Filosofía y literatura en
José Lezama Lima |
Imagen y posibilidad
(Tras Lezama) ¡Tanto
buscaste y encontraste en la imagen, Lezama! Que
tú mismo has devenido eterna imagen
con luz propia. Sustancia
infinita y proteica de imagen es
tu discurso. Posibilidad
creciente de aprehensiones varias. Hipótesis
ansiosa y viva que se resiste y accede a lo inasible. Toda
tu obra empieza en utopías y termina
en paradigmas. O
empieza en paradigma y termina en utopías. Es
un círculo infinito que se expande ante la luz. O
se quiebra o se esconde en la etérea oscuridad. El
vuelo filosófico que orienta tu decir es perceptible a
toda vista. Tender
a lo grande y absoluto con ímpetu de
altura forma parte de tu vocación literaria El
sentido cultural ecuménico es inmanente a todo lo que haces y dices Por
eso concibes al hombre como siempre prodigio
impulsado por la imagen. Y
ésta como “causa secreta de la historia” Mucho
se ha escrito y dicho sobre la imagen En
todos los tratados literarios es objeto de atención La
Enciclopedia la asume y se aferra con fuerza como representación Y
tú, haciendo caso omiso de ello, vas más lejos... Tu
oficio consagrado y tu misión han visto más… Ves
en la imagen un continuo vibrar de muchas
cosas, Un
devenir trascendente que suscita y llama Una
totalidad abierta fascinante y pletórica
de enigmas. Un
Cosmos pleno, inquieto que fluye, se
revela y ve como águila, y espera... Un
esperar impaciente, que esparce luz para alumbrar y hacer. Una
posibilidad de infinitas mediaciones que asciende Y
desciende, a veces dramáticamente e inaprehensible, Pero
siempre presta a realizarse en la historia y en el hombre que la habita. Es
que en Lezama, la imagen, su inmanente posibilidad, No
es un simple recurso literario. Es
un Cosmos de ricas aprehensiones: madre nutricia de pensamiento alado Fuerza
inagotable de ideas andantes, valores y acciones.
R.
Pupo 10/02/03.
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Estamos en presencia de un gran intelectual, cuya obra ha trascendido por su raíz latinoamericana y su vocación ecuménica. Se trata de un literato que ha hecho filosofía desde la literatura y literatura desde la filosofía. Su obra es toda una cosmología poética que no reconoce límites, porque concibe la imagen como hipótesis de la posibilidad. I. Ser
y devenir del pensamiento y la obra de Lezama Lima. II.
Filosofía y Literatura. Comunidad, interacción y condicionamiento. III.
Especificidad del Universo poético lezamiano IV.
Paradiso: una obra universal. Introducción. José Lezama Lima (1910-1976) constituye una de las figuras más relevantes de las letras de Hispanoamérica, del siglo XX. Hombre de vasta cultura, singular talento y aguda sensibilidad, desarrolló una extensa obrar poética que si bien refleja lo mejor de la cultura universal, le es |
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inmanente el sello propio de su creación. En su concepción, “cuando se llega a sentir la influencia de la cultura universal, ya no hay influencias”[1]. Sencillamente, para el gran intelectual cubano, su cosmos poético se funda en premisas reales:”Por la imagen el hombre recupera su naturaleza, vence el destierro, adquiere la unidad como núcleo resistente entre lo que asciende hasta la forma y desciende a las profundidades (….). La imagen y su absoluto, y la metáfora en su libertad que avanza trazando su análogo, engendran la poesía como absoluto de la libertad. En esa libertad transcurre mi obra (…)[2].
Este
es su credo filosófico-poético o poético-filosófico, en su visión de
sì mismo, pues según él “(…) su motor es esencialmente poético.
Algunos ingenios enfatiza Lezama- aterrorizado por la palabra
sistema, han creído que mi
sistema es un estudio filosófico ad usum sobre la poesía. Nada más lejos de lo que pretendo.
He partido siempre de los elementos propios de la poesía, o sea, del
poema, del poeta, de la metáfora, de la imagen”[3] Se
trata de un pensamiento poético, de una cosmología poética que hace
poesía sobre la base de una rica cosmovisión filosófica, donde
literatura y filosofía se integran en unidad, para desplegarse en un
discurso que ve con las palabras, habla con los colores y anima lo inerte
con alto vuelo cogitativo y siempre sugiriendo múltiples lecturas y
aprehensiones. I.
