Aprehensión martiana en Juan Marinello |
Martí,
escritor americano, la obra cumbre de Marinello, según José A. Portuondo,
consagra a su autor como el martiano mayor. Al hombre de profundo
pensamiento y sensibilidad, que con miraje de hondura y alto vuelo
revelador, descubre en la “selva” del Maestro una trinchera de ideas
para todos los tiempos. “Frente a las magnas tareas presentes cobra
suprema actualidad aquella estampa en que Martí dibuja al escritor cabal
que ha de nacerle a sus pueblos: “Así digno y libre, independiente y
sabio, conocedor de los demás y de sí mismo, a la par instruido de
inspirado, así ha de ser el que en nuestros días quiera robar una
estrella más al cielo para dejarla en la tierra perpetuamente unida a su
nombre”. Admitamos la sentencia, de lindo romanticismo martiense, y
fijemos los ojos en los fundamentos de su mandato. Sigámoslo en su
advertencia dialéctica que ordenaba seguir los rumores del tiempo,
superando los rumores vencidos”.1 Asunción creadora de la
“selva” del Maestro. No
resulta fácil asumir creadoramente a un creador de la estatura de José
Martí. Marinello lo hizo sin proponérselo. Sencillamente siguió a Martí
con devoción infinita y misión consagrada. Penetró tanto en él y
conoció tan a fondo su método y su estilo que muchas autoridades
martianas reconocen similitudes en ambos discursos. Ya en 1941, - escribe
Cintio Vitier – en plena posesión de sus criterios y de su estilo, pudo
ofrecernos el ensayo rector -se refiere a “Españolidad literaria de José
Martí- de una nueva estimativa de Martí como escritor revolucionario.
Aquellas páginas definen los rumbos que van a guiar la indagación
martiana de Marinello hasta los últimos años de su vida”.2
Con
inusitada fuerza conceptual e interpretativa, Juan Marinello indaga en las
fuentes nutrientes martianas, consciente, además, que cuando las
influencias son sentidas, dejan de serlas3,
se integran al discurso creativo totalizador
con tono propio y raíces firmes. Muchos
estudiosos de la obra martiana consideran la producción intelectual de
Juan Marinello en torno a José Martí como una excelente contribución
fecundante, no sólo por la profundidad creadora con que desentraña las
esencias del Maestro, sino además por la fuerza estilística perneada de
agudeza, belleza y originalidad personal. Su discurso interpretativo
martiano –todo “una voluntad de estilo” mediado por un ímpetu de
alto vuelo sintetizador- capta de forma inusitada en cuerpo y alma el espíritu
del Maestro. Hay
en Marinello un modo peculiar de asumir a Martí, a partir de un método
–aportado por la propia “selva martiana”-, cuyos resultados
dan realidad a una visión inédita del Maestro como totalidad
trascendente. Método que, en tanto
expresión del todo en lo que tiene de esencial –el hombre, la
subjetividad humana y su actividad objetivada en la cultura- garantiza una
interpretación unitaria del ser existencial martiano y su obra. Con
ello, Marinello logra una exposición orgánica y coherente del
pensamiento del Apóstol, así como determinar su axiología como
totalidad de creación humana que hace del oficio y la misión del hombre
un eterno ejercicio de acción humana, materializada en una obra
revolucionaria y latinoamericanista que hurga en el ser de Nuestra América,
en función de su identidad propia y su inserción en la modernidad con
independencia auténtica y soberanía legitimadora. La
asimilación profunda de la rica tradición del pensamiento humanista
cubano, latinoamericano y universal, vinculado estrechamente con la dialéctica
marxista y leninista que ha asumido creadoramente, le abre caminos
insospechados a Juan Marinello en la búsqueda martiana. Su enfoque –síntesis
concreta de la articulación dialéctica del marxismo con lo mejor y más
avanzado de nuestra tradición- se traduce en un método que en pos de la
totalidad, no pierde de vista las múltiples mediaciones en que deviene el
objeto investigado. Un
método que parte del hombre en sus circunstancias y contextos
socioculturales e históricos para determinar cauces interpretativos
reales sin a priorismos. Sencillamente, es el hombre (Martí) como sujeto
que piensa, siente, actúa y se comunica con el entorno histórico-cultural
en que se despliega su pensamiento y su praxis. Coincidiendo
con el Maestro, Marinello se dirige al hombre, en tanto esencia cultural y
espíritu del pueblo. “Pero, no queriendo Martí el oficio de escritor
enfatiza Marinello – sino el de hombre, como dice alguna vez llega a ser
el más rico, el más original, el más entero de los escritores hispánicos
de América. Lección definitiva para los que todavía ponen en duda, que
la grandeza del artista viene de sus íntimas potencias de hombre, y que
