y drogas desaparecieron.
La pregunta que se hacían los especialistas era adónde había ido a parar la droga de esos lugares. La pregunta se contestó rápidamente. A Brasil, país que con Bolivia comparte una frontera de más de mil kilómetros a través de los pasos del departamento de Rondonia. La sorpresa fue mayor cuando los investigadores se dieron cuenta de que parte de esa droga fue derivada hacia la Argentina, a través de la provincia norteña de Jujuy y otra al Paraguay pero la droga de este país seguía viaje al litoral argentino. Uno de los integrantes del Ejército boliviano, calificó la situación como un verdadero desbande de traficantes y drogas. “Hemos pateado el hormiguero” dijo el alto oficial de ese país. Se presume que una cantidad no muy mayor de esa droga tuvo como destino Uruguay.
En Paraguay existe una ciudad llamada Juan Pedro Caballero, donde existe un importante número de cultivos de marihuana para todo el continente. Esta droga pasa hacia Brasil y de allí, a nosotros. En 1986, la Brigada de Narcóticos se refería a operativos récord en ese año: 367 detenidos y 43 remisiones a la cárcel, 5 kilos de cocaína, 12 kilos de marihuana y 55 cajas de psicofármacos. Hoy esas cifras resultan irrisorias si las comparamos con las que se manejan en la actualidad.
Es indudable que desde 1986 a la fecha algo sucedió en torno al consumo de drogas. Las acciones planificadas para la prevención no resultaron las mejores.
La calificación de que Uruguay es país de paso al día de hoy ya queda descartada. Las cifras incautadas superan largamente a las de esa época y además se introdujeron nuevas sustancias. Nada nuevo descubrimos si decimos que si la droga ingresada es mucho mayor, también lo es el consumo.
Desde la República Argentina viene marihuana, cocaína y pasta base. La pasta base llega desde Bolivia y de ahí se la disemina a determinadas zonas de Buenos Aires. De allí se trafica hacia Uruguay. Si bien existen plantíos experimentales de marihuana que se han encontrado en procedimientos policiales, en nuestro país no existen grupos productores de drogas. Sí existen mini laboratorios donde se manejan sustancias químicas peligrosas y tóxicas que luego se transforman en pasta base. Los datos publicados por la Junta Nacional de Drogas sobre la evolución del tráfico de estupefacientes son de central importancia, ya que aportan información sobre el proceso de cambio que está teniendo la sociedad uruguaya. Los precarios laboratorios caseros de “fabricación” de algunas drogas funcionan durante la noche y a primera luz del día son desmontados. En estos casos, la garantía de inviolabilidad de domicilio dificulta la labor policial que tiene que esperar la orden de allanamiento judicial, sólo vigente a partir de la salida del sol.
Los precios de las drogas son variados pero varían según la sustancia. En esta escala, la marihuana cuesta de 15 a 20 pesos el cigarro, la cocaína 350 pesos el gramo, el LSD 500 pesos la dosis y la pasta base, por debajo de los 25 pesos. Estimaciones técnicas sostienen que un vendedor de pasta base gana un 30% más que si trabaja por un salario promedio.
Las
Madres de la Plaza del Entrevero la historia no oficial
Hace 3 años un grupo de mujeres comenzó a manifestar en la Plaza del Entrevero, tal como hacen las Madres de la Plaza de Mayo. Su día D fue el 1º de julio del año 2006. Las primeras luchan por sus hijos y nietos desaparecidos; las nuestras para que la droga no haga desaparecer a los suyos. Su forma de manifestar es con un velo transparente en su boca, que hace alusión a las bocas de pasta base. Se lo irán quitando cuando se produzca el cierre de muchas de esas bocas. En ese lugar se encuentran soledades que muestran miserablemente la desesperanza de un grupo de mujeres que dijo basta. Para ellas los logros son muy difíciles de evaluar, pero los alcanzados hasta ahora son satisfactorios: “Hemos reunido corajes escondidos y nos hemos abrazado con muchas ilusiones un grupo de mujeres hasta ahora pasivas ante este tema. Luchamos defendiendo nuestra dignidad, en lucha para recuperar nuestros hijos y nuestras familias. Hacemos ésto para que el narcotráfico no siga robándose a nuestros hijos y nietos,” manifestó una integrante de este grupo.
El 25 de agosto del 2009, Rocío Villamil, madre integrante de ese grupo manifestó al programa “Otro Tema” que dirige el periodista argentino Santo Biasatti y que se emite por el canal cable TN (Todo Noticias) que “es indudable que en el tema del cierre de las bocas de pasta base existen intereses creados por algunos funcionarios policiales para que las mismas sigan funcionando. Esos funcionarios reciben hasta los objetos comprados por los delincuentes a los chicos consumidores”. Sostiene además que esta droga también se instaló en la clase media. Rocío Villamil, directora teatral de profesión, aceptó ser la vocera principal del grupo, con nombre y apellido, dado que muchos padres tienen miedo de dar los suyos.
“Se maneja que ésta es la droga de los pobres y no es verdad. Es la droga de los más débiles.”dijo al diario El País, el 20 de junio de 2006.
Villamil venía juntándose con otros padres de adictos hacía algunos meses. El desencadenante para que decidieran salir a luz pública fue el padre que en ese mes y año matara a su hijo, que le había robado para consumir pasta base.
