Inmigración y plástica: los pintores
María González Rouco

Indice

1.       Inmigrantes y exiliados

2.       Descendientes de inmigrantes

3.       Pintores de inmigrantes

 

En este trabajo me ocupo de algunos de los inmigrantes y descendientes de inmigrantes que descollaron en la pintura argentina. Entre los primeros se cuentan Mario Zavattaro, Alfredo Lazzari, Libero Badíi y Clorindo Testa; entre los segundos, Raúl Soldi, Benito Quinquela Martín, Antonio Berni y Guillermo Kuitca. Me refiero también a los inmigrantes y exiliados que, aunque vivieron sólo un tiempo en nuestro país, pintaron en ese lapso obras relevantes.

Algunos pintores evocaron a los inmigrantes en sus obras; son ellos Guillermo Roux, Carlos Alonso, José Marchi y Fernando Allievi, entre otros.

Inmigrantes

Alemanes

Martín Blaszco nació en Alemania en 1920. “Arribó al país en 1939. Integró el grupo fundador del movimiento Madí. Expuso en la Bienal de San Pablo; en la Tate Gallery (1952) y en la Bienal de Venecia (1956). Fue distinguido con la medalla de bronce en la Feria de Bruselas (1958) y (el) Gran Premio de Honor de la Ciudad de Buenos Aires (1960)” (1).

 

Notas

1  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

Austríacos

Gertrudis Chale nació en Austria en 1898; falleció en La Rioja en 1954. “Estudió en varias academias de Suiza y Alemania, pero también se nutrió en las vanguardias de ese entonces y a las que no tardaría en adherir. Tras varios viajes por Europa decidió radicarse en Quilmes (Buenos Aires) en 1934. Posteriormente residió en la Quebrada de Humahuaca (Jujuy) y en Córdoba. Realizó gran cantidad de óleos y témperas sobre los suburbios de Buenos Aires y los paisajes de Córdoba, Jujuy, Salta y, en especial, de la Puna. Recorrió Ecuador, Perú y Bolivia y dio la espalda a su Europa natal, pintando al hombre y los paisajes del continente. Sus trabajos son de una gran originalidad y tienden al superrealismo en la disposición de los objetos. Desarrolló una visión esencialista sobre América y dedicó todos sus esfuerzo a plasmarla en su obra. Realizó numerosas muestras individuales y colectivas” (1).

Josefina Otilia Nyari de Absy nació en Viena en 1920. “Desde 1952 ocupa el cargo de inspectora docente en el Consejo Nacional de Educación Técnica CONET. (...) En la actualidad es organizadora-coordinadora del Centro Didáctico del CONET, de reciente creación, y pinta cuadros florales de estilo naif. En esta actividad, lo mismo que como autora, firma con el nombre de Otilia de Casa Ferrándiz” (2).

Otto Durá está entre los “extranjeros que dejaron su huella en Buenos Aires. En primer lugar, Ignacio de Zuloaga, el pintor vasco que compartió con Joaquín Sorolla una misma época y celebridad, Y entre los no españoles, dos que se radicaron finalmente en estos pagos: la francesa Léonie Matthis de Villar y Otto Durá, pintor y dibujante de origen vienés. Todos estos artistas buscaron hacer del subte un espacio más humano a través de la belleza. (...) Las líneas D y E rivalizan con la C en su despliegue de paisajes e historias argentinos, desde las cataratas del Iguazú y el lago Argentino –ambos de Otto Durá, en la estación San José- hasta la visión alucinada y futurista de Buenos Aires según los ojos del porteño Rodolfo Franco” (3).

El pintor Georg Miciu Nicolaevici “nació en 1946 en Bludenz, Austria, y llegó al país a los cuatro años, junto con su familia”. Entrevistado por Héctor M. Guyot, él afirmó: “En la pintura fui autodidacta. Salía al parque Pereyra Iraola a pintar y mi padre nunca me daba una lección formal, pero sí consejos. El mejor: que no tirara ninguna obra. Eso me ayudó a respetar lo que iba saliendo, a veces algo que mi prejuicio no me permitía apreciar. Me dijo que no trabajara en el atelier sino afuera, como los impresionistas” (4).

Notas

1 Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

1   Sosa de Newton, Lily: Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas. Buenos Aires, Plus Ultra, 1986.

2   García Navarro, Santiago: “Pinturas underground”, en La Nación Vía Libre

3   Guyot, Héctor M.: “GEORG MICIU El pintor de la Patagonia”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 4 de septiembre de 2005. Fotos: Daniel Pessah.

Checoeslovacos

El artista plástico coleccionista y marchand Federico Klemm nació en Checoeslovaquia en 1942; falleció en Buenos Aires en 2002. “Vivió en la Argentina desde 1948. De muy joven estudió, de manera autodidacta, a Picasso, Toulouse Lautrec, Van Gogh y a pintores argentinos. Luego entró en contacto con el Instituto Di Tella. Su obra incluye el desarrollo de ambientaciones, de muebles concebidos como esculturas y, en pintura, de imágenes humanas en perspectiva hiperrealista. En 1995 creó la Fundación Federico Jorge Klemm” (1).

También es de esa nacionalidad la acuarelista Milada Voldan de Mc Gaul, quien reunió algunas de sus obras en el volumen titulado Rejas y balcones de La Boca (2).

 

Notas

1  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

2  Voldan de Mac Gaul, Milada: Rejas y balcones de La Boca. Epsilon Editora, 1997. 

Croatas

Zdravko Ducmelic nació en Vinkovci, Croacia, en 1923; falleció en Buenos Aires en 1989. “Estudió pintura y dibujo en Zagreb. La II Guerra Mundial (1939-1945) lo alejó de sus actividades. Estuvo prisionero en campos de concentración nazis. Viajó después por Europa y, en 1946-7 estudió en la Academia de Bellas Artes de Roma y, en 1947-49, en la Academia de San Fernando, en Madrid. Se radicó en Mendoza en 1950 y, un año después, realizó su primera exposición en Buenos Aires. Fue profesor y Director en la Escuela de Arte de la Universidad de Cuyo. Ilustró Laberintos, con poemas de Jorge L. Borges” (1).

 

Notas

1  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

Egipcios

Sameer Makarius llegó a la Argentina en 1953. En una nota acerca de una muestra de fotos tomadas por él, María Zorzon presenta “Una breve biografía”: “Sameer Makarius nació en El Cairo, Egipto, en abril de 1924. Entre 1933 y 1940 estudió en Alemania. A causa de la guerra su padre decide regresar a Egipto, pero fallece tempranamente en ese mismo año en Hungría, donde Makarius habría de permanecer con su madre entre 1940 y 1945. Estudia en la Academia Gallé y luego con el maestro Ödön Mórinyi. Después de la liberación de Budapest tomó contacto con artistas plásticos húngaros de vanguardia. En 1946 expone en la "Primera exposición conjunta de arte abstracto húngaro" en la Academia de Bellas Artes de Budapest y es miembro fundador del Grupo húngaro de arte concreto luego de haber transitado un corto período expresionista-socialista. A partir de 1945 la fotografía había comenzado a interesarle con tanta fuerza que terminaría por conducirle a dedicarse a ella profesionalmente a partir de 1950. De Hungría emigró a Egipto donde trabajó como dibujante en una empresa de construcciones hasta llegar a ser maestro mayor de obras y realizar trabajos de arquitectura. En 1952 se casó con su actual esposa, con quien tuvo dos hijos. Luego viajó a París y finalmente, en abril de 1953 arribó a la Argentina donde se radicó de manera definitiva. Ha sido pintor y fotógrafo, además de trabajar como decorador, diseñador industrial y arquitecto. En 1954 en Galatea presenta "Arte Prehistórico" y en 1955 participa del movimiento Arte Nuevo fundado por Aldo Pellegrini y Arden Quin. En 1956 Makarius es también fundador de los grupos Artistas No Figurativos Argentinos y de Forum, un grupo de fotógrafos que trabaja sobre lo que podría denominarse documentalismo subjetivo, siendo uno de sus objetivos lograr el reconocimiento de la fotografía en los museos. En 1960 aparece su libro Buenos Aires y su gente (Editorial Fabril) y en 1963 Buenos Aires mi ciudad (Editorial Eudeba). Este último título se publicó en 67.000 ejemplares. Makarius tiene el mérito de haber sido el primer fotógrafo en exponer su obra en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, cuando presentó justamente su segundo libro. En 1981 organiza la gran exposición "Vida Argentina en Fotos", también en el Museo de Arte Moderno, que constituye un memorable recorrido por la historia de la fotografía argentina desde su llegada al Río de la Plata. Fue también fundador del Centro de Investigaciones sobre la Fotografía Argentina Antigua (CIFAA), además de un ensayista e investigador de notables virtudes” (1).

 

Notas

1  A. Becquer Casaballe: “Sameer Makarius Retratos y Textos de Artistas”, editor y Subdirector de Fotomundo, edición 407 (marzo-abril 2002) en www.fotomundo.com.

Españoles

José Bouchet nació en 1853 en Pontevedra, “pero se educó y formó en nuestro país. Pintor autodidacta, obtuvo una beca para estudiar en Florencia. Fue profesor en el Colegio Nacional de Buenos Aires y descolló entre los pioneros del arte local”. A criterio de Juan José Cresto, “La obra de José Bouchet es numerosa y tiene dos aspectos: motivos históricos y retratos de personalidades de su época, que a veces resultan de invalorable testimonio representativo. Es el autor de El malón, Una caravana de indios, San Martín en el Plumerillo y La primera misa en Buenos Aires. Las dos últimas obras integran el patrimonio del Museo Histórico Nacional” (1).

Arturo N. Eusevi nació en Soria, España, en 1860; falleció en Buenos Aires en 1933. “En 1888 llegó al país contratado como escenógrafo del teatro Onrubia. En 1891-6, fue director del almanaque Peuser. En 1898, convocado por Fray Mocho, participó en la fundación de Caras y Caretas. Colaboró como dibujante en La Prensa, La Nación y PBT, entre otros medios. Simultáneamente, se dedicó a la pintura. Entre sus óleos sobresale Las porteñas, que se conserva en el Club del Progreso de Buenos Aires. Con motivo del Centenario, pintó una serie de acuarelas sobre temas camperos” (2).  

Ulpiano Checa (Colmenar de la Oreja, Madrid, 1860 – Francia, 1916), “que fue contemporáneo de Sorolla, Pissarro y Moreno Carbonero, está considerado uno de los pintores más destacados de su tiempo. Tras una estada en París, donde contrajo matrimonio con una argentina, Matilde Chaye Courtez, hizo varios viajes a nuestro país que marcaron su trayectoria. En el último de ellos, realizado en 1906, pintó un monumental retrato ecuestre del general Bartolomé Mitre (1821-1906), que recientemente fue restaurado. (...) En Madrid, Checa cursó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela de Bellas Artes. Entre 1884 y 1888 vivió en Roma, donde recreó escenas de la vida durante el imperio, con sus circos, carreras de cuadrigas y batallas. Su visión realista de la Roma de los Césares hizo que sus imágenes sirvieran de inspiración para las grandes producciones de Hollywood, como "Ben-Hur", "Espartaco" y "Gladiador. (...)" (3).

“ ‘Pinturas brillantes, de buen colorido y buena técnica’, así define a la pintura de mercado decimonónica Roberto Amigo, historiador del arte y docente de la Universidad de Buenos Aires. ‘La obra de Checa, como la de muchos otros del período, tuvo un lugar importante en el mercado del siglo de fines XIX. En Buenos Aires existía un sector de la burguesía que estaba integrado por miembros de la colonia española. Comerciantes, banqueros, médicos que se enriquecieron en el Río de Plata y que eran los que adquirían sus cuadros y solicitaban los retratos. A esto último se lo llamó ‘la gira de retratos’ y era que un pintor europeo pasaba un tiempo en América y la gente hacía cola para que la pinte. (...)” (4).

Rafael Domingo del Villar nació en Jerez de la Frontera en 1873; falleció en Buenos Aires en 1952. “Llegó a la Argentina en 1910 y se desempeñó como pintor restaurador del Museo Histórico Nacional (1920-1949). Pintó incontables retratos de próceres. Se destaca el Retrato del General José de San Martín colgado en el despacho del Presidente de la Nación, otro en la Cancillería (Palacio San Martín) y un tercero en Boulogne Sur Mer (Francia)” (3).

Antonio Ortiz Echagüe nació en  España en 1883 y falleció en nuestro país en 1942. A criterio de Mercedes Di Paola de Picot, directora del Museo de Arte Español Enrique Larreta, de la ciudad de Buenos Aires, el pintor “está hoy casi olvidado por el público de Buenos Aires; más aún, me atrevería a afirmar que es prácticamente desconocido por la gran mayoría de aquellos que recorren exposiciones en museos y galerías”. Considera que “logró en vida grandes aciertos plásticos y merecido éxito como artista” y que hay en sus obras “una personalidad muy particular, con una faceta artística valiosa y singular que hicieron de él uno de los representantes importantes del arte figurativo español del siglo XX” (4).

Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao nació en Rianxo el 30 de enero de 1886, aunque pasó toda su infancia en Santa Rosa de Toay, en La Pampa, Argentina, donde habían emigrado sus padres. La familia Castelao vuelve a Rianxo en 1900 y Alfonso-Daniel se licencia en la Facultad de Medicina de Compostela en 1908, cursando el Doctorado en Madrid al año siguiente, donde comienza a destacar como caricaturista, tras lo que se establece en Rianxo y adhiere el movimiento agrarista Acción Gallega. Como pintor, Castelao fue un gran artista condicionado por su casi ceguera y por la necesidad que sentía de crear un arte al servicio de Galicia, primando la comunicación sobre las cuestiones artísticas. El arte gráfico de Castelao se define primeramente por su constante humorística y satírica en la que las gentes humildes suelen ser los protagonistas. A partir de la Guerra Civil española, la crueldad y miseria de aquel acontecimiento causa que el dibujo de Castelao evolucione hacia la denuncia de la tragedia y mezquindad del fascismo” (5).

Vicente Nadal Mora, nacido en 1895, “se inició en el dibujo y la pintura en la Academia de Bellas Artes de Palma de Mallorca y se trasladó a Buenos Aires, en 1909, donde trabajó como escultor en las obras del Palacio de Justicia, las que nunca fueron colocadas”. Falleció en dicha ciudad en 1957 (6).

José Planas Casas, nacido en 1900, “llegó al país en 1911 y, en 1929, poco después de hacerse ciudadano argentino, comenzó a exponer en Amigos del Arte de Buenos Aires y en La Plata. Integró la muestra argentina itinerante que en 1939 formó parte de las exposiciones internacionales de Nueva York y San Francisco, en Estados Unidos. También expuso en Brasil, Perú, Uruguay y galerías del interior del país, como Paraná, Rosario y Santa Fe” (7).

Ana María Calvente nació en Almuñécar en 1901. “Radicada en Rosario, realizó allí intensa labor intelectual, en la docencia y en los diarios y revistas, en los que publicó colaboraciones sobre temas variados, en prosa y poesía. La Capital, de Rosario, dio a conocer sus trabajos desde 1936. Algunos de ellos versaban sobre psicotecnia, aspecto de la educación en la que se especializó. (...) Dirigió, y escribió en ella, la revista escolar Chispitas, de la escuela F. Godoy, de Rosario, en 1937, y presentó trabajos en congresos pedagógicos. Su labor en el campo de la plástica ha sido también constante, presentando sus trabajos en salones de Rosario, Santa Fe, La Plata y San Fernando a partir de 1958.Hizo muestras individuales y participó en colectivas en Rosario, Mar del Plata y Tucumán” (8).

Manuel Colmeiro Guimaraes nació en Pontevedra en 1901; falleció en su país de origen en 1999. Llegó a Argentina a los 12 años y volvió a España a los 25. Perteneció a la generación de los renovadores de la pintura gallega y fue precursor del arte abstracto en España. Contrario a la tradición regionalista gallega, basada en la reproducción costumbrista de la vida rural, adoptó la estética de las vanguardias, aunque no por ello dejó de inspirarse en las clases menos favorecidas. Durante la Guerra Civil Española vivió en la Argentina, vinculado a los plásticos locales” (9). Fue uno de los autores de los murales de las Galerías Pacífico: “otro fundamento de Galerías Pacífico son sus eternos murales. Juan Carlos Castagnino, Demetrio Urruchúa, Antonio Berni, Manuel Colmeiro y Lino Enea Spilimbergo, los fundadores del Taller de Arte Mural, fueron los cinco pintores encomendados, en 1946, para convertir la cúpula central del edificio en una verdadera obra de arte de aproximadamente 500 m2" (10).

Dolores del Olmo de Iribarne nació en Jaca, Aragón, en 1905. “Vino a la Argentina en 1914 y adoptó la ciudadanía local. Estudió con los maestros Loustalán, Popoff, Rossi, Montero, Panozzi, Bruno Venier y Gómez Cornet, una vez radicada en Buenos Aires tras haber iniciado cursos en Bahía Blanca. (...) Realizó su primer envío al Salón Nacional en 1945 y su primera muestra individual en 1950. A partir de entonces ha expuesto en forma particular o de conjunto, (...) Ha desempeñado cargos directivos en entidades artísticas y culturales como el Círculo de Bellas Artes, la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos y la Asociación Prometeo, que actualmente preside. Ejerció la docencia artística e ilustró libros de escritores americanos y argentinos” (11).

Joaquín Gómez Bas, escritor y pintor, nació en Asturias en 1907; falleció en Buenos Aires en 1984. “Aunque no tuvo una formación académica, su participación en distintos grupos literarios hizo surgir su vocación de escritor y pintor. Comenzó su producción literaria publicando poemas y colaboró más adelante en periódicos y revistas del país y del extranjero. Realizó su primera muestra individual de pintura en 1958, y luego concretó una vasta tarea pictórica, lo que le valió recibir diversos premios. Sus trabajos figuran en museos de la Capital Federal y provinciales y en colecciones particulares. Entre los premios que recibió se destacan el Premio Konex (1984) y la medalla de oro otorgada por la Comisión Nacional de Cultura por Barrio Gris (1954), obra que fue llevada al cine por Mario Soffici. Entre sus numerosos libros se destacan La resaca, Oro bajo y La comparsa. Fue miembro de la Academia Porteña del Lunfardo” (12).

