Inmigración y literatura |
Indice
En este trabajo me refiero a los inmigrantes que llegaron a América, evocados en memorias y obras literarias por destacados escritores que no nacieron en la Argentina ni emigraron a ella. Son estos escritores el italiano Edmondo D’Amicis y los españoles Rosalía de Castro, Leopoldo Alas, Pío Baroja, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Juan Antonio Cavestany.
Hemos leído obras escritas por inmigrantes que se establecieron en la Argentina, o acerca de ellos. Supimos, a través de drama, narrativa y lírica, de memorias, biografías y periodismo, cuáles fueron las causas que los llevaron a dejar su tierra, en qué condiciones debieron realizar un viaje tan amargo, y qué suerte corrieron en el nuevo destino.
Complementando estos textos de inmigración, se encuentran otros textos, escritos por autores de renombre nacidos en Europa, que nos hablan de aquellos que emigraron. Nos ocuparemos de algunas de estas páginas, referidas a inmigrantes de diversas nacionalidades, y a su vida en la tierra americana a la que se dirigieron. |
Edmondo D'Amicis |
Los italianos que se embarcan en Génova en 1884, hacia el Río de la Plata, son descriptos por Edmondo D’Amicis en su obra En el océano. Acerca del escritor, expresó Griselda Gambaro: "El autor de Corazón recoge, sin embargo, sus mejores frutos en la crónica. En este fresco están todos los que vinieron a América, en su mayoría obreros y campesinos, cada uno con su sueño particular. Y el sueño -y el destrozo del sueño- empieza en el Galileo, como si el barco navegara en un mar de tierra y sus pasajeros, en los múltiples tipos y pasiones, representaran a la humanidad entera" (1). Cuