Viaje de los vikingos a América
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En la "Saga de Erick el Rojo" se
habla bastante de este personaje que por problema de enfrentamientos con
otros vecinos, en los que resultó que hubo muertes por uno y otro bando,
tras sancionársele en la Asamblea de Thorsnes y declararlo proscrito,
decidió emigrar hacia un lugar más al oeste, ya descubierto, pero no
habitado. Era la isla que llamó Groenland (Tierra Verde) nombre dado para
animar a otros compañeros y amigos a que se alojaran en ese lugar, cosa
que logró. Hay muchos episodios, unos sobre lo que él
realizó, pues se instaló en distintos lugares y otros de varios de sus
amigos, respecto de los que sería interesante narrar algo, pero que están
fuera de lo que deseamos dar a conocer. Erick el Rojo se había casado con Thjodhild
y nacieron de ese matrimonio dos hijos, Thorstin y el otro Leif. El primero vivió junto a su padre; el
segundo en cambio, se aventuró bastante en el mar del Norte, tan lleno de
peligros que el viento lo llevaba de un lado al otro, y tardaban entre
tanto, de arribar a donde se quería. Por ejemplo, Leif, queriendo ir a
Noruega sintió que el viento y las mareas lo llevaron a las Hébridas,
que como se recordará, son un conjunto de islas e islotes que están al
norte de Escocia. Los vikingos se detenían bastante en ellas e incluso
las ocuparon un tiempo durante el siglo IX. Allí Leif gustó de una muchacha de cierta
alcurnia llamada Thorgunna y tuvieron un hijo que ella se lo envió a
Groenland, habiéndole puesto el nombre de Thorgils. Cuando Leif Erikson
llegó a Noruega, que era el deseo de su viaje, saliendo de las Hébridas,
fue recibido en la corte por el rey Olaf Tryggvason durante un tiempo, y
el monarca le encomendó que tratara de introducir el cristianismo en
Groenlad. Partió al tiempo con esa idea, y otra tormenta lo llevó a
lugar más lejano, no conocido por él, más al oeste de Groenland, donde
halló allí a unos náufragos a los que recogió. En esa tierra
desconocida, había campos de trigo silvestre, viñas, árboles de los
llamados arce y cortaron árboles tan grandes que arrastraron en el agua,
hasta que retornaron a la casa de su padre, Erick rauda (el Rojo). Allí
habló de la importancia del cristianismo, lo que no cayó bien al padre,
pero su madre Thjodhild, lo aceptó, y se convirtió enseguida y
construyeron una iglesia pequeña, desde luego, en Brattagild. Y tras
esto, la esposa ya no quiso tener acceso sexual con Erick, lo que mortificó
mucho a éste. Y el caso es que se comenzó a hablar de esa
tierra donde Leif había hallado a unos hombres a los que pudo recoger y
salvar. Se discutió bastante si era conveniente o
no conocer esas tierras para ellos desconocidas, a las que a causa de lo
hallado le llamaron Vinland y se conversaba respecto de los pro y los
contra de ese viaje. Pero ese lugar, más al oeste no quedaba tan lejos;
valía la pena ir hasta allá y ver si era una isla o algo más grande. Lo que yo, al detenerme aquí un momento, no
puedo menos de pensar: ¿no habrían venido antes otros vikingos
arrastrados por el viento y el mar y que se supusieron perdidos por
aquellos lugares y no supieron o no quisieron volver? ¿No? ¿Si? Lo que
me hace pensar es que cuando se decía que alguna embarcación se habría
hundido, y eran bastantes, podrían haber llegado a occidente y radicarse
en algún lugar. Cuando Colón llegó a América halló en
una de las islas descubiertas un indígena que tenía un collar y una
medallita rara, que quiso ver mejor, se la pidió al indígena y éste le
respondió que se la había dado un viajero amigo suyo. Y Colón creyó
que sería de la India, pues pensaba que había llegado a Asia por el lado
más corto. Y cuando el enviado de Pizarro recorió el Río Amazonas halló
a unas mujeres blancas que eran guerreras. Vivían, aparentemente,
separadas de los hombres. Pero ¿no serían los hombres también blancos?