Araceli Vázquez Málaga nació en Barco de Avila, Castilla la Vieja, en 1908. Se nacionalizó argentina en 1928. “En 1929 egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón como profesora de dibujo y en 1948 obtuvo su título de profesora superior de pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. Siguió cursos de pintura con Enrique de Larrañaga, de decoración mural con Alfredo Guido y de vestuario teatral con Rodolfo Franco. Dictó cátedras en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad de La Plata y el Instituto Superior del Profesorado Técnico. (...) Falleció en Buenos Aires el 23 de julio de 1982” (13). Una discípula la recuerda: “ ‘comencé a concurrir al taller de la española Araceli Vázquez Málaga, donde aprendí los rudimentos del arte. Se suponía que la pintura era algo más tolerable que la danza para una chica, pero claro, tomada como un pasatiempo, no como para dedicarle la vida, no como una profesión. Sin embargo, hace 45 años que soy artista plástica’, comenta Estela Pereda, que acaba de inaugurar la instalación Memoria desde adentro, un repaso visual sobre su obra que ocupa casi la totalidad del Museo Sívori, frente al lago de Palermo” (14).

Juan Batlle Planas nació en Cataluña en 1911; falleció en Buenos Aires en 1966. “Es uno de los mejores representantes del movimiento surrealista en la Argentina. En 1933 realizó su primera muestra en el Teatro del Pueblo de Buenos Aires. En 1936 dio a conocer una serie de pinturas de clima fantástico, titulada Radiografías paranoicas, surgidas de grafismos casi automáticos. Se trató de un ‘automatismo energético más cercano de las elucubraciones de Gurdieff que de las técnicas más clásicas del surrealismo’, reconoció años más tarde. En esa década se interesó por temas muy diversos: la obra del psicoanalista Wilhem Reich, las experiencias meditativas del Tibet, el Zen, la parapsicología y, también, los fundamentos teóricos del surrealismo. En obras como Mensajes (1941) , El Tibet  (1942) y El lama (1942), se puede apreciar claramente esta tendencia. En la década de 1950, su pintura, de elaborado oficio, derivó hacia una figuración de características eclécticas, con un acento especial puesto en los valores plásticos más que en lo conceptual. A partir de 1960, en pos de la especificidad de la pintura se aproximó a la abstracción. En algunas obras incorporó la textura y los raspados, elementos derivados del informalismo” (15)

Nicolás Rubio nació en Barcelona en 1928. “Fue uno de los primeros plásticos que se ocupó del fileteado, técnica porteña de ilustración. La primera exposición de esa disciplina, en 1970, lo tuvo como organizador. En 1997, en la galería Palatina expuso la muestra Auvergne. Por los senderos de RascaGatos. En 1998, en el Museo de la Ciudad, presentó la muestra El río lo quiso así” (16).

Silvia Torrás nació en Barcelona en 1936 y falleció en México en 1970. “Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y en el taller de Keneth Kemble, con quien formó una pareja de artistas muy conocida entre 1956 y 1964. En 1961 comenzaron a realizar obras de forma conjunta en el marco estético de la abstracción geométrica, participando ese año de la muestra Arte Destructivo. Llevada a cabo en la galería Lirolay, era una ambientación con objetos deteriorados que es considerada como una de las primeras instalaciones del arte argentino” (17).

Bernardo Rodríguez Gil “Nació en Valencia (España) en 1937. Hasta los once años vivió en Madrid y en Salamanca. Llega con sus padres a Buenos Aires en 1949, donde completa su educación primaria y secundaria. En 1964 se inicia en el estudio de las artes plásticas cursando la Escuela Nacional de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredón". Un año después realiza un viaje de estudios por Iberoamérica. Expone individualmente desde 1966 en el país y en el exterior desde una década después. Sus obras se encuentran en colecciones del país y del exterior”.

A criterio de Fermin Fevre, “Las pinturas de Bernardo Rodríguez Gil afirman la vigencia del arte abstracto, muchas veces concebido como una expresión puramente formal. No es su caso, ya que este artista de origen español radicado desde pequeño en nuestro país, donde realizó toda su obra, logra transmitir con su pintura, sentimientos y vivencias que nos invita a compartir. Por eso su obra plástica es estimulante y cada uno de sus cuadros tiene una intención diferente, un impulso gestual propio, un espíritu particular que lo trasciende” (18).

Manuel Corral Vide nació en Lugo en 1952. “Gallego, de esos que no olvidan ni sus raíces ni sus tradiciones. El Manuel poeta, periodista, pintor y dibujante de trazo incisivo,  hace un culto de la buena cocina y de la hospitalidad” (19). “En su condición de hombre de cultura ha publicado libros, realizado más de 40 exposiciones de pintura y dibujo, trabajó como escenógrafo y director de teatro, dirigió revistas y escribió muchísimos artículos periodísticos. Viajó mucho, pero nunca olvidó su origen gallego, promoviendo en cuanta ocasión se le presentó, su cultura y tradiciones” (20).

Notas

1         Cresto, Juan José: “La primera misa en Buenos Aires / Cómo ver la obra”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 27 de marzo de 2005.

2         Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

3          Lehmann, Graciela:  “Muestra itinerante La obra de Ulpiano Checa llegó al Museo de Bellas Artes”, en La Nación, Buenos Aires, 10 de febrero de 2006.

4         Isola, Laura: “Ulpiano Checa vuelve a Buenos Aires después de un siglo La República Checa”, en Pagina12, 5 de Febrero de 2006.

5         Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

6         Di Paola de Picot, Mercedes: Catálogo de la muestra “De Castilla a La Pampa”, en el Museo de Arte Español Enrique Larreta. Buenos Aires, Junio-Julio 2000.

7         S/F: “HISTORIA CASTELAO”, en www.riasbaixas.net.

8         Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

9         ibídem

10     Sosa de Newton, Lily: op. cit.

11     Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

12     S/F: “Galería Pacífico”, en Aerolíneas Argentinas Magazine, Buenos Aires, Diciembre de 2003.

13     Sosa de Newton, Lily: op. cit.

14     Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

15     Sosa de Newton, Lily: op. cit.

16     Aubele, Luis: “A boca de jarro. Estela Pereda ‘Me llegó la hora de la danza’ “, en La Nación, Buenos Aires, 20 de junio de 2004.

17     Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

18     ibídem

19     Navarro, Francesc (director editorial): Historia del Arte Salvat. Edición especial para La Nación. Barcelona, Salvat, 1995. Tomo V El arte contemporáneo.

20     Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

21     S/F: “Biografía”, en www.galeriadelarecoleta.com.ar.

22     S/F: “BIENVENIDOS A VIDES, TAPAS Y VINO La sencilla calidez de una tasca”, en www.videstapas.com.

S/F: “Cocina Celta de Manuel Corral Vide”, en www.labasicaonline.com.ar.

Estadounidenses

La pintora y profesora de historia del arte Blanca Pastor de Landesberger nació en Filadelfia. “Comenzó sus estudios en Génova, Italia, y los continuó en nuestro país en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto De la Cárcova, de donde egresó en 1943 con el título de profesora superior de pintura. Viajó por Francia, Italia, Alemania y España para perfeccionarse. Desde 1946 fue profesora de metodología de la enseñanza del dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, y de composición plástica, materias que en 1957 cambió por historia del arte. En 1962 fue designada profesora titular de igual asignatura en la UCA (Facultad de Letras y Ciencias Musicales), así como en el Instituto del Profesorado del Sagrado Corazón. Desde 1948 trabaja en historia del arte y crítica de arte junto al profesor Jorge Romero Brest, y es socia fundadora de la Sociedad Ver y Estimar, en la que dicta cursos y dirige seminarios de investigación. Igual actividad docente y de difusión artística cumple en salas de la Capital y del interior. En 1970 fue invitada al Primer Encuentro Nacional de Comunicación Social, celebrado en Salta. Ha realizado numerosas exhibiciones individuales en las principales galerías de la Capital, Mar del Plata y Lima, y ha participado en muestras colectivas como el Salón Nacional de 1957, 150 años de Pintura Argentina en el Museo Nacional de Bellas Artes, 1960 (...) En 1976 fue designada vicerrectora de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Es autora de murales y vitrales en edificios religiosos (...)” (1).

Notas

1 Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Franceses

“En Aventura en las pampas, Alberto Dodero y Philippe Cros reunieron obras de treinta artistas que, llegados desde Francia en el siglo XIX, registraron en sus obras escenas y personajes de nuestro país, convirtiéndose así en inmejorables cronistas del pasado argentino. (...). Dice Dodero: ‘Al lado de nombres célebres en la iconografía del Río de la Plata, como Adolphe D’Hastrel, Auguste Raymond Quinsac de Monvoisin y Jean-Léon Palliere, hay otros prácticamente ignorados como Francois P. B. Barry, del que hallamos el óleo Combate de Obligado, que se encuentra en el Museo del Castillo de Versailles” (1).

El ingeniero Felix Revol y Perier, arribó "a nuestro país en 1843/44 en misión oficial, como otro de los primitivos pintores que llegaron a nuestra tierra tal como Monvoisin, Paliere y Pellegrini, radicándose en la ciudad de Córdoba. (...) el trazado de la ciudad de Rio IV (Códoba) fue obra de él, como así tambien el cauce del Río I que atraviesa dicha ciudad. Siendo Ingeniero de Profesión, fue pintor por vocación, entre las que podemos destacar obras como la del "Coronel Martín Santa Coloma", hoy en el Museo Histórico de Buenos Aires y el "General Echagüe" en el Museo Histórico de la ciudad de Santa Fe, ambas obras ecuestres. En el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, se encuentran los retratos del matrimonio Aldao, "Don Tiburcio Aldao" y "Doña Tránsito Zavalla de Aldao", familia ilustre de Santa Fe. En la catedral de la misma ciudad de Santa Fe, en el altar mayor, hay un friso de "La Ultima Cena" pintado por Revol, (...). También estuvo instalado en la ciudad de Tucumán, donde compró un pequeño ingenio y como cuenta el Historiador Carlos Paez de la Torre (h) fue quien pintó el techo de la Catedral de aquella ciudad y que las caritas de los ángeles eran los rostros de sus hijos, trabajo hoy desaparecido, reemplazado por una obra de Soldi. Felix Revol y Perier fallece en la ciudad de Córdoba el 29 de diciembre de 1867. Estuvo casado con doña Gumersinda Núñez Bazán, de familia cordobesa y riojana". 

Carlos Enrique Pellegrini, padre del Presidente de la Nación, nació en Saboya en 1800; falleció en Buenos Aires en 1875. “Realizó estudios de pintura y dibujo y luego, en 1825, se graduó de ingeniero. Convocado por Bernardino Rivadavia, llegó a la Argentina en 1828 para trabajar en el Departamento de Ingenieros Hidráulicos. (...) desplegó una gran actividad como ingeniero y arquitecto” (2). En “El aporte francés en el desarrollo de la pintura argentina”, se recuerda a este inmigrante: “El ingeniero francés Charles Henri Pellegrini llegó a Buenos Aires a fines de 1828 contratado por Rivadavia para colaborar en las obras del puerto. Los acontecimientos políticos comprometieron ese emprendimiento y Pellegrini comenzó a pintar retratos como medio de subsistencia. En esta tarea desarrolló una gran habilidad y buena parte de su obra consiste en logrados retratos de los mas importantes personajes de la época. No obstante ello, Pellegrini se sintió vivamente atraído por los temas urbanos. La moda, los salones porteños, los edificios y el trabajo en los saladeros y mataderos reflejados en sus pinturas y litografías forman un conjunto gráfico que ilustra de modo incomparable la sociedad de Buenos Aires durante la época de Rosas” (3). El padre del presidente Pellegrini fue “el preferido de la sociedad porteña, ya que hacía estupendos retratos a la acuarela en tan sólo dos horas y a precios acomodados” (4). El hijo, protagonista de La última carta de Pellegrini, de Gastón Pérez Izquierdo, manifiesta en esa obra que su padre era “un inmigrante. Inteligente y culto, sí, pero desprovisto de fortuna y de linaje, que llegó a esta tierra cuando el esplendor rivadaviano convocó a una gran conscripción de inteligencias para transformar el país. Crédulo de la estabilidad política que podría tener la incipiente nación desembarcó pensando en grandes obras públicas: puerto, alcantarillas, desagües y las demás ensoñaciones que un joven ingeniero de talento puede alojar en su cabeza. Pero Rivadavia cayó y con él los sueños de tecnificación y ornato; en realidad se convirtieron en una larga siesta colonial, que mantendría al país al margen de las calderas y el vapor. No trabajó como ingeniero y se debió ganar la vida con la paleta de pintor. Todo el gran mundo porteño intentó quedarse quieto delante de él para que perpetuara sus rasgos en un lienzo. El profesional cedió paso al artista que con el trabajo del pincel pudo fundar una familia, educarla con dignidad y por la aristocracia de su inteligencia y cultura –sólo por ellas- vincularse igualitariamente con las viejas familias del país” (5).

Ernesto Charton nació en Francia en 1816; falleció en Buenos Aires en 1878. “Estudió en la Escuela de Bellas Artes de París. En 1843 viajó con su esposa e hijos a Chile, donde vivió hasta 1864. Ese año se instaló en Ecuador para trabajar como profesor de dibujo y pintura en la Universidad de Quito. En esa ciudad llegó a ser también director del Liceo de Pintura ‘Miguel de Santiago’, que posteriormente se transformó en Escuela de Bellas Artes. Luego de varios viajes se mudó a Buenos Aires, ciudad a la cual dedicó la última etapa de su producción pictórica. Murió envenenado por una admiradora” (6).

Jean Léon Palliere (1823-1887) “Vivió en nuestro país entre 1855 y 1870. Cautivado por el campo y el personaje del gaucho, realizó una serie de trabajos caracterizada por la mirada realista y minuciosa del costumbrismo”. Escribe Juan Lecuona: “Nacido en Río de Janeiro, hijo de franceses y descendiente de familia de artistas, inicia su formación en Francia a los 7 años. Luego estudiará en Italia, en la prestigiosa Academia de Francia en Roma. En 1855 llega a Buenos Aires. Allí deja de ser el pintor académico-alegórico para convertirse en el minucioso documentalista de escenas, costumbres y paisajes vernáculos americanos” (7).

El arquitecto y pintor Emilio B. Coutaret nació en Thiers en 1863; falleció en La Plata en 1949. “Estudió Arquitectura e Ingeniería en Le Havre y se trasladó a la Argentina para trabajar en la expansión de la red ferroviaria. Colaboró con el ingeniero Pedro Benoit y el arquitecto Ernesto Mayer en el diseño y construcción de la Catedral de La Plata. Realizó el diseño de la imagen de la Inmaculada Concepción que se levanta en los jardines de dicha Catedral. Además, bosquejó los planes para la construcción de la Escuela de Dibujo de La Plata. Algunas de sus obras se hallan en diversos museos nacionales” (8).

Una noticia publicada en el diario Clarín se refiere a un pintor francès: “Uno de los albañiles que repara la centenaria capilla del cementerio de Mendoza descubrió una pintura mural del artista francés Desiré Bourrelly, conocido por los retratos que hizo de varios gobernadores y que hoy se exhiben en el Salón de los Pasos Perdidos de la Legislatura provincial” (9).

Fernando Fader “nació en Burdeos, Francia, el 11 de abril de 1882, pasó su infancia en Mendoza, por eso manifestó alguna vez ser mendocino, se educó en Europa, vivió algunos años en Buenos Aires, pero la mayor parte de su vida transcurrió en la provincia de Córdoba, donde pintó los maravillosos paisajes de las sierras, y allí falleció el 28 de febrero de 1935, en su casa de Loza Corral, Ischilín. A pesar de su lugar de nacimiento es, sin duda, un artista argentino, un ‘grande’ de nuestro arte. (...) Fader logra magistralmente, como nadie en el arte de los argentinos, fusionar la figura con el paisaje, sus modelos preferidos eran Laurencia Ochoa, Rosario y los vecinos y la gente que trabajaba en su casa. Fader no dejaba nada al azar sino que componía perfectamente el cuadro; pese a que sostenía que no hacía bosquejos, numerosos de ellos se encuentran en sus libretas de trabajo. Por lo tanto a diferencia de los impresionistas, que captaban un momento determinado, él componía el cuadro con la figura buscando una estructura firme y no tan sólo reflejar un momento” (10).

Leónie Matthis nació en Francia en 1883; y dedicó la mayor parte de su obra a la Historia Argentina. “Más de una vez se ha vuelto sobre la obra de la pintora francesa Léonie Matthis (1883-1952) cuando se necesitó saber cómo fueron las casas y los interiores –y hasta los paisajes- en los que transcurrió nuestro pasado. La riqueza que conoció la Argentina a fines del siglo pasado y comienzos del que corre llevó al país a una modernización radicalizada, que les costó la vida a edificios del más alto valor artístico y simbólico, mientras las ciudades crecían casi sin control. Aquellas casas fueron las que Matthis conoció o reconstruyó en sus telas con un rigor de raíz arqueológica que no ignoró la adición poética a través del color y el manejo de la luz” (11).

Marie Darnond de Bamberg nació en Saint Etienne (Loire), en 1884. “Estudió dibujo y en París terminó su formación en la Escuela de Bellas Artes y en la Academia Jullien. Durante dos años ejerció el profesorado en Saint Etienne y en 1909 se trasladó a Buenos Aires, en donde hizo retratos miniatura y enseñó artes decorativas. (...) Fue miembro de la Sociedad de Miniaturistas desde su fundación (...). En 1910 concurrió a la Exposición Nacional del Centenario en Buenos Aires, en la que obtuvo medalla de oro. En 1915 expuso en Witcomb y en 1916 en Mar del Plata” (12).

Germaine Derbecq nació en Francia en 1899; falleció en Buenos Aires en 1973. “Esposa del escultor Pablo Curatella Manes, sus pinturas pertenecen a la corriente del no figurativismo constructivo y evocan al artista Víctor Vasarely. En 1960 fundó la galería de arte Lirolay, donde expusieron importantes artistas, y que se caracterizó por su apoyo a las nuevas tendencias. En los años 60 trabajó en el Instituto Di Tella junto a Jorge Romero Brest, con quien alentó las innovaciones de Marta Minujin. Escribió críticas de arte para varios medios nacionales y franceses” (13).

El pintor y grabador Alberto Nicasio nació en Francia en 1904; falleció en Córdoba en 1980. “Se afincó en Córdoba desde joven. Fue docente y director de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y en las Escuelas Pías, el colegio Santo Tomás y el Normal provincial. Expuso en el Museo Metropolitano de Nueva York, en la Exposición de Grabado Argentino en Japón y en el Museo del Vaticano. Su obra más importante fue la serie de xilografías sobre paisajes cordobeses del período colonial” (14).

María Angeles Esles nació en Francia el 21 de noviembre de 1945; se naturalizó “argentina en 1964, año en que egresó como maestra. Estudió en las Escuelas Nacionales de Bellas Artes ‘Manuel Belgrano’ y ‘Prilidiano Pueyrredón’, donde obtuvo su título de profesora de pintura. Se perfeccionó con distintos maestros en dibujo y pintura. Es profesora en la Escuela de Estética Infantil, cargo obtenido por concurso, y en escuelas primarias. A partir de 1978 obtuvo premios en los salones Nacional y Alba, y en el Ateneo Popular de La Boca. (...) Sus obras se encuentran en colecciones privadas” (15).

