Informe
crítico-literario comparativo de posible plagio OBRAS:
El
túnel del tiempo de
María
Eugenia Garay
Karumbita
la patriota de Nelson Aguilera por José Vicente Peiró Barco |
FUNDAMENTOS TEÓRICOS Este informe es puramente técnico. Atenderá a conceptos literarios concretos y no se ajusta a las definiciones legislativas de los países ni de las instituciones a las que pueda afectar cualquier asunto literario. Por esta razón, nos centramos en aspectos concretos comparativos para definir si entre las dos obras citadas existen suficientes concomitancias como para considerar que una de ellas ha plagiado a la obra. Concepto de plagio Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, plagiar está definido como “Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. En el ámbito del derecho de la propiedad intelectual se suele entender que “una persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece haciéndose pasar por el autor de ello. En el caso de documentos escritos, por ejemplo, se comete plagio al no citar la fuente original de la información incluyendo la idea, párrafo o frase dentro del documento sin comillas o sin indicar explícitamente su origen”. En el ámbito estrictamente literario, Serafín Estébanez Calderón ajusta el concepto a la definición de la Real Academia de la Lengua en su Diccionario de Términos Literarios (Madrid, Editorial Alianza, 1996). Por esta razón, entendemos que para considerar la existencia de plagio debemos sujetarnos a dos acciones por parte del *plagiador:
Concepto de fuente literaria. El concepto metafórico de fuente literaria se aplica a aquel texto que sirve de inspiración o modelo a otro posterior. Esto permite que exista una tradición literaria y que el tema de los celos, por ejemplo sea recurrente a lo largo de la historia universal. Casi la totalidad de las obras de la literatura universal han bebido en distintas fuentes, literarias o no. Incluso se produce la interacción entre diversas artes, antiguamente la pintura y la escritura y hoy en día el cine y la literatura, por ejemplo. Un argumento puede ser el mismo en una ópera como en una novela, como ocurre con La dama de las camelias de Alejandro Dumas, cuyo argumento es también el de la ópera La Traviata de Verdi, u Orfeo, que desde tiempos inmemoriales ha ocupado la mitología clásica, la Metamorfosis de Ovidio, siguió por la literatura medieval, renacentista y hasta nuestros días, con obras de Jean Cocteau o Rilke, a su vez que ya en el siglo XVII, el músico Monteverdi le dedicó una ópera, a la que siguieron otras de Gluck o la parodia de Jacques Offenbach. Y un caso ejemplar, de argumento similiar en dos géneros diferentes, relacionado con la literatura hispánica sería la historia narrada en "La mujer brava" (relato/cuento), incluida en El Conde Lucanor de Don Juan Manuel (s. XIV), que dos siglos después reaparece en la comedia The Taming of the Shrew (La fierecilla domada) de William Shakespeare. También ecos de otro relato de El Conde Lucanor ("De lo que aconteció a un Deán de Santiago con Don Illán, el mago de Toledo"), donde hay un viaje en el tiempo (salto del presente al futuro y vuelta al presente narrativo), aparecen en el episodio de la cueva de Montesinos del Quijote de Cervantes y más de trescientos años después Jorge Luis Borges recrea el mismo argumento del relato de Don Juan Manuel en su cuento "El brujo postergado". Esta alimentación mutua de argumentos entre artes, géneros y obras es un concepto distinto al de plagio, puesto que, además de la dificultad existente para definir argumentos que forman parte del acervo común o de una tradición culta o popular, ha sido habitual en la creación de autor sin que hubiese en ningún momento ánimo de copia. En este caso, habrá que tener en cuenta que la consideración de una obra como fuente literaria en el plano crítico, nada tiene que ver con el concepto de plagio. En lo relacionado con las ideas de originalidad y creación literaria, Jorge Luis Borges define la tarea del escritor, incluyendo la suya propia, como un acto de re-escritura. Él rechaza esas ideas (originalidad y creación) porque, para él, la literatura es la infinita lectura de unos textos que surgen de otros y que siempre remiten a un texto original, perdido o inexistente. Por otro lado, es reconocida la existencia del dictatum en la literatura. Así, era frecuente en la Edad