“En otros casos”, sostiene Rocío Villamil, “los propios vendedores de drogas se encargan de la seguridad de los vecinos de determinada zona a cambio de su silencio y en caso de no hacerlo, son víctimas de una fuerte represalia”. Asimismo, a este grupo de madres se les brindó las instalaciones del Ateneo de Montevideo, ubicado en la plaza de Cagancha.
La violencia ha logrado que algunas tribus urbanas hayan comenzado a saborear la atención de los medios de comunicación. Han ingresado a la vorágine del maltrato en sus lugares típicos de encuentro, tales como los partidos de fútbol, básquetbol, discotecas y centros de enseñanza. Captan el hecho para luego subirlos orgullosamente a los fotologs, lograr que las imágenes recorran el espacio digital y luego llegan a los medios de difusión.
Los
aspectos legales
La Convención de Viena de 1988 es la base de la legislación internacional en materia de drogas. Obliga a los países miembros, a castigar como delitos la producción y la comercialización de la marihuana, cocaína, heroína, opiáceos y las drogas de síntesis.
La ley de drogas prohíbe la plantación, el cultivo, la cosecha y la comercialización de cualquier planta de la que puedan extraerse estupefacientes y otras sustancias que determinen la dependencia física o psíquica, con excepción, -según los casos- de los que se realicen con exclusivos fines de investigación científica para la elaboración de productos terapéuticos de utilización médica. Las plantaciones en tal caso deben ser autorizadas por el Ministerio de Salud Pública y quedan bajo su control directo. Toda plantación debe ser inmediatamente destruida con intervención del juez penal.
Con respecto a los psicofármacos, la ley prevé que solamente pueden ser utilizados con fines terapéuticos o de investigación científica, No pueden ser vendidos, entregados o suministrados sin la previa receta médica, odontológica o veterinaria original, estando únicamente autorizados para su comercialización al público en farmacias e instituciones de asistencia médica.
El delito de producción y la comercialización de estas sustancias en violación de lo establecido por la leyes se castiga con penas que van desde los veinte meses de prisión hasta los diez años de penitenciaría.
Cuando estos delitos se cometen con participación de una asociación o de un grupo delictivo u organizado o mediante el recurso a la violación o el empleo de armas de fuego o con utilización de menores de edad o incapaces, la pena será aumentada hasta la mitad.
El consumo y la tenencia para el consumo propio no es delito. La ley de drogas (con el texto dado por la ley 17.016) dice expresamente que no será penado el que tuviera en su poder una cantidad razonable destinada exclusivamente a su consumo personal. Lo que se considera cantidad razonable es determinado por el juez.
Sin embargo, la ley de drogas establece que la persona encontrada consumiendo estupefacientes o usando indebidamente psicofármacos, debe ser llevada ante el juez para que disponga su examen por un médico de la Comisión de Lucha contra las Toxicomanías y por un médico forense a los efectos de que éstos determinen si se trata de un adicto, en cuyo caso el juez debe imponer su tratamiento.
Incautación
de drogas y bienes
Actualmente, la droga ilegal que se incauta en un procedimiento judicial es destruida. Los bienes utilizados por los traficantes de drogas cuando cometen un delito (por ejemplo un automóvil) son confiscados y transferidos a la Junta Nacional de Drogas, quien dispone la utilización de los mismos hacia distintos organismos públicos encargados de prevención, tratamiento o combate al tráfico.
En la ley de presupuesto del año 2006 se incorporaron tres artículos que permiten canalizar estas disposiciones legales en forma inmediata. Se debe señalar que la mayoría de los bienes, tanto inmobiliarios como automotores, tienen hipotecas o deudas, lo que genera problemas de administración. No obstante, para evitar la inutilización de lo incautado, la Junta Nacional de Drogas ha quedado en calidad de custodia de la estancia en Salto que cayó tras la operación Chimed y algunos otros elementos como vehículos para la policía y freezers para hospitales.
“Las Sociedades Anónimas Financieras de Inversión demostraron que además de hacer buenos negocios también servían para fines truchos y no sólo vinculados al narcotráfico. Hoy éso se está acabando porque ese instrumento legal está mucho más acotado y destinado a desaparecer”. Lic. Milton Romani. Secretario General de la Junta Nacional de Drogas, Últimas Noticias. 14 de junio del 2008.
Las autoridades de Estados Unidos valoraron en el año 2006 como un “referente” a Uruguay en la serie de medidas adoptadas en el terreno de lavado de dinero. Entre ellas se destacan el fortalecimiento de la Unidad de Inteligencia Financiera y la coordinación de todas las agencias gubernamentales bajo la conducción de la nueva Secretaría Nacional de Antilavados de Activos dentro de las competencias de la Junta Nacional de Drogas.
La creación de Juzgados y Fiscalías especializadas en crimen organizado fueron muy valoradas por el país del norte. Entre los responsables de la Oficina para Políticas de Drogas de la Casa Blanca, prima la concepción de que “Uruguay ha sido muy eficiente en la represión al narcotráfico y el lavado de dinero”.
En nuestro país existe una unidad de inteligencia financiera (Unidad de Información y Análisis Financiero) dependiente del Banco Central del Uruguay. La ley Nº 17.835 pena el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. La ley penal establece como agravantes de diferentes delitos (lo cual implica un aumento de la pena) el hecho de ser cometidos bajo el efecto del consumo de drogas ilícitas (art.47 literal 16 bis) del Código Penal.
