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Mané Pérez, en "La Fiera" |
Acorde con una leyenda tucumana, una mujer (Mané Pérez) se convierte en tigra y emprende la tarea de vengar a sus hermanas violadas o ultrajadas mediante el asesinato y evisceración de cuanto hombre se le cruce, violador o no, sin más prueba ni identificación que estar en un excusado masculino anexo a una fiesta de medio pelo. Esta reina de la selva y de los llanos no se ha desprendido de su infancia; odia a los hombres desde que presenció la muerte de su madre a manos de su progenitor. El monólogo comienza con una catarata de obscenidades, solecismos que suele atribuirse a varones; observamos además que la venganza, desde la ira del pelida Aquiles hasta “Arma mortal” pasando por “Tito Andrónico”, parece un gesto típicamente masculino; no discutiremos su placer, dulce como la miel y siempre insuficiente; por más que aceptemos pagar tributo a una leyenda, la trama es ingrata de compartir. Pero la actriz Mané Pérez puede con esto y sin duda con mucho más.
Si el personaje parece inviable, más lo es el vestuario que se le asignó a la fiera, con sus tonos violáceos y unas rodilleras que nos hablan de un humano goalkeeper de fútbol más que del reino animal; y para hacernos las cosas difíciles, la actriz se sube de entrada a un registro vocal estrepitoso, donde parecía difícil mantenerse; pero lo consigue. Ahí se queda y no cede un jeme en toda la obra. Suponemos que Mané Pérez está lejos de compartir los sentimientos beligerantes de su heroína; pero si no se identifica con el crimen, pone harta intensidad en la pieza, aunque sea una intensidad sin matices.
Todo esto dicho falta lo más importante, el estambre de la vida, la fibra; y, muy propiamente si de una tigra hablamos, la garra. Mané Pérez tiene ojos hermosos y una mirar, luminoso y directo al público, que dice a las claras de la primera y última de las virtudes, la que le valió a Medea, luego de todos sus crímenes, las delicias de los Campos Elíseos: el coraje. Comprendemos el entusiasmo del público con la actriz; no puede dejar de vencer y de convencer. Ha derrotado todos los temores; su carrera futura sabrá, probablemente, de mejor técnica vocal y gestual y, así lo quiera el Todopoderoso, de mejores textos, pero a sus pies se abre el camino de una reina.
LA FIERA, de Mariano Tenconi Blanco, con Mané Pérez. Escenografía de Oria Puppo, vestuario de Paola Delgado, iluminación de Matías Sendón, coreografía y movimientos de Josefina Gorostiza, música en vivo por Pablo Machado (piano y acordeón) y Ana Claudia De León (percusión), letras de las canciones de Mariano Tenconi Blanco y Bartolomé, música de las canciones de Sonia Álvarez e Ian Shifres, dirección de Mariano Tenconi Blanco. Estreno del 17 de junio de 2016, en Tractatus.