Notas

1 Beccacece, Hugo: “Pintores franceses en el Río de la Plata”, en La Nación, Buenos Aires, 28 de diciembre de 2003.

1   Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

2   S/F: “El aporte francés en el desarrollo de la pintura argentina”, en www.alianzafrancesa.org.ar.

3   Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Catálogo de la muestra de Epaminonda Chiama en Galería Zurbarán. Buenos Aires, Agosto-Septiembre de 2000.

4  Pérez Izquierdo, Gastón: La última carta de Pellegrini. Buenos Aires, Sudamericana, 1999.

5   Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

6  Lecuona, Juan: “Tienda / Cómo ver la obra”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 23 de mayo de 2004.

7  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

8  Morán, Rafael: “Hallan un mural en un cementerio”, en Clarín, Buenos Aires, 15 de octubre de 2005.

9  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio y Fader de Guiñazú, Rosa: Catálogo de la muestra de Fader, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan Bautista Castagnino, Rosario, Junio-Agosto 2001.

10  S/F: (Albino Diéguez Videla?): “Costumbres de los trasabuelos”, en La Prensa, Buenos Aires, 31 de mayo de 1998.

11 Sosa de Newton, Lily: op. cit.

12  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

13  ibídem

14  Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Holandeses

El pintor, fotógrafo y galerista Frans Van Riel nació en Roma en 1879; falleció en Buenos Aires en 1950. “De origen holandés, perteneciente a una familia de marchands de arte y nacido en Roma, llegó a Buenos Aires en 1907 para trabajar como escenógrafo y se estableció en esa ciudad. Luego desarrolló su vocación múltiple: colaboró en el diario La Prensa como dibujante (1907-1922) y en 1913 instaló su primer estudio en Viamonte y Florida (Buenos Aires) pero en 1923 descubrió las posibilidades que ofrecía un conventillo de treinta habitaciones ubicado en Florida 659, al que refaccionó y convirtió en la célebre Galería Frans Van Riel. Como fotógrafo, se encargó de tratar a gran parte de la sociedad porteña y de la colonia artística. Sus últimos trabajos como pintor fueron El paso de los Andes y los retratos de Manuel Belgrano y de José de San Martín” (1).

Jacques Witjens, holandés, vino en 1920. “Witjens nació en La Haya el 11 de abril de 1881. Fue bautizado como Adrianus Henrikus aunque firmaba sus obras con su apodo Jacques y durante un largo período agregó el apellido de su esposa Herta Stephan al propio. Antes de llegar a Buenos Aires tuvo una sólida formación en la llamada escuela de La Haya, consolidó su arte y recibió premios y reconocimientos. En 1920, los Witjens, recién casados y con un hijo en camino, arriban a nuestras costas para visitar a una hermana de ella que vivía en el Tigre. Tal es el apego que desarrollan por la Argentina, que residen aquí hasta la muerte de Jacques acaecida en 1956” (2).

Notas

1   Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

2  Pinasco, Carlos María: “Jacques Witjens: El holandés sedentario”, en el catálogo de la X Exposición Homenaje. Buenos Aires, agosto de 2003.

Húngaros

En 2004, escribió Rafael Squirru: “Magda Frank cumplió 90 años. De origen húngaro, se formó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Budapest y se perfeccionó luego en París. Desde 1950 está nacionalizada argentina. (...) Lo que interesa destacar es la calidad plástica de sus notables trabajos, que obligadamente la ubican entre los más destacados creadores del siglo XX” (1).

Susana Foldes nació “en Budapest, Hungría. Estudió en la Academia Julien, de París, durante dos años. En 1950 llegó al país y tomó la ciudadanía, continuando su preparación en pintura con distintos maestros. (...) Participó en numerosas exposiciones colectivas y en Salones nacionales, provinciales y municipales. (...) Sus trabajos se encuentran en los Museos de Arte Moderno de Buenos Aires y de Bellas Artes de La Plata, Santiago del Estero, Tandil, Posadas, San Antonio de Areco, Merlo, Mar del Plata, de Arte Moderno de Buenos Aires, Frá Angélico de la Universidad Católica de La Plata y en numerosas pinacotecas privadas del país y el exterior” (2).

Pedro Roth, “fotógrafo, cineasta y pintor; fundamentalmente, el mayor cronista gráfico de la plástica argentina, de sus protagonistas y de sus obras”, nació en Budapest en 1938. El vivió en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial y llegó a Buenos Aires –explica- “gracias a un negocio algo oscuro del doctor Liber, un primo segundo de Rosalía, mi madre, que le compró un pasaporte falso al cónsul argentino en Montecarlo el año de mi nacimiento. Puede que el funcionario fuese algo informal, pero le salvó la vida y nunca dejaremos de recordarlo. Bueno, Liber llegó e instaló una fábrica de jabón en San Martín. Mi madre, mi abuela Eugenia y yo llegamos en 1954 y nos establecimos en Florida. Comencé a estudiar y a trabajar; primero en la jabonería, luego en la florería La Orquídea, en la sección cactus. No había gran diferencia entre las plantas y yo ¡vivía lleno de espinas! Después, en Prat, una tintorería industrial. (...) Ingresé como aprendiz en el estudio de dos húngaros Sandor y Alex Klein; ¡planchaba y abrillantaba mil fotos industriales por mes! Estaba en Carlos Pellegrini y Juncal, pero un buen día vendieron todo a un retratista importante de nombre Schönfeld (¡otro húngaro!), que había sido uno de los maestros de Annemarie Heinrich. (...) Paralelamente, terminé mis estudios e ingresé a la Escuela de Cine de la Universidad de La Plata y empecé a pintar” (3).

El pintor y dibujante Ladislao Magyar nació en Budapest, Hungría, en 1937. “Argentino naturalizado, egresó de la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y comenzó su carrera en 1957, exponiendo en Buenos Aires, La Plata y Mar del Plata. Enseñó pintura, dibujo, diseño e historia del arte. Hizo muestras en España, Rumania, Italia y Brasil, entre otros países. En la Argentina recibió premios como el Nacional Batlle Planas (1976), el del Salón Anual del Museo San Martín de Morón (1982) y el de dibujo en el Salón de Rosario (1987)” (4).

La arquitecta y pintora Anikó Szabó, hija de padres húngaros, nació en Alemania en 1945. Es argentina naturalizada. “Comenzó a dibujar desde muy joven, dedicándose luego a la pintura al óleo. Sus obras rescatan a Buenos Aires de un modo ‘naive’ o ingenuo. A partir de 1975, sus pinturas se hicieron populares a través de láminas y tarjetas postales. Desde 1977 es coordinadora de las Tarjetas de Navidad del Patronato de la Infancia. Muchas de sus obras están en poder de coleccionistas y Museos de Arte Naif de Europa” (5).

Nacido en Budapest, Gabriel Barna, “este artista de 58 años reside en la Argentina desde su más tierna edad. Estudió con Nora Agrest, Rosa Faccaro y Anna Rank. Hizo clínica de obra en el taller de Gabriela Aberastury y desde 1997 es discípulo de Guillermo Roux” (6).

María Szekely nació en Budapest. “Es licenciada, y egresada de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto De la Cárcova. Cursó estudios en la Universidad de La Plata y se especializó en pinturas murales. Sus obras al fresco más importantes son: en la Iglesia de la Divina Providencia, en la Capital, 120 m2; Colegio Santa Isabel de San Isidro, 15 m2 (...) Desde 1965 expone en el Salón Nacional y en 1983 lo hizo en el Museo de Arte Moderno de Budapest, como invitada. (...) Realizó investigaciones en la Isla de Pascua, la India, Chile, Malvinas y Antártida Argentina. Publicó numerosos artículos en revistas de Europa y dio conferencias con ilustraciones y audiovisuales propios” (7).

Notas

1 Squirru, Rafael: “Colección Primavera-Verano”, en La Nación, Buenos Aires, 19 de septiembre de 2004.

2 Sosa de Newton, Lily: op. cit.

1  Aubele, Luis: “A boca de jarro. Pedro Roth ‘Soy un testigo privilegiado’ “, en La Nación, Buenos Aires, 23 de febrero de 2003.

2  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

3   ibídem

4  Fernández Irusta, Diana: “Esos testigos silenciosos”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 2 de octubre de 2005.

5  Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Ingleses

Juan Alais nació en Londres en 1790 y falleció en Buenos Aires en 1848. “Llegó a la Argentina en 1827 y se dedicó a la enseñanza de pintura y grabado. Realizó retratos de Rosas y Tomás Iriarte. Algunos de los cuales se encuentran en el Museo Histórico Nacional. Su producción se caracteriza por la expresividad del dibujo y la seguridad de su técnica” (1).

Violet Skelton de Carelli nació en Inglaterra en 1896. “Llegó a la Argentina en 1914 y adoptó la ciudadanía en 1921. Realizó su formación con Guttero, Pettoruti y Badii y viajó con fines de estudio por Alemania, Inglaterra, Francia y Suecia. Concurrió al Salón Nacional desde 1925, haciéndolo en diversas oportunidades, y efectuó muestras individuales. Obtuvo el 1er. Premio Estímulo en 1936 y el 1er. Premio en 1937 en el Salón Femenino. Se encuentra representada en el Museo Provincial de Bellas Artes de Buenos Aires” (2).

Notas

1  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

2  Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Italianos

Los italianos llegaron con su arte al Río de la Plata. En 1854 se instala en Buenos Aires el pintor milanés Ignacio Manzoni, “que no sólo era un estupendo retratista y pintor de cuadros de género, sino que también impuso los bodegones y la ‘natura morta’ o como dicen los alemanes los ‘cuadros de vida silenciosa’ “ (1).

Eduardo De Martino (1842-1912), pintor y marino italiano, es el autor de “ ‘Acorazado San Martín’, realizada por el artista en agosto de 1899, en ocasión de que el presidente Julio A. Roca zarpa a Brasil. El acorazado San Martín fue buque insignia de la Escuadra Argentina. Esta obra perteneció al presidente Roca” (2).

De la isla de Capraia, donde había nacido en 1844, vino Epaminonda Chiama, quien llegó a Buenos Aires a los diecisiete años. Aquí “su padre se dedicaba a hacer marcos de cuadros y vender artículos de ferretería. El niño era aficionado al dibujo, ya que había cursado en el Liceo de Génova algunas clases elementales. Uno de los clientes de su padre lo ve realizar un estupendo dibujo ecuestre y se ofrece a darle clases gratuitas, con gran honestidad, el maestro que se llamaba Luigi Novarese, a los pocos meses le manifiesta al padre que no tiene nada más que enseñarle al joven alumno, ya que las obras que realizaba eran de una calidad superior”. “Chiama comienza a exponer sus obras en el Café Italia, y son los inmigrantes italianos sus primeros compradores”. Muere en Buenos Aires en 1921 (3).    

Reinaldo Giudici nació en Lenno, en 1853; falleció en Buenos Aires en 1921. “A los ocho años viajó con su padre a Montevideo. Ingresó al taller de Juan Manuel Blanes y posteriormente se trasladó a Buenos Aires. Pintó La traicionada, que obtuvo un premio en Turín y fue adquirida por el gobierno italiano. En Suiza pintó Maternidad y, en Venecia, La distribución de la sopa de los pobres, premiada en la Exposición de Berlín. Dicha obra se encuentra en el Museo Nacional de Bellas Artes. Pintó retratos, diversos paisajes y algunos trabajos decorativos. Formó diversos alumnos”. Fue uno de los fundadores de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes (4).

Salvador Zaino, nacido en 1858, se radicó en la Argentina en 1898. “Vivió y trabajó en Rosario. Se dedicó a la pintura de paisajes. En su obra nos dejó el testimonio del crecimiento urbano de Rosario” (5).

Juan Cingolani nació en 1859; falleció en Santa Fe en 1932. “Viviendo aun en Italia se destacó como artista plástico, llegando incluso a restaurar el famoso cuadro El Juicio Final, de Miguel Angel. En 1909 arribó al país y se radicó en Santa Fe, donde se especializó en la pintura de frescos con motivos religiosos. Su obra se aprecia en el convento de Santo Domingo, donde trabajó junto al maestro Juan Marinaro; en la Iglesia del Carmen, cuya bóveda central se encargó de decorar, y en la Basílica de Guadalupe, todos edificios emplazados en la capital santafesina” (6).

Nazareno Orlandi nació en 1861; falleció en Buenos Aires en 1952. “Se radicó de joven en el país y perteneció a la llamada Escuela Argentina. En la ciudad de Buenos Aires todavía se conservan sus frescos en la iglesia del Salvador (en la esquina de Tucumán y Callao), con un mensaje de posguerra sobre la solidaridad y los valores humanos. Otra de sus obras más importantes está en el edificio del ex cine Grand Splendid, de la Avenida Santa Fe entre Callao y Riobamba, hoy convertido en librería, que tiene una de sus cúpulas pintadas por el artista. También pintó la cúpula del Teatro Municipal 1° de Mayo de Santa Fe, así como frescos en varios conventos de esa ciudad” (7).

Guillermo Da Re (1867-1910), nacido en Venecia, cursó estudios artísticos en su patria. Trabajó a fines del siglo pasado en Buenos Aires, donde realizó varias telas dedicadas a la Revolución de 1890, a la historia del Paraguay y a la historia argentina” (8).

El nombre de Mario Zavattaro quedó ligado al de José Hernández. El pintor fue “un inmigrante genovés que se documentó exhaustivamente antes de emprender la tarea que se había impuesto: ilustrar cada uno de los 33 cantos del libro. Ex luchador grecorromano, Zavattaro consultó manuscritos de Hernández y 120 fotos camperas que había tomado Francisco Ayerza entre 1885 y 1890; incluso pasó meses en una estancia para conocer ranchos, pulperías y gauchos reales. Luego, se encerró a pintar en los ratos libres que le dejaba su trabajo en Caras y Caretas. El resultado fueron 36 acuarelas, a cual mejor y más detallista. El genovés murió en 1932 sin dar a conocer sus obras” (9).

El italiano “Alfredo Lazzari (1871-1949) es uno de los artistas que aportó efectivas realizaciones al esfuerzo de renovación de la pintura argentina en los comienzos del siglo XX. Lazzari, es uno de nuestros mayores pintores intimistas, tanto por su pincelada como también por las reducidas dimensiones de sus obras, admirablemente resueltas, de un estilo emparentado al de los macchiaioli italianos, que alternaba con momentos de inspiración naturalista e impresionista, escuela de la que fue uno de los primeros representantes en nuestro país. Colorista nato, con un manejo muy sabio de la luz, pintó jardines y paisajes, plazas, barrios y casas suburbanas: en la historia de nuestra pintura representa a uno de los iniciadores del tema urbano. Llegado de Italia a fines del siglo XIX, desarrolló desde entonces una intensa labor como pintor y docente: siendo profesor en la Sociedad Unión de La Boca, tuvo entre sus más destacados discípulos a Quinquela Martín y Fortunato Lacámera; Thibon de Libian y Victorica también supieron consultarlo. Dedicado a la enseñanza, a lo largo de su vida realizó sólo tres muestras individuales y participó escasamente en los salones oficiales” (10). Rafael Squirru refuta la condición de autodidacta de Quinquela Martín, recordando al maestro inmigrante: “Mucho se ha repetido su condición de autodidacto; ello no es exacto, ya que tuvo excelente maestro en Alfredo Lazzari, un artista italiano de sólida formación académica en Luca, Florencia, y en Roma, quien le dio clases en un modesto instituto de La Boca. Con él se formó Quinquela como otros grandes de su época, tales como Fortunato Lacámera” (11).

Augusto C. Ferrari nació en 1871. A propósito de un libro editado en 2003, escribe F.C.: “Una visita a la tradición menos conocida del modernismo; una microhistoria de la relación entre técnica y pintura a fines del 1800; una evidencia más del erotismo como ingrediente central de la iconografía religiosa; un homenaje de Susana y León Ferrari a su padre, el arquitecto y artista Augusto C. Ferrari: éstas y muchas otras cosas es el hermoso volumen Augusto C. Ferrari (1871-1970) (Licopodio), que se presentó esta semana en el Centro Cultural Recoleta. Nacido en Módena (Italia) en 1871, Ferrari estudió arquitectura en Génova pero se dedicó sobre todo a la pintura y la fotografía. Se especializó en hacer ‘panoramas’, que como explica Luis Felipe Noé, eran grandes murales transportables que ocupaban todas las paredes de una sala circular. Desde el centro del salón, el espectador tenía la ilusión de estar en otro escenario, exótico o testimonial. En esta suerte de tromp l’oeil de ambientación, Noé percibe las raíces del hiperrealismo, la instalación y la realidad virtual. Ferrari fue también un notable arquitecto y pintor de iglesias católicas. Llegado a la Argentina en 1914, al año siguiente ya estaba decorando la capilla del Divino Rostro. Ese mismo año conoció a Susana Celia del Pardo, con quien se casó en 1916. El libro reúne fotos de los panoramas, reproducciones de sus obras de caballete y, quizá lo más atractivo –por el humor desacralizador que destilan- las fotografías de los modelos humanos que Ferrari utilizó, por ejemplo, para pintar la iglesia de San Miguel Arcángel, en Buenos Aires (...). Representadas generalmente por él, su esposa y otros miembros de la familia, las diferentes escenas religiosas combinan un respeto áurico por el registro documental y una hilaridad desopilante, como la que provoca su serie de profetas, santones y mesías disfrazados con túnicas de toalla y coronitas de cartón” (12).

Mario Canale nació en 1890; falleció en Buenos Aires en 1951. “Estudió en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes y con el pintor italiano Algirio Bosco. En su destacada trayectoria como grabador, resalta la obra Don Godofredo Daireaux. Entre otros trabajos sobresalen La noche de los viernes y Paquita. Fue presidente de la Corporación de Artistas Plásticos entre 1932 y 1937 y profesor de la Universidad Nacional de La Plata. Su ensayo Las instituciones artísticas oficiales despertó una acalorada polémica sobre el papel del Estado en la promoción artística” (13).

Gastón Berton nació en Florencia en 1890. Se radicó en la Argentina en 1910. Estudió su especialidad en París, bajo la dirección de Louis Oury y Marcel Lenoir. Posteriormente estuvo en Florencia, donde tuvo por guía a Tomassi. Realizó varios viajes de estudio a Europa. Expuso en el Salón Nacional en 1937 y posteriormente en Salones provinciales. Había concurrido también al Salón de Otoño de París, en 1925” (14).