Las leyes aplicadas en materia de producción, comercialización y consumo de drogas en el Uruguay son:
Decreto-Ley 14.294 de 1974, conocido como ley de drogas, Ley 17.016 de 1998 (que modifica parcialmente la ley de drogas e incluye normas sobre lavado de dinero)
Ley 16.579 de 1994, que aprueba la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Drogas (Convención de Ginebra).
La lucha contra los delitos vinculados con el lavado de activos hoy (2009) tienen autonomía propia con respecto al tema drogas y sigue jugando un papel preponderante en la lucha contra el narcotráfico.
Si bien los organismos internacionales entienden que Uruguay trabaja en forma eficiente en el tema de lavados de activos, ha recomendado mejorar la capacidad de recursos de la unidad de inteligencia financiera e insiste en realizar mayores inspecciones en actividades tales como manejo de valores, empresas de seguros, casas de cambio, remesas de dinero y de servicios societarios y casinos. Finalmente se recomienda mejorar la eficiencia y los recursos del Poder Judicial, de las fiscalías y de los organismos competentes en esta temática, así como también elevar la conciencia sobre el riesgo de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo en todas las áreas, en particular para los sectores de mayor riesgo.
Composición
y daños de las drogas consumidas en el Uruguay
Las drogas pueden consumirse por cuatros vías: fumada, ingerida, inyectada e inhalada. Ya sea una u otra la vía elegida, el destino final de la sustancia es siempre el mismo: el cerebro del consumidor, al que llegará a través de la sangre. Una vez allí, cada droga producirá alteraciones distintas. En la práctica es muy difícil determinar un consumo como “uso”, ya que son tantos los factores a considerar que lo que para un consumidor podría parecer un uso moderado, para otro observador puede resultar un abuso. Tampoco es difícil encontrar a personas que consumen más de una droga, lo que se conoce como policonsumo. Por momentos, el común de la gente asocia delincuencia con consumo de drogas, pero desde este punto de vista existen drogas denominadas criminógenas y drogas que no lo son, independientemente de que el impulso delictivo proceda de causas fisiológicas (personalidad, síndrome de abstinencia) o sociales. No necesariamente existe una identidad entre droga y delincuencia.
Drogas
depresoras del sistema nervioso central
Se trata de una familia de sustancias que tienen en común la capacidad de entorpecer el funcionamiento habitual del cerebro, provocando reacciones que pueden ir desde la desinhibición hasta el coma.
Las más importantes son:
Alcohol.
Opiáceos, heroína, morfina, metadona, propoxífeno, meperidina.
Tranquilizantes para calmar la ansiedad.
Pastillas para dormir.
Solventes: (inhalantes), pegamentos, nafta, pintura, etc.
Drogas
estimulantes del sistema nervioso central
Se trata de sustancias que aceleran el funcionamiento habitual del cerebro, provocando un estado de activación del cerebro que puede oscilar, por ejemplo, desde una mayor dificultad para dormir hasta un estado de hiperactividad.
Estimulantes mayores: anfetaminas y cocaína.
Estimulantes menores: nicotina, xantinas, cafeína, teobromina, etc.
Drogas
perturbadoras del sistema nervioso central
Estas son sustancias que trastocan el funcionamiento del cerebro, dando lugar a distorsiones perceptivas, alucinaciones, ilusiones, etc.
LSD.
Hongos del género psilocibes.
Datura arbórea (Floripón).
Derivados del cannabis, marihuana, hachís, etc.
Alcohol
El alcohol es la droga más consumida en nuestro entorno sociocultural, de la que más se abusa y la que más problemas sanitarios causa, como accidentes de tránsito y laborales, violencia doméstica y social. Las bebidas alcohólicas se clasifican en dos grupos, fermentadas (cerveza, sidra, vino, etc.) y destiladas (whisky, vodka, ginebra, ron, etc).
Todas las bebidas alcohólicas tienen alcohol etílico (etanol) que es el responsable de los efectos psicoactivos de estas bebidas.
La edad de inicio promedio de los uruguayos para el alcohol es 16 años, siendo la edad más frecuente los 15 años.
16 de cada 100 uruguayos declara un episodio de abuso de esta sustancia. También los menores de 30 años presentan mayor porcentaje de abuso de alcohol. Aunque se trata de la sustancia que genera más problemas de salud y sociales en el Uruguay, es objeto de una gran tolerancia. El alcohol es la droga más consumida en el Uruguay. La mayoría de la población de estudiantes ha experimentado con alcohol alguna vez en su vida. La evolución en la experimentación en la Enseñanza Media, muestra ya en el segundo año del Ciclo Básico (cuya edad promedio es de 13 años), que casi 7 de cada 10 estudiantes ha experimentado con alcohol y que casi al final del ciclo (17 años) la totalidad de los estudiantes ya lo ha hecho. En este sentido no se presentan diferencias significativas entre Montevideo y el Interior.
Los hombres presentan porcentajes de consumos superiores a las mujeres, para todos los rangos de edad. Asimismo, los hombres presentan una precocidad superior a las mujeres, fundamentalmente por la diferencias en la edad de inicio de las generaciones anteriores a 1980. Casi la mitad de los consumidores habituales (últimos 30 días) lo hacen con una frecuencia semanal o más frecuente. Las tasas de consumo de la población actualmente ocupada son mayores que el promedio general.