Media. El anónimo Libro de Alexandre, pieza clave de la literatura española del Mester de Clerecía, tiene su inspiración y contiene párrafos íntegros del Aleixandreis de Gautier de Chatillon, escrito dos siglos antes. Sin embargo, una obra estaba escrita en romance y otra en latín. ¿Se puede considerar plagio o, como indica el mismo autor anónimo de la obra española, la existencia del dictatum reconocido eliminaba cualquier pertinencia autorial? Ocurre lo mismo en los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo un siglo antes. Están inspirados en las veintiocho historias contenidas en el manuscrito Thott 128 de la Biblioteca Real de Copenhague. Incluso las quince primeras historias son las mismas. Pero Gonzalo de Berceo no dudó en reconocer que “seguía un relato previo”, aun sin citar la fuente. El mismo arcipreste de Hita, glosa en su Libro de Buen Amor el Ars Amatoria de Ovidio. ¿Es la glosa un plagio? Y no digamos el tema de la honra a lo largo de la comedia clásica española, o la historia de El Cid contada en el teatro francés de Racine. ¿Existe plagio en estos casos? No parece poderse considerar a pesar de ser los mismos temas, muchos de ellos en circulación entre oyentes y lectores. Por ello, el concepto de plagio debe diferenciarse técnicamente de la coincidencia temática, estructural o de la afinidad de proyectos literarios. Por
otro lado, en el caso de las obras que utilizan datos históricos, sólo
existirá plagio si realmente se aporta algún descubrimiento histórico
por un autor, no por el simple hecho de utilizar datos que figuran en
otros manuales y obras anteriores. Existencia de plagio. Para que exista plagio debe haber una voluntad previa de un autor para copia a otro, lo cual se traduce en varias cuestiones:
Sin estas tres circunstancias, es imposible considerar la existencia de plagio. Por ello, no se puede considerar plagio a cualquier obra que contenga un argumento semejante a otro o un motivo temático común. Tendrán que existir una voluntad firme de copia y que en ningún momento se cite esa fuente. Por ejemplo, y sólo a modo de ilustración, no se puede decir que: a) "La fierecilla domada" de Shakespeare sea un plagio de "La mujer brava" de Don Juan Manuel; b) que el episodio de la cueva de Montesinos del Quijote de Cervantes y "El brujo postergado" de Borges estén plagiados de "El Deán de Santiago...", también de Don Juan Manuel; o c) que la novelita El último sol (una de las dos contenidas en Viajes fantásticos, 1994) de Elías Miguel Muñoz sea un plagio de "La noche boca arriba" de Julio Cortázar, aunque Shakespeare, Cervantes, Borges y Muñoz tengan (y tienen), en sus respectivos textos, argumentos y otras coincidencias en común con obras anteriores. Tampoco se puede decir que d) el cuento "Un día de estos" de Gabriel García Márquez sea un plagio de "Espuma y nada más" de su compatriota Hernando Téllez (publicado unos 10-12 años antes), a pesar de que haya muchas coincidencias entre las dos obras y estén ambas situadas en la época de la Violencia en Colombia. No
entraremos en consideraciones legales, como los posibles permisos de un
autor a otro, puesto que eso atañe a la legislación de cada país o sus
sociedades de gestión de derechos de autor. POSIBLE PLAGIO ENTRE LAS OBRAS CITADAS Se me solicita por una de las partes interesadas que emita un informe técnico, puramente de analista literario, acerca de un posible plagio entre dos obras. Teniendo en cuenta mi amistad hacia ambos autores implicados, y en virtud de mi condición de Doctor en Literatura Hispánica y mi trayectoria profesional, así como mi condición de miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Críticos Literarios, me siento capacitado para evaluar la solicitud de que D. NELSON AGUILERA me formuló, dado que también me considero amigo de DÑA. MARÍA EUGENIA GARAY, la otra parte implicada, por lo cual, carezco de posible parcialidad por relación personal decantada hacia una u otra persona. Una vez leídas las obras, mi conclusión es la siguiente:
