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Ana María Barcellos:
“Los gritos de mi galaxia”, edición de la autora. |
La galaxia Barcellos |
"Los
gritos de mi galaxia", primer libro de poemas de Ana María Barcellos, es una obra poco
corriente. Comienza por
ser realmente un libro
y no una plaquette de diez o
quince poemas breves;
Barcellos reúne más de cuarenta y casi ninguno es
breve. A diferencia también de otros libros de poesía, que a
fuerza de no existir exhiben pocos defectos, en este deben estar casi
todos los defectos posibles en una primera obra, contrapesados por la
virtud, nada frecuente también, de las ganas de escribir, de la
necesidad del canto. El lector, arrastrado, pasa por alto todo:
retórica, versos incómodos,
experimentos fallidos, prosaísmos, muestra de peculiaridades sexuales,
lusitanismos, galicismos, neologismos,
solecismos alusiones a la historia de entre casa del surrealismo, oscuridades impenetrables, divagaciones
sobre la poesía en Marte o
la sexualidad en Venus, pasajes en que la autora se
dedica a soñar
despierta o a hablar en sueños. Todo
se soporta
de buen grado, porque
en ningún momento Ana María
Barcellos deja de hablar con autoridad, convicción y encanto. Manejando
un material abigarrado, que
alterna lo erótico con alusiones
políticas o sociológicas, raptos imaginativos con declaraciones de
militancia, siempre es elegante, aún en sus momentos de
incoherencia y siempre
muestra un don
poético aún cuando el verso se degradó a prosa. No siempre
puede saberse, ni
aún con la más atenta lectura, qué es lo que está
diciendo la poeta; pero casi siempre se sabe que lo
dice bien. Su
sensibilidad triunfa de sus oscuridades, de su ocasional
confusión, en una expresión redonda y
nítida. Los
propósitos son claros y se
oye una voz suave, algo ronca, a veces apagada como un susurro; es
rara vez grandilocuente, a
pesar de las reiteradas mayúsculas. Sus mejores
efectos están en la ternura súbita
de una conversación a media voz,
como en
esta temblorosa
declaración: |
El simple encanto de
una paloma
acurrucada en el tibio
recodo de un pretil sorbiendo
el aire con el pico llena
mis ojos de ternura. |
Un ejemplo
de la autoridad con
que escribe así como
de la nitidez de sus propósitos,
es el poema "Hay
piedras". La
autora no pierde una
línea en explicar por qué cree que las piedras
pueden presentar las contradictorias variedades
que le atribuye. La creación de una nueva categoría de piedras,
puramente poética, irrumpe desde la
primera línea. Una
vez en posesión de su objeto la autora lo observa, lo describe,
se encanta con él, nos comunica el goce de la actividad creadora. La
dicción es alegre, el
ritmo es poderoso yla
imaginación vuela mientras
la autora trepida
como en trance, sin
vacilar, empero, ni
por un momento, y aún retomando
airosamente el hilo
luego de algún tropiezo. Se
puede sentir que el poema termina demasiado
pronto, que hay aún más piedras irreales
que podrían ser
fecundadas y elevadas a la
vida del poema, en todos los mundos posibles: |
Hay piedras
que trepidan los
sonidos del infierno, Hay
piedras solitarias
escarbando la tierra, Hay
piedras secas de
espuma blanca y alma
necesaria... |
Si la autora se muestra muy
segura de sus
instrumentos, no los identifica bien. Así, atribuye modestamente a
la "escritura automática",
que no
practica, algunos de sus
hallazgos: |
Escritura
automática atenta al
estallido cómo un
desatino puede resabiar
de una belleza cómo una
agridulce montaña de
sonidos sabe más
de mis quejidos que yo
misma. |
El libro implica muchas lecturas, muy vividas. A las menciones, más
o menos explícitas,
de diversos autores (Safo,
Rimbaud, Breton, Aragon, Vallejo, Beckett) se agregan varias
reminiscencias. Nosotros
encontramos a Walt
Whitman: |
Soy el medio
y el fin en
sí mismo. Imaginal y
perceptivo, razonable y
luminoso... |
A León Felipe: |
Requiem para
el asesino de mi
rostro requiem para mis hambres
y mis redes requiem
para mis muchos huecos tristes requiem para la demencia del
Demonio requiem
para el recuerdo
lacerante para los
parias hundidos en el tumulto... |
Al Baudelaire de "Delphine et Hyppolite" ("Femmes
damnées"), en el poema "Desengaño". Pero la
autora, aún dispersa, es siempre fiel a sí misma, como en estas nobles
definiciones: |
El mundo es el centro
del alma, mi
facultad es la imaginación. ................................................... Todo lo que pido es
conocer un mundo de almas nuevas y que el invierno
le cante su
canción más
bella a las palomas que se
han ido. ................................................... El primer hombre dibujó un pájaro
celeste la
figura vuela
sobre los altos
árboles semejante
a una avecilla tímida y solitaria que buscara la libertad. Acaso
soy yo. ................................................... ¿Quieres pronunciar
mi nombre? ¿Acaso sientes
frío? Alumbra la serena
claridad de un beso y dame
de tu voz la
vida. |
Y aún esta afirmación: |
Yo no
soy sino
música y
poesía, |
que es posible
compartir literalmente, aunque
los poemas que nacen en esta nueva
galaxia poética no hayan alcanzado
aún su forma definitiva. |
Jorge
Arias
ariasjalf@yahoo.com
Este texto, escrito hacia 1975, es inédito.
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