Tabaco
El consumo de tabaco se fue generalizando en Europa y de allí, llevado a todos los continentes por los marineros. Con los años pasó a ser la sustancia del bajo, y fue considerada una sustancia propia de esa clase. Sin embargo, luego se trasladó a todas las capas sociales. No constituyó un problema de salud pública hasta la Revolución Industrial, cuando aparecieron las máquinas para elaborar cigarrillos. La forma más común de consumo es mediante el cigarrillo, en cuyo humo se han identificado alrededor de 4.000 componentes tóxicos, tales como nicotina, monóxidos de carbono y alquitranes. Entre los más importantes efectos nocivos se encuentran la disminución de la capacidad pulmonar, fatiga prematura, merma en los sentidos del gusto y del olfato, envejecimiento prematuro de la piel de la cara, tos y expectoraciones, dependencia psicológica, ansiedad, depresión, úlcera gástrica, cáncer pulmonar, cáncer de boca, laringe, esófago, riñón y vejiga, cardiopatías, infartos de miocardio y angina de pecho.
El tabaco es la segunda droga más consumida por los uruguayos. El 52% de las personas entre 12 y 65 años lo han probado alguna vez en la vida y el 33% lo ha hecho en los últimos 30 días. De cada 10 personas que han experimentado el tabaco, casi todas lo han continuado fumando interrumpidamente. Cuatro de cada diez fumadores declaran haber intentado dejar sin éxito. Las mujeres presentan porcentajes significativamente superiores a los hombres, tanto en la experimentación como en el consumo habitual, tendencia que aumenta por curso y que confirma la notoria feminización del consumo. Los primeros episodios de experimentación se dan por regla general durante el Ciclo Básico, siendo la edad promedio de inicio a los 13 años, aunque a los 12 años el 20% de los experimentadores ya lo han hecho.
Benzodiazepinas
Son las drogas mayores recetadas en el mundo occidental. Éstas se obtienen sin más trámite que presentar una receta del Ministerio de Salud Pública. Es importante entender que son sólo parte de un plan global de tratamiento que si se prolonga, debe ir acompañado de un tratamiento psicoterapéutico. Las estadísticas muestran que el 22% de los uruguayos ha consumido tranquilizantes, hipnóticos y antidepresivos. En general, excepto hasta el primer tramo de edad que va hasta los 18 años, las mujeres duplican a los hombres en el consumo y presentan una mayor tasa de uso a partir de los 45 años, donde encontramos que la mitad de ellas ha consumido algún tipo de estos medicamentos.
Entre sus propiedades se encuentran las ansiolíticas, miorrelajantes, anticonvulsionantes e hipnosedativas. Entre las que predomina la acción ansiolítica se encuentran: Diazepán,
Alprazolam, Lorazepam, Clonazepam, Oxazepam, Bromazepam, Bentazepam, Clobazam y Clorazepato.
El mal uso de estas sustancias puede terminar en problemas de ansiedad, psicosis, agitación, confusión mental y delirios. También puede provocar insomnio, cefaleas, espasmos musculares y temblores. El síndrome de abstinencia grave es acompañado de convulsiones y puede llevar al estado de shock. Junto con el alcohol, es uno de los síndromes de abstinencia que puede llevar a la muerte. De cinco intoxicaciones que se atienden en el Departamento de Toxicología del Hospital de Clínicas, tres pertenecen a este tipo de psicofármacos.
Cannabis
El cannabis es una planta con cuya resina, flores y hojas, se elaboran las sustancias psicoactivas más conocidas (marihuana y hachís) y más utilizadas entre las drogas ilegales. En Uruguay se consume principalmente la marihuana, que se elabora a través de la trituración de flores, hojas y tallos secos. Ambos preparados se consumen fumados en un cigarrillo solo o en tabaco, cuyas denominaciones más comunes son: porro, canuto, petardo, faso, vela o caña, para designar un porro grueso, o finito, para aludir a un porro de menor tamaño. El consumo diario de marihuana puede alterar el funcionamiento psicológico del usuario, entorpeciendo las funciones superiores relacionadas con el aprendizaje. Otro tanto cabe decir de la ejecución de tareas complejas que requieren lucidez mental y coordinación psicomotora, como conducir un vehículo o tomar decisiones. También su consumo produce alteraciones en el sistema inmunitario y endócrino, cardiovasculares con empeoramiento de síntomas en personas que padecen hipertensión o insuficiencia cardiaca. En otras personas puede desencadenar trastornos psiquiátricos. En nuestro país, el consumo experimental ha aumentado. Los datos indican que al llegar a 3er año del Ciclo Básico, 1 de cada 3 adolescentes en nuestro país prueba. Ésto también significa que 2 de cada 3 no prueban. Uno de cada dos adolescentes que prueba se engancha con un consumo regular, lo que aumenta el riesgo de fracaso estudiantil y de pasajes a drogas duras como la cocaína.
El consumo experimental y fundamentalmente habitual, es predominantemente masculino y se manifiesta más claramente a partir de los 18 años.
Cocaína
Durante los primeros años del siglo XX, el principio activo de la coca se utilizó como compuesto en la elaboración de tónicas y bebidas cola.
Las hojas de coca, sometidas a diversos procesos de elaboración química dan lugar a distintos derivados: Clorhidrato de Cocaína conocida popularmente, como cocaína, merca o frula, Sulfato de Cocaína (Pasta de coca) también conocida como basuko, pitillo, lata, Cocaína Base (crak) conocida por “voca piedra”, que al fumarla emite un ruido similar a un crujido.