Ya en la literatura moderna, cuando hablamos de viajes en el tiempo, el nombre de Herbert George Wells es el primero que nos viene a la cabeza por la obra homónima publicada en 1895. Desde entonces, el tema se ha sucedido. Sin embargo, en 1887 se editó en España una obra anterior a la de Wells con el mismo tema: El anacronópete de Enrique Gaspar y Grimbau (se puede consultar en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes). Ante ello ¿Wells plagió a Gaspar y Grimbau? Pregunta de fácil respuesta: imposible puesto que no se conocieron personalmente ni el autor inglés leyó la obra del español. ¿Y qué decimos de Un yanqui en la corte del rey Arturo de Mark Twain? (También anterior a la obra de H.G.Wells ya que es de 1889.) Por ello, este tema es archiconocido en el mundo literario por lo que considerar plagio temático a la utilización del mismo no es factible técnicamente hablando. En la literatura contemporánea el tema del viaje en el tiempo sigue siendo archiconocido y está presente, para dar algunos ejemplos, en las obras de Connie Willis, Edgar Rice Burroughs, Diana Gabaldon; en Slaughterhouse Five de Kurt Vonnegat, en Johnny and the bomb de Terry Pratchett, en Timeline (Rescate en el tiempo) de Michael Crichton; en Puerta al verano de Robert A. Heinlein; en Somewhere in Time (Cita en el pasado) de Richard Matheson; en El mapa del tiempo del español Félix J. Palma; en programas televisivos como las series de Dr. Who (BBC) y Life on Mars (también de la BBC); en películas como Time after time, The Butterfly Effect, Timecrimes (Los cronocrímenes) y varias más...
Y en el mundo del cine son muchas las películas protagonizadas por niños-jóvenes que viajan por el tiempo, entre ellas: El niño invisible, la serie de Regreso al futuro, Time Bandits, Bill and Ted's Excellent Adventure, etc. Sería interminable un inventario de obras con este tema. Por centrarnos en el ámbito americano, era un tema recurrente de las obras del escritor infantil brasileño José Monteiro Lobato. En el ámbito del español, el cubajo Yoss escribió Los pecios y los náufragos en el año 2000, un viaje del presente al siglo XXIV. Fijémonos en si es recurrente, que en mundo del libro infantil actual en serie, donde se incluyen aventuras de un personaje famoso, sigue siendo un argumento manido. Ahí está la edición en 2006 de la aventura del ratón detective Gerónimo Stilton, libros de fama internacional y ventas masivas, titulado Viaje en el tiempo.
El objetivo pedagógico de "enseñar (léase aquí 'historia') y divertir", regla y práctica recurrentes durante el neoclasicismo literario, está muy claro desde el principio: la idea de divertir, en el título de la serie ("Un viaje fantástico"), y la de enseñar a lectores jóvenes, en el subtítulo ("Relatos basados en hechos históricos escritos para niños y jóvenes"). Y la gran cantidad de notas al pie (48 en total) con datos de fuentes usadas, descripciones, aclaraciones varias, etc., le dan a la obra de María Eugenia Garay la seriedad de un libro de historia.
A diferencia de El túnel del tiempo, esta novelita (¿o cuento largo...?) de Nelson Aguilera refleja su característica de obra de ficción desde el título que anuncia a Karumbita, una tortuguita, como la protagonista "patriota" del relato. Incluso los lectores que no entienden guaraní –y por lo tanto no saben que "karumbe" significa tortuga—pueden deducir, al ver la ilustración de la tapa, de que Karumbita la patriota probablemente cuenta la historia de una tortuguita y de qué hizo para ganarse el calificativo de "patriota".
Además de intervenir en la historia, los personajes de Karumbita... conviven con la abuelita Juana María (de Lara) y aprenden/enseñan palabras comunes relacionadas con los dos siglos en que se mueven (e.g., boticario, calzas y cirios de la época de independencia, mayo de 1811; okay, calefacción y championes del futuro en que se sitúa la acción, mayo de 2011). Otra diferencia, significativa, en la composición de los personajes es que mientras en la obra de María Eugenia Garay los personajes infantiles femeninos (Manolita y Lucila) no participan de la aventura de cruzar fronteras temporales a bordo de la nave del tiempo, en la de Nelson Aguilera los personajes femeninos (Karumbita y Anahí) colaboran con Manuel en la construcción del túnel del tiempo y los tres participan activamente en el experimento: Karumbita y Manuel como "viajeros" y Anahí como la "técnica" encargada de traerlos de vuelta a casa a su hermano y a Karumbita. El mundo protagónico de El túnel del tiempo es mayoritariamente masculino (los dos hermanos y el abuelito) mientras que en el de Karumbita la patriota predominan los personajes femeninos (Karumbita, Anahí y la abuelita Juana María).
