¿Puede el lenguaje ser personaje central de
Paradiso? |
|
En el mar de acercamientos primarios a la monumental novela Paradiso, de José Lezama Lima, aparece también la ubicación del lenguaje como personaje central. Sin embargo, desde el primer párrafo, José Cemí es aprehendido, con su ambiente circunstancial, como el verdadero personaje central, y es focalizado justo en su aparición de un otro enfermo, doble, que en apenas un párrafo habrá de llegar a su inevitable condición de uno, es decir, a su estatus vital de personaje. La insistencia en la focalización que hace el propio autor me lleva a ceder, por fin, a la tentación de convocar todo ese párrafo inicial de Paradiso: La mano de Baldovina separó los tules de la entrada del mosquitero, hurgó apretando suavemente como si fuese una esponja y no un niño de cinco años; abrió la camiseta y contempló todo el pecho que se abultaba y se encogía como teniendo que hacer un potente esfuerzo para alcanzar un ritmo natural; abrió también la portañuela del ropón de dormir, y vio los muslos, los pequeños testículos llenos de ronchas que se iban agrandando, y al extender más aún las manos notó las piernas frías y temblorosas. En ese momento, las doce de la noche, se apagaron las luces de las casas del campamento militar y se encendieron las de las postas fijas, y las linternas de las postas de recorrido se convirtieron en un monstruo errante que descendía a los charcos, ahuyentando a los escarabajos[1]. |
Reemprendamos la búsqueda deconstructiva
de su propia explicación para un buen ejercicio de las precisiones. Cada palabra era para mí la presencia innumerable de la fijeza de la mano nocturna. Es la hora del baño, vamos a almorzar, a dormir, tocan la puerta, eran para mí como inscripciones que engendraban incesantes evaporaciones, inmutables y obsesionantes esbozos de novelas. Eran larvas de metáfora, desarrolladas en indetenible cadeneta, como una despedida y una nueva visita[2].
La hora del baño, la de almorzar, de
dormir (ciclos naturales de la existencia misma) y las apariciones de
las visitas imprevistas, en un hombre que, se sabe, exigió siempre que
se le anunciase la visita pues, su acostumbrada ironía profesaba que, si
alguna utilidad tenía el teléfono, sería esa justamente, se convierten
en inmutables y obsesionantes esbozos de novelas, o sea, en “larvas de
metáfora”. La metáfora significa, pues, a través de una imagen otra que
es puesta en relación con el significado.
El estilo y, sobre todo, las normas del
estilo lezamiano en la vorágine de su escritura, arrastran tal juego de
anunciaciones, puesto que en rigor los presuntos esbozos no se componen
de una sola imagen o una sola frase ni, tampoco, de varias de ellas
procedentes de una unidad de idiolectos culturales, sino de la
diversidad de la azarosa lectura del autor, verdadero imán devorador.
Por tanto, si el autor impone normas estilísticas de alteridad,
sistematizadas, hay que entenderlo a partir de la estilística, aunque
después, y necesariamente, el análisis reclame otros ejercicios de
transversalización. La sombra, el doble, es el que rinde la ofrenda. El doble hace la primera ofrenda, rinde la primera imagen y Cemí asciende por la piedra del sacrificio a cumplimentar su patronímico de ídolo o imagen[7].
No solo se ha presentado José Cemí bajo su
doble condición de enfermo sino que lo vemos bajo los cuidados de la
nodriza, que es un doble del cuidado materno, una madre otra que va a
nutrir lo entrañable de su infancia. A las doce de la noche, momento en
que el día muere para dejar nacer un día nuevo, esta nodriza se enfrenta
a la intoxicación del protagonista empleando una luz remota en el
tiempo, una vela, pues el campamento militar se apagaba justo en esa
hora bajo la imagen de un monstruo que viene a devorar escarabajos. Notas [1] José Lezama Lima: Paradiso, Fondo Editorial Casa de las Américas, La Habana, 2000, p. 43.
[2] José Lezama Lima: «Confluencias», en La cantidad hechizada, Ediciones Unión, La Habana, 1970, p. 440. Las referencias siguientes corresponden al mismo ensayo.
[3] Ob. Cit., p. 442.
[4] Ob. Cit., p. 441.
[5]
[6]
[7] |
Jorge Ángel Hernández
jorgeangelhdez@gmail.com
Publicado, originalmente, en Cuba Literaria http://www.cubaliteraria.cu/ - 26 de enero de 2015
http://www.cubaliteraria.com/articuloc.php?idarticulo=18200&idcolumna=29
Autorizado por el autor
Editado por el editor de Letras Uruguay
Email: echinope@gmail.com
Twitter: https://twitter.com/echinope
Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/
Círculos Google: https://plus.google.com/u/0/+CarlosEchinopeLetrasUruguay
Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay
Ir a índice de Ensayo |
Ir a índice de Hernández, Jorge Ángel |
Ir a página inicio |
Ir a índice de autores |