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Variaciones Meyerhold, de Eduardo Pavlovsky, dirección de Lucio Hernández 
 
 

Del esbozo al cuadro terminado
por Jorge Arias
ariasjalf@yahoo.com

 

Fernando Pessoa no aceptaba que los poemas se construyeran. Negaba la carpintería; debían nacer como nace una flor. Algo así ha querido Eduardo Pavlovsky: su insistencia en el lenguaje corporal, en la “ética del cuerpo”, en .la mano que se adelanta al pensamiento así lo dicen. Hemos visto esto en acción. “Poroto” fue primero un cuento, que según su autor no estaba destinado al teatro, adonde estaba, como lo probó el curso del tiempo, destinado. “Rojos globos rojos” nació de “El cardenal”, un prelado al que recorrían bajo su falda dos enanos bisexuales y que después fueron un actor y dos prostitutas tailandesas, las “Popi”. Algo semejante pasó con “Meyerhold”, que empezó con unas “manchas meyerholdianas”, siguió con una obra que tenía como subtítulo “ritornello melódico de la vida de Meyerhold”, siguió con una especie de conferencia donde se destacaban aspectos de la vida de Meyerhold, que fue lo que vimos, interpretado por el mismo Pavlovsky, Susy Evans y Eduardo Misch en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires en el año 2004. Allí, luego de algunos momentos inarticulados, Meyerhold – Pavlovsky comenzaba a hablar. Consecuente con su personaje, Pavlovsky anunció, en aquel entonces, que la obra no sería nunca la misma, que buscaría por sí sola su camino, que se improvisaría, que se modificaría día a día como se modifica todo ser vivo, bajo la inmutable rueda del Cambio. A la revolución permanente debe seguir la creación permanente.

En este estreno de la Comedia Nacional con la dirección de Lucio Hernández la obra, por fin, ha cristalizado. Hay un libreto, que no tiene mayores posibilidades de cambiar. La obra no ha perdido frescura, y ha ganado en densidad. La historia de una víctima de sus ideas nos compromete; ningún hombre es una isla y las dictaduras han reprobado y castigado la libertad de expresión. El público está con Meyerhold desde que lo sabe perseguido; lo está un poco menos con él cuando pontifica en materia de teatro, cuando denigra, en una escena payasesca, a actores torpes y rutinarios que no creemos hayan tenido el relieve necesario como para destratarlos en público; al fin lo rechazamos, nos queda un poco exterior, deja de conmovernos cuando confiesa crímenes que no cometió; aquella persecución, ese hombre en fuga que no pudo huir, es todo. En efecto, no nos es claro, una vez concluida la obra, en qué consiste su creación de la “biomecánica”; las pocas frases de Meyerhold que pudimos obtener sobre el tema en internet nos parecen un puro despropósito ( "...el cuerpo es una máquina y el actor su maquinista").; las lecciones de interpretación que nos da Meyerhold en la pieza son lugares comunes desde Stanislawski. Vemos a Meyerhold como un Galileo Galilei sin suerte; podemos perdonarlo, como a Galileo, pese a la condena de Brecht, pero Giordano Bruno lo hizo mejor. Por momentos “Variaciones Meyerhold” está en el borde de definirse como una pieza para un mundo muy pequeño, para el reducido universo de la “gente de teatro”, que siempre reclama sus fueros, pero que pocas veces los empleó para jugarse por la libertad de expresión, cuyo verdadero nombre es decir verdades incómodas. Es muy personal lo que admira Pavlovsky de Meyerhold: "su pasión por la libertad expresiva, las posibilidades de su inestabilidad emocional y el riesgo que asumió en sus producciones".

El protagonista de esta pieza (Jorge Bolani) es definitivamente Meyerhold, que cuenta su vida aún después de muerto; ya no es Pavlovsky que narra y comenta. Muy claramente definido el punto, muy bien marcados tanto el ritmo de la obra como los dos planos de la acción por el director Lucio Hernández, lo que siguió, como una inevitable consecuencia, fue una perfecta actuación de Jorge Bolani, al que casi no reconocemos bajo la máscara de Meyerhold. Bolani dominó la escena, dominó su propia historia, supo ser él y, al mismo tiempo, un narrador omnisciente.

 

Jorge Arias
Jorge Arias es crítico de teatro en exclusividad para el diario "La República", que ha autorizado esta publicación.

ariasjalf@yahoo.com 

 

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