Cerca, pero al margen de la guerra civil
por Jorge Arias
ariasjalf@yahoo.com
El Café Brasilero, fundado en 1877, solía
ver a Eduardo Galeano entrevistado por televisión; vio nacer bajo la
pluma de Onetti las primeras líneas de “El pozo” y contó a José Enrique
Rodó, Idea Vilariño y Mario Benedetti entre sus regulares. Hoy confirmó
sus vínculos con el arte con el estreno de “Nuestros años sin batallas”
de Jorge Jaluff, pieza en un acto inspirada en el primer capítulo de “La
consagración de la primavera” de Alejo Carpentier (Lausana, Suiza, 26 de
diciembre de 1904; París, 24 de abril de 1980).
Leímos el inspirador capítulo 1 de la novela: quedamos admirados por el
arte con que Jorge Jaluff extrajo una delicada historia, ambientada en
las orillas de la guerra civil española, cerca de las Brigadas
Internacionales, de un texto de una pedantería enciclopédica (165
alusiones a escritores, pintores, arquitectos y filósofos en 120
páginas, edición de Siglo XXI). Si las bibliotecas escribieran,
tendríamos más obras de Carpentier.
En la dirección, Jaluff aprovechó de mano maestra la decoración Art
Nouveau del café Brasilero, su maderamen clásico, sus sillas italianas y
su feliz aire antiguo para aludir a épocas pretéritas. La actriz Pilar
Gastelumendi dio un ejemplo del mejor arte dramático, con perfecta
dicción, dominio de la escena, juicioso empleo de pausas, volúmenes y
ritmos de la voz; el actor Michel Liard la secundó en un eficaz nivel de
actuación.
Al fin pero no lo menos, debemos mencionar la labor de Florencia Gómez
Oribe, la régisseuse del Café Brasilero, que hizo fácil y sencilla la
instalación de una pieza de teatro en un espacio mínimo.