Las épocas y los personajes históricos incluidos en la obra de María Eugenia Garay son muchos y variados en el tiempo y en el espacio. En el libro se narran historias y leyendas de tiempos remotos, como también y en detalle la historia del Paraguay desde sus inicios con los Comuneros hasta su Independencia. Es una novela histórica (¿o tal vez historia novelada...?), relativamente larga, y en donde la información histórica la da, predominantemente, el abuelo César. El relato de Nelson Aguilera es mucho más breve y se centra en viajar a un momento específico de la historia del Paraguay para llegar en la víspera del día de su independencia. Por su extensión es más bien un cuento o relato largo que una novela. Hay más diálogo (menos lecciones de historia) que en El túnel del tiempo, y eso le da más agilidad a la narración. Con algunos cambios, Karumbita la patriota podría fácilmente adaptarse al teatro. Se necesitarían básicamente sólo dos espacios en el escenario: uno para reflejar la Asunción del 14 y 15 de mayo de 1811 y otro para mostrar la Asunción del 14 y 15 de mayo próximos, aniversario del bicentenario de la Independencia de Paraguay. Sería imposible, o muy difícil, adaptar al teatro El túnel del tiempo.
Tanto en estilo como en estructura estas dos obras son radicalmente diferentes y ambas reflejan, en mayor o menor grado, algunos intereses y/o elementos biográficos de sus respectivos autores. El interés por la historia de María Eugenia Garay, presente en otras obras, narrativas y poéticas, y en artículos históricos publicados, nutre también esta novela y define el estilo particular de El túnel del tiempo, i.e., con segmentos narrativos de descripción histórica extensos y muchas notas al pie, aclaratorias o de información de fuentes. Estilo y estructura son también auto-referenciales en la obra de María Eugenia. Se abre el primer capítulo ("I. Bajo las maravillosas nubes") con fotos familiares y la mención del viaje de los dos niños (Rodrigo y Jerónimo, ¿hijos de la autora...?) llegando "a finales de la década del cincuenta" a la casa del abuelito César (¿padre de MEG...?). De los datos de esos primeros párrafos se deduce la inclusión de elementos biográficos y auto-referenciales en El túnel del tiempo, donde también aparecen la autora de niña (Manolita) y su hermana Lucila. En los últimos capítulos se presencia un encuentro entre los dos niños y el Capitán Cavallero y se establece (en la nota # 45) el parentezco, por línea paterna, entre los niños y Pedro Juan Cavallero. En el útlimo capítulo (XV) entra la autora como narradora de la obra y entre los anexos figura un poema suyo. Ni estilística ni estructuralmente la obra de Nelson Aguilera tiene elementos auto-referenciales. Sin embargo, su interés por el teatro y por la lengua se ven reflejados en Karumbita la patriota. Este relato está estructurado en forma de contrapunto entre presente y pasado. Y se trata de un contrapunto temporal consistente y bien marcado gráficamente en el papel (con tres estrellitas que sirven de divisoria temporal). Karumbita... empieza en el pasado ("Viaje a 1811") cuando se despierta en la casa de su abuelita Juana María (mayo, 1811) y el escenario y la narración dialogada van alternando, contrapuntísticamente, entre ese pasado y el futuro en que se sitúa la acción y el hoy del relato (mayo, 2011), con exactamente 200 años de diferencia.
La lectura del texto de Nelson Aguilera revela, si uno se sitúa en el momento de la escritura del relato (2010, un año antes del Bicentenario), una intencionalidad para mí obvia y puntual: llevar la historia patria a los niños (paraguayos en particular), hacerles conocer los eventos del 14 y 15 de mayo de 1811 y así hacerlos partícipes de la significación histórica del 14 y 15 de mayo próximos, Bicentenario de la Independencia, a través de un relato relativamente breve, fácil de leer, ágil y divertido. No veo tal intencionalidad en la obra de María Eugenia Garay. Escrito en 2005, cinco años antes del Bicentenario, El túnel del tiempo incluye como destino importantísimo el viaje temporal al 14-15 de mayo de 1811, pero no es el único viaje ni la única visita-escala incluida en la novela. Por otra parte, "ir a mayo de 1811" es el único destino temporal al que quiere ir y va Karumbita.