El clorhidrato de cocaína es el producto final del procesamiento químico de las hojas de coca. Es un polvo blanco que, en contacto con la mucosa bucal, produce un leve efecto anestésico y se consume fundamentalmente por inspiración nasal. También se utiliza por vía intravenosa.
La edad de inicio promedio para la experimentación con cocaína es de 17 a 31 años, siendo los hombres más precoces que las mujeres. Estas últimas prueban por primera vez luego de los 19 años.
Tanto por su actividad cerebral como por la vía habitual de administración, el consumo crónico de cocaína puede causar: pérdida de apetito, insomnio, perforación del tabique nasal, patología respiratoria, sinusitis e irritación de la mucosa nasal, riesgos de infartos, hemorragias cerebrales y cardiopatía isquémica.
También el consumo esporádico no controlado puede ocasionar consecuencias adversas al consumidor.
Pasta
base
Es conocida como la droga de los pobres. Con menos de 25 pesos, algunos jóvenes de los barrios marginales obtienen medio gramo de un producto de baja calidad aunque muy potente.
Esta sustancia es conocida en diversas partes del mundo con distintos nombres: pasta, bazuko, angustia, pasturri, mono o marciano. El consumo de pasta base toma fuerza en Uruguay a finales del 2002, modificando sustancialmente el patrón de consumo de drogas ilegales que se había centrado hasta ese momento en el de marihuana y cocaína. La rápida difusión de su consumo se establece a través del bajo precio unitario, su casi exclusividad como droga ilegal durante un período inicial, la amplia disponibilidad de puntos de venta y la seducción del discurso público de la aparición de una “nueva” droga potente y muy adictiva.
Los consumidores que consultan son en su gran mayoría varones, mayormente jóvenes desde 17 hasta 35 años, excepcionalmente niños de 12 a 13 años y por regla general consultan luego de 3 a 4 años de consumo. El inicio en la pasta base aparece en un contexto de experimentación en el cual también se encuadra el consumo de otras drogas, fundamentalmente alcohol y marihuana y en forma ocasional de cocaína, LSD, nafta, pegamentos y otros.
Al ser fumada, la sustancia llega a los pulmones y alcanza rápidamente el cerebro, provocando un efecto psicoestimulante a pocos segundos del consumo. El inicio es más rápido que el de la cocaína inhalada pero a su vez la caída del efecto ocurre más rápido, presentando un poder adictivo mucho mayor.
La duración e intensidad del consumo varía con la disponibilidad de dinero. En este punto interesa mencionar el alto costo que esto supone. Aunque la dosis cueste entre 20 y 50 pesos, los consumidores señalan que suelen consumir unos 500 pesos entre dos consumidores. Los máximos varían –según el origen de los ingresos- desde 2.000 a 4.000 pesos para los que trabajan o venden objetos personales, y superan los 10.000 pesos para quienes suelen vivir del robo. La territorialidad y el anclaje territorial de las bocas y los procesos de comercialización de la pasta base en cantegriles- en los cuales los consumidores son en realidad “grupos” aislados del conjunto de la comunidad-transforma al cantegril en referente simbólico y físico de las operaciones de mercado e intercambios de toda la oferta y demanda pero también en el refugio de la alteridad, la ilegalidad y la ausencia de reglas de juego que ordenen la convivencia social. Esto no suele suceder con otras drogas.
La pasta base de cocaína es una sustancia muy adictiva. Ésto sucede porque la excitación y el bienestar que provoca son muy breves, lo que se acompaña de una fuerte sensación de angustia. Evitar ésta es el motivo para seguir consumiéndola.
Los efectos de fumar pasta base dependen de muchas variables: el tipo de preparación, la dosis, la frecuencia del consumo, las impurezas y adulteraciones que contenga y la motivación (estimulante, búsqueda de placer o antidepresiva, entre otras).
Una de las complicaciones sanitarias más comunes en el consumo de pasta base consiste en que al caer en pocos minutos su efecto estimulante, aparecen en la esfera psíquica efectos como angustia, ansiedad, deseo incontrolable de seguir consumiendo, inseguridad, apatía, indiferencia sexual y otros. Tras varios días de consumo pueden aparecer trastornos como ideas paranoides, agresividad, alucinaciones visuales, táctiles, auditivas y olfativas.
A estas manifestaciones deben sumarse hipertensión arterial, hemorragias cerebrales, convulsiones y cardiopatía isquémica.
También existen riesgos de adquirir enfermedades infecciosas trasmisibles como el VIH Sida, Hepatitis B y C, como consecuencia de compartir latas y pipas para fumar la sustancia.
Drogas
de síntesis: éxtasis
Es el término científico para referirse a una serie de sustancias, que aunque existen hace décadas, se popularizaron a fines del siglo XX bajo la equívoca denominación de “drogas de diseño”. Se trata de sustancias producidas por síntesis química en laboratorios clandestinos. El éxtasis fue descubierto en 1912 por la industria farmacéutica, mientras buscaba un fármaco inhibidor del apetito y luego abandonada por sus efectos psicoactivos. El éxtasis fue investigado en la década de los cincuenta como un fármaco que facilita la desinhibición. Posteriormente, en plena ebullición de los movimientos contraculturales y psicodélicos fue objeto de experimentación por algunos psiquiatras norteamericanos que hipotetizaban su capacidad para levantar algunas de las represiones de sus pacientes.