El pintor, escultor, grabador y dibujante Lorenzo Gigli nació en Renzi en 1896 y falleció en San Fernando en 1983. “Se radicó en la Argentina en 1913, donde estudió dibujo y composición. Fue profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes y Profesor de Dibujo en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires. Como docente, formó a varias generaciones de artistas plásticos argentinos. Comenzó a concurrir a los salones nacionales en 1919. Sus cuadros y esculturas fueron llevados a la Bienal de Venecia 1928-30, donde recibieron buenas críticas. En la actualidad, su obra se puede apreciar en el Museo Nacional de Bellas Artes y en el Museo de la Ciudad de Buenos Aires” (15).

Juan Del Prete nació en 1897 y “se radicó en la Argentina en 1909. Precursor de la abstracción, fue becado por Amigos del Arte para estudiar en París, donde tomó contacto con las vanguardias. Obtuvo el Gran Premio a Extranjeros en Bruselas y el Premio Palanza otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes” (16).

Victor Cúnsolo nació en Siracusa en 1898 y falleció en Buenos Aires en 1937. “Su familia se trasladó a la Argentina en 1913. Ingresó al taller de Mario Puccione en 1917 para estudiar dibujo y pintura. Trabajó en El Bermellón, el atelier de Juan del Prete, Víctor Pissarro, Salvador Cali y Guillermo Bottaro. En 1927 realizó su primera muestra individual en la galería La Peña. Expuso en el Salón Nacional desde 1927 hasta 1935 y participó de distintas muestras en Europa y América. Inicialmente impresionista, se volcó luego hacia una atmósfera metafísica, prefiriendo siempre los tonos grises y suaves. Uno de los temas recurrentes en Cúnsolo es el barrio de La Boca, que retrató con sobriedad y cierta melancolía, aunque siempre con una acentuada inquietud social. Una de sus obras más conocidas es La Vuelta de Rocha (1929). Entre sus numerosas creaciones, habitualmente protagonizadas por los barcos, el puerto y el río, sobresalen Niebla en la Isla Maciel, Atardecer gris y Anocheciendo” (17).

Alcides Gubellini nació en Bolonia en 1900. “Se graduó en la Escuela de Bellas Artes de Bolonia, estudiando también en Florencia, donde incursionó en el campo de la escultura. Completó su formación en Roma, en los talleres de los pintores Spadini y Mestrovich. Adversario del fascismo, emigró a América en 1928 y se radicó en Buenos Aires, donde se hizo conocer pronto en la prensa porteña con sus dibujos y caricaturas políticas. Con motivo de una de sus exposiciones, escribió el diario ‘La Prensa’ en 1946: ‘Retratista subjetivo de hondura indiscutible, para quien lo material vive sólo una idea lejana, que logra ubicar en lo visible con prescindencia de lo meramente corpóreo’. En 1950 el Salón Nacional de Artes Plásticas otorgó un premio a su obra ‘Marinela’. Cultivó el óleo, la acuarela, el gouache, y sus terracotas y esculturas, con cierto matiz caricaturesco, le conquistaron general reconocimiento. Se dedicó a la docencia y formó a numerosos artistas argentinos. Murió en Buenos Aires, en 1957” (18).

Tomás Ditaranto, quien emigró en 1904, a los cuatro años, fue aprendiz de herrero a los ocho, y llegó a ilustrar la edición polilingüe del Martín Fierro. Por iniciativa de su hijo, Hugo, surgió en 1983 el Museo Epeo, en Nocara, Italia, que consta de tres salas en las que se exhiben setenta obras. “No fue fácil lograr ese objetivo. Hugo se conectó con parientes de Tomás que habitaban el pueblo donde nació el artista, Montescaglioso, con la idea de armar el museo allí, pero se enteró de que en una ocasión la mafia robó un cuadro de su padre de la Basilicata, entonces, por razones de seguridad y hasta contar con las medidas correspondientes para una exposición permanente, no consideraron oportuno recibir la donación de las ciento cincuenta obras de Ditaranto prometidas por Hugo. Actualmente, se está reconstruyendo la Abadía Benedictina –sumamente importante en Italia- donde es probable que puedan dedicar una sala a las obras de Don Tomás“ (19).

El pintor y grabador Víctor Rebuffo nació en Turín en 1903 y falleció en Buenos Aires en 1983. “Fue traído por su familia cuando era un bebé. Su obra fue muy vasta, pero se destacó sobre todo por sus xilografías y grabados, de gran contenido social y político. Ilustró numerosos libros y revistas de diversas editoriales y, en 1979, publicó Contraluz, libro que cuenta una historia a través de 130 xilografías, realizadas entre 1952 y 1953. Entre sus trabajos se destacan Verónica proletaria (1933), El pan (1936), España 1936 (1939), Hombre y ciudad (1950), El caído (1955) y Villa de emergencia (1982)” (20).

Arturo De Luca nació en Cosenza en 1906; falleció en Unquillo, Córdoba, en 1999. “Su familia se radicó en la Argentina en 1908. Asistió a las clases libres de la Mutualidad de Estudiantes de Bellas Artes y, posteriormente, estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, bajo la dirección del maestro Alfredo Guido. En 1943 egresó como profesor de pintura y se desempeñó como docente en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y en los colegios Mariano Moreno y Nacional Buenos Aires, entre otros. Realizó numerosas exposiciones individuales. Sus obras forman parte de diversas colecciones privadas en Brasil, España y la Argentina. Algunas de ellas están en museos nacionales y en el Palacio de Bellas Artes de Santiago de Chile. Recibió numerosas distinciones. Realizó murales en diferentes iglesias de Buenos Aires. Entre sus obras sobresalen Caserío en Unquillo, Flores, Iglesia y Serranías” (21).

Bruno Venier nació en Italia en 1914; falleció en Buenos Aires en 1996. “En 1923 llegó a la Argentina y cursó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En 1953 ingresó al taller de Lino Enea Spilimbergo. Fue fundador del grupo Orión. En 1950 viajó a Europa y expuso en la galería Henriette Niepce de París, Francia. Luego estuvo en el Instituto de Cultura Hispánica. En 1961 expuso en bienales internacionales como las de Nueva Delhi, San Pablo, Hispano Americana (Cuba) y ciudad de México. Fue profesor en las escuelas Prilidiano Pueyrredón y Manuel Belgrano y en la Universidad de La Plata. Expuso en más de 600 muestras en la Argentina, América Latina, Europa y Asia. Joven comiendo manzanas, La Boca, Naturaleza muerta y Paisaje son algunos de sus óleos más conocidos” (22).

Libero Badíi nació en Italia en 1916. “Arribó al país en 1927. Sus primeros aprendizajes artísticos los adquirió en la marmolería de su padre. Luego estudió en la Escuela Nocturna de Artes Decorativas y en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova (1940-44). Trabajó en el taller de J. Fioravanti, en el monumento a la Bandera, y en de Carlos de la Cárcova. Obtuvo los premios de Dibujo, Salón Buenos Aires, Escultura, II Salón de Mar del Plata y Ministerio de Justicia en el Salón Nacional., el Segundo Premio de Escultura en el Salón de Rosario, el Gran Premio de Honor ‘Presidente de la Nación Argentina’, en el XII Salón de Arte de Mar del Plata y el Gran Premio de Honor en el XLIII Salón Nacional de Artes Plásticas, el Premio Palanza. En 1979 es publicado por Emecé el libro Arte Siniestro. En  1980 comienza a dedicarse exclusivamente a la pintura. Entre 1982 y 1983 se publican sus libros Frases Espontáneas y Vivencias. Recibió el Premio Internacional de la Bienal de San Pablo, Brasil, por ‘Los Muñecos’, el Gran Premio Consagración de la Provincia de Buenos Aires, el Gran Premio Fondo Nacional de las Artes. el Gran Premio Consagración Nacional. Falleció en Buenos Aires, en 2001. En 2002 se lo distinguió póstumamente con el Premio Konex de Honor de Artes Visuales. Diez años antes había recibido el Diploma al Mérito en Escultura: Quinquenio 1982-1986, y en 1982, el Diploma al Mérito en Escultura Figurativa” (23).

Aldo Paparella “nació en 1920 en Minturno, Provincia Latina. En 1935 inició estudios libres en Roma con el pintor Antonucci. En 1939, llamado a las armas, pasó a la campaña de Africa cuando Italia entraba en la guerra. Fue prisionero en Francia durante tres años; esta experiencia no dejaría de influir en su vida y en su obra. En 1950 llega a Buenos Aires y comienza su relación con el medio artístico. En 1970 es distinguido con el Primer Premio Escultura, en Tandil, Provincia de Buenos Aires. Sus obras figuran en importantes museos y colecciones particulares de la Argentina y el exterior. Muere en 1977, en Buenos Aires” (24).

Primaldo Mónaco nació en Bagnoli del Trigno en 1921. “Participó en la Asociación Arte Concreto Invención, creada en 1945 por los artistas nucleados en la revista Arturo. En los años 50, sin embargo, se alejó de la abstracción y evolucionó hacia la figuración. Expuso en la II Bienal Hispanoamericana de La Habana (Cuba, 1954) y en la Bienal de San Pablo (Brasil, 1957). En 1965 obtuvo el Gran Premio de Honor ‘Ministerio de Educación’ en el Salón Nacional” (25).

El arquitecto y pintor Clorindo Testa nació en Benereto, Nápoles, en 1923. “Llegó a la Argentina siendo niño y estudió en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, graduándose en 1947. Luego obtuvo una beca para perfeccionar sus estudios en Europa. En 1956 ganó el concurso para realizar el Centro Cívico de Santa Rosa, La Pampa, y, en 1959, alcanzó reconocimiento mundial tras realizar la sede del Banco de Londres en Buenos Aires, junto al estudio SEPRA. En 1960, junto a sus colegas Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga, se impuso en el concurso de proyectos para la nueva Biblioteca Nacional. En 1970 realizó el Hospital Naval y en 1982 diseñó la reutilización del convento y asilo que se transformaron en el Centro Cultural Recoleta. Como artista plástico, en 1957 integró el grupo Siete 7 pintores abstractos, en 1961 obtuvo el Primer Premio de Pintura del Instituto Di Tella y en 1975 integró el grupo CAYC, con el que ganó el Gran Premio de la Bienal de San Pablo en 1977. Es miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes” (26). “Un pequeñísimo inmigrante ilegal –escribe Carolina Muzi. Así fue como arrancó su historia en este país Clorindo Testa, un bebé de tres meses que, a upa de su mamá, quedó demorado muchas horas en un barco mientras afuera, en el puerto de Buenos Aires, la discusiones en torno a su ingreso, que sí que no, arreciaban entre su padre y los funcionarios de migraciones. (...) Hijo de Juan Andrés, un médico radiólogo afincado en el país desde 1910, y de la argentina Ester García, Clorindo Testa (también Manuel José pero sólo de bautismo) nació el 10 de diciembre de 1923 en Nápoles, por designio romanticista de su papá, quien se embarcó con su mujer embarazada para que el primogénito conociera la luz en la tierra de sus mayores. ‘Pero al volver, al viejo no se le ocurrió que tenía que anotarme en el consulado argentino, pensó que si venía con ellos alcanzaría con el registro civil italiano’, explica” (27).

José De Monte nació en Udine en 1929. “De gran sensibilidad, se pintura se sostiene en un movimiento lento y musical, con colores inclinados hacia las tintas tenues y agrisadas. Realizó estudios de pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, con los maestros Ernesto Farina y Juan Carlos Pinto. Realizó exposiciones individuales y participó en muestras colectivas en Buenos Aires, Córdoba y el exterior. Gran parte de su obra se encuentra en los museos provinciales de Córdoba y Santa Fe. En 1960 fue becado por el Fondo Nacional de las Artes. Durante la década del 60 fue protagonista de las Bienales Americanas de Arte que se realizaron en Córdoba, junto a renombrados artistas como Miguel Dávila y Raquel Forner. En 1965 expuso sus trabajos en Buenos Aires y, en 2001, en la Muestra de Vanguardia que se realizó en la ciudad de Córdoba” (28).

Vito Campanella nació en Bari en 1932. “Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Brera, en Milán. En 1955 se radicó en Buenos Aires. Está considerado como uno de los más destacados representantes del surrealismo a nivel mundial. Sus obras están expuestas en la galería degli Uffizi, en Italia, y en los museos de arte más importantes del mundo. Ha participado con gran éxito de crítica en Estados Unidos, Francia, Bélgica, Holanda, España, Grecia y Japón. Obtuvo varios premios en salones internacionales, a los que es constantemente invitado” (29).

Dice a Luis Aubele que llegó a la Argentina “En 1965, hice mi primera muestra en una galería que ya no está. Quedaba en la librería Hachette, en la parte angosta de Rivadavia, cerca de Maipú”. Su primer comprador fue Juan Manuel Fangio (30).

Mara Marini nació en Bérgamo en 1938. “Estudió en el Liceo de Brera, en Milán, con Gianfilippo Usellini. Vino por primera vez a la Argentina en 1955 y se radicó en el país en los 60. Estudió con Adolfo Deferrari y Dante Ortolani. De su obra, en general rostros y figuras humanas, se destacan las series De la espera (1971), El hombre de la langosta (1977) y Las damas de naipe (1981). Obtuvo varias distinciones, como los premios Victorica en el Salón Municipal de Buenos Aires (1972) y el Martín Malharro (1974). A principios de los 80, Mara Marini realizó una obra sobre figuras de damas en naipes, recreando las barajas españolas, las cartas de póker, el tarot y diosas de diversas mitologías” (31).

Ester Pilone nació en Cúneo. “Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y siguió cursos en talleres privados. Cultiva el estilo abstracto expresionista. Hizo viajes de estudio a Europa. Figura en el libro de Córdova Iturburu 80 años de pintura argentina y publicó un volumen de poemas, El perfil en el viento. A partir de 1961 realizó muestras individuales en salas de Buenos Aires y el Museo de Artes Visuales, y participó en exposiciones colectivas, especialmente dedicadas al arte moderno, en instituciones oficiales y galerías de la Capital, Mar del Plata, Santa Fe, etc.” (32).

Eduardo Pla es un polifacético artista ítaloargentino que ha incursionado en la pintura, la escultura, el cine, la computación, entre otras tantas disciplinas” (33). “(...) ha realizado numerosas muestras individuales y colectivas en Europa y Estados Unidos, obteniendo premios en Milán, New York y Venecia. Radicado en Argentina desde 1995 realiza muestras personales en el Palais de Glace, Centro Cultural Recoleta, Centro Cultural Borges y en el Museo de Bellas Artes. Sobre sus últimos trabajos Jorge Glusberg comenta.: ‘El arte de Pla refiere virtualidades, el suyo es un arte de lo virtual. Y si es cierto que todo arte encierra un componente de virtualidad, una vocación y una decisión de virtualidad, las obras de nuestro artista hacen de lo virtual el todo y las partes, el sistema y el producto, la idea y la expresión, el medio y el mensaje, la forma y el fondo. Elabora así lo que puede ser y lo convierte y lo convierte en lo que es, alude a lo posible y lo materializa, lo evidencia. Por eso Pla se adelanta, en su condición de artista , a formular la exigencia en nombre de la sociedad , traduciéndola en términos de creación estética, en términos de poesía, la lengua mas recóndita y fértil del ser humano’ (34).

Notas

1 Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Catálogo de la muestra de Epaminonda Chiama en Galería Zurbarán. Buenos Aires, Agosto-Septiembre de 2000.

2  S/F: “Cinco maestros del Puerto de Buenos Aires”, (Muestra en Galerìa Zurbaràn, Febrero-Marzo de 2005), en www.verdecountry.com.

3  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Catálogo de la muestra de Epaminonda Chiama en Galería Zurbarán. Buenos Aires, Agosto-Septiembre de 2000.

4  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

5  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.

6   Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

7   ibídem

8  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.

9  Heller, Diego: “Las caras de Fierro”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 16 de junio de 2002.

10 S/F: “Lazzari y su tiempo”. Centro Cultural Recoleta. Octubre de 2000.

11 Squirru, Rafael: “Intensidad y sentimiento”, en La Nación, Buenos Aires, 28 de julio de 2002.

12 F.C.: “Erótica e hiperrealismo”, en Clarín, Buenos Aires, 6 de septiembre de 2003.

13  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

14 Petriella, Dionisio y Miatello, Sara: Diccionario Biográfico Italo-argentino. Buenos Aires, Asociación Dante Alighieri, 1976, en www.dante.edu.ar.

15  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

16 ibídem

17  ibídem

18  Petriella, Dionisio y Miatello, Sara: op. cit

19  Alfie, Sol: “Tomás Ditaranto. Un homenaje merecido”, en Magazine Actual, Año 3, N° 12, Diciembre de 1998.

20  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

21  ibídem

22   ibídem

23 S/F: “Libero Badii”, en www.fundacionkonex.com.ar

24  S/F: en www.asombrarte,net.

25  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

26  ibídem

27 Muzi, Carolina: “En el nombre del arte”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 22 de junio de 2003.

28  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

29  ibídem

30  Aubele, Luis: “A boca de jarro Vito Campanella ‘Dalí casi no enseñaba’ “, en La Nación, Buenos Aires, 7 de diciembre de 2003.

31  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

32  Sosa de Newton, Lily: Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas. Buenos Aires, Plus Ultra, 1986.

33 S/F: “Tecnoarte”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 19 de noviembre de 2000.

34 S/F: “Biografía”, en www.argentina.artealdia.com 

Libaneses

Bibí Zogbe nació en Beirut, Líbano; falleció en Buenos Aires en 1975. “Estudió arte en su ciudad natal y vino joven a la Argentina. En 1934 realizó en Buenos Aires su primera exposición individual. Luego viajó a Europa y Africa y regresó en 1938, efectuando muestras aquí y alternadamente en París, Dakar, el Líbano y otros países. En su patria de origen fue condecorada por el gobierno. Se especializó en la pintura de flores y plantas y realizó un gran panel por encargo del Museo Argentino de Ciencias Naturales” (1).