Espacial
y temporalmente, El túnel del tiempo empieza en el primer capítulo
en la casa del abuelito César "a finales de la década del
cincuenta" y termina en el penúltimo capítulo, el 15 de mayo de
1811, después del encuentro y diálogo con el Capitán Cavallero y
antes de que el grupo viajero llegue a la nave que dejaron escondida y
que los transportará de vuelta a la casa del abuelo César, adonde
llegarán sólo minutos después de haber partido. Hay un capítulo
final, el XV, situado en el presente y en el que la autora-narradora
anuncia el contenido de los próximos libros de la serie, al que le
siguen algunos textos anexos. En el caso de Karumbita la patriota,
la estructura narrativa empieza en el pasado (1811) y termina en el
presente narrativo (que es realmente futuro, i.e., mayo de 2011), en un
vaivén pasado-presente-pasado- CONCLUSIÓN En virtud de todo lo expuesto en esta evaluación técnica literaria, no hemos hallado ningún fragmento copiado ni levemente alterado de la obra de María Eugenia Garay en la posterior de Nelson Aguilera. No puede existir plagio al no haber ninguna similitud estilística, estructural y argumental entre ambas obras. Sí existe un tema común: el viaje en el tiempo hacia el pasado. Pero tampoco es un tema novedoso en la obra de María Eugenia Garay, ya que pertenece la tradición literaria universal. Sí hay un hecho novedoso en la novela de María Eugenia Garay al aplicar ese viaje en el tiempo a la visita a la historia paraguaya, principal propósito de la autora. Sin embargo, no se puede entender que la obra de Nelson Aguilera haya invadido el territorio creativo de la de Garay dado que en ningún momento Aguilera acomete el análisis de la historia paraguaya, como sí hace Garay, sino que se limita a contar una historia de ficción del presente en conflicto con el pasado. Pero no puede existir plagio, dado que el único punto de concomitancia es el respeto de ambas obras al dato histórico real contenido en los libros y manuales de Historia. Concluyamos afirmando que, si alguna voz entiende como plagio la obra de Nelson Aguilera con respecto a la de María Eugenia Garay, habrá que recordar que la historia de la literatura paraguaya, por no hablar de la universal, está plagada de plagios, sobre todo su subgénero histórico. Es normal que distintas obras literarias de tema histórico sobre el mariscal López y Elisa Lynch repitan motivos y situaciones acaecidas en el pasado. Pero todos sabemos que no son plagios. Creo que podemos decir lo mismo de dos obras cuya única semejante es que unos niños contemplan la jornada víspera de la proclamación de la independencia del Paraguay, aunque unos, los de El túnel del tiempo, lo hagan como testigos y otros participen en la acción, los de Karumbita la patriota. La coincidencia de datos históricos es algo habitual y necesaria cuando una obra literaria se sitúa en el pasado. Además, son datos que no pertenecen al imaginario de un autor, sino del pasado histórico nacional y humano. No son objeto de plagio aquellos que no están expuestos por primera vez en una obra, lo cual no son el caso de las dos que aquí hemos tratado. Certificando la veracidad de este informe para uso donde corresponda, en Valencia (España) a 22 de enero de 2011. Fdo: José Vicente Peiró Barco
NOTA DE TERESA MÉNDEZ-FAITH Coincido totalmente con la conclusión del amigo y colega José Vicente Peiró Barco, y me adhiero a todo lo expresado aquí por él en relación a su lectura crítica de ambas obras: El túnel del tiempo de María Eugenia Garay y Karumbita la patriota de Nelson Aguilera. He agregado también, en forma de contrapunto (y en itálicas negras), comentarios y notas que complementan los aspectos señalados y evaluados por el amigo José Vicente, crítico y gran conocedor de la literatura paraguaya. Ver: Méndez-Faith apoya el análisis Teresa Méndez-Faith , PhD Modern Languages and Literatures Saint Anselm College Manchester, New Hamphire 03102 Teléfono (oficina): (603) 641-7005 email:
<tmfaith@anselm.edu> |
José Vicente Peiró
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