Ser y devenir del pensamiento
y la obra de Lezama Lima. “Para
conocer y asimilar su universo poético - se
refiere, por su puesto a Lezama- debemos conocer su universo
cotidiano. Porque
Lezama es la reiterada
presencia del impulso familiar y doméstico: en esencia del impulso
materno[4].” Esta
tesis resulta interesante y más aún cuando se trata de una visión de un
amigo de Lezama, de un profundo conocedor de su vida y su obra. Pasemos
a exponer algunos momentos que son hitos de su ser y devenir. José
María Andrés Fernando nació en el Campamento de Colombia, Marianao, el
19de diciembre de 1910. Su
padre, José María Lezama y Rodda, coronel de artillería de la elite
castrense que se formó en la República mediatizada. Su
madre, Rosa Lima y Rosado, era hija de emigrados cubanos revolucionarios
que se formó en los Estados Unidos.
Su familia se arruinó en el exilio colaborando con la causa
independentista cubana. El
nacimiento de Lezama coincide con el traslado de la familia a la Fortaleza
de la Cabaña y el nombramiento de su padre como director de la Academia
Militar del Morro. Sus
primeros años están ligados estrechamente con la disciplina. “ Sus
juegos tienen como escenario la explanada donde las tropas realizan
maniobras bajo las órdenes de su padre. Sin
embargo,-continúa Armando Álvarez- él no guarda un recuerdo áspero de
este tiempo. El cuadro
familiar, según dice, era muy risueño. La fe en el futuro era la divisa,
y las imágenes que captaba componían una grata secuencia. Uniformes de
Gala, Caballos, desfiles, viajes al extranjero, fiestas,
llenaban su imaginación perfilando ilimitadas posibilidades. Pero este mundo encantado no duraría mucho. Con motivo de la
Primera Guerra Mundial, su padre se ofrece como voluntario para servir a
las tropas aliadas (…), el 19 de enero de 1919, encuentra la muerte
(…) Cuatro meses después nace su hermana menor. Este
golpe inesperado pone fin a lo que parecía no tenerlo.
Todavía niño, Lezama ve
comenzar una vida distinta y, en su fuero
interno resiste a aceptarla. No
se explica la ausencia del
padre. No comprende cómo la
mesa siempre colmada ha quedado desierta.
Cómo la madre apenas se alimenta y pasa largas horas contemplando
un descomunal retrato. Cómo cambia sus trajes.
Cómo su conversación no progresa, sino que se vuelve e indaga. Cómo
una invisible presencia parece rondar los contornos[5]
La familia se traslada a Prado 9, casa de la abuela materna. La salud de Lezama empeora, el asma que padece desde los 6 meses se recrudece. Permanece largas temporadas en la cama. No participa de los juegos infantiles por su precaria salud. Dos grandes momentos que dejarían hondos influencias tienen lugar: estrecho contacto con su adorable madre e inicio de las lecturas. |
1920 |
Ingresa en el colegio Mimó y lee el Quijote. “Este libro- a pesar de sus pocos años- le impresiona profundamente y le hace intuir que en la literatura existe una realidad ajena al tiempo y a la circunstancia. Pasan cinco años y termina sus estudios primarios”[6]. |
1926 |
Ingresa en el Instituto de La Habana. Se inclina por las letras, pero en homenaje secreto a su padre ingeniero, asume con fuerza y ahínco el estudio de Álgebra, Matemáticas, Geometría. |
1927 |
Se gradúa de bachiller y tiene lugar un nuevo cambio de perspectivas cuya influencia será decisiva en su vida. |
1929 |
La
familia abandona la casa de
la abuela y se traslada a Trocadero 162. La vida doméstica, coincidiendo
con la realidad nacional. (década critica), tiene un nuevo estilo de vida
(..) “El desahogo se sustituye por una ceñida pensión, que obliga a
Rosa Lima a hacerse fuerte en su prudencia para sostener la casa y educar
a los hijos. Es
en este año 29 cuando se inicia la fusión del poeta con su madre. Fusión
que cristalizaría, haciéndose total, envolvente a la vuelta de unos años,
cuando ambos quedan solos en la casa.