estas tendrán tanta fuerza cuando se hayan asimilado la sed de un pueblo
y el querer de una época4 “. Un
sentido histórico – cultural, a manera de vía de acceso, nuclea el método
de Marinello en la aprehensión de las esencias martianas. Devela sus
grandes atributos como escritor, pero ínsitos, en las “íntimas
potencias del hombre”, como él solía llamar, siguiendo al Maestro. Por
eso, “la vida fue para Martí corriente tumultuosa, rica y cambiante,
contradicción y ascensión”5,
en función de la percepción del hombre y del cumplimiento del deber. En
Martí, Marinello, descubre todo un cosmos de humanidad y al mismo tiempo
un modelo a seguir, en cuanto a valores se refiere. Martí cree en el
hombre y cultiva humanidad. Su vida es en sí misma una obra cultural al
servicio del porvenir, una “real utopía que en tanto tal, anticipa,
modela y preludia una sociedad fundada en la moral”. En Martí –
escribe Marinello – el escritor es, como el héroe, un obrero del
porvenir, un espíritu sediento de convivencia ennoblecedora. Su prosa y
su verso son instrumentos políticos en el más estricto y ambicioso
sentido. Su literatura, como su acción, son desvelo cubano y trabajo por
un tiempo nuevo; por ello, para los cubanos su obra sobrepasa la
vigilancia profesoral y la consideración placentera del hombre de
sensibilidad”6
Marinello
penetra en el humanismo martiano y en el sistema axiológico que le sirve
de sostén. Comprende que en el Maestro “(...) lo que comienza por
anotación crítica termina siempre por entendimiento trascedente”7, que “un hombre de
esta calidad (...) al mismo
tiempo (...) abre las más duras preguntas filosóficas”8.
Por eso, cuando miramos “el camino de su literatura que parecía
alejamiento, desembocamos en el asombro de una vida sin semejanza. Y una
vida de esta categoría es mucho más que una vida; es un hecho moral
(…). De ahí – enfatiza Marinello – que leer un artículo o un poema
de Martí, y a veces un solo verso y una sola línea, sea una
responsabilidad de meditación en el hombre y en su mensaje”9. En
la aprehensión martiana de Marinello, en plena sintonía con el discurso
del Maestro, el hombre ocupa un lugar central. Es que partir del hombre y
su actividad, concretada en la cultura constituye en esencia el núcleo
estructurador del método marinelliano. Esta
estrategia metodológica no es casual. Sigue la lógica especial del
objeto especial, pues “(…) desde su primer día vigente – se refiere
a Martí – aquel en que se reveló a su conciencia el mundo empedernido
y el mundo ansioso, hasta el día en que dejó la tierra por el camino que
había elegido, fue su preocupación primera el hombre y su destino10”.
Pero el hombre concreto, real, hacedor de historia. El hombre que vincula
indisolublemente el oficio y la misión comprometida con las grandes
masas, con el pueblo. Por eso “hay que entenderlo como un conjunto de
anticipaciones fecundas que marcan nuevas posibilidades de ascensión11”. Anticipaciones
fecundas, fundadas en un pensamiento donde los momentos ético, estético
y político, se presuponen hasta integrarse en una totalidad unitaria,
pues “las grandes páginas revolucionarias – y no hay mayor que José
Martí en la escala cubana – han de estimarse en el conjunto eficaz, en
la medida real de sus servicios, en el balance estricto de su rendimiento
patriótico”12. Marinello,
por las exigencias propias de su método, descubre a Martí como totalidad
trascendente. Es difícil encontrar una arista del pensamiento martiano
que no haya sido objeto del discernimiento de Marinello. El ideario
integral martiano, su antiimperialismo, latinoamericanismo,
anticlericalismo, antirracismo, en la intelección de Marinello, totalizan
una vocación martiana, nacida de una cultura militante que afirma la
identidad humana y cree en la utilidad de la virtud y el perfeccionamiento
del hombre. Marinello
descubre en Martí, al hombre de todos los tiempos, al guía espiritual
que rechaza la guerra y la violencia y la promueve y proclama para el bien
común. Al hombre que ha convertido la patria en agonía y deber, en pos
de una república con todos y para el bien de todos, donde su ley primera
sea el culto a la dignidad plena del hombre. Por
eso, su revelación martiana le permite afirmar: “el impulso creador de
Martí no se murió en él porque es una resonancia y una continuidad,
porque puso su voz en la impaciencia noble de los hombres y,
apasionadamente, en el destino de sus pueblos. Por largo tiempo todavía,
mientras subsistan las realidades primordiales que contempló, su
advertencia será oportuna y fecunda. Y después, cuando hayan sido
cambiados por otros mejores, todavía tendrá vigencia su lección de
preguntar al hombre americano – con virtud artística - cuál es su
pesadumbre y hacia dónde apunta su esperanza”13.
