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José Belloni: el escultor más popular |
¿Quién
que hoy supere los cincuenta años, montevideano o habitante del interior,
no se ha tomado alguna vez una foto —de grupo familiar o con amigos—
teniendo detrás el marco escenográfico del Monumento a la Carreta?
Hasta hace pocos años ése era un ritual inevitable para los uruguayos.
La competencia sobrevino a raíz de la inauguración de un monumento céntrico,
El Entrevero, que comenzó a dividir las preferencias a la hora de
buscar escenarios para sacarse “la foto para la posteridá”. Lo
interesante es que se trata dos obras mayores del mismo escultor: José
Belloni. Este patriarca de las formas trabajadas en piedra o en bronce,
junto a su colega José Luis Zorrilla de San Martín y otros artistas más
jóvenes como Bernabé Michelena, Severino Pose y Antonio Pena, le dieron
a Montevideo ese destacable nivel artístico en su perfil escultórico que
ha llamado la atención de tantos extranjeros conocedores. Belloni
es autor de otros monumentos interesantes, que tal vez han quedado
opacados por la imponencia de sus grandes conjuntos. El dedicado al pintor
Juan Manuel Blanes, al costado del Teatro Solís, que lo muestra de pie,
en pose característica. El que homenajea al escritor José Enrique Rodó
—en el parque que lleva su nombre— rodeado de la estupenda recreación
de algunas de sus parábolas y presidido por el Genio Ariel. El que evoca
a Guillermo Tell, el héroe suizo, a un costado del castillito del mismo
parque. El Aguatero, en una plaza de la zona que fuera barrio La
Mondiola, sobre Rivera. Las decoraciones y alegorías del Palacio
Legislativo. José
Belloni nació en Montevideo en 1882. Descendiente de suizos de habla
italiana, estudió en Múnich, Lugano y Roma; es decir que tuvo su larga
temporada europea —como era de estilo en su tiempo para cualquier
artista que aspirara a perfeccionarse—, y más tarde expuso en el Viejo
Continente y en toda América. Obtuvo por sus esculturas de Blanes y Rodó
sendos “primeros premios”, y por La Carreta una “medalla de oro”. Las
grandes obras de Belloni, por su minuciosa recreación realista, forman
parte —con El Gaucho de Zorrilla— de esas esculturas realmente
populares. Además refieren al legendario pasado uruguayo, surcado por
lentas carretas y fracturado dramáticamente por los “entreveros” que
reiteraban cada tanto tiempo las guerras civiles. El artista tuvo siempre especial cuidado con el entorno que iba a rodear a sus obras. Eso fue así en el caso de La Carreta y el Monumento a Rodó, ubicados en estratégicas alturas. Vale aclarar que la instalación de El Entrevero no fue supervisada por Belloni, quien murió antes; la responsabilidad estuvo en manos de su hijo Stelio, también escultor. |
Alejandro Michelena
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