¿Invento? Pero, cuando Francisco de Orellana, enviado por Pizarro, a
descubrir tierras y aguas entró en el Amazonas, entre muchas peripecias
que cuenta, en junio de 1541 se encontró en una comarca gobernada por las
contrapallaras, mujeres altas y rubias, desnudas y armadas con largas
flechas que por su aspecto y trenzas parecían de una raza del norte.
Después de sostener varios combates con ellas, victorioso para los españoles
se embarcaron de nuevo sin detenerse en un espacio de ciento cincuenta
leguas. Tras otras aventuras llegaron al Atlántico. Pero en otro texto,en
lugar más cercano a la salida del Amazonas, hubo, según
leí algo parecido a propósito de ellas; allí se llamaban las
“aikeambenanas” (mujeres guerreras que vivían solas). Habría más
datos. Es posible que vikingos, grandes viajeros,
hayan llegado antes de los que volvieron con Leif a Groenland. Bien, pero sigamos con la expedición. Se
decidió ir en busca de Vinland y los más decididos fueron Karlsefni y
Snorri, que ya habían viajado con Leif Erickson. Decidieron explorar esa
tierra de occidente, se juntaron unos ciento sesenta hombres, y algunas
mujeres y alejándose hacia el oeste, sobre botes de remos, bajaron a la
tierra; era un lugar donde había cantidad de zorros polares en sitio de
abundancia de piedras planas y grandes, y eso hizo que le llamaran al
lugar Hellu Land en razón de lo que vieron. Y siguieron navegando, pero
como las barcas los alejaba del mar, volvían en este caso a una costa
donde la tierra era muy arbolada, y eran visibles animales salvajes. Y había
una isla cerca de una entrada, y en ella hallaron a un oso y le llamaron
"Tierra del oso". Y al resto del lugar tan lleno de vegetación
le llamaron Markland, "tierra de bosques". Más lejos, pues las naves se alejaban y se
acercaban a la tierra, llegaron a un lugar de larga costa sin bahías, con playas ricas en
arenales. Pues allí encontraron la quilla de una nave. Así, al cabo que
había allí entre dos grandes playas, le pusieron de nombre Kjalarnes (o
sea "Cabo de la quilla"). Eso hace pensar de nuevo, si algunos
hombres navegaron hasta allí, o si la quilla fue arrastrada por haber
sido roto el navío y muertos o no, los navegantes. Utilizaron a dos escoceses, un muchacho
Hakin y una muchacha Hekja, que se habían hecho muy conocidos por su
velocidad, y que por eso, al
recibir la orden de explorar esos lugares, recorrieron durante tres días
una gran extensión de tierra; al volver ellos, él traía como muestra,
uvas y ella, trigo silvestre. Ello hizo pensar a todos, y especialmente a
Karlsefni, que se trataba de una tierra apta para los cultivos.
Continuaron navegando y llegaron a una entrada grande, delante de la cual
había un fjord. Esa isla, que naturalmente era un mejor refugio para las
aves, estaba rodeada de fortísimas corrientes de agua. Ese lugar que
llamaron Straumsey, estaba lleno de aves que ponían cantidad de huevos,
tantos que para caminar en la isla era difícil no pisar algunos.
Siguieron hasta el fondo del fjord y allí anclaron las naves y sacaron de
ellas los animales que habían traído, que se sintieron bien enseguida. Y
desde el punto de vista geográfico, el lugar era bello, con montañas
hermosas, hierba abundante y a veces incluso altas. Decidieron pasar el verano, pues el lugar
era atractivo, en esa tierra que después sería conocida como un
continente, ya habitado por otros seres que todavía no habían sido
vistos, pero que no faltaba mucho para que supieran que esa tierra estaba
habitada. Claro, venían sólo por la costa. En cierto momento de los viajes vikingos
hubo un cambio de opiniones. Thorhall, el cazador, opinaba que convenía
volver al norte para encontrar el Vinlad ("tierra del vino").