Notas

1 Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Mexicanos

David Alfaro Siqueiros nació en C. Camargo, Chihuahua, en 1896; falleció en Cuernavaca en 1974. Fue “uno de los máximos exponentes del muralismo. Luchó en la filas revolucionarias y, en 1919, se trasladó a París, y después a Barcelona. En Francia, conoció a D. Rivera y ambos decidieron impulsar un arte grandilocuente, heroico y monumental, que expresara el sentimiento de América; para ello publicó en Barcelona el artículo: Tres llamamientos de orientación actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana (1921). En 1922 regresó a México para pintar su primer gran mural, Los elementos (Escuela Nacional Preparatoria) y organizar el sindicato de técnicos, pintores y escultores, convirtiéndose en el inspirador de un nuevo arte proletario con raíces en el realismo socialista soviético. Sus actividades políticas lo obligaron a exiliarse en Argentina (1932-1933) (...)” (1). Alvaro Abós incluye en uno de sus libros un relato de David Alfaro Siqueiros acerca de una discusión, durante una fiesta en casa de los Rojas Paz: “Los asistentes habían ya bebido copiosamente y ‘en la euforia de la conversación y en respuesta extraña a una de mis anécdotas de bravura mexicana en la Revolución Mexicana, Gómez de la Serna hizo la alusión siguiente: ‘En la Revolución Mexicana como en todas las revoluciones de México, no murieron más que aquellos a quienes agarró de sorpresa la muerte natural. Nadie ignora –agregó- que las revoluciones de los mexicanos son invariablemente incruentas’. (...) me pareció muy normal decir: ‘¡Gómez de la Serna, en las familias hay siempre dos tipos de hijos: aquellos que no se despegan jamás de las faldas de sus madres y esos otros que, despegándose de esas faldas, van a aventurarse valientemente por el mundo! Ustedes, los españoles de España, son hijos del primero, y nosotros somos hijos del segundo, del aventurero, de Hernán Cortés, de Pizarro, de Alvarado, de Ponce de León. Y quizás de ahí provenga nuestro temperamento belicoso’. (...) ‘El autior de Greguerías, dada la gran cantidad de alcohol que había ingerido y profundamente lastimado por aquello de la ‘pollera’ de las mamás de los que se habían quedado en España, creyó conveniente responder con una blasfemia, ya no sólo contra México sino también contra todos los pintores de América latina. Una blasfemia tal que el violento Lino Eneas (sic) Spilimbergo no pudo resistir y replicó lanzándole la bebida de una copa a la cara. Así llegaron las cosas a un grado de violenta pelea a botellazos y sillazos entre pintores y escritores y el alarde mío de empujar el piano contra un grupo de los opositores literatos” (2).

Notas

1. Varios autores: Enciclopedia Clarín. Buenos Aires, Visor, 1999.

2. Abós, Alvaro: Cautivo. Buenos Aires, El Zorzal, 2004.

Polacos

Nelly O’Brien de Lacy, nacida en Polonia, llega a la Argentina en 1950. “Hizo estudios de arquitectura en Munich y Viena. Se dedica a la acuarela. Expuso por primera vez en Buenos Aires, en 1957” (1).

Basia Kuperman nació en Varsovia, Polonia. “A los ocho años de edad fue traída a la Argentina, cuya nacionalidad tomó en 1967. A partir de 1958 participa en muestras de conjunto y en Salones nacionales y municipales. (...) Realizó murales en numerosos edificios privados de la Capital y en escuelas públicas, y los veintitrés escudos de las provincias para el Monumento a San Martín en Zárate, Buenos Aires. En 1963 fundó el Instituto Vocacional de Artes Plásticas Uruti, para niños y adultos, que han obtenido recompensas en exposiciones nacionales e internacionales y son aceptados en salones nacionales, provinciales y municipales” (2).

Notas

1 Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.

2   Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Portugueses

Luis Gowland Moreno nació en Madeira, Portugal, en 1902; falleció en Buenos Aires en 1971. “Adhirió al movimiento del informalismo argentino. Su obra se caracteriza por sus temas urbanos: casas, plazas y escenas callejeras. Desde 1939 concurrió al Salón Nacional. Obtuvo numerosos premios y sus obras fueron incorporadas a los principales museos, como el Nacional de Bellas Artes, el Provincial de Santa Fe, el Municipal de Córdoba y el de Mar del Plata. En 1963 fue invitado por Jorge Romero Brest a exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes, junto a Antonio Berni y Juan Del Prete” (1).

Notas

1  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

Rusos

Ludmila Feodorovna de Fioravanti nació en Moscú en 1896; falleció en Buenos Aires en 1973. “Arribó en 1928 al país, adoptando la ciudadanía en 1947. Se formó en talleres libres de París, después de haber cursado medicina en su país natal. En 1932-1934 expuso sus obras en el Salón de Otoño de los Artistas Franceses, en las Tullerías. En París conoció al escultor argentino José Fioravanti, con quien se casó y vino a Buenos Aires. (...) Ganó premios y su obra se encuentra representada en el Museo Nacional de Bellas Artes, el de La Boca, el Museo Provincial de Santa Fe y el Municipal Juan B. Castagnino de Rosario” (1).

Notas

1   Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Suizos

Adolfo Mettfesel, pintor, dibujante y litógrafo, nació en Suiza en 1836. “Radicado en Buenos Aires a mediados de 1860, fue empleado en el Museo de Historia Natural. Fue el primer artista que pintó las Cataratas del Iguazú, acompañando al científico Ambrosetti en su expedición. Además nos dejó acuarelas y litografías con paisajes y escenas típicas argentinas. Hay obras suyas en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata” (1). Escribe Cecilia Cavanagh: “José Ignacio Garmendia (1841-1925), Cándido López (1840- 1902), el suizo Adolfo Methfessel (1836-1909), el brasileño Víctor Meirelles (1832-1903) fueron testigos, acompañando las tropas aliadas, de las vicisitudes de la Guerra del Paraguay. Provistos de los elementos necesarios, documentaron en breves croquis, bocetos o fotografías, los enfrentamientos ocurridos en los campos de batalla, así como los uniformes, las armas, las tareas cotidianas, los trabajos o entretenimientos que realizaron en los campamentos, donde se concentraba enorme cantidad de soldados” (2).

Notas

1  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.

2  Cavanagh, Cecilia: “Un artista en el campo de batalla”. Imágenes: Gentileza UCA y Museo Histórico de Buenos Aires. En La Nación Revista, Buenos Aires, 9 de octubre de 2005.

Ucranios

Rosalía de Flichman, “nacida en Ucrania en 1908 y muerta en Buenos Aires en 1993, se convirtió, desde 1922, en argentina por adopción. Alumna en la Academia Provincial de Bellas Artes de maestros como Roberto Azzoni, Fidel de Lucía y Antonio Bravo, su primer contacto con el arte fueron los estudios académicos: la figura humana y el paisaje. Y así es su primera pintura. Pero inquieta y viajera incansable, pronto se convertiría en una de las figuras fermentativas de los cambios de gusto del público y los especialistas mendocinos, luego de una experiencia en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, que ella misma recuerda así: ‘En 1950 entré por primera vez en el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York. El impacto fue tremendo. Sentí con toda mi intensidad que el abstracto era mi forma auténtica. Recibí la gran inspiración, comprendí lo importante del arte por el arte, de la riqueza de la materia, de la composición del color. Luché intensamente por la pintura no figurativa’ ” (1). En Rojos y blancos, Ucrania, la pintora evoca el entorno en el que se desarrolló su infancia. Las persecuciones, la revolución, la guerra civil, las violaciones y los asesinatos –a los que se suman las inundaciones y el tifus- son el cuadro con el que Rosalía debe enfrentarse a muy corta edad: “Los blancos están en la ciudad, persiguen sin cesar a los judíos. Matan a los hombres, se apoderan de las mujeres jóvenes y hasta de las niñas. Estoy cansada de tanto horror. Y los cambios continúan. Hoy los blancos, mañana los rojos. Como somos despreciables burgueses, estos invaden la casa y nos reducen a dos habitaciones. El hambre se hace sentir, duele” (2).

El pintor y grabador Américo Balán nació en Kiev en 1915; falleció en Buenos Aires en 1986. “Realizó sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes. Formó parte del grupo de artistas plásticos que se volcó a la técnica del grabado en la década de 1930, integrado por Víctor Rebuffo, Pompeyo Audivert, Sergio Sergi y Luis Seoane, entre otros. Su obra se compone fundamentalmente de xilografías, con un estilo expresionista. Según el crítico Jorge López Anaya (en Historia del Arte Argentino), ‘su figuración es generalmente irónica y de contenido humanista-político’ ” (3).

Notas

1   Valdivieso, Laura: “Luché intensamente por la pintura no figurativa”, en Los Andes, Mendoza, 18 de febrero de 2001.

2  Flichman, Rosalía de: Rojos y blancos, Ucrania. Buenos Aires, Per Abbat, 1987.

3   Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

Uruguayos

Pedro Figari se trasladó a Buenos Aires en enero de 1921, donde permaneció hasta 1925, año en que se trasladó con dos de sus hijas a Europa. Vivió en París hasta 1934 y, luego de un breve paso por la capital argentina, se instaló definitivamente en Montevideo, donde murió cuatro años después. Dejó 2306 obras con el sello de lo que él había definido tan bien en carta a Eduardo Salterain Herrera: ‘Mi pintura no es ‘una manera de hacer pintura’ sino un modo de ver, de pensar, de sentir, de sugerir’. Y legó un elevado ejemplo de entrega al bien de su tierra desde plurales aspectos” (1).

Julio Martínez Vázquez, pintor marinista, nació en Montevideo en 1885. Se radicó en la Argentina en 1893. “Concurrió al Salón Nacional desde 1911 y a diversos salones provinciales y extranjeros” (2).

El pintor, grabador y litógrafo Guillermo Facio Hebequer nació en Montevideo, en 1889; falleció en Buenos Aires en 1935. “Radicado en Buenos Aires desde niño, en 1912 instaló su taller en el barrio de La Boca, donde se dedicó a representar escenas de contenido social, como el grabado Interior de una casa de prostitución. Integró el llamado ‘Grupo de los cinco’ o ‘Artistas del Pueblo’, con Agustín Riganelli, José Arato, Abraham Vigo y Adolfo Bellocq, caracterizado por el compromiso social de sus miembros. Expuso sus obras en sindicatos y locales socialistas y anarquistas, y fue uno de los fundadores de la Sociedad Nacional de Artistas. En 1928 realizó su primera exposición individual y se volcó a la técnica de litografía, realizando series como Mala vida, Tu historia compañero, El conventillo y Bandera roja. Además, colaboró como ilustrador en diarios como La Nación, Crítica y La Prensa” (3).

El grabador, pintor y escenógrafo Abraham Regino Vigo nació en Montevideo en 1893; falleció en Buenos Aires en 1957. “Considerado como uno de los máximos exponentes del arte social en la Argentina, estudió en la Asociación Estímulo de Bellas Artes. En 1910 formó el grupo de los Artistas del Pueblo, junto a Guillermo Facio Hebequer, Adolfo Bellocq, José Arato, Santiago Palazzo y Agustín Riganelli. Influido por el ideario anarquista y comunista, realizó ilustraciones para publicaciones de izquierda y, en 1928, participó como escenógrafo en el grupo Teatro Experimental de Arte. En su obra dominan los grabados, aguafuertes y xilografías con temas sociales, destacándose la serie La Quema (1933-34), Luchas proletarias (1935-37) y Simbólicos (1936)” (4).

Carmelo Arden Quin “Nace el 16 de Mayo de 1913 en Rivera (Uruguay) con el nombre de Carmelo Heriberto Alves. Antes de llegar a la Argentina a fines de la década del ’30, vive en Brasil y Uruguay. Es poeta y escritor político; en 1944 junto a un grupo de artistas entre los cuales se destacan: Torres García, Lidy Prati, Hlito, entre otros, inicia su labor teórica al elaborar y publicar la revista "Arturo" de artes abstractas. Al año siguiente los animadores de dicha revista se dividen y Arden en compañía de Martín Blaszko, Rothfuss y Gyula Kosice instauran el movimiento Madí que edita, entre los años 1947 y 1950, la revista "Arte Madí". En 1948 lleva el Madismo a París; luego retorna a Buenos Aires en 1955, donde organiza con el poeta Aldo Pellegrini, la "Asociación Arte Nuevo", que reúne artistas geométricos y abstractos. Finalmente en 1956 parte a París. Sus pinturas y esculturas realizadas preferentemente en planchas finas de madera o metal son de variadas formas y en sus superficies planas o curvas introduce dibujos de líneas geométricas” (5). Escribe Alberto Giúdici: “El 5 de septiembre de 1945, en un destacado recuadro, el semanario Orientación, órgano del Partido Comunista Argentino, celebraba la afiliación de ‘los artistas y escritores del movimiento de arte concreto’. El documento estaba suscrito por Edgar Bayley, Manuel Espinosa, Claudio Girola, Alfredo Hlito, Tomás Maldonado y Aldo Prior. También estaban ligados a las filas partidarias los hermanos Lozza, el poeta Simón Concretas, el uruguayo Carmelo Arden Quin, flor y nata del movimiento Arte Concreto-Invención que había irrumpido un año antes en Buenos Aires. Los firmantes veían que ‘el pensamiento marxista-leninista exalta la grandeza y la capacidad realizadora del hombre y niega las ficciones que, en todos los campos, lo humillan y esterilizan’. En marzo de 1946, durante su primera muestra en Peuser, dan a conocer el Manifiesto Invencionista” (6).

Hermenegildo Sábat nació en Montevideo en 1933. Es dibujante y artista plástico. “Publicó su primer dibujo en El País, de Uruguay. En la Argentina, publicó en Primera Plana, Buenos Aires Herald, La Opinión y, desde 1973, en Clarín. En 1988 recibió el premio María Moors Cabot (E.E.U.U.) por sus dibujos realizados durante la dictadura 1976-83. Entre 1990-96 fue director de la revista Sección Aurea. Es Artista Emérito de la Nación y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Desde Al troesma con cariño (1971), publicó más de 20 libros. Por línea materna, desciende de Domingo F. Sarmiento y Facundo Quiroga” (7).

Proviene de una familia de caricaturistas -señala Juan Pablo Mantecón- : su abuelo dibujó en Caras y Caretas y su hijo mayor Alfredo también realiza caricaturas. Sabat es no sólo uno de las más importantes exponentes de nuestro humor gráfico. Además de ser la prueba viviente de lo rica en información que puede ser una caricatura muda, es también uno de los artistas más completos de nuestro país: es dibujante, pintor, fotógrafo, poeta, profesor de dibujo y toca el clarinete. ‘Me rodeo de la mayor cantidad de materiales que puedo y los elijo en el momento de realizar el trabajo. (…) Constantemente estoy probando y creo que de eso se trata. Investigar. No manejo computadoras, pero reconozco que hay que estar en la red, llega a todos lados’ ” (8).

Juanillo González nació en Montevideo en 1942. “Allí cursó sus estudios artísticos en la Escuela de Torres García. Luego se muda de orilla y se radica en la Argentina, donde participa en Salones Nacionales, provinciales y Municipales. Se dedica a la pintura de paisajes con una fuerte estructura constructiva que hereda del Maestro Torres García” (7).

Notas

1  De Marco, Miguel Angel: “Un hombre de la cultura”, en La Nación, Buenos Aires, 19 de enero de 2003.

2  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.

3  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarín, 2002.

4 Ibídem

5  S/F: “Biografía”, en www.oniescuelas.edu.ar

6  Giúdici, Alberto: “Razones políticas de posturas estéticas”, en Clarín, Buenos Aires, 16 de agosto de 2003.

7  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.  

8 Mantecón, Juan Pablo: El humor gráfico en la Argentina “Espejitos de papel”, en www.monografias.com.

Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.

Varios

Ignacio Gutiérrez Zaldívar manifiesta acerca de Fray Guillermo Butler: “Siempre pensamos que había nacido en Córdoba; así figura en sus documentos. Aquí es donde estudió, se ordenó de sacerdote y pintó las más maravillosas obras del arte religioso de la historia de la Argentina. Pero un gran investigador de la Orden de los Predicadores de Santo Domingo, Fray Rubén González, descubrió que no era así. Había nacido el 14 de diciembre de 1879 en Génova, la tierra de su madre María Batto y vino a la Argentina como un ‘pequeño bebé polizonte’. Fue inscripto en el Registro Civil de Córdoba cuando ya tenía un año... y le pusieron de nombre Juan. Su padre era irlandés, de nombre Guillermo” (1). “En 1896 ingresó en la Orden de predicadores de Santo Domingo de Guzmán y fue ordenado en 1907. En 1908 viajó a Roma para estudiar Derecho Canónico pero cambió estos estudios por los de Bellas Artes. Viajó por Italia, España, Francia, Alemania y Gran Bretaña. Regresó a la Argentina en 1915. Desde ese año concurrió al Salón Nacional, obteniendo el Premio de Pintura en 1925. Realizó vitrales en la capilla del colegio de la Anunciata, la iglesia del Salvador de Buenos Aires, el convento de Santo Domingo, donde residía, oratorios privados, etc. Fundó la Escuela de Arte Cristiano y Academia Beato Angélico. Fue miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes. Cultivó la pintura de tema religioso, la figura y el paisaje con una visión romántica, poética y alejada del academicismo” (2).

Stephen Robert Koek Koek nace en Londres, Inglaterra, el 15 de octubre de 1887. “Descendiente de una dinastía de destacados pintores holandeses que se remonta al siglo XVIII, incluido su padre, Hermanus Junior, quien hacia 1869 debió abandonar su Holanda natal para radicarse en Inglaterra; allí adoptó el seudónimo de Jan Van Couver. Su madre era inglesa, de apellido Winkfield”. En 1915, “instalado en Mendoza, realiza una exposición de sus obras, en las que incluye paisajes de Holanda y de la Cordillera de los Andes. Su pintura era de carácter posimpresionista y tenía una clara influencia de Jacob Maris, Antón Mauve y Josef Israels, maestros de la Escuela de La Haya” (3).

Alejandro Kokocinski, “hijo de un polaco y una rusa, nació en Italia pero creció en la Argentina. De aquí partió a recorrer el mundo y a ejercer mil oficios hasta que encontró su vocación de artista”. “Recién a los 21 años Alejandro Kokocinski consiguió una nacionalidad, la argentina. Hasta entonces era un apátrida. ‘Yo tengo una gran pasión por la Argentina, me considero muy argentino –aclara-. Recién me dieron la doble ciudadanía italiana de grande, porque como aquí rige la ley de sangre yo no tenía una patria. Mis padres eran dos refugiados corridos por la guerra, un polaco y una judía rusa’. (...) Los dos tuvieron la gran fortuna de que descarrilara el tren que los llevaba al campo de exterminio nazi de Treblinka ‘porque si no yo no estaría aquí’. Huyeron entre mil peripecias, estuvieron un año escondidos y llegaron a un campo de refugiados en Italia. (...) ‘En ese contexto dramático yo vine al mundo en 1948’. (...) Papá Kokocinski organizó con otros soldados la liberación de su pareja. Escaparon todos. Llegaron a Génova y se escondieron. Querían ir a la Argentina. ‘El cónsul se apiadó y les dio un salvoconducto’. Una carreta del mar los trajo a Buenos Aires” (4).

