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Todo
lo que realmente necesito saber lo aprendí en el parvulario, de Robert
Fulghum. Plaza & Janes Editores. Barcelona, 141 paginas -
por Lic. María
González Rouco Robert
Fulghum escribió el texto que da titulo al volumen, ése que nos entregan
las maestras jardineras y que dice así: "Siendo
ya anciano me di cuenta que ya se la mayor parte de lo que hace falta para
vivir una vida plena, que no es tan complicado. Lo sé. Y lo he sabido
desde hace mucho, muchísimo tiempo. Aquí está mi credo : Todo
lo que hay que saber sobre cómo vivir y que hacer y cómo debo ser lo
aprendí en el jardín de infantes. La
sabiduría no estaba en la cima de la montaña de la universidad, sino allí,
en la arenera. Estas son las cosas que aprendí : Compártelo
todo. Juega
limpio. No
le pegues a la gente. Vuelve
a poner las cosas donde las encontraste. Limpia
siempre lo que ensucies. Pide
perdón cuando lastimes a alguien. Lávate
las manos antes de comer. Sonrójate.
Las
galletas calientes y la leche fría son buenas. Vive
una vida equilibrada. Aprende
algo y piensa en algo. Dibuja,
pinta, canta, baila, juega y trabaja cada día un poco. Duerme
la siesta. Cuando
salgas al mundo, ten cuidado con el tráfico. Tómate
de las manos y no te alejes. Permanece
atento a lo maravilloso. Recuerda
la pequeña semilla en el vaso, las raíces bajan y la planta sube y nadie
sabe realmente cómo ni por qué, pero todos somos así. Los
peces de colores, los ratones blancos e incluso la pequeña semilla del
vaso, todos mueren y nosotros también. Recuerdo
una de las primeras palabras que me enseñaron, una muy grande : mira. Todo
lo que necesitas saber está allí, en alguna parte. La regla de oro, el
amor y la higiene básica. La ecología y la política, la igualdad y la
vida sana. Toma
cualquiera de estos ítems y tradúcelo en términos adultos sofisticados
y aplícalo a tu vida familiar o a tu trabajo, a tu gobierno o a tu mundo
y se mantendrá verdadero, claro y firme. Y aún es verdad, no importa
cuan viejo seas, que al salir al mundo es mejor tomarse de las manos y no
alejarse demasiado". Un dia esa pagina, tan sabia y emotiva, llegó a manos de una agente literaria, quien la encontró en la mochila de su hijo, y ella le preguntó al autor si tenia escrito algo mas. De esa petición surgió el libro que nos ocupa, que es tan interesante y aleccionador como el breve texto que conocemos, un «libro dirigido a levantar el animo y calentar el corazón». De
su obra dice Fulghum: «Lo que vas a leer se escribió a lo largo de
muchos años, a trozos y poco a poco, y esta dirigido a amigos,
familiares, a una comunidad religiosa y a mi mismo, sin pensar en
publicarlo en forma de libro. No sé cómo llamaras tú a esto. Yo pienso
en ello como ‘mis materiales’, un informe escrito sobre lo que pasa
por mi cabeza y en mi vida». Se
autodefine como filósofo, y ha trabajado como cowboy activo,
interprete de canciones populares, vendedor de computadoras, pastor de una
parroquia, camarero de bar, profesor de dibujo y pintura. En su libro se
encuentran alusiones a varias de estas facetas de su vida, vistas siempre
desde la perspectiva analítica de un hombre que no se conforma con la
apariencia de los seres y cosas que lo rodean. Y,
como era de esperar, en esta obra tiene papel preponderante la infancia:
la suya -que recuerda con nostalgia- y la de otros, incluidos sus hijos. Cuando
de niños y adolescentes se trata, opina acerca de la forma en que deben
ser educados, pero no con frialdad académica, como un estudioso de la
cuestión, sino como un padre y maestro que ha vivido experiencias
singulares a lo largo de su existencia. Dice por ejemplo: «Al salir del
instituto, de la universidad, del nido de los padres. ¿Qué les daremos
en estas ocasiones? Imaginación. Un empujón hacia arriba, una bendición».
Así,
escribe: «Gritarles a cosas vivas puede hacer que muera el espíritu que
hay en ellas. Los palos y las piedras pueden romper nuestros huesos, pero
las palabras rompen nuestros corazones», o si no «Los adultos no juegan
al escondite. Al menos, no para divertirse. Es una lastima». Como éstas, muchas otras frases nos hablan de la posibilidad de recuperar el estado de gracia que caracteriza a los pequeños y a quienes, aunque adultos, no han perdido la capacidad de mirar el mundo con otros ojos. |
María
González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista
Encontré en su página un texto de Robert Fulghum que me pareció genial y se me ocurrió compartirle un video que contagia valores y sabiduría desde los ojos de un niño (yo quería hacer una canción para enseñarle a mi hija las cosas más importantes de la vida y terminé haciendo una canción con todo lo que aprendí y sigo aprendiendo de ella cada día) Ya tuvo más de 28.000 visitas en tres meses! http://www.youtube.com/watch?v=eTyHYNin7Nc Espero que sume. G Guillermo Echevarría Coach en Liderazgo Soluciones de Coaching http://www.decoaching.com +54 (11) 4963-6980 Celular: 15 4947 6182 Av. Pueyrredón 1005 Piso 6º "D" CP 1118 - Capital Federal Argentina |
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