No es aventurado proponer que el Lezama que se encuentra entre nosotros nace en este momento. Y nace, porque medita mucho: entendiendo que la muerte de su
padre determinó su entrada al mundo de la imagen, que no es un mundo de
superficiales contactos sino de profundas entregas. Un mundo que únicamente
se aprende a través de la
absoluta conciencia de las experiencias vitales y las lecturas, de la
formación integral. Las presiones económicas impiden al poeta dedicarse
de lleno a esa formación. Su tiempo debe dividirse entre ella y sus estudios de leyes; llevándole su presencia en la universidad
a la necesaria “[7], contra el status que existe. Más
tarde diría sobre su participación en la protesta del 30 de septiembre
de 1930: “Ningún honor ya prefiero al que me gané para siempre en la
mañana del 30 de septiembre de 1930… Al lado de la muerte, en un parque
que parecía rendirle culto a
la sombra Proserpina, surgió la historia de la infinita posibilidad en la
era republicana”[8]. Es clausurada la Universidad. No hay posibilidades de trabajo, de estudio. Lezama se sumerge en los libros. Encuentra el equilibrio en las ansias de sabiduría. Estudia los clásicos y contemporáneos. Le apasionan Góngora y los gongorinos. “También los franceses cercanos en el calendario, determinan su visión, su toma de conciencia. El hermético Mallarmé, el racionalista Valéry, el atormentado Rimbaud, el detonante Lautremont y ese poeta descomunal, Marcel Proust, desatan un torbellino de inquietudes que se traducen en una labor que no vacila ante las incorporaciones, porque se sirve de ellas para mostrar un ámbito propio”[9]. |
1932 |
Conoce
a un joven poeta que se prepara para sacerdote, Ángel Gaztelu, y lo
dirige a los estudios teológicos que combinará con los históricos (…)
y con los textos más conspicuos del misticismo oriental. Esta etapa, insaciable devoradora de libros se interrumpe con la caída del tirano Machado y el reinicio de la universidad. “En él se ha operado un cambio. Ha comprendido que no es un hombre de acción; y, aunque se siente orgulloso de su ejecutoria, ve que su verdadero mundo es el de la cultura”[10]. |
1936 |
Llega a Cuba Juan Ramón Jiménez. Un momento capital en su trayectoria intelectual. Lezama, redacta un “Coloquio con Juan Ramón Jiménez (1837) donde se plantean los temas del insularismo y la peculiar sensibilidad de las islas. Al coloquio le continúa una revista universitaria, Verbum, alrededor de la cual empieza a cohesionarse un grupo (Gaztel Lozano, Vitier, Portocarrero y Mariano) que devendrán figuras excelsas de la cultura cubana. |
1937 |
En
la Universidad publica “ Muerte de Narciso, una verdadera joya de la Poesía
que apunta al poeta creador[11]. Dánae
teje el tiempo dorado por el Nilo, Hasta
su última y alucinante estrofa:
Si atraviesa el espejo hierven las aguas que
agitan
el oído.
Si se sienta en su borde o en su frente el
centurión
pulsa en su costado.
Si
declama penetran en la mirada y se fruncen
las letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto albino, piel
arponeada
que coloreado
espejo sombra es del recuerdo y
minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recto sinfín en llamas
secas y
Hojas lloviznadas.
Chorro de abejas increadas muerden la estela,
pídenle
el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en pleamar Fugó sin alas.
En “Muerte de Narciso”, las varias ciencias filosóficas y humanistas aparecen en un solo haz. La cosmovisión del poeta vincula con maestría y en una sola pieza, filosofía y literatura. Es una síntesis que expresa las múltiples indagaciones poéticas y filosóficas y anticipa lo por venir en el grande poeta. |
1938 |
Culmina su carrera de Derecho en la Universidad de La Habana y comienza a trabajar en un bufete. Pero su camino en la cultura, y en la literatura en particular no será abandonado jamás. Edita la Revista Espuela de Plata, que a diferencia de Verbum, se dedica íntegramente a la Literatura. En ella (se publicaron 6 números) aparecen los contenidos más sobresaliente del momento en Europa, así como su resonancia en los escritos de los miembros de su consejo de redacción. |
1940 |
Abandona el bufete. Su misión no congenia con el oficio. Pasa a trabajar en el Consejo Superior de Defensa Social, en el Castillo del Príncipe, por muchos años |
1941 |
Cuatro años después de la “muerte de Narciso”, reúne sus poemas en un libro que lo consagra como poeta: Enemigo Rumor. ¿Por qué ese título? ¿Por qué no, solo, Rumor? El lo explica en carta a su amigo, y nuestro grande poeta y ensayista martiano, Cintio Vitier: “Se convierte a sí misma, la poesía, en una sustancia tan real, tan devoradora, -enfatiza Lezama en su concepción de la poesía- que la encontramos en todas las presencias. Y no es el flotar, no es la poesía en la luz impresionista, sino la realización de un cuerpo que se constituye en enemigo y desde allá nos mira. Pero cada paso dentro de esa enemistad, provoca estela o comunicación inefable”[12]. Sirven estas palabras para inaugurar la lectura del primer poema de Enemigo rumor: Ah, que tú escapes. En él se aprecia cómo los conceptos de la carta se fundamentan clarificando. Con sólo tomar los dos primeros versos:
Ah, que tú escapes en el instante en el que ya habías alcanzado tu definición mejor el lector se da cuenta que en ellos se establece un distanciamiento entre el poeta y la sustancia poética. Si tomamos dos de los últimos: Ah, mi amiga, sí en el puro mármol de los adioses hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar. Vemos cómo Lezama, el poeta, ve que siempre tiene que ir en busca de algo conocido fugazmente y no esperar que ese algo venga a él. Ese algo, el enemigo rumor, lo que escapa, la poesía que engendra la poseía en el hacer. Esta
búsqueda de otro espacio para una realidad continúa en Una oscura
pradera me convida. La
pradera representa la lejana
zona poética donde se ven:
……… …………………..ilustres
restos
cien cabezas,
cornetas, mil funciones abren su
cielo, su girasol callando.