Notas

1   Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: “Amor y paz”, en Fray Butler, catálogo de la muestra imaugurada en Córdoba en diciembre de 2004.

2   Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

3  S/F: “Koek Koek”, Catálogo de la muestra inaugurada en la Galería Zurbarán el 18 de abril de 2005.

4   Algañaraz, Julio: “Pintor y aventurero”, Clarín Viva, Buenos Aires, 8 de junio de 2003.

Descendientes de inmigrantes

Armenios

Jorge Demirjián, “Ex aprendiz de carpintería y ex músico, hijo de inmigrantes armenios criado en la Calabria porteña (como se conocía entonces cierta zona del barrio de Belgrano) se define como pintor semi autodidacta”. Se exilió en 1976, y vivió “Muy lejos de su Belgrano natal, el barrio que lo vio desertar del bachillerato y asar papas en la vereda mientras filosofaba acerca de la existencia de Dios con otros muchachos de la cuadra: ‘Aquel panteísmo de cordón que existía entonces’. La calle Elcano, cuenta, dividía Belgrano en dos mundos ‘como un muro de Berlín. Yo caminaba dos cuadras y entraba en un universo ajeno y fascinante. Por Virrey del Pino se escuchaba inglés y se veían choferes de librea y polainas’ ” (1).

Notas

1  Amuchástegui, Irene: “Jorge Demirjián Ser urbano” Fotos: Enrique Rosito. En Clarín Viva, Buenos Aires, 4 de julio de 2004.

Austríacos

Helmut Ditsch es “uno de los pintores argentinos vivos más cotizados. (...) El gran salto fue en 1988 cuando a los 26 años, y después de rebotar con críticos y galeristas que no congeniaban con sus pinturas, Helmut Ditsch se sobrepuso a la pereza de su signo y decidió aprovechar el bilingüismo de cuna para viajar a Europa. Con abuelos paternos austríacos, llegar a Viena y moverse como un nacional fue una misma cosa” (1).

Notas

1 - Selser, Claudia: “Helmut Ditsch De lo más pintado”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 12 de diciembre de 2004. Foto: Ariel Grinberg.

Españoles

De sangre española fue un pintor famoso: “Los Bernaldo de Quirós son una de las familias más tradicionales de España. En 1855 Julio arriba al Uruguay desde el País Vasco, radicándose luego en Gualeguay, Entre Ríos, donde fue designado Intendente en 1880. Meses antes, el 18 de mayo de 1879, nació Cesáreo, quien tuvo otros nueve hermanos. Ya a los ocho comenzó a usar pinceles”. A los dieciséis viaja a Buenos Aires. Estudia con el valenciano Vicente Nicolau Cotanda, y en la Academia de Bellas Artes, con Angel Della Valle (1).

A criterio de Ignacio Gutiérrez Zaldívar, “La tradición marinista en el Arte de los Argentinos tiene tres nombres que son hitos fundamentales: Eduardo De Martino, marino y pintor italiano, Justo Lynch y Oscar Vaz. Tres generaciones sucesivas que se transmitieron una a otra sus conocimientos y que esgrimieron con orgullo su vinculación de maestro a alumno. Hijo de inmigrantes andaluces, Oscar Vaz nació en Barracas el 10 de octubre de 1909. Recorrió los muelles desde niño, acompañando a su padre en su tarea de despachante de aduana, y así comenzó su amor por el Riachuelo” (2).

Luis Seoane nació en 1910 “en Buenos Aires, pero hizo sus estudios primarios, medios y terciarios en Santiago de Compostela. Allí se recibió de abogado y allí terminó sus días. Después de la Guerra Civil Española regresó a la Argentina, donde fue miembro de número de la Academia Nacional y obtuvo, en 1962, el Premio Palanza. Viajaba regularmente a Buenos Aires, aunque tenía su casa en La Coruña, donde se radicó en 1971. Allí se hizo en 1989 una muestra antológica de sus obras y en 1996 se estableció la fundación que guarda la mayor parte de los suyos” (3). El sentimiento de este hombre de dos mundos puede adivinarse en su pintura, que evoca tanto paisajes gallegos cuanto argentinos. En su obra viven labriegos, marineros, lecheras, campesinos con vacas, marisqueras, emigrantes, en amable yuxtaposición con paisajes de Chos Malal y de un suburbio de Buenos Aires. A estos cuadros se suman otros, en los que aborda diferentes temas, testimonios todos de su paso por esta vida y su valiosa manera de reflejar cuanto lo rodeaba.

Raúl Alonso nació en Buenos Aires en 1923; falleció en la misma ciudad en 1993. “Cuando murió, a los setenta años, dejó 2300 obras entre óleos, pasteles, aguafuertes, tintas y dibujos. (...) Autor prolífico, inquieto y cotizado, sin embargo, hizo su primera exposición individual a los 41 años. De su padre, Juan Carlos Alonso (que capitaneó la publicación Caras y Caretas y la editorial Plus Ultra), heredó los genes para el arte. Dicen que Raúl dibujó desde muy chico, y que existieron precoces retratos suyos de Horacio Quiroga, de Alfonsina Storni y Baldomero Fernández Moreno. Alonso dirá que tuvo una infancia y adolescencia envueltas en un mundo intelectual: ‘La vida de hogar estaba comunicada con muchas personas que daban sangre al universo de aquella época: Quiroga, Alfonsina, Leopoldo Lugones, Roberto Arlt” (4). “Varias veces galardonado, participó como invitado en la Exposición Internacional de Bruselas y en las Bienales de México, San Pablo, Valparaíso, Punta del Este y Barcelona” (5).

La acuarelista Lola Frexas, hija de un barcelonés y una santanderina, “egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Fue alumna de Spilimbergo, Daneri, Castagna, Massa y Larco. Es 1944 obtuvo 1er. premio con croquis de ballet en el Teatro Presidente Alvear, y a partir de 1948 expuso regularmente en el Salón Nacional de Bellas Artes. En 1954 viajó a España con una beca del Instituto de Cultura Hispánica y se radicó en Toledo donde, en 1956, realizó su primera muestra individual. A su regreso expuso en Witcomb en 1959 y continuó realizando exposiciones en el interior y la Capital. Participó en numerosas muestras colectivas. Sus obras fueron presentadas en Asunción, Paraguay, Madrid, Londres y Roma. Además del mencionado, recibió algunos primeros premios, en el Salón Anual Marinista del Centro Naval en cinco oportunidades, del Fondo Nacional de las Artes sobre barrios de la ciudad en 1976, en el salón marinas de Cabotaje y el Salón Nacional de Tandil el mismo año, y en el Salón Nacional de Arte Sacro de Tandil, del Fondo Nacional de las Artes (premio del jurado) y el Salón Anual Marinista del Centro Naval en 1977. En 1978 fue invitada por Aerolíneas Argentinas y el Ministerio de Relaciones Exteriores para exponer en los salones de Aerolíneas en Londres y Madrid, y en la Casa Argentina de Roma, la muestra ‘Buenos Aires visto por Lola Frexas’. A su regreso presentó en Velázquez ‘Europa vista por Lola Frexas’. En 1983, el Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces le encargó una serie de catorce acuarelas sobre fachadas e interiores del lugar. Realizado el trabajo, la artista renunció a los honorarios, donando los cuadros al organismo. En 1979 le fue otorgado el Sagitario de Oro de UNICEF en Roma y el gran premio de honor del Fondo Nacional de las Artes sobre barrios de la ciudad. Sus obras se encuentran en colecciones oficiales y privadas del país y de Estados Unidos, España, Brasil, Suiza, Gran Bretaña, Portugal, Alemania, etc. En 1982, el Rotary Club le otorgó el Trébol de Plata” (6).

Notas

1 Catálogo de la muestra de Quirós en el Cabildo Histórico de la Ciudad de Córdoba, Octubre-Noviembre de 2000.

2 Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Oscar Vaz (1909-1987). Catálogo de la muestra efectuada en Zurbarán en diciembre de 2005.

3 Galli, Aldo: “Del grabado al collage”, en La Nación, Buenos Aires, 21 de julio de 2002

4 Piotto, Alba: “El pintor insomne”, en Clarín Viva, 31 de agosto de 2003.

5 Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

6 Sosa de Newton, Lily: op. cit.

Franceses

En 1878, el catalán Rafael Casagemas presenta a José Hernández un joven caricaturista, Carlos Clérice, que terminaría siendo el primer ilustrador del Martín Fierro. (...) Clerice, hijo de un francés  dedicado a la fabricación de carruajes, se memorizó de cabo a rabo los originales de La vuelta de Martín Fierro y apenas se sintió listo para la tarea, dedicó noches enteras a poner a punto las litografías que ilustrarían la obra. En su prólogo a la primera edición de La vuelta... –20.000 ejemplares: un best seller del año 1879-, el autor manifestaba su orgullo por la factura final de la obra: ‘Lleva también diez ilustraciones incorporadas, y creo que en los dominios de la literatura es la primera vez que una obra sale de las prensas nacionales con esta mejora: así se empieza. Las láminas han sido dibujadas y calcadas en la piedra por don Carlos Clérice, artista compatriota que llegará a ser notable en su ramo, porque es joven, tiene escuela, sentimiento artístico y amor al trabajo” (1).

Cecilia Revol, nacida en Córdoba, vive en Salta. Se dedica a la pintura figurativa del norte argentino. Ha sido distinguida con el Primer Premio en el I Salón de Artes Plásticas de Escuelas de la Magistratura del NOA (Salta, 2003) y el Diploma de Honor de la Fundación Marcelo Torcuato de Alvear (Buenos Aires, 2003). Entre sus muestras recientes, mencionamos las realizadas durante 2005 en la Fundación Favaloro Sede Salta y en la Casa de Salta, la Fundación Bank Boston y la Manzana de las Luces, en Buenos Aires. Desempeña actividades en el Centro de Arte y Cultura de la Fundación Salta y en la Escuela de la Magistratura de Salta; es Miembro de la Comisión de Cultura de la Escuela de la Magistratura de Salta.

Notas

1 Heller, Diego: op. cit.

Griegos

En noviembre de 2004, “la cantante lírica Ana Moraitis presenta en El Maipo Cocina su segunda muestra de dibujos y pinturas, Sensual, de reciente ejecución. También lanzó su libro de arte y poesía Anagrafías, en el que compila su producción previa a 1997, mientras estudiaba en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto De la Cárcova”. En esa oportunidad, ella expresó: “Al igual que el dibujo, (el canto) es algo que viene de mi familia, de origen griego, y que hago desde que tengo memoria (1).

Notas

1  S/F: “Puro universo femenino”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 28 de noviembre de 2004.

Irlandeses

Justo Lynch (1870-1953) fue marino y artista; “satisfizo ambas vocaciones convirtiéndose en el primer marinista del arte argentino” (1).

Notas

S/F: “Cinco maestros del Puerto de Buenos Aires” (muestra en Galerìa Zurbaràn, Febrero-Marzo de 2005), en www.verdecountry.com.

Italianos

Muchos hijos de inmigrantes se dedicaron a la pintura; entre ellos, Angel Della Valle, nacido en 1855, hijo de un lombardo, quien “se dedicó principalmente al retrato, pero sus pinturas se destacaron por la temática pampeana. Estudió en la escuela de Antonio Ciseri, en Florencia, donde aprendió las técnicas del dibujo académico y el claroscuro. También estudió con Juan Manuel Blanes. Dictó clases ad honorem durante 18 años en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, junto a artistas como Ernesto De la Cárcova y Eduardo Sívori. Su primera exposición se realizó post mortem, en 1937, en la Galería Witcomb. Introdujo en su pintura la temática de la gran llanura pampeana. Entre sus obras sobresalen Corrida de sortija, Gauchos a caballo, Incendio en La Pampa, Diosa del Amor e Idilio Criollo” (1).

José Malanca, hijo de los inmigrantes italianos Settimo Malanca y Angelina Morassutti, nació en San Vicente, Córdoba, en 1879 (2). “Es uno de los grandes paisajistas del Arte de los Argentinos. Luego de un primer aprendizaje en su ciudad natal, completó sus estudios en Italia. De vuelta a la Patria, cautivado por el paisaje americano, recorrió largamente nuestro continente, dejándonos el testimonio en su óleos pintados al aire libre” (3).

En 1881 nació en Buenos Aires Eugenio Daneri. El fotógrafo Anatole Saderman lo recordó en un reportaje: "me empleé en el Estudio Van Dick que estaba en la calle Rivadavia y Medrano, haciendo de todo un poco: retoque, copiado y tomas, eso me permitió tomarle la mano al estilo de aquí, hasta que finalmente decidí abrir mi propio estudio "porteño" dos años más tarde (1934) en la calle Callao 1066, casi esquina Santa Fé. (...) trabajaba entonces con una gran cámara de galería usando, según el trabajo, película plana de 18 x 24 cm, 11 x 16 ½ u 8 x 11 cm. Tenía el tele Tessar de 300 mm para los trabajos generales y un monóculo Corística (italiano) de 450 mm para los retratos y precisamente con estos elementos comencé a fotografiar rostros de intelectuales y artistas argentinos y extranjeros, muchos de ellos de paso por la ciudad (Stefan Erzia, Salvador Stringa, Pedro Tenti, Pablo Casals, Alberto Gerchunoff, Guastavino, Victorica y otros tantos que ahora, escapan a mi memoria...). A los pintores y a los intelectuales que yo invitaba a posar, no les cobraba nunca, hasta que uno de los primeros Eugenio Daneri -uno de los grandes valores de la pintura argentina- dijo: "A este muchacho hay que regalarle algo..." y me trajo una maravillosa naturaleza muerta hecha por él, que fue la base de una colección que ya iré contando. De esta forma me fui formando un ‘estilo’ que, me acompañará durante toda mi vida" (4).

Fortunato Lacámera (1887-1951) “Junto con Víctor Cúnsolo, es una de las figuras más destacadas de los artistas de La Boca. Sus cuadros se distinguen por la atmósfera intimista. Fundó la Agrupación Gente de Artes y Letras Impulso. Recibió el Premio Estímulo, del Salón Nacional, en 1938”. Laura Batkis se refiere a la ascendencia del pintor: “Las obras de Fortunato Lacámera aluden a cierta melancolía de la patria añorada que caracteriza la idiosincrasia de un grupo social llegado a la Argentina con la oleada inmigratoria de mediados del siglo XIX. (...) Hijo de inmigrantes genoveses, el autor de Desde mi estudio estudió pintura con Alfredo Lazzari en la Sociedad de Unión de La Boca. Mientras tanto pintaba para subsistir paredes a la italiana con imitaciones de mármoles. (...) Las obras de Lacámera no son solamente escenas de taller: el modelo externo le sirve para expresar un sentimiento interno referido a la intensidad de la ausencia y el aislamiento. Logra crear un paisaje de emoción contenida usando variaciones de colores pardos y tonos bajos. De este modo, transmite al espectador una particular emoción que surge de la perfecta síntesis entre pensamiento y carga emotiva” (5).

En 1890 nace un niño que es dejado en la casa de Expósitos “con finos pañales”. Más tarde se llamará Benito Quinquela Martín. En 1897, es adoptado por el matrimonio formado por Manuel Chinchella y Justina Molina. “Sabida es la vida del niño acogido por el matrimonio Chinchella donde el padre era estibador portuario y la madre india entrerriana. De niño tuvo que abandonar el colegio para ayudar a sus modestos padres, primero entregando carbón a domicilio y luego cargando él también bolsas en el puerto, hasta que la seria amenaza de tuberculosis lo obligó a pasar una temporada en Córdoba. A su vuelta ya estaba convencido de que su destino era pintar y a ello le dedicó el resto de su vida” (6). A los 17 empieza a estudiar con Lazzari. A los 20 expone por primera vez en la Sociedad Ligure de Mutuo Socorro. De esta época son los primeros retratos que realizó, tras los cuales se lee, escrito de puño y letra, lo que percibió por las obras: “en un caso fue un ‘café con leche’, y en otro un ‘par de zapatos’ que no sabemos si era nuevo o usado” (7). “Quinquela alcanzó las dimensiones de una leyenda en vida, desde su nacimiento en 1890, habiendo sido entregado a la Casa de Niños Expósitos, hasta su octogenaria muerte en 1977 luego de haber realizado una obra que por extensión y por intensidad no tiene parangón en nuestro medio, salvo las raras excepciones que pueda haber”. “Cuando Quinquela Martín expuso en Londres, el director de la Tate Gallery declaró que el único pintor que podría compararse con nuestro maestro (pintor y grabador) era Vincent Van Gogh. Esa afirmación iba más allá de un simple parentesco estilístico; se refería a la intensidad del sentimiento que animaba el arte de ambos pintores. Este sentimiento que llevó a Van Gogh a predicarles a los mineros de Borinage y a Quinquela a concentrar toda su temática en el puerto de La Boca, exaltando el trabajo de los estibadores, lo encuentro en equivalente literario en algunos pasajes de las novelas de Dostoievski. (...) Quinquela es al arte de nuestra ciudad lo que Molina Campos es al arte rural o ‘Martín Fierro’ a la poesía gauchesca” (8).

Emilio Pettoruti descendía de inmigrantes. “¿Quién era ese pintor, hijo de inmigrantes italianos que, sin tener fortuna, había logrado viajar a Europa y codearse con la vanguardia? Nacido en La Plata el 1° de octubre de 1892 como el primogénito de un matrimonio de italianos, fue criado por sus abuelos maternos, que aliviaron así el trabajo del matrimonio que tuvo después de Emilio y en forma ininterrumpida, otros once hijos. Fue justamente su abuelo, José Casaburi, quien soñó para el niño un futuro glorioso manipulando pinceles y le construyó un andamio en la pared del fondo de su patio cerrado para que pintara bajo la estricta consigna de ‘inventar las flores y no copiarlas’. Testimonio de esa fe a toda máquina fue un cesto ancho, azul, del que brotaban flores amarillas, su primera gran obra” (9).

En 1896 nace en Buenos Aires Lino Enea Spilimbergo, hijo de Antonio Enea Spilimbergo y María Giacoboni inmigrantes italianos. Cursó estudios en la Sociedad de Educación Industrial. Escuelas Técnicas Profesionales y en la Academia Nacional de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredon’. En 1920 comienza con los envíos al Salón Nacional. En 1923 "Seres Humildes", obtiene el Tercer Premio Nacional de Pintura. Realizó con David Alfaro Siqueiros el mural "El Ejercicio Plástico" en la quinta de Natalio Botano en Don Torcuato, colaborando en el mismo Berni, Lázaro y Castagnino. "Naturaleza Muerta" de 45 x 90 cm del año 1932 y obtiene el Primer Premio Nacional de Pintura. Ejerce como Profesor de Pintura hasta 1939 en el Instituto Argentino de Artes Gráficas, como Profesor de Dibujo y Pintura hasta 1948 en la Escuela Nacional de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredon", como Profesor de ¨Dibujo de Taller¨, Escuela de Bellas Artes, de la Universidad Nacional de La Plata, como Profesor de Dibujo, Pintura y Composición, en el Taller de Pintura del Instituto Superior de Arte de la Universidad Nacional de Tucumán, que organiza y dirige. Es nombrado el 15 de mayo de 1956, Académico de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes. En 1964 regresa desde París a Buenos Aires. Viaja a Unquillo en la Provincia de Córdoba, donde fallece el 16 de Marzo” (10).