Pero
la asimilación creadora de la “selva” del Maestro por Marinello, no
se reduce a la comprensión y descubrimiento de un método que reproduce a
Martí como totalidad trascendente. Además, es cauce hermenéutico de
implicación heurística que encuentran concreción en: 1.
La comprensión compleja del hombre y su subjetividad, como posibilidad
infinita de excelencia y creación. 2.
La exposición unitaria de la relación cultura – política e identidad
nacional. 3
Espíritu de raíz y vocación ecuménica. 4.
La asunción de los valores como fuerzas esenciales para la formación
humana. 5.
Revelar cómo la filosofía martiana deviene programa pedagógico para la
formación humana a través de la axiología de la acción, dando
prioridad al componente ético del devenir humano. Tanto
su oficio -gran escritor ensayista- como su misión humanista y patriótica
determinan en Marinello un discurso y una praxis, perneados de razón utópica.
Una gran utopía cuando se engendra sobre la base de necesidades e
intereses auténticos es capaz de trascender la realidad y realizar el ser
esencial del hombre y de los pueblos En
Marinello, razón utópica y realidad trascendente compendian una unidad
orgánica mediada por la praxis creadora. El hombre como sujeto histórico
–cultural, proyecta lo por venir con arreglo a sus necesidades e
intereses. Por eso exige mirar el presente con ojos humanos y comunicarse
con el pasado “con sed de futuro”, para realizar la obra humana con
“raíces y propósitos”. La
tesis marinelliana de concebir al hombre como posibilidad infinita de
excelencia y creación, siguiendo a Martí, en sí misma lleva el sello de
la razón utópica que orienta su discurso. Un discurso de alto vuelo
cogitativo y belleza estilística que no evade el drama humano. Todo lo
contrario, es consustancial a él. Su
programa de resistencia y de lucha sin soslayar lo inmediato se orienta a
la mediatez, como profundo veedor que mira hacia el futuro. No separa la
teoría de la práctica. Sabe que la teoría alumbra caminos y la praxis
cambia, corrige y comprueba. Por eso el sedimento utópico de su pensar
impulsa los vuelos de alturas sin perderse en el horizonte. La praxis
misma comporta terrenalidad del pensamiento y adecuación a fines. Se
trata de una filosofía de la praxis o de la subjetividad en constante diálogo
con la realidad para aprehenderla humanamente en bien de la sociedad. En
los momentos actuales: tiempos de batallas de ideas, Marinello, con plena
fidelidad martiana, continúa construyendo utopías realistas en su
pueblo, sobre la base de prácticas creadoras que no separan el oficio de
la misión, la ciencia de la conciencia y la razón de los sentimientos. El revelador martiano hizo mucho, sigue haciendo, y aún tiene mucho que hacer. Su obra y pensamiento continúan trascendiendo.
Referencias:
1 Marinello, J. J. Martí, escritor americano. Imprenta de Cuba, La Habana, 1962, pp. 326-327. 2 Vitier, C. Martí en Marinello. Casal en Martí. Anuncio del Centro de Estudio Martiano 9/1986, pp. 213-214. 3 “Andan en nuestro grande hombre trenzados de tal modo la ansiedad libertadora con el decir inesperado e infalible, que la vibración redentora nos saca con frecuencia de los cauces del menester crítico”. (Marinello, J.- Testimonio. Anuario del Centro de Estudios Martianos 7/1984, p. 167). 4 Marinello, J. Españolidad literaria de José Martí. Once ensayos martianos. Comisión Nac. Cubana de la UNESCO, La Habana, 1964, pp. 26-27. 5 Ibídem, p. 30. 6 Ibídem, p. 48. 7
Ibídem, p. 20. 8
Ibídem. 9
Ibidem. 10
Ibídem, p. 50. 11 Ibídem, p. 72. 12 Ibídem, p. 74. 13 Marinello, J. Martí escritor americano. Imprenta Nacional de Cuba, La Habana, 1962, p. 292. |
por Dr. Sc. Rigoberto Pupo Pupo
Dr. en Filosofía. Profesor Titular, Investigador Titular de la Universidad de La Habana
Ver, además:
Dr. Sc. Rigoberto Pupo Pupo en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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