Como
es de esperarse, este incesante ir plantea una desazón en el corazón del
poeta. ¿No quedará solo
cuando le falten las fuerzas? La pregunta surge en los Sonetos a la
Virgen:
¿Y si al morir no nos acuden alas?
Y encuentra su respuesta en lo religioso:
Pero sí acudirás; allí
te veo,
ola
tras ola, manto dominado
que
viene a invitarme a lo que creo:
mi Paraíso y tu Verbo, el
encarnado. Es significativo cómo la noción
de ser salvado –fundamental en Lezama- no se manifiesta en esta bella
estrofa como una cosa simple; sino que la unidad se tiene que integrar
basada en dos factores: su Paraíso (el
poético) y el Verbo encarnado (lo religioso).
Más adelante, en Noche insular: jardines invisibles, nos acercamos a Lezama en cubano. Sirviéndose de un hecho cotidiano, nuestra noche, el poeta, trazando una fiesta, ironiza sutilmente. Característica esta que vemos casi como una constante en su obra. Pero este ironizar no es violento, sino doloroso. Se percibe una secreta angustia, un sentirse desarraigado y a la vez presente. Lo evidente se transforma por la imaginación y al llegar a un punto insostenible busca la redención por la luz, el día. El irónico se sosiega y se llena de esperanza, aunque en su interior todavía se mueva la angustia. Se
cierra Enemigo rumor con un tour de force: Un puente. Un gran puente.
Este poema es una de las más violentas confesiones de nuestra
literatura. El poeta reconoce
todo lo que le rodea, todo lo que convive con él: analiza sus sueños, su
figura que desea el reposo que sin embargo le niega su propia imaginación.
Y, a través de todo este aquelarre poblado por seres reales, tanto más
terribles por su condición, acata
su destino y se dispone a seguir su camino atravesando el puente,
dispuesto a morir
……………………………………..
Como el rey
que ignora que ha sido destronado y muere cosido suavemente a la fidelidad nocturna[13]. |
1942 |
Edita con su amigo Gaztelu diez números de una revista enteramente poética “Nadie parecía”, donde lo religioso y la aprehensión de los clásicos es visible con facilidad. Según Armando Álvarez, “ terminado el año 43, Lezama se siente seguro, firme; se siente el poeta. A esto ha contribuido en gran parte la figura de la madre, que ante todos los contratiempos le ha acicateado, obligándolo a seguir adelante. Para Lezama no hacerlo significa traicionarla. Y el poeta se pone en marcha”[14] |
1944 |
Año cumbre en el ser y devenir lezamiano. Se inicia la publicación de la Revista “Orígenes” (1944-1954) Alrededor de Lezama se une un grupo destacado de jóvenes con profundas inquietudes literarias. Colaboran importantes escritores extranjeros. Orígenes poseía personalidad propia y vigencia internacional. |
1945 |
Además
de la dirección de Orígenes, con José Rodríguez Feo, comienza a
trabajar en la Dirección de Cultura, y publica “Aventuras sigilosas”,
trabajo que prefigura el cosmos de
Paradiso. La etapa comprendida entre la edición de “Aventuras sigilosas (1945) y de “La fijeza“(1949) es fructifica y fecunda en trabajo y meditaciones. Pronuncia conferencias, ensancha sus contactos y relaciones y la siempre presencia de su madre y sus recuerdos. |
1949 |
Viaja
a México. Extiende su visión
en tierra firme, con el paisaje americano,
amplía sus conceptos sobre esta realidad, pues solo conocía las
islas. Publica La fijeza, que es una prolongación de Enemigo rumor y otros trabajos que muestran vuelo de altura y virtuosismo en la escritura. |
1950 |
Viaje breve a Jamaica. Empieza a fraguar una teoría sobre la expresión americana: Escribe además la monografía Arístides Fernández, que clarifican las motivaciones de la obra del joven y malogrado pintor. |
1953 |
Reúne
sus ensayos y trabajos breves en un libro titulado “Analecta del
reloj”. Aquí aparecen las imágenes posibles, que forma parte de la
exposición del sistema poético. Antes de 1954 publica en Orígenes los primeros cinco capítulos de su obra capital: Paradiso, novela donde el autor ha querido crear un cosmos, en cuyo texto tienen mayor valor los elementos imaginarios que los reales por el impulso que desarrollan. Se escribe cuando se encuentra solo con su madre y se propone fundar las bases de su sistema poético. |
1954 |
Orígenes deja de publicarse por desacuerdo entre los editores. Tres años de silencio en la trayectoria lezamiana, trabajando en su sistema poético. |
1957 |
Se publica “La expresión americana”, con una visión señorial de nuestro mundo a través de una mirada que todo lo ve distante y que, regocijándose en la proliferación sensual, barroca, parte de una exuberante grandeza propia y encuentra su destino en la tábula rasa de la grandeza universal, aunque sus manifestaciones están teñidas de enrevesados juegos y triquiñuelas. La primera línea de La expresión nos da el sentido de lo americano al postular: sólo lo difícil es estimulante. Es la dificultad para llegar a las esencias de ese mundo, su secreto, su atractivo, acaso, su razón de ser. |
1958 |
Aparece su segundo libro de ensayos: Tratados en La Habana. |
1959 |
Al triunfo de la Revolución. Lezama ocupa la dirección del Dpto. de Literatura y publicaciones del Consejo Nacional de Cultura. |
1960 |
Aparece
el libro Dador. Sólo comprensible para el que posea una previa asimilación
del sistema poético lezamiano. Aquí el poeta en el umbral de su madurez, toma la posición de un espectador y contempla la
vida como un gran ballet. Dador es un gran repaso a lo vivido.