Pero la opinión, sin duda la más acertada, era seguir hacia el sur, que
fue la sostenida por Karlsefni. El consideraba que hacia el sur la tierra
sería más extensa; sin duda las costas, no bien determinadas, darían
impresión de menos tierra y no tantas riquezas. Se discutió el caso
bastante tiempo y la mayoría le dio la razón, y sólo un grupo pequeño
quiso volver hacia el norte, el cual, por otra parte, digamos que tuvo
poca suerte: algunos esclavizados, y otros muertos. Sigamos pues el viaje
de Karlsefni. Esa expedición siguió hacia el sur y
entraron donde había grandes islas, y a la entrada del estuario, donde el
mar se abría grandemente y le llamaron "bahía de la Exclusa
Terrestre". Advirtieron, dícese en la saga, amplia tierra, alguna
vegetación interesante, como ser viñedos y el trigo silvestre. ¿Qué animales podrían ver en esa zona? En
general se supone que no demasiado grandes, y como no se aclara bien cuál
es el lugar, no se puede citar con demasiada seguridad el sitio donde se
detuvieron. Dícese desde
luego que había algunas fieras, que serían posiblemente los leopardos y
otros tipos de animales. Y ahora viene lo más interesante y que
cambia el ambiente de esta región. Ellos estaban en las naves y un día
vieron que parte de una tribu indígena, en buen número, aparecía ante
ellos; no en tierra en ese primer momento, sino en algunos botes. Tras un
tiempo, largo, relativamente, de estadía en esa región, llegaron unas
pequeñas embarcaciones, las cuales estaban formadas de pieles. Los indígenas
que en ellas venían traían en cada una, un palo que no se sabía bien
para qué. ¿Podía ser para pesca o para combate? Se quedaron mirándose los indígenas de las
nueve pequeñas barcas y los vikingos. Aquellos pusieron los palos en
dirección al sol; no sabían al principio, qué quería decir eso, y
luego se dieron cuenta que poner todos los palos en esa dirección, es
decir, al considerado dios en todas las religiones antiguas, era, en ese
caso, señal de amistad. Al darse cuenta de que eso era un saludo, y no
una acción de combate, los vikingos levantaron un escudo blanco, y los señalaron
a los indígenas también como forma de saludo. Lo importante es que los
viajeros vieron por primera vez, gente de raza americana, a pesar de haber
navegado largamente por la costa. Después de ese tipo de saludos realizados
por ambas partes, los indígenas se retiraron. El comentario respecto de ellos, por parte
de los viajeros fue bastante negativo. Los hallaron demasiado pequeños,
pero la verdad es que los escandinavos tienen en general una alta
estatura, por lo que el considerarlos pequeños es sólo algo relativo al
tamaño natural de cada una de las dos razas. También los hallaron de un
color, por lo menos para ellos, demasiado moreno. Cierto; pero ellos eran
de cutis sumamente blanco en general y predominantemente rubios. Los
hallaron de ojos bastante grandes y en cuanto a los pómulos en gran
medida amplios. No mucho más podían decir de ellos...