José Luis Menghi (1902-1985), contemporáneo de Lacámera, Diomede y Cúnsolo fue como ellos un artista figurativo e intimista. Pintor de flores, naturalezas muertas, interiores y paisajes, en sus obras la Boca es el referente. Lejos del puerto tumultuoso de trabajo que fijó Quinquela y del puerto cargado de nostalgia existencial de Lacámera, para Menghi La Boca es el lugar en el que transcurrió su vida , el taller de la calle Irala, el barrio en su repetida cotidianeidad. Hijo de inmigrantes italianos, trabajó desde niño en la herrería familiar, colaborando primero con su padre y luego él mismo inclinado sobre el yunque durante 30 años. Realizó gran parte de su obra a la par de su trabajo asalariado. Fue miembro fundador de la Agrupación Gente de Artes y Letras Impulso y de Gente de Arte de Avellaneda, ambas de destacada labor en la difusión de del arte y la enseñanza artística. Desde 1927 expuso en los salones y en numerosas muestras individuales y colectivas. Ganador del Primer Premio del Salón Nacional de 1969.Sus obras integran las colecciones de los siguientes museos: Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Museo de Bellas Artes de Buenos Aires; Museo de Bellas Artes de La Boca "Benito Quinquela Martín"; Museo de Arte Moderno y numerosas instituciones del interior del país” (11).

Miguel Diomede nació en 1902. En “Poéticas del silencio”, Sylvia Iparraguirre se refiere a su obra y al contexto en el que surgió: “Nacido en una familia extremadamente humilde, Miguel Diomede (1902-1974) ejemplifica al hijo de inmigrantes italianos que en medio de penurias familiares logra hacer aquello en lo que fanáticamente cree, la pintura, y abrirse un camino hasta el reconocimiento. Tuvo una temprana relación con la muerte (su padre muere cuando él tiene cuatro años, su madre cuando tiene catorce) que marcaría con tono sombrío los años de juventud. Parte de su vida la pasó en un empleo subalterno en un Ministerio, empleo del cual no renegaba porque le permitía concentrarse en lo único que verdaderamente le importó, la pintura. Silencioso, modesto, de pocas palabras, todos los que lo conocieron decían que Diomede se parecía a su obra. Exponía muy poco, pintaba lentamente, volvía una y otra vez a sus cuadros. No quería desprenderse de ninguno, siempre le parecían inconclusos. Decía: ‘Cuando veo un cuadro mío en una exposición o en un museo lo comprendo a Bonnard, que iba a retocar los suyos en las salas donde estaban expuestos’. Poeta del silencio, intimista colosal, artista de la profunda delicadeza, éstas son algunas de las frases con que críticos de arte y comentaristas han intentado caracterizar a Miguel Diomede y su obra. Lo cierto es que eligió la soledad para pintar y el despojamiento para su obra. Desde esos pilares dedicó cuarenta y cinco años de fervor a la pintura. El reconocimiento vino más tarde“ (12).

En 1905 nace en Rosario Antonio Berni, huérfano de un sastre italiano, quien “es y seguirá siendo, el más valioso creador pictórico de ese país que progresaba en el atraso. Como corresponde a cualquier principiante, Berni –nacido en Rosario el 14 de mayo de 1905- pintó sus primeras obras influido por el peso abrumador de Pablo Picasso y poco después por Giorgio de Chirico, que lo acercaban menos al surrealismo que a sus propias raíces paternas. (...) Seguro de sus propias imágenes, avanzó con indudable puntería sobre la marginalidad social (Manifestación, Chacareros, Club Atlético Nueva Chicago) uniendo rigor analítico e impactante belleza pictórica. Estaba urgido por la simpatía y la solidaridad que esos seres, nada imaginarios, le provocaban. Berni logra emocionar sin golpes bajos” (13). “Pintar –decía- no es sólo una manera de hacer, es una manera de pensar que debe trascender” (14). Acerca de Berni, manifestó Carlos Gorriarena: “Más allá de mi tremenda admiración por él como persona, y por una parte acotada de su obra que son unos quince o veinte años, él me enseñó cosas académicas que para mí fueron muy importantes. Además, yo era muy inculto –lo sigo siendo, pero en esa época, mucho más- y él me planteaba juicios novedosos. Me hizo cambiar de criterios, desde las películas que veía hasta los pintores en los que me fijaba. Desde descubrir a Eisenstein, hasta valorar a Policastro” (15).

Raúl Soldi nació el 27 de marzo de 1905 en Buenos Aires, en una familia de inmigrantes italianos. Su padre y hermana, músicos de vocación, fueron una influencia decisiva para él, quien a los quince años se sumó a la actividad creativa reproduciendo obras de Quinquela Martín y Bernaldo de Quirós. Inició sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes y en 1924 viajó por segunda vez a Europa, donde ingresó a la Academia de Brera, Milán. En 1932 regresó al país donde continuó pintando, exponiendo y trabajando como escenógrafo cinematográfico. En 1953 comenzó a pintar los murales de la iglesia Santa Ana de Glew, provincia de Buenos Aires, y en 1966 realizó la decoración de la cúpula del teatro Colón. Adscripto al neoromanticismo, su obra figura en museos de Buenos Aires, el Vaticano, Florencia y Milán. Entre otros galardones, obtuvo el Premio de honor en el Salón Nacional de 1949 y en 1952 el Premio Palanza, otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes de la que también fue miembro (1957)” (16).

En el discurso pronunciado con ocasión de otorgársele la ciudadanía italiana y la Medalla de Oro a la Cultura Italiana en la Argentina, dijo Ernesto Sábato: “En el siglo pasado, mis padres llegaron a estas playas con la esperanza de fecundar una tierra de promisión. Se instalaron en la ciudad de Rojas, donde tuvieron un pequeño molino harinero” (17). Ernesto Sabato. Pinturas (18) “reúne las reproducciones de la obra pictórica de Ernesto Sábato. Redactado en castellano e inglés, posee una cronología biográfica, una "carta autobiográfica" del autor, un estudio sobre la pintura en Sabato elaborado por Miguel Rubio, la reproducción de algunos escritos de pintores surrealistas dirigidos a Sábato y fotos del archivo personal del autor; además de cubrir las dos etapas del arte plástico de Sábato” (19).

Aldo Severi nació en Buenos Aires en 1928. “Hijo de inmigrantes italianos y nacido nada menos que en La Boca, Severi fue testigo y protagonista de la química única que tuvo como consecuencia directa al tango. ‘La Boca era en mi niñez la patria substituta de la inmigración europea, una suerte de Babel creativa, solidaria y fraternal que me marcó definitivamente’, señala, dejando que las añoranzas hablen sobre los porqués de su paleta. (...) Su arte, íntimo, es ampliamente reconocido. Ha expuesto con suceso en numerosas oportunidades en Argentina y en otros países como Estados Unidos, Italia, Alemania y Brasil. Ese suceso, que no conoce fronteras, es consecuencia de telas que plasman pura experiencia emocional, cuyas imágenes fluyen en una intensidad de colores. Seguramente, muchas de esas escenas nunca vuelvan a existir. Pero al verlas, no dejan de reflejar el sentir perpetuamente porteño, forjado casi desde la nada por criollos e inmigrantes. Acaso, entonces, cada cuadro de Severi nos ofrezca la configuración estética de una metafísica que continúa en nuestros días. Una semblanza que nos dice cómo era y es en realidad aquello que hoy se materializa con otras ropas y otro lunfardo” (20).

Estela Pereda recuerda a su abuela italiana: “Ana Galiardi, empresaria y artesana fabulosa. Había nacido en Milán y creò un taller de artesanìas para que las ganancias mantuvieran un comedor infantil. Tenìan buenos clientes, casi toda la producción se vendìa a la casa Harrods. Entre muchas cosas, hacían los capuchones de chala que coronaban las botellas del mìtico rhum Negrita. (...) Yo hacìa los dibujos, los cartones, y Ana tejìa los tapices. Cuando se lo propuse, tenía 70 años, y siguió tejiéndolos hasta los noventa y tantos” (21).

Hija de un italiano, “Margarita Fragnito nació en Buenos Aires – Argentina, donde inició sus estudios de artes plásticas con el maestro austro-húngaro Rafael Sceczi y luego con maestros de Argentina, Chile, Brasil, Venezuela, China, Inglaterra, Indonesia, Italia y Japón. Sus técnicas incluyen tintas y aguadas, jaspeado, acuarela, bajo relieve, papel hecho a mano, fileteado, máscaras venecianas y esculturas. También realiza investigaciones sobre aborígenes y afroamericanos, la historia de la moda, simbología de Borges y Gauchos del río de la Plata. Con los pueblos aborígenes de las Américas ella adquirió un profundo conocimiento de la sabiduría cósmica. Este conocimiento lo transformó en imágenes visuales de los aborígenes, símbolos y leyendas que trascienden Tiempo y Espacio. Usando vibrantes colores como imagen pura. Margarita posee la visión de un universo sin limitaciones de tiempo, razas, geografía, cultura o lenguas. (...) Es curadora y organizadora de eventos artísticos y de intercambio cultural con diversos países. En 1997 y 1998 fue Curadora de la Subasta de Arte Internacional a beneficio de la Clínica Whitman Walker. También ha presentado su trabajo escrito "La Inescrutable Condición del Ser" en el XXIII Congreso Internacional LASA 2001 en Washington DC. Sus obras se encuentran en colecciones privadas en las Américas, Asia y Europa” (22).

Notas

1Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

2 S/F: Catálogo de la muestra de Malanca, en el Cabildo Histórico de la Ciudad de Córdoba, Julio-Agosto de 2000.

3 Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Nuestra Argentina. Buenos Aires, Zurbarán Ediciones, 1999.

4 Gómez, Juan: “Un retrato del maestro: Anatole Saderman” Suplemento Especial de Cuarto Oscuro Nº 437, Año 1 Nº2, "Homenaje a los grandes: Anatole Saderman". Ed. del Foto Club Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina.

5 Batkis, Laura: “Arte para todos Desde mi estudio / Cómo ver la obra”, en La Nación, Revista, 28 de diciembre de 2003.

6  Squirru, Rafael: “Intensidad y sentimiento”, en La Nación, Buenos Aires, 28 de julio de 2002.

7  Información de prensa de la muestra de Quinquela en Zurbarán. Buenos Aires, Julio-Agosto de 2002.

8   Squirru, Rafael: op. cit

9   Selser, Claudia: “El mago de la luz”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 28 de noviembre de 2004. Foto: Archivo Clarín.

10   S/F: “Vida y obra del artista plástico argentino Lino Enea Spilimbergo”, en www.fundacionspilimbergo.org.

11  S/F: “Presentación del libro de María Teresa Constantin”, en Revista Arte al día internacional, www.artealdia.com.

12  Iparraguirre, Sylvia: “Poéticas del silencio”, en www.biografias0.iespana.es.htm.

13  Sábat, Hermenegildo: “Antonio Berni”, en Clarín Viva, 13 de junio de 1999.

14  Arteaga, Alicia de: “La hora de Berni”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 17 de noviembre de 1996.

15  Amuchástegui, Irene: “Gorriarena demoledor”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 19 de abril de 2003.

16  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

17 Sábato, Ernesto: “La memoria de la tierra”, en La Nación, Buenos Aires, 5 de diciembre de 1999.

18  Ernesto Sabato. Pinturas. Buenos Aires, Seix Barral, 1995.

19  S/F: “Otros libros”, en www.geocities.com

20 Ballada, Astor: “Aldo Severi, Pintor de Buenos Aires”, en Aerolíneas Argentinas Magazine. Buenos Aires, Septiembre de 2003.

21  Aubele, Luis: “A boca de jarro. Estela Pereda ‘Me llegó la hora de la danza’ “, en La Nación, Buenos Aires, 20 de junio de 2004.

22 S/F: “Margarita Fragnito”, en www.fragnitoart.com

Rusos

Guillermo Kuitca “nació en Buenos Aires, el 22 de enero de 1961. Empezó sus estudios de pintura en el taller de Ahuva Szlimowicz, con quien siguió trabajando hasta 1979. Desde 1974 expuso individual y colectivamente en as más importantes galerías del mundo. Se han publicado numerosos libros sobre su obra, en la Argentina, Francia, Estados Unidos y Holanda. De los artistas vivos, está entre los más cotizados en el mercado de subastas internacionales y sus obras forman parte de las más importantes colecciones privadas y de los más prestigiosos museos del mundo” (1). Sobre sus ancestros, él dijo: “Mis cuatro abuelos eran rusos, no hubo mucha mezcla. Hoy los consideraríamos ucranianos, de la zona a la que emigró la población ruso-judía. Mis abuelos maternos se conocieron en el barco. Los paternos, acá”. Esa ascendencia está presente en el pintor: “Kuitca -tiene una casa de Belgrano con dos labradores bayos que le ladran a todo el mundo, no en Nueva York, en Londres, o donde diga la versión de ese día-, centro de la mayor exposición individual de un artista contemporáneo vivito y coleando, con más de 200 obras que pertenecen a colecciones privadas y museos organizadas por el Reina Sofía de Madrid, pinturas, dibujos y una instalación de 54 colchones en montaje concebido para el Museo de Arte Latinoamericano (Malba), explica su obra al tiempo que deja al contemplador recibir a su manera la poesía y la casi siempre melancólica reflexión que proponen sus espacios apenas habitados. Los cuartos donde la superficie hace pequeños y solos a los hombres, sus ciudades con nombres quién sabe si reales, las plantas o planos de cárceles y cementerios, de pronto el mapa en que aparece Odessa y sobre el mapa, o desde él, las escalinatas del film de Eisenstein, las del Acorazado Potemkin, desde luego, las famosas camas Kuitca, para nacer, para el sexo, para el insomnio, para el sueño al que estamos obligados, para la muerte un día” (2).

Notas

1  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

2   Mactas, Mario: “¿Quién es Kuitca?”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 24 de agosto de 2003.

Siriolibaneses

Elena Lleral, “artista autodidacta y profesora de pintura de Adolfo González Chaves, Argentina”, es “hija de inmigrantes sirio-libaneses, la menor, junto a su melliza, de nueve hermanos. Desde que iba al colegio sintió gran alegría con todo lo relacionado con el dibujo y la pintura. En un ambiente muy humilde, fue apoyada y comprendida por sus hermanos que se sintieron orgullosos de sus innatas habilidades artísticas. En 1950, decidió que lo suyo era la pintura. Tomó algunas clases con un pintor de una ciudad cercana pero se la puede considerar autodidacta porque nunca tuvo acceso a una educación formal. Incursionó en varios temas pero cuando comenzó a pintar las rosas, se enamoró de ellas y se puede considerar que su evolución artística trasciende entre rosas, cardos y algún eventual yuyo silvestre de esta zona pampeana de la República Argentina. A lo largo de su vida, se dedicó a pintar y enseñar a grandes y chicos, primero en un taller particular que armó en una habitación de su casa y luego, la Municipalidad, a través de la Comisión de Cultura, la designó como profesora en una escuela municipal llamada Hogar Agrícola. Todavía enseña con alegría a un montón de chicos ávidos de expresarse por medio de lápices y pinturas. Participó de innumerables exposiciones en toda la región. En 1971 por intermedio de pintores allegados a ella, es invitada a llevar sus cuadros al Ateneo Popular de la Boca, Buenos Aires. Allí conoce al pintor Benito Quinquela Martín, con quien comienza una amistad que duraría hasta el fallecimiento del mismo. La consideró su ahijada artística, fue a Adolfo González Chaves y se hospedó en casa de los Lleral. Le regaló a Elena muchas obras pictóricas y también esculturas de artistas amigos. Elena las cedió a la Municipalidad y con ellas se creó el Primer y único Museo de esa ciudad, que lleva el nombre del pintor argentino. Elena en su casa ya no tiene lugar para los cuadros que pinta. Utiliza siempre el óleo y como soporte, generalmente la tela aunque cuando se siente inspirada pinta lo que tiene a mano. Cortinas, sábanas, biombos, lámparas, muebles, todo!! hasta ha pintado maravillosamente un vestido de novia para su sobrina.... Ha vendido y vende sus cuadros pero ha regalado muchos más....No debe haber pareja conocida que no tenga en su casa unas rosas pintadas por Elena como regalo de bodas. Como toda artista tiene la sensibilidad a flor de piel... las pinceladas van solas, inconscientes, ella pareciera que no puede dirigir su mano... piensa en colores y el cuadro nace, solo, naturalmente.....” (1).

Notas

1    S/F: en www.artesur.com 

Uruguayos

Guillermo Roux es hijo del uruguayo Raúl Roux, de vasta trayectoria como humorista gráfico en la Argentina. Nacido en Buenos Aires en 1929, el pintor “Estudió en la Escuela de Bellas Artes. A los 23 años hizo su primera exposición, dedicándose luego a la recreación pictórica de los monumentos y los museos de Italia como forma de descifrar la Historia del Arte. Tras vivir tres años en Roma, recorrió el interior de la Argentina y se estableció en Nueva York. Volvió al país y expuso profusamente en los años 60. Ha llevado su obra a numerosos países de Europa, Canadá, E.E.U.U. y América Latina. Caracterizado por una gran versatilidad en las formas de expresión, realizó dibujos, acuarelas, témperas y collages. El conjunto de su obra manifiesta una fuerte influencia del surrealismo. En 1975 ganó el primer Premio Internacional de la Bienal de San Pablo. En su obra se destacan El collar de las perlas (1975), La valse (1977), Isolabella (1992), Paisaje con el Etna (1998) y Maja y torero con instrumentos musicales (1998). Es académico de número de la Academia Nacional de Bellas Artes” (1).

Notas

1  Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarìn, 2002.

Varios

Luna Alston de Gallegos nació en Buenos Aires en 1881, “hija del doctor John Alston, médico escocés que se radicó en la Argentina en 1868, y de Carlota Luna, uruguaya. Recibió lecciones de Walter Biggs, especializado en miniaturas. En 1916 realizó su primera exposición en Witcomb, con su profesor y otra artista. En la misma sala, en 1929, expuso en forma individual cuando ya su obra era conocida. (...) Sus obras, cerca de cuatrocientas y casi todas retratos, llevan la firma Luna. Murió en Buenos Aires, el 29 de julio de 1978” (1).

Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari (Xul Solar), nació el 14 de diciembre de 1887 en San Fernando, Prov. de Buenos Aires. Fue “Su padre: Emilio Schulz Riga, nacido en Riga, Prov. de Livonia, Rusia, y su madre: Agustina Solari, nacida en la ciudad de Zoagli, Génova, Italia”. En 1916-17 se produce el "Encuentro con Pettoruti. Comienza a firmar como Xul Solar”. En 1944 “Ilustra "Un modelo para la muerte", de B. Suárez Lynch (seudónimo de A. Bioy Casares y Jorge Luis Borges)”. El 9 de abril de 1963 “Fallece en su casa del Tigre, sobre el Río Luján, Prov. de Buenos Aires” (2).

Un descendiente de inmigrantes realiza la tarea que antes realizó Zavattaro: Carlos Alonso ”supo que la editorial Emecé había abierto un concurso para quienes se animaran a dibujar a Fierro, el Quijote local. Alonso fue, presentó sus bocetos y ganó el premio. Dicen los que vieron casi todas las caras imaginadas para Martín Fierro, que la versión que el mendocino pintó en 1959 es la interpretación más descarnada y alucinante del poema de Hernández que se conozca” (3). Alonso nació en Tunuyán, Mendoza, en 1929. Tuvo “como abuelo materno a Salvatore Lisandrello, un siciliano de Siracusa, y su abuelo paterno era Sandalio Alonso quien vino de León. España. Ambos llegaron a nuestro país en 1914. (...) Ya a temprana edad cursó estudios en la Academia de Bellas Artes de Mendoza y luego en Tucumán con el maestro Spilimbergo. Cuando cuenta 24 años viaja a Buenos Aires y expone por primera vez en esta ciudad, viajando posteriormente a Europa. Es el artista más popular del arte contemporáneo argentino y en reiteradas ocasiones volvió a Europa en busca de sus raíces, habiendo vivido largas temporadas tanto en España como en Italia” (4).

José Alberto Marchi desciende de inmigrantes italianos y españoles. Gutiérrez Zaldívar se refiere detalladamente al origen del artista: “los personajes de las obras de José Alberto Marchi son seres enigmáticos; hombres y mujeres que se mueven en paisajes desconocidos, extranjeros lejos de su tierra”. La raigambre de esta inclinación es sugerida por el critico, cuando dice: “tal vez, en la vida del artista encontremos algunas claves”. En busca de estas claves, se remonta a la historia de la familia, acerca de la que comenta: “Alberto Marchi, su padre, es el tercer hijo de Carmen Ferreyra, andaluza nacida en Granada, España; y de Sillo Catullo Marchi, lombardo nacido en Mántova, Italia”. El oficio del abuelo es recordado por Gutiérrez Zaldívar: “Como su padre y sus hermanos, Sillo trabajaba en la sastrería de la familia, ubicada en la Av. Las Heras, entre Ayacucho y Junín, que con orgullo contaba entre sus clientes al Dr. Marcelo Torcuato de Alvear. ‘Benigno Marchi e hijos’, decía el letrero de la puerta del local, lugar simbólico donde José encontró los hilos, ese motivo tan personal que hace inconfundibles a sus obras. Hilos reales que su familia enhebraba en el quehacer diario, y al mismo tiempo, hilos simbólicos que unen a José con su obra”. Otros miembros de la familia son relacionados por el crítico con la obra del pintor: “Sus abuelos maternos Nazareno y Angela, eran italianos, nacidos en Ancona y en Chietti respectivamente. Nazareno fue ‘pastero’ –juntaba fardos para dar de comer al ganado-, y luego por largos años trabajó como encargado en una fábrica de dulces, una rudimentaria industria de principios de siglo, que bien podría ser el escenario donde los personajes de José clasifican incansablemente extraños vegetales” (5).

Acerca de una descendiente de inmigrantes, escribe Rosa Faccaro: “El tiempo de la imagen es aquel que se desliza como una aparición y vuelve a redimensionar un mundo objetal, guardado en lo más recóndito de nuestro inconsciente. Reflejar esa dimensión profunda es tarea de rescate. Sólo alumbramos el rincón elegido, la luz recordada, el objeto amado. Iris Perutic Burcio ha logrado vislumbrar en esos objetos una imantación. La línea formal que estructura; el espacio sacral, hermético; el sabor de las relaciones con el mundo del ayer. Buceando en sus raíces aparecen fusionadas las dos etnias: la eslava y la latina. Yugoeslavia en Perutic y España en Burcio Giménez. Ambas transculturadas al continente americano, producen en este, nuestra cultura, dando como resultado la pasión por el arte de nuestra artista argentina. Penetrar, bucear esa identidad lingüística (ya que el arte es un lenguaje) es tratar de hallar esa plenitud que responde a no negar nuestras partes. Hallar, guardar, rescatar su origen, su historia, su connotación emotiva hasta el reencuentro de esa calidez y parentesco que establecemos con nuestros objetos es fundamentar toda una estética” (6).

Notas

1 Sosa de Newton, Liliy: op. cit.

2 S/F: “BIOGRAFÍA”, en www.xulsolar.org.ar.

3  Heller, Diego: op. cit.

4 Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: “Los inmigrantes”, Catálogo de la muestra de Alonso y Marchi en Casa FOA 2000, Desembarcadero y Hotel de Inmigrantes. Buenos Aires, Octubre-Noviembre de 2000.

5  Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: Marchi. Buenos Aires, Zurbarán Editores, 1995.

6  Faccaro, Rosa: “Iris Perutic Burcio”, en  www.feriadearte.com.ar.

Pintores de inmigrantes

En febrero de 2000, se anunció que Guillermo Roux comenzaría a pintar un mural en la nueva sede del Bank Boston. Acerca de esa obra, expresó el pintor: “Ya que el edificio está construido frente a la calle Alem, que en su momento fue el Paseo de la Alameda, me propuse una visión poética de principios de siglo pasado. Entonces, esa calle era un itinerario de artistas, inmigrantes, actores del circo criollo, chicas del cabaret, últimos malevos y poetas rantes. Si hasta el Gordo y el Flaco, antes de la gran fama, caminaron por ahí" (1).

En “El mural de Guillermo Roux”, escribe Fermín Fevre: “Invitado por el artista concurrí al taller que ha montado al pie del gran mural que está pintando en el magnífico edificio de César Pelli en Catalinas Norte. Allí está instalado hace dos años y medio y aún tendrá para seis meses más. Es su gran obra, casi, podría decirse, la culminación de su reconocida carrera artística. Por eso Guillermo Roux (n. l929) se muestra orgulloso de su creación. Es un emprendimiento considerable. El mural es de grandes dimensiones (5,50 mts. por l2,5 mts.) y se encuentra dividido en tres grandes paños, que luego se integrarán, en los que se ha montado una tela de lino de Bruselas. Todo es de primera calidad. Dos ayudantes siguen sus indicaciones preparando los pigmentos. Cada color está elaborado en cuatro tonos de diferentes intensidades. Roux ha concebido su mural como los maestros renacentistas. La altura de las figuras, su disposición, el juego de la perspectiva y de las distancias está cuidadosamente calculado a partir de una geometrización del gran plano con la réplica de los espacios rectangulares del vidriado del hall central del edificio. Nada está librado al azar y los pliegos con los numerosos bocetos enrollados se acumulan en los rincones del improvisado taller. Los frascos de los colores cuidadosamente etiquetados se alinean en una estantería. Andamios, escaleras, mesas, circundan el lugar vallado para evitar la presencia de los curiosos que van y vienen por los alrededores. El mural lleva por título ‘Homenaje a Buenos Aires’, pero el artista lo ha desprovisto de referencias convencionales o lugares comunes de la imaginería porteña. Su visión es personal y transita de lo narrativo a lo simbólico. Hay alusiones a la inmigración, al tango, a hombres y mujeres que la pueblan sin una identificación determinada. Figuras frontales, de frente y de espaldas, o de perfil lo integran. Hay una deliberada atemporalidad en ellas, como si el artista hubiera querido situarlas en un tiempo constante, de permanente actualidad. Son los seres que vivieron, que viven y que vivirán en la gran ciudad. Pertenecen a todas las edades y a todos los tipos sociales. Por eso hallamos en ellos una marcada indeterminación, ambigüedad y ausencia de la dramaticidad que produce una situación dada. Son predominantemente estáticos, como en los frescos de las iglesias medievales o de los palacios del Renacimiento italiano. Sus gestos han quedado fijados con un sentido simbólico. Estas imágenes, integradas a un plano frontal al que se llega inmediatamente después de acceder al edificio, producirán, sin duda, un considerable impacto visual frente al cual el visitante no podrá dejar de detenerse ya que invita a una mirada reflexiva y serena. La pintura mural, no tiene en nuestro país un desarrollo importante. Son muy escasas las obras que la representan si tenemos en cuenta la cantidad y la calidad de los artistas de nuestro medio. Tal vez ello obedezca al hecho de que los espacios públicos no sean entre nosotros suficientemente valorados. Hay un comportamiento deformado de los argentinos en ese sentido, que generalmente no los asumen como propios. Los compartimos con cierta ajenidad y desdén. Esta obra de Guillermo Roux tiene que ser un doble estímulo; tanto para valorizar el espacio público de ámbitos privados como para hallar en las imágenes símbolos y valores que reconozcan y afiancen nuestra identidad. ¿No podrá ser, también, un nuevo punto de partida para alentar otros emprendimientos semejantes?” (2).

Poco antes de inaugurarse la obra, escribe Alicia de Arteaga: “allí está Roux, dando las últimas pinceladas a la pintura que sintetiza los temas, las obsesiones, el estilo, la técnica de su larga y fecunda vida de artista. Su tiempo está consagrado a dar forma a las figuras que simbolizan el mundo de Buenos Aires, una metáfora visual referida exactamente al lugar donde está emplazado el edificio del Bank Boston: Catalinas. A pocas cuadras, el Hotel de los Inmigrantes era la puerta de ingreso en el país de los argentinos bajados de los barcos. El grupo de la derecha representa a los inmigrantes, seres anónimos, salvo una figura que tiene la cara de Franca, su mujer. A la izquierda, los tonos más apagados remiten a una escena nocturna. En el centro está la pampa, abrazada por el río. Un personaje contempla el cuadro con la distancia propia de un espectador neutral. Está vestido de azul y blanco, y representa la joven República” (3).

También pinta inmigrantes Fernando Allievi, artista nacido en Chubut en 1954, que en 1978 llegó a Córdoba –donde reside actualmente- para estudiar en la escuela Figueroa Alcorta. “Sus obras se encuentran en colecciones privadas y en museos de la Argentina y Estados Unidos. Entre otros: University Art Museum, University of Texas; Window South Fondation, Mellow Park, de California; Museo Nacional de Bellas Artes, Museo Eduardo Sìvori; Museo de Arte Contemporàneo de Buenos Aires” (4).

En “Arte Subterráneo de Buenos Aires”, Héctor M. Portela se refiere a obras de Allievi: " ‘Las callecitas de Buenos Aires tienen ese qué se yo..’ dice la letra de un tango de Piazzolla y Ferrer y si observamos el plano de la ciudad veremos que se parece a la paleta de un pintor que concentra los colores y la musicalidad de sus barrios. Las estaciones y laberínticos túneles de los trenes subterráneos que se internan en la intimidad de los barrios guardan secretos y magníficas obras de arte, muchas de ellas abandonadas, marginadas y descuidadas. La velocidad que impera en los pasajeros que viajan en el subte, nos les permite ver la verdadera muestra artística que forman los murales que de las distintas estaciones. Los murales se encuentran en la línea C: “Esta línea une las estaciones Constitución del Ferrocarril Roca y Retiro del FC Bartolomé Mitre. Es la más corta del sistema y fue habilitada en el año 1934. Transita los barrios de Constitución, Monserrat, San Nicolás y Retiro, es decir el centro de la ciudad de Buenos Aires. (...) en la estación Retiro, hay tres murales con dibujos de Fernando Allievi y temas de la ciudad, reflejando la soledad en la que se vive en las grandes ciudades” (5).

En el Hotel de Inmigrantes, en el marco de la exposición de arquitectura y decoración Casa FOA 2000, se presentó la muestra de Zurbarán (6) en el espacio decorado por Celina Aráuz de Pirovano. Los cuadros fueron dispuestos enfrentados en dos hileras, separadas por bancos de madera. Mirando hacia el río, a la izquierda se encuentran las obras de José Marchi, escenas de la vida cotidiana, protagonizadas por hombres, mujeres y niños, en las que se reitera la idea de la búsqueda: el cielo, el horizonte, la tierra. A la derecha, Carlos Alonso evoca paisajes relacionados con los edificios históricos, y pinta asimismo a una familia de italianos, eternizada durante una de sus comidas.

“Los paisajes del Río de la Plata pintados por Alonso se encuentran dentro de lo màs logrado de su producciòn –opina Dièguez Videla-, pero es Marchi el artista ideal para captar el tiempo y el lugar. ¿Por què? Porque su pintura siempre ha tenido un poder evocativo victoriano –o eduardiano, siguiendo en Inglaterra-, y su predilecciòn sobre la figuraciòn màs detallista de esos perìodos lo convierten en el artista ideal para imaginar personajes y situaciones de esa dàrsena norte, que fue el equivalente local de la isla Elis de Nueva York” (7).

En 2001, se presentaron en el Hotel obras de Mónica Weiss, originales creaciones en las que se reitera el tema de la indumentaria y calzado, las imágenes sin rostro, la trayectoria vital de una mujer desde su infancia hasta su tercera edad y se presenta transmutado en cuadro el diario que su madre escribió a bordo del barco japonés “Arabia Maru” cuando viajaba desde Palestina en 1940.

En 2002, quien rinde su homenaje a los inmigrantes en el Hotel de Puerto Madero, es Carlota Petrolini, quien exhibe sus cuadros acompañados por poemas de Alberto Mario Perrone y música de Carlos Cutaia.

Pinta inmigrantes Gabriel Sainz. El autor “se forma en el IUNA. Asiste a los talleres de Juan Doffo, Guillermo Roux y Guillermo Urbano Ha sido Becario de la Fundación Antorchas. Expone regularmente desde el 2000. Poseen obras suyas colecciones privadas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos, España, Italia, Francia, Alemania, Holanda e Inglaterra” (8).

En diciembre de 2005, anunció La Nación: “El efecto Gallery Nights ha sido una verdadera bención para la calle Arroyo convertida definitivamente en un cauce para el arte y las antigüedades. Este año abrieron sus puertas nuevas galerías, con perfil bajo y alto suceso de ventas. María Luisa Barril mantiene independencia de criterio respecto a modas y modos en la dirección de Holz, donde pocas semanas atrás colgó una muestra de Gabriel Sainz (artista seleccionado para el premio Deloitte de Pintura que se exhibe en la ciudad de Neuquén). Algo inédito: en dos días vendió todas las obras y buena parte de ellas a compradores extranjeros” (9).

Carlos Salatino y Beatriz Sevilla son “una pareja dedicada al arte, el diseño y la producción artesanal de objetos decorativos”. Ellos no pintaron inmigrantes, sino un barco, en homenaje al que trajo a los fundadores de una cadena gastronómica, en uno de cuyos restaurantes porteños los artistas realizaron el mural al que nos referimos. Sobre esta obra expresó Salatino: “El mural que usted vio en FAME tiene una relación indirecta con el tema de la inmigración. Los fundadores de esa empresa son inmigrantes españoles y el nombre que eligieron para denominar su primer establecimiento gastronómico en gallego significa “hambre”, un hambre que España, caída en una profunda decadencia, carente de recursos, atrasada industrialmente, debilitada por guerras internas y perdidas sus últimas colonias, conoció en una escala aún mayor que la que aqueja a nuestro país hoy. Los fundadores de FAME llegaron con la oleada de inmigrantes españoles que buscaron aquí lo que sus países les negaban. Cuando nos tocó realizar el mural, tuvimos en cuenta estos factores pero no fuimos en absoluto literales. El puerto pudo ser cualquier puerto, obviamente también el de Buenos Aires, el barco se llama Virgen de Covadonga porque los fundadores de FAME son, como buenos asturianos, devotos de esa Virgen. Tal vez ellos al mirar el mural hayan recordado el barco que los trajo a esta tierra, aunque se llamara de otro modo y, ciertamente, si ellos no hubieran llegado, como tantos otros, a este país, FAME -que hoy ya es una cadena de cuatro grandes establecimientos- no existiría, y el mural tampoco” (10).

Notas

1 - S/F: “Guillermo Roux”, en Clarín Viva, Buenos Aires, 26 de febrero de 2000.

2 - Fevre, Fermín: “El mural de Guillermo Roux”, en www.artealdia.com

3 - Arteaga, Alicia de: “Homenaje a Buenos Aires/ Cómo ver la obra”, en La Nación Revista, Buenos Aires, 12 de septiembre de 2004.

4 - Molas, Verónica: “La dimensión humana del dibujo”, entrevista a Fernando Allievi, en La Voz del Interior on line, Córdoba, 5 de agosto de 2001.

5 - Portela, Héctor M.: “Arte Subterráneo de Buenos Aires”, en www.leedor.com, 17 de mayo de 2001.

6 - Gutiérrez Zaldívar, Ignacio: “Los inmigrantes”, Catálogo de la muestra de Alonso y Marchi en Casa FOA 2000, Desembarcadero y Hotel de Inmigrantes. Buenos Aires, Octubre-Noviembre de 2000.

7 - Dièguez Videla, Albino: “Las imàgenes: de ayer a hoy”, en La Prensa, Buenos Aires, 8 de octubre de 2000.

8 - S/F: “Gabriel Sainz / Pintura”, en Centro Cultural General San Martín, www. ccgsm.gov.ar.

9 - S/F: “En la trastienda”, en La Nación, 24 de diciembre de 2005. 

10 - González Rouco, María: Entrevista vía e-mail a Carlos Salatino y Beatriz Sevilla. Buenos Aires, febrero de 2003.

Algunos traen su arte de su tierra natal, lo transmiten a sus discípulos y se consustancian con la argentinidad al punto de que son capaces de ilustrar la epopeya hernandiana. Otros nacieron aquí y van a estudiar a Europa y Estados Unidos, de donde vuelven con un bagaje de conocimientos que se aúna al talento innato que los distingue. Unos pocos evocan a sus ancestros, su historia y su lucha. Son los pintores de sangre inmigrante, que eligieron a la Argentina para quedarse.

Diciembre de 2005

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María González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista - Diciembre de 2005

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