Silvina Ocampo: la búsqueda de la esencia |
El surgimiento de la vocación artística
puede evidenciarse en las formas mas diversas: a veces, el autor no
encuentra su modo de expresión, se mueve vacilante entre diversas artes
sin llegar a identificarse plenamente con ninguna de ellas. Esto es lo que
le sucedía a Silvina Ocampo cuando sintió que necesitaba expresarse estéticamente; dotada para la
plástica y las letras, "dibujaba lo que
no podía escribir y escribía lo que no podía dibujar". Finalmente,
optó por la ficción, y así comenzó un largo camino que le deparó
innumerables satisfacciones.
En el año 1937 publicó Viaje olvidado, que inauguró una época de la narrativa femenina argentina. Le siguieron, entre otros, Espacios métricos (1945), Las invitadas (1961) y Amarillo celeste (1972). Su obra abarca poesía, cuento y teatro. Entre los autores que mas gravitaron en su concepción artística, recordaba a William Shakespeare, Ronsard, Kafka y John Donne; sus primeros escritos fueron redactados en ingles, francés o castellano, indistintamente, aunque en nuestro idioma no se sentía tan suelta como en los anteriores. La evocamos a partir de los cuentos de un libro suyo de 1987, titulado Y así sucesivamente, compuesto por veintitrés textos sobre muy variados asuntos. Sin embargo, hay algo que los unifica: la autora efectúa en ellos -a nuestro entender- una indagación acerca de la esencia misma del ser humano, de aquello que permanece oculto. Al presentarlo con otra carnadura, puede hacernos pensar en un relato fantástico, mas no se trata de un hecho sobrenatural, sino de la develación de la interioridad del hombre. Veamos, por ejemplo, el cuento titulado "El rival". "Tenia los ojos, mas bien dicho las pupilas, cuadradas, la boca triangular, una sola ceja para los dos ojos", así describe el narrador testigo a un misterioso personaje, con quien compartirá momentos alucinantes. Su proceder era incomprensible; encerrado en un mutismo tenaz, realiza junto con el narrador y una mujer un largo viaje por el país. Llamaba Ia atención en él su firme oposición a la caza, afición que consideraba por demás sádica. En Misiones se produce un incidente: el personaje desaparece. Inútil es esperar su regreso, se ha perdido en la inmensidad de la selva. Horas mas tarde, el narrador advierte un jaguar; "avanzaba como avanza el agua, sinuosamente. Lo primero que vi fueron sus ojos, las pupilas cuadradas". "Sabanas de tierra" es una narración en la que asistimos a la consubstanciación de un hombre con lo que él mas ama. Es de subrayar -en lodos los cuentos, pero muy especialmente en éste- la riqueza de imágenes forjadas por Silvina Ocampo para transmitir una idea. Su literatura tiene mucho de dibujo, de colores vividos ensamblándose. El cuento esta protagonizado por un jardinero que se vuelve parte del paisaje; notemos la belleza de las frases que describen este singular momento: "El jardinero sintió su mano abrirse adentro de la tierra, bebiendo agua. Subía el agua lentamente por su brazo hasta el corazón. Entonces se acostó entre infinitas sabanas de tierra. Se sintió crecer con muchas cabelleras y brazos verdes". Cuando le preguntaron cuáles eran los temas constantes que definían su obra, la escritora señaló "el amor, el tiempo, la confusión de sentimientos, complicaciones en las relaciones humanas". Hay otros temas -comentó- que no quisiera abordar. pero que vienen inevitablemente a su encuentro: "Los de la venganza, de los celos, del dominio de un ser sobre otro ser, el engaño, la naturaleza". El tema de la venganza aparece en el primer relato del volumen. "Inauguración del monumento" refiere las vidas de dos chicos criados en el mismo pueblo. Domingo Alopex y el general Drangulsus. La historia comienza en el momento en que Alopex asiste a la inauguración de la estatua con su hijita de cinco años. Al comenzar la narración encontramos un elemento anticipatorio, pues uno de los presentes afirma: "Con esta estatua va a suceder lo mismo que con la de Mitys en Argos. ¿Lo recuerda? La estatua de Mitys mató al hombre que lo había asesinado". "La pista de hielo y fuego" nos habla de la incomunicación en
la pareja. Tan estériles durante el matrimonio como lo fueron en el
noviazgo, los diálogos se suceden, dejando en los interlocutores una
sensación de vacío, de falta de sentido. Ante la imposibilidad de
establecer un vínculo cierto, marido y mujer deciden dedicarse a su
profesión sin abandonarla un instante, esperando que la muerte los libere
de tan angustiosa situación. Estos son algunos de los cuentos que nos dejó Silvina Ocampo. Tanto en ellos como en los restantes advertimos una preocupación por el ser humano -su innegable protagonista-, un afán de dilucidar los motivos de las reacciones a veces inesperadas, de colocar bajo la lupa hechos aparentemente cotidianos, pero que nos revelan en nuestra mas desnuda soledad. |
María
González Rouco
Lic. en Letras UNBA, Periodista
El Tiempo, Azul, 2 de enero de 1994
Gentileza
de María González Rouco
Libros, trabajos, artículos periodísticos, cuentos y poemas
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