El consumo de esta sustancia puede traer aparejado síntomas como crisis de ansiedad, trastornos depresivos, alteraciones psicóticas, arritmia, convulsiones, insuficiencia hepática, coagulopatía y aumento severo de la temperatura corporal.
Anfetaminas
Son psicoestimulantes producidos sintéticamente en laboratorios químicos a partir del siglo XX. Fueron objeto de múltiple uso, fundamentalmente en
situaciones bélicas, como forma de que los soldados vencieran su cansancio. Finalmente se reguló su venta en farmacias. Su consumo esporádico y en contextos muy determinados, hicieron de ella una sustancia muy tolerada durante años en nuestro país. Generalmente se presenta en forma de polvo y se consume por inhalación, como la cocaína. También puede presentarse, como el resto de las anfetaminas, en forma de comprimido. Su consumo crónico puede dar lugar a cuadros psicóticos similares a la esquizofrenia, con delirios persecutorios y alucinaciones, depresión reactiva, delirios paranoides e intensa dependencia psicológica.
También puede ocasionar colapso circulatorio y altos trastornos digestivos.
Alucinógenos
Estas drogas son consideradas perturbadoras del sistema nervioso central. Son sustancias que al llegar al cerebro, provocan alteraciones en su funcionamiento neuroquimíco que afectan la manera de percibir la realidad.
La mayoría de éstas provienen de las plantas, tal es el caso de los hongos como el Psilocibes (hongo de la bosta o cucumelo) y otras sustancias que se consumen bajo forma de infusiones y tés como el floripón.
En Uruguay no son drogas muy comunes. No obstante ello, el alucinógeno más utilizado es la dieletamida del ácido lisérgico (conocido en el argot de la calle como ácido “tripa”-del inglés “trip” viaje-). El LSD se consume por vía oral en diversas formas: micropuntos, hojas de papel absorbente con diversos motivos gráficos, terrones de azúcar impregnados de ácido, etc.
Las consecuencias más severas del uso del LSD son: reacciones de pánico, intentos de suicidio, reacciones psicóticas. Son muy frecuentes las caídas desde las alturas, de donde los usuarios se tiran alucinando con vuelos o zambullidas.
Solventes
Constituyen un numeroso grupo de sustancias gaseosas, o que desprenden a temperatura ambiente vapores que se difunden rápidamente. Son muy bien absorbidas por el pulmón, de ahí su denominación de inhalantes o inahalables. En nuestro país el uso de estas sustancias se da con mayor frecuencia en niños y adolescentes de sectores marginales. Los solventes más utilizados son los que forman parte de pegamentos, nafta y pinturas. Su uso puede desencadenar irritación de vías respiratorias, trastornos de la conciencia, y daños en riñón, hígado y corazón.
La
ayahuasca: una droga con fin religioso
Es una de las pocas sustancias usada en nuestro país con un fin religioso. Es una planta nativa de la floresta amazónica y que posee un poderoso efecto alterador de la conciencia. La bebida con que se comulga es una cocción mezclada de la enredadera ayahuasca (baniisteropis caapi) y hojas de otra planta (psycotriaviridis). Los alcaloides producidos por esta unión son conocidos como DMT (N dimeltiprina). Las personas se deslumbran pensando haber encontrado una antigua práctica chamánica que las protege del sufrimiento y las enfermedades. Esta creencia religiosa proviene del Brasil, más concretamente de la zona del Estado de Acre, ubicado en la frontera con la Amazonia peruana y se llama Santo Daime. En la década del 70 muchos ex- hippies desencantados, con la tendencia de “el sueño acabó” se dirigieron a la zona de Acre en búsqueda de la misteriosa bebida que producía un viaje “especial”. De esta forma se originó el choque entre dos culturas, pero para otros resultó una apropiación de lo indígena.
En el Uruguay los seguidores no son fáciles de encontrar por ser objeto de operativos policiales pero se sabe que hay pequeños grupos. Asimismo, estas sustancias no son autóctonas y deben ser traídas del Brasil.
Adicciones
en el ámbito laboral
Diversas investigaciones evidencian que existe una correlación positiva entre actividad laboral y consumo de drogas. La mayoría de las investigaciones indican que el consumo de las diferentes drogas es mayor entre la población trabajadora que entre la población en general. Una de las posibles causas de esta diferencia puede deberse al hecho de que en el medio laboral se dan ciertas condiciones que pueden favorecer la adquisición o el mantenimiento de las conductas de consumo de alcohol o drogas. Entre dichas condiciones puede citarse el estrés, el tipo de jornada de trabajo, la monotonía, el grado de responsabilidad, las condiciones ambientales, la rudeza e incluso las características del propio trabajo. La difusión de drogas ilegales en el trabajo no significa que estén sustituyendo a otras drogas más antiguas. El alcoholismo sigue siendo el principal problema entre la clase trabajadora uruguaya. Normalmente, los adictos al alcohol son personas mayores de 45 años, mientras que los más jóvenes tienen la tendencia a usar marihuana y cocaína. Las condiciones en las cuales se realiza el trabajo y su medio ambiente no son fenómenos aislados, desconectados entre sí y sin relación con el resto de la vida del trabajador.
Para el PIT-CNT “el ámbito laboral constituye un espacio privilegiado para el desarrollo de acciones de prevención, atendiendo a su importancia como área de la socialización en la vida adulta. La intervención debe dirigirse a minimizar al máximo la presencia de factores de riesgo a nivel laboral”.