sino que además los cabellos de esos indígenas les resultaron
feos. Pasado eso, se dispusieron a levantar las
casas en ese lugar y como observaron que allí no había nieve les pareció
factible edificarlas. Pasó un tiempo, llegó la primavera y en
uno de esos días ocurrió el primer encuentro. El lugar parecía bueno y
lo sería, sí. Pero un día volvieron los mismos indígenas en número
mucho mayor. Tornaron a levantar los palos en buena señal de amistad y
los viajeros saludaron levantando los escudos. Y entonces ellos empezaron
a intercambiar productos, pues en ambos lados se trató de un asunto
comercial y todo eso iba bien. Como eran muchos los indígenas y recibían
de los viajeros paños blancos; al fin tuvieron que cortarlos, porque no
tenían tal cantidad de paño, pero ellos igual los aceptaban. Ellos daban
según la crónica, pellejos, pero eso no es demasiado claro, cosa que no
tiene importancia. Lo valioso era el intercambio. Pero ocurrió algo imprevisible en esa
visita. Los indígenas vieron que aparecían uno o más toros, y que además
en vez de hablar, mugían muy fuertemente. La visión de esos animales
desconocidos, que supusieron quizá como diablos o quién sabe qué
creyeron que eran, los aterró, de modo tal que se fueron a sus propios
botes y emprendieron una impresionante huída. Pero después de unos días, los que habían
huido ante el toro y que recibieron de los viajeros el nombre de
Skroelingsi, retornaron, pero esta vez en señal de guerra. En el primer
momento ya se comprendió que habían cambiado la intención, pues las
lanzas estaban colocadas todas distintas a la anterior; no eran señaladas
hacia el sol, sino en un sentido contrario. Venían en son de guerra. ¿Y
por los toros? Bueno. Los habían creído seres diabólicos o quién sabe
qué. Descendieron de sus pequeñas embarcaciones y avanzaron dispuestos a
matar a los visitantes. ¿Creerían que los toros eran los dioses diabólicos
de ellos? Sea lo que sea, el caso es que había que
defenderse. Los indígenas empezaron tirando flechas, que herían, o que
los viajeros detanían con sus escudos. Pero eso no era todo. Levantaron
entre dos postes un objeto que tenía forma de pelota, la lanzaron y
cuando explotó hizo un tremendo ruido. Eso, algo poco previsto, asustó a
los viajeros, pues podía ser la forma de un mal imposible de preever, y
no lo podían adivinar. Llegaron hasta el borde del río y allí lucharon
duramente por salvar sus vidas. Lo interesante es el episodio de la esposa,
Freydis; ella se asomó y les increpó su huída: "-¿Por qué huís,
desgraciados? Estaba convencida de que hombres tan valientes como
vosotros, pondríais a éstos fuera de combate. Si yo tuviera un arma creo
que sabría luchar mejor que cualquiera de vosotros". Lo que ocurría es que los hombres huían
perseguidos por los indígenas, y ella, al verse sola tuvo que huir, pero
como estaba embarazada, iba más despacio. Encontró a un blanco muerto
por los indígenas, tomó la espada de éste y se dispuso a defender. Y
para que vieran que la que se defendía era una mujer, sacó hacia arriba
sus senos, y los golpeó de plano con esa espada. Al verla así, esos indígenas
echaron a correr hacia los botes y se alejaron remando. Decidieron los vikingos volver hacia el
norte, pero no todos. Parece que Bjarni y Freidis con cien hombres
quedaron atrás. ¿Cuántos volvieron? Eso no lo sé, por lo menos no se
dice de modo claro y es posible que algunos hayan quedado en América. Habría bastante más que decir; pero para interesar a los lectores, si desean leer esta saga basta. Pero fuera de este tema queda esta pregunta: ¿son éstos los primeros vikingos que vinieron? Pienso que hay datos, vagos sí, pero posibles, de anteriores blancos, siempre rubios, casi seguro que vikingos, estuvieron antes de éstos. Ver: Algunas sagas escandinavas y Otros seres de las sagas escandinavas |
por Hyalmar
Blixen
Suplemento Huecograbado "El Día"
Julio de 1972
El 10 de octubre del año 2006 se efectuó un homenaje al Prof. Hyalmar Blixen en el Ateneo de Montevideo. En dicho acto fue entregado este, y todos los textos de Blixen subidos a Letras Uruguay, por parte de la Sra. esposa del autor, a quien esto escribe, editor de Letras Uruguay.
Ver, además:
Hyalmar Blixen en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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