Un repaso necesario antes de
acometer la obra definitiva. En el período de 1959- 1962, el gran poeta ocupa el cargo de uno de los seis vicepresidentes del Unión de Artistas y Escritores de Cuba y pasa a trabajar como Asesor, en el Centro Cubano de Investigaciones Literarias. |
1964 |
El 12 de septiembre de 1964. Lezama sufre una pérdida irreparable: la muerte de su madre. |
1966 |
Aparece la primera edición completa de su obra maestra: Paradiso. |
1966/76 |
Continúa su trabajo creativo y ocupa varias responsabilidades en instituciones culturales cubanas
|
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El martes 7 de mayo de 2013, en el
Centro de Arte Moderno de Madrid, se realizó una mesa redonda en
homenaje al gran escritor cubano José Lezama Lima, en la misma
participaron Ileana Bustillo, sobrina nieta del autor, Ivette Fuentes,
especialista en el escritor y profesora del Instituto de Literatura de
La Habana, y Claudio Pérez Míguez, director de Del Centro Editores.CAM
Madrid
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II.-
Filosofía y Literatura. Comunidad, interacción y condicionamiento.
A través de la historia espiritual de la civilización humana la filosofía y la literatura han tenido campos comunes de interacción y condicionamiento. Tres
rasgos comunes sobresalen: 1. La existencia de ideas limítrofes de carácter cosmovisivos entre
la filosofía y la literatura, en tanto refieren al hombre en relación
con el mundo o al cosmos
humano en sus múltiples mediaciones. 2. La no limitación de
la filosofía al conocimiento teórico-científico, pues incluye formas práctico-espirituales
de aprehensión de la realidad. 3. El uso por la filosofía de medios expresivos no sólo lógicos,
sino también imágenes, metáforas, símbolos, alegorías, mitos etc. El
propio Lezama Lima considera, además que “el estudio de la literatura
debe rebasar las fuentes de información estrictamente literarias[15]. En
la concepción de Santayana también está el criterio de unidad entre la filosofía y la literatura.
“Los razonamientos e investigaciones de la filosofía son
laboriosos; sólo de un modo artificial y con escaso donaire puede la poesía
vincularse a ello. Pero la
visión de la filosofía es sublime. El orden que revela en el mundo es
algo hermoso, trágico, emocionante, es justamente lo que, en mayor o menor
proporción, se esfuerzan todos los poetas en alcanzar”[16]. No
es posible concebir la filosofía sólo como sistema teóricamente
elaborado, cuyo discurso se opere a través de conceptos lógicos, al
igual que a la literatura como simple aprehensión subjetiva expresadas en
imágenes. Tanto la filosofía
como la literatura aprehenden la realidad en su esencialidad en
correspondencia con su objeto, y emplean las múltiples formas
aprehensivas de que dispone el hombre.
Por eso existe comunidad, interacción y condicionamientos mutuos.
Los conceptos, las ideas, las imágenes, etc. son formas humanas de
asimilación de la realidad y no son privativos de una
ciencia específica. Una
filosofía que se aferre sólo a los tratados sistemáticos y a las
expresiones categoriales y una literatura que no admita las
contaminaciones filosóficas resultan estériles. “Toda obra poética
que realmente merezca el nombre, tiene algo de filosófica.