El 26 de junio del 2009, la Junta Nacional de Drogas y la Fundación Nueva Luna firmaron un convenio con el fin de promover el funcionamiento de la “Unidad de vigilancia de cumplimento del protocolo de actuación ante situaciones de consumo de Alcohol y otras Drogas en el Trabajo”. Esta Unidad fue creada en el Hospital de Clínicas en el año 2007, a consecuencia de un acuerdo entre la Universidad de la República y el PIT-CNT. Su actuación está orientada a trabajadores con problemas en el uso de drogas, ya sea públicos o privados Asimismo, muchos organismos estatales tienen sus propias Unidades de salud ocupacional donde se atienden este tipo de situaciones.
Para el programa de Drogodependencia del PIT-CNT “las expectativas de un trabajador respecto a este momento son grandes y también sus miedos. Es posible que en el centro de trabajo se tenga una opinión negativa de él. Es necesario estar pendiente de ese momento, acompañándole, ayudándole, aunque sin proteccionismo, pero que él sepa que estamos ahí de verdad. En el trabajo se identifican más rápidamente las recaídas y debemos volver a acercarnos a él. A veces los problemas derivados de la drogodependencia no suelen tener soluciones definitivas. Es fundamental mediar entre el trabajador y la empresa,”.
La Fundación Nueva Luna y el departamento de Salud Laboral y Medio Ambiente del PIT-CNT vienen desarrollando un programa tendiente a disminuir el uso de drogas entre los trabajadores, así como brindarle la atención técnica correspondiente.
Doping
en el deporte
La palabra doping apareció por primera vez en 1899 en la prensa norteamericana, referida a una mezcla de opio y narcóticos utilizados en caballos de carreras. Los controles antidoping dependen de las distintas disciplinas deportivas y de las entidades que las regulan. Se puede considerar como el uso o suministro de determinados fármacos para un mejor rendimiento físico.
Su modo de uso es a través de la masticación, intranasal, subcutánea, intramuscular, intravenosa e inhalatoria.
En el Uruguay la legislación vigente aplica dos años de suspensión a aquellos deportistas cuyo control antidoping da positivo.
En los últimos tiempos ha habido un auge de la cocaína en las distintas disciplinas deportivas. La Mutual de Jugadores de Fútbol entiende que la aplicación de dos años de sanción, en el caso de encontrar un análisis positivo, resulta bastante alta para la carrera de un futbolista.
Existen atletas masculinos que consumen esteroides anabolizantes como forma de aumentar su masa muscular y su rendimiento. Estas sustancias son peligrosas, tanto para la salud física como mental. Al romper el equilibrio metabólico hormonal, causan debilitamiento en la resistencia física y con el tiempo, destonifican la musculatura.
Drogas
y embarazo
Las mujeres que consumen drogas durante el embarazo exponen a sus niños a ese daño. Se sabe bien que las madres que fuman muchos cigarrillos de tabaco, tienen una alta proporción de abortos. Sus niños recién nacidos pueden pesar menos de lo normal. Los recién nacidos son muy sensibles a los humos de toda clase. Además, la ingesta de alcohol durante el embarazo también repercute en el bebe al nacer. Cualquiera de las drogas descriptas en este libro tienen una incidencia negativa sobre el feto.
Comparativo: Uruguay comparte la punta del consumo de drogas ilícitas con Argentina y Chile
En el año 2008, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y CICAC-OEA (Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas), señala además que somos unos de los países más fumadores y de los mayores consumidores de alcohol.
El primer estudio comparativo sobre el consumo de drogas se realizó durante los años 2006 y 2007 con una muestra total de 61.607 personas de 12 a 65 años que representan a 43 millones de habitantes de seis países.
En Argentina fueron consultadas 12.459 personas, en Bolivia, 8.662, Ecuador 7.341, Chile 15.776, Perú 10.927 y Uruguay 6.442. En Argentina, Chile y Uruguay hay un alto nivel de consumo de drogas ilícitas comparado con Bolivia, en una situación intermedia, y Ecuador y Perú que presentan un menor uso. En cuanto a drogas lícitas, el alcohol es la de mayor consumo frente al tabaco, al extremo que en alguno de esos seis países el “consumo problemático” o de adicción llega al 40%, según el estudio de la CICAC.
Para esta organización, éste es el primer estudio comparativo y se centró principalmente en el consumo de cocaína, marihuana, pasta base, como drogas ilegales, y tabaco y alcohol, como legales.
En los países con alto consumo de drogas ilícitas como en los de bajo consumo, mayoritariamente los usuarios consumen una sola droga: marihuana.
En el caso del tabaco, 34% de los argentinos y uruguayos declararon consumir, Chile el 44%, Bolivia 26% y en Perú y Ecuador se fuma menos: un 19% dijo hacerlo.
En lo que concierne al consumo de alcohol, las cifras superan el 50% en Argentina, Chile, y Ecuador, algo más del 40% en Bolivia y alrededor de 35% en Ecuador y Perú.
En cuanto a la cocaína, la cifra promedio de los seis países en términos de la prevalencia de consumo es de 1.4%, superando al 0.3% del promedio mundial.
En cuanto a la pasta base, el estudio dice que el consumo es bajo: 0,4% al 0,6% en Argentina, Chile, Perú y Uruguay, considerando la prevalencia del último año, y cerca del 0,1% en Bolivia y Ecuador.
