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Lola Frexas, aforista |
Dice Narosky que el aforismo debe reunir tres elementos: música, poesía y filosofía; tras la belleza formal, tras la adecuada elección de los vocablos, se esconde una voluntad de vivir según ciertos cánones. El contenido ético del aforismo es una característica que lo diferencia de otras especies literarias; en pocas palabras, el escritor resume su posición ante ciertos temas, ante los dolores con que nos agobia la existencia, aunque también ante las delicias que nos deparan el amor y la amistad. Se lo define como una "breve máxima que resume las conclusiones de cualquier meditación o investigación y que contiene. normas de orden moral o filosófico, político, científico, etc.". Un crítico amplia este concepto, señalando muy acertadamente que "cada aforismo es una apretada síntesis de vida y de lectura, de intimas complicidades con el misterio de la creación, ese que hace nacer una flor, una hoja, el viento, un poema". |
La sensación de asombro ante cuanto nos rodea, la capacidad para ver en la realidad aspectos que el hombre corriente no percibe, hizo de la pintura de Lola Frexas un espejo en el que se refleja, perfeccionado, el escenario y sus personajes. Mientras pinta, ahonda en los encantos de las cosas, y les ve nuevos sentidos. Lo mismo sucede con sus aforismos. Pintora a1 fin, juega permanentemente con la idea de la luz. Desde los mas remotos tiempos, la luz tiene connotaciones relacionadas con la sabiduría, el conocimiento; acostumbrada a trabajar con ella por razones "profesionales", Lola la ha incorporado a su literatura: "Cuanto mas grande es la luz, mas se acentúan las sombras", dice. La situación del hombre actual, inmerso en las grandes ciudades, también es contemplada en una de sus profundas frases: "Las pequeñas luces del suelo, no dejan ver las grandes luces del cielo"; este aforismo puede entenderse también como una alusión a lo religioso que todo hombre lleva en su interior, cualquiera sea la religión que profese. Es, al mismo tiempo, un llamado de atención hacia las descuidadas bellezas de la naturaleza, hacia lo genuino, lo prístino... Otros pensamientos, en cambio, se destacan por proponer normas de vida en la relación madre-hijo; "Siente temor del niño que amedrentas", afirma. El amor como fuerza nutricia aparece en muchas de estas frases, como así también las vacilaciones que los padres sienten ante la educación de sus hijos: "De grandes dudas, nacen grandes afirmaciones"; nada mas dañoso que la soberbia certeza del que se ha aislado en sus convicciones. Estos y muchos otros son los aforismos que Lola escribe a medida que van llegando a su mente. En todos ellos, como en sus acuarelas, pervive la vocación de creer en 1a belleza, de rescatar para el hombre un poco de felicidad. |
María
González Rouco
Lic. en Letras UNBA, Periodista
Diario de Cuyo, San Juan, 4 de junio de 1989
Gentileza
de del blog María González Rouco
Periodismo y literatura
http://mariagonzalezrouco.blogspot.com.ar/
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