En los orígenes del filosofar,
la poesía, tan antigua como el hombre, prestó su forma a la naciente reflexión sobre el universo para plasmar la búsqueda
del argé o la aletheia. Las
primitivas cosmogonías, poemas de alta condición, se encuentran preñadas
de ideas cosmovisivas destinadas a fructificar en órdenes muy diversos,
pero, sobre todo, a constituirse en fuentes inmediatas de
la filosofía. Esto nunca ha dejado de ocurrir”[17]. La
historia de la filosofía y la historia de la literatura, dan cuenta de la
comunidad interactiva entre ambas disciplinas y las particularidades
expresivas de los literatos filósofos y los filósofos literatos. En
Lezama Lima, todo su universo poético da cuenta de ello.
Lo mismo pudiera decirse de Martí y Carpentier.
Es que en todo creador con sólida base cultural, literatura y
filosofía se presuponen, comunican y superan para expresar un discurso crítico
de fuertes raíces, espíritu ecuménico y vuelo cogitativo. III.
Especificidad del universo poético lezamiano.
Un profundo universo poético contiene la obra de Lezama Lima. Un rico sistema que hace gala de erudición enciclopédica y subjetividad humana. Un discurso subjetivo, pleno de humanidad que parte de las raíces con vocación ecuménica para penetrar con éxito en el hombre en relación con el mundo y la sociedad. Su quehacer poético-filosófico hace de la imagen y la metáfora sustancia proteica de la poesía con cauce de honda aprehensión. “En
los términos de mi sistema poético del mundo, la metáfora y la imagen
tienen tanto de carnalidad, pulpa dentro del propio poema, como de
eficacia filosófica, mundo
exterior o razón en sí. Es
uno de los misterios de la poesía la relación que hay entre el análogo,
o fuerza conectiva de la metáforas, que avanza creando lo que pudiéramos
llamar el territorio sustantivo de la poesía, con el final de este
avance, a través de infinitas analogía, hasta donde se encuentra la
imagen, que tiene una poderosa fuerza regresiva, capaz de cubrir esa
substantividad. La relación
entre la metáfora y la imagen se puede establecer con un caballo tan
alado como nadante que persiste en una sustancia resistente que en
definitiva podemos considerar como la imagen. La imagen es la realidad del
mundo invisible. Así los
griegos colocaban las imágenes como pobladoras del mundo de los muertos.
Yo creo que la maravilla del poema es que llega a crear un cuerpo,
una sustancia resistente enclavada entre una metáfora, que avanza creando
infinitas conexiones, y una imagen final que asegura la pervivencia de esa
sustancia, de esa poiesis. De
la misma manera que el hombre ha creado la orquesta, la batalla, los
soldados durmiendo a la sombra de las empalizadas, la gran armada, el
caserío del estómago de la ballena, ha creado también un cuerpo
artificial que resulta acariciable y existente, como la misma naturaleza
escondiéndose al tacto. En
alguna ocasión he hecho referencia, hablando de Martí
y tratando de establecer las misteriosas leyes de la poesía (y no
se olvide que las primeras leyes se hicieron en forma poética), que para
esas prodigiosas leyes de la imaginación, veinte años de ausencia
equivalen a un remolino en la muerte; así como, dentro de la orquesta,
una trompeta equivale a veinte violines.
Las conexiones de la metáfora son progresivas e infinitas.
El cubrefuego que la imagen forma sobre la sustantividad poética
es unitivo y fijo como una estrella.
Por eso afirmo en uno de mis poemas, paradoja profunda de la poesía,
que el amor no se ejerce caricioso, poro tras poro, sino de poro a
estrella, donde el espacio forma una suspensión y el cuerpo se lanza a
una natación que se prolonga”[18] En
su sistema poético se opone a la concepción heideggeriana del hombre
para la muerte, “levantando el concepto de la poesía que viene a
establecer la causalidad prodigiosa del ser para la resurrección, el ser
que vence a la muerte y a lo saturniano.
De tal manera que si
me pidiera que definiera la poesía, una coyuntura casi desesperada para mí,
- enfatiza Lezama- tendría que hacerlo en los términos de que es la
imagen alcanzada por el hombre de la resurrección”.[19] En
su sistema poético trata de destruir la casualidad aristotélica en función
de la búsqueda y encuentro de lo incondicionado poético, de la imaginación
creadora. Al mismo tiempo
cree posible “hablar de caminos poéticos o metodología poética dentro
de ese incondicionado que forma la poesía.
