LA NUBE TRAICIONERA, por María Elena Walsh. Ilustraciones de Daniel Rabanal.

Buenos Aires, Sudamericana. 86 páginas.

por Lic. María González Rouco

Es julio de 1872, Ia escritora George Sand dedica un cuento a su nieta Gabriela; lo tituló Le nuage rose, y la motivan tanto el propósito de entretener a la niña como el de instruirla, ayudándole a aprender nuevas palabras. María Elena Walsh tradujo y acriolló este cuento en homenaje a la autora y también al Bicentenario de Ia Reyolución francesa, que destacó la importancia del trabajo.

La narración -incluida en la colección Primera Sudamericana, que dirige Canela- es protagonizada por Ia pequeña Catalina, que un día recoge en su delantal una nube, creyendo que era su oveja. La nube rosada vuela al cieIo y desencadena una tormenta, aunque. desde Iuego, no se responsabiIiza por este fenómeno, pues afirma que el temporal se hallaba en su interior, sin tener ella injerencia. La niña comenta esto con su tía, hilandera de reconocida fama, y obtiene importantes enseñanzas, impartidas con cariño y claridad.

El asunto, simple a primera vista, no lo es tanto, ya que el encuentro con la nube sirve a la autora para referirse a la vida del ser humano; podrá así hablar de quienes nos deslumbran con su belleza y sólo nos depararán momentos amargos. Por el contrario, el esfuerzo y la constancia son los que prodigan bienestar y tranquilidad de conciencia.

Al finalizar el cuento, María Elena Walsh nos plantea posibles desenlaces: algunos de ellos son divertidos, como la posibilidad de que Catalina no hay querido casarse y adoptara quince niños huérfanos "que armaban un escandalete en la casa". Los pequeños podrán conocer el significado de los términos "metáfora" y "rueca", e incorporarlos a su lenguaje, pues los mismos se hallan explicados al final de la obra.

El cuento no sólo ha sido "acriollado" sino que también está actualizado con respecto a nuestro tiempo (una de las posibilidades consiste en que la protagonista se case con un fabricante de pullovers y se divorcie en seguida); esto lo vuelve interesante para niños que quizás no lo leerían en su versión original. La autora propone también un acercamiento a la personalidad de George Sand, a quien describe con mucha gracia. Las ilustraciones son de Daniel Rabanal y el diseño de Helena Homs.

María González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista

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