El obsequio de los pájaros, de Gastón Gori. Edición Litar, Santa Fe. 110 páginas por Lic. María González Rouco |
La
obra que nos ocupa está integrada por una serie de narraciones que el
autor atribuye a don Dalmacio, su amigo; de este modo, Gastón Gori hace
las veces de editor, aunque -según afirma Dalmacio- también ha
intercalado algún cuento suyo. Cuando Ie pidió los originales para
publicar, el escritor Ie preguntó: "¿Para qué quieres ese libro?
¿Existe aun alguien en el mundo que sepa cuanto cuesta al alma llegar a la
belleza?" Este es el tema alrededor del cual giran estas paginas que,
al modo de los enxiemplos,
muestran una determinada actitud de vida.
Pasados
ya los sesenta años de edad, don Dalmacio se pregunta sobre la
existencia, sobre su pasado y el saldo que ha quedado de tantos esfuerzos;
comprende entonces que es necesario hacer cosas bellas, sin sentido
practico, pero .que ayuden a transitar esta senda. Un día, decide
fabricar él mismo un horno; el lector podrá preguntarse -como el
protagonista- por qué se Ie ocurrió esa idea, en la era de la técnica y
de los productos envasados y anodinos. La respuesta es clara: porque había
sentido el deseo de levantarlo con sus propias manos. Quizás sin
.saberlo, el hombre estaba estrechando vínculos con su pasado, pues el
horno era igual al que construyeron sus primos campesinos, y simbolizaba
eternos lazos de sangre... "El
obsequio de los pájaros" trata este mismo terna, el de las
necesidades espirituales. Deseosas de hacer un regalo al zorzal, las aves
no sabían qué elegir, hasta que una de ellas propuso ir al monte a
buscar un obsequio maravilloso; eran flores del aire, pero necesitaron
tiempo para mostrar sus colores, para dejar de ser otra especie de nido.
Pasados los días, pudo verse el nido del zorzal "exhibiendo flores
sonrosadas que parecían hechas de luz y del color que tienen las mejillas
de las doncellas cuando se avergüenzan". La
belleza del junquillo parecía fuera de lugar en el sitio en que había
crecido; era menester cultivar algo mas practico que flores, algo que
"sirviese". Con esa idea, lo arrancaron de cuajo y plantaron en
su lugar útiles hortalizas: el junquillo, sin embargo, renació tímidamente.
Luego, pensaron que había que hacer obras de albañilería; nuevamente el
junquillo fue victima del atropello, y nuevamente, también, asomó sus
verdes hojas con tenaz insistencia. Esta narración nos deja dos motivos
para reflexionar: primeramente, con qué denuedo el hombre destruye todo
lo que no satisface sus necesidades inmediatas, y, por otra parte, la
intervención de una voluntad superior -el destino, o como quiera llamársele-
que no permite que la necedad humana aniquile la belleza. Gastón Gori plantea temas filosóficos en estos cuentos, protagonizados por hombres, vegetales y seres irracionales; cada uno de los textos servirá para iluminar la existencia, volver a creer y a crear. |
María González Rouco
Lic. en Letras UNBA, Periodista, Buenos Aires
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