Para ello se remite a la historia e ilustra con ejemplos. Considera
que todo hombre cree en algo, pues según él, hasta el
propio “Valéry que hizo profesión de ateísmo, cuando definió
la poesía, lo hizo diciendo que era el paraíso del lenguaje. Ya ve usted
–destaca Lezama- el caso de un ateo usando la palabra paraíso con toda
la resonancia de un católico “.[20] Ante
una pregunta sobre la inexistencia del alma, si bien la afirma en su
sistema, el poeta muestra tolerancia. “Amigo mío,- responde Lezama-
siempre he creído que mi sistema poético es algo bello en sí: pero
nunca he tenido la soberbia de pensar que es algo único. Sobre él, sitúo
a la poesía. La poesía como
misterio clarísimo o, si usted quiere, como claridad misteriosa. Esa
ambigüedad me permite decirle que no
soy quien debe responder esa pregunta, sino el tiempo, el tiempo
que hace poesía y la poesía que hace en el tiempo.[21] En
el sistema poético lezamiano, imagen, mito y
poesía integran una
totalidad integradora del discurso aprehensivo de la realidad. “Después
que la poesía y el poema ha formado un cuerpo o un ente, y armado de la
metáfora y la imagen, y formado la imagen, el símbolo y
el mito -y la metáfora que puede reproducir en figuras sus
fragmentos o metamorfosis-, nos damos cuenta que se ha integrado,
una de las más poderosas redes que el hombre posee para atrapar lo fugaz
y para el animismo de lo inerte”[22].
Lo mismo ocurre con el juego que forma en su sistema un sentido cósmico y preside todo el devenir universal hacia
la unidad. La
relación hombre-cosmos en sus diversas manifestaciones está presente en
toda la obra poética de Lezama Lima. En su esencia se traduce en una
cosmología poética, extremadamente enrevesada y difícil de
comprender para algunos. Pero
esto no le preocupa al poeta. Sencillamente,
afirma: “Hay la poesía oscura y la poesía clara (…), en definitiva
ni las cosas oscuras lo son tanto como para darnos horror, ni las claras
tan evidentes para hacernos dormir tranquilos.
Lo que cuenta –aquí sigue a
Pascal (…) es el eterno reverso enigmático, tanto de lo oscuro o lejano
como de lo claro o cercano. La tendencia a la oscuridad, a resolver
enigmas, a cumplimentar juegos entrecruzados es tan propia del género
humano como la imagen reflejada en la clara lámina marina, que puede
conducirnos con egoísta voluptuosidad a un golpe final, a la muerte.
No hay que buscar oscuridades
donde no existen”[23]
. Lezama
revela en lo poético, con todos los medios y formas de expresarse, un
modo de perenne ascensión,
propio de un logos profundo que se aprehende
a través de dos vías esenciales: doxa y ciencia y cuyo resultado
encarna el sentido cósmico, o
el cosmos mismo. Así, en
Muerte de Narciso, “ el mito que
le sirve de base, la contemplación de la propia belleza que consume a su
protagonista, permite establecer una especial relación cognoscitiva entre
hombre y universo, dirigida al sentido cósmico
de la unidad entre ambas”[24] En
esta misma dirección podría analizarse su teleología insular
estrechamente vinculada a lo cósmico universal, el problema de la muerte,
el tiempo y el espacio, la historia en fin, el hombre en relación
con el mundo en sus varios avatares. En
todo su sistema poético y el discurso que lo expresa, filosofía y
literatura aparecen mancomunados como un crisol unitario en pos de lo grande y absoluto y con la convicción
que el conocer como forma del servicio, es la caridad entrando como una nueva categoría en todo filosofar”
[25]. IV.
Paradiso: una obra universal.
La primera edición de Paradiso aparece en 1966. Es una obra maestra de quilate universal que muestra la madurez de un autor en cuanto a profesionalidad, estilo, originalidad creadora, maestría filosófico –literaria y posesión de una vasta cultura. No
se trata de una novela épica. Es una novela poética, cuyos antecedentes
están en la propia poesía de Lezama. En prosa
resume su cosmos poético, estrechamente vinculado a su concepción
del mundo, y a su visión del hombre en su formación y despliegue, en sus
orígenes; en su pasado. “En Paradiso no se busca lo histórico
concreto. Se busca recrear el
pasado; pero siempre a través del recuerdo, de esa memoria afectiva que
es la que guía el orden en que aparecen estructuradas las vivencias y
recursos del autor”[26].
Su personaje central –protagónico- José Cemí – encarna la búsqueda
lezamiana. “José Cemí no es más que un poeta que busca la verdad.-
podríamos decir, la sabiduría a través de la poesía, en tanto libertad
absoluta- .Y Paradiso es la historia de ese personaje, y de su familia, y
de sus amigos, y de las solicitaciones que le hace la realidad”, de sus
aprehensiones sensoriales, sentimentales
y ancestrales que le trasmite su madre y el destino que le ha fijado: Tu
destino es contar la historia de tu familia”[27]. La
novela no soslaya totalmente la historia, pero no la asume de frente.
Aparece sólo en aquellos que tiene que ver con el aprendizaje
vital”, es decir, poético, a través de recuerdos, imágenes. Los
motivos históricos se subordinan a ello.
“Sencillamente, hay otro sentido de lo histórico, que viene dado
a través de la asimilación subjetiva
del mismo.