EL DEBATE DE AMPLIAR EL CONSUMO DE DROGAS
Corre el año 2009, más concretamente el mes de setiembre. Aún no se sabe quién será el vencedor de los comicios en este año.
Hasta el momento la campaña electoral uruguaya amagó con propuestas de despenalización de droga.
Uruguay tiene una legislación que no cambia desde 1974, pero que es considerada moderna en la región. Tal como se ha dicho en páginas anteriores el consumo personal de droga no está penalizado. Pero la atención está centrada en el consumo de pasta base, debido al fenómeno de aquellos consumidores que cometen actos de violencia para conseguir esa sustancia.
En el año 2005 el ex presidente Jorge Batlle dijo que “Mientras la droga tenga un valor comercial tan imponente, que de un precio mínimo que le pagan al productor se transforme al final en tan rentable, será un negocio tan bueno que se repetirá”.
El tema siguió presente y cada tanto algunos jóvenes salen a fumar marihuana en la zona de Punta Gorda (en el Molino de Pérez) para reclamar la legalización de la marihuana.
La Juventud del Partido Socialista y de la Vertiente Artiguista, (integrantes del Frente Amplio) consideran que en un segundo gobierno de la izquierda se debe llegar a otra forma de despenalización.
El candidato del Frente Amplio José Mujica, ha propuesto que la ley sea más restrictiva en este tema y pide severidad contra los consumidores de pasta base. Pero su esposa, la senadora Lucía Topolansky, le restó trascendencia al tema, indicando que dicho problema lo han puesto sobre la mesa los periodistas y no su esposo.
El candidato del Partido Nacional, el ex presidente Dr. Luis Alberto Lacalle habló de una eventual apertura de legalización de drogas blandas, como mecanismo para recuperar adictos. Pero su candidato a Vice-Presidente, el Dr. Jorge Larrañaga no se muestra partidario de la legalización de la marihuana por entender que es la “puerta de entrada para otras drogas”.
Como veremos más adelante en la entrevista realizada al Pro-Secretario de la Presidencia de la República, Lic. Jorge Vázquez, éste último discrepa con la opinión que afirma que la legalización de determinadas drogas tendería a estabilizar el consumo.
A nivel internacional, personajes tan disímiles como el economista liberal Milton Friedman y el filósofo anarquista español Fernando Savater, parecen considerar que se trata de un problema filosófico, antes que un asunto de salud.
Friedman escandalizó a los medios de prensa estadounidenses cuando publicó un artículo en el New York Times en que se declaraba partidario de la legalización del consumo de drogas. Sus argumentos fueron dos: en primer lugar, el fracaso al combate del narcotráfico, con los elevados costos que implica liberar una guerra que se pierde desde hace años; en segundo, la total libertad que debe existir para que cada individuo decida cuáles cosas consume y cuáles no. Para Friedman la lucha contra el narcotráfico ha significado una carga enorme e inútil para muchos países, además de haber fomentado, como efecto secundario no deseado, la creación de mafias como la de los carteles colombianos. “Los principales interesados en mantener la ilegalidad son precisamente los narcotraficantes” sostiene el economista.
La despenalización debe estar acompañada de una fuerte reglamentación del nuevo modelo del consumo. Este nuevo modelo debe apuntar a reducir los riesgos relativos, ya que las muertes relacionadas con las drogas se deben tanto a la existencia de mafias como a la imposibilidad de los consumidores de conocer la sustancia que consumen.
En las antípodas del pensamiento de Friedman se encuentra el español Fernando Savater (conductor en el año 2006 del ciclo “Los 7 pecados capitales”, emitido por el canal “Todo Noticias” de Argentina), uno de los teóricos del anarquismo contemporáneo. En su ensayo “El Estado clínico”, Savater rastrea el origen de la idea de Salud Pública en Occidente y la asimila a una peculiar contracción de dos formas de entender la relación del Estado con sus miembros. Para él, el Estado Clínico no es otro que el resultante de una peculiar y moderna fusión entre el modelo de relación pastor-rebaño imperante en el cristianismo clásico y esa misma relación en el judaísmo.
Savater se pregunta cómo el mismo Estado que reconoce a los mayores de edad la capacidad de elegir un gobierno para sí mismo y sus conciudadanos, no los cree capaces de decidir qué hacer con sus propios cuerpos.
El problema de la despenalización del consumo de drogas es manejado por el filósofo español como uno de los argumentos clave para atacar un modelo de Estado que, a su entender, se arroga la potestad de decidir por sus miembros y lo que éstos deben hacer con sus vidas.
Partiendo de modelos de pensamiento muy diferentes, Friedman y Savater, y seguramente sin proponérselo, apuestan a la responsabilidad individual antes que al proteccionismo estatal.
Para los psicólogos uruguayos Gustavo Eira y Juan Fernández en su libro “Las Drogas en el Uruguay”, “el consumo de drogas debe ser considerado en función de rol en la estructura social, un rol y una función que han variado a lo largo del tiempo y de las diversas sociedades y culturas. Más todavía, en una misma cultura es posible que las evaluaciones (favorables o desfavorables) respecto al consumo, varíen en forma drástica. Por ejemplo, hasta hace algunos años el consumo de tabaco en Occidente no era visto como algo negativo. Esa percepción ha variado y hoy los fumadores, aunque no son tratados como criminales, no son vistos con buenos ojos” aseveran los autores del mencionado libro.
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