Busca
la expresión de la cubanía desde dentro: la
familia, las tradiciones, las costumbres y los sentimientos”[28]
. Cemí lo asimila, se encuentra, a través de un mundo real e imaginario.
Así asume el sentido de la vida, de la muerte, del destino, del
deber, como experiencias vividas o trasmitidas por su madre y los
recuerdos e imágenes. Para
Cintio Vitier –amigo de Lezama- “Paradiso es una invitación a la
sabiduría”[29].
Una novela útil y trascendente por su contenido y riquezas expresiva
y poética, “la historia imaginaria de la formación de un poeta
que quiere alcanzar o merecer la sabiduría. Su intención es a la vez
testimonial, catártica y
pedagógica”[30]. El resultado, una pieza filosófica literaria,
permeada de humanidad que sigue un cauce con sentido cultural antropológico
en pos de trascendencia y universalidad. Por eso y mucho más, coincidimos con Dolores Nieves, cuando afirma “ Hace años, Cintio Vitier, al referirse a la poesía de Lezama, dijo: “Si aquello no se resolvía en un caos, tenía que engendrar un mundo”[31]. Y esto es realmente lo que ocurrió. Un mundo exuberante y complejo es la poesía de Lezama. Y como remate de ella, un mundo complejo, difícil, a veces desconcertante, pero siempre incitante es Paradiso, que se ha ganado ya, por derecho propio, un lugar entre las más importantes novelas cubanas de todos los tiempos” ¿y por qué no, un lugar entre la novelística universal?
Referencias: [1] Citado por Cintio Vitier en su prólogo a José Lezama Lima-Paradiso, Edit. Letras cubanas, La Habana, 2000, p.VII. [2] José Lezama Lima. Carta al Sr. Álvarez Bravo, La Habana, 19 de diciembre de 1964. En Orbita de Lezama Lima, Ediciones Unión, La Habana, 1966.p. [3]
Orbita de Lezama Lima. Edic. citada, p. 32. [4]
Ibidem,p.12 [5]
Ibídem,pp.13-14 [6]
Ibídem,pp.-14 [9]
Ibidem, pp.-16-17 [10] Ibídem, p. 17
[11]
(…) Nos entrega una tiempo fabuloso en el que el poeta no es otra
cosa que un ser lleno de asombros que
toma la palabra para vivir en ella y por ella.
Que rompe con las clasificaciones y hace que la naturaleza
irrumpa en el recinto de la fábula que hace la historia o de la
historia que hace la fábula.”(Armando Alvarez.Orbita de Lezama
Lima. Edic. citada,
p. 18) [12]
Ibídem p. 19 (Carta de Lezama a Cintio Vitier) [13]
Ibídem pp.20-22 [14]
Ibídem pp.22 [15] José Lezama Lima.- La cantidad hechizada. (citado en Rensoli, L.e Fuentes, J. Lezama Lima: Una Cosmología Poética. Edit. Letras Cubanas, La Habana, 1990,p.7 [16] G. Santayana. Tres poetas filósofos. Editorial Losada, S.A. Buenos Aires 1943,p.19 [17] Rensoli, L, Fuentes, J.- Lezama Lima: Una Cosmología Política. Edit. Letras Cubanas, La Habana, 1990, p.8. [18] Orbita de Lezama Lima. Edic. citada, p.31-32 [19]
Lezama Lima, José Orbita de Lezama Lima. Edic. cit.p.35 [20]
Ibídem p.44 [21] Ibídem pp.44-45 [22] José Lezama Lima.- Las imágenes posibles [23] José Lezama Lima. En órbita de Lezama Lima. Edic. cit. Pp.30-31 [24] Rensoli, L. Fuentes, I..- Obra citada, p. 31 [25] Lezama Lima. En Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. No 2. Mayo – agosto,1988 p.122
[26]
Dolores Nieves.- Para una aproximación a Paradiso. Revista
Universidad de La Habana 221 Sept-dic. de
1983,p.27. [27]
Ibídem. p.28 [28]
Ibídem. p.27 [29] Cintio Vitier.- Prologo a Paradiso. Edit. Letras Cubanas La Habana, 2000,p.VII [30]
Ibídem p.VII [31] Ibídem p.32 |
Prof. Titular consultante Rigoberto Pupo Pupo
Doctor en Filosofía. Doctor en Ciencias.
Pedagogo destacado del siglo XX cubano
Premio Internacional al Mérito histórico, Sociedad de Historia,
Geografía y Estadística, NL, 2013
Universidad de La Habana, Cuba
Universidad “José Martí” de Latinoamérica
Multiversidad Mundo Real “Edgar Morin”
rigobertopp3@yahoo.com.mx
Editado por el editor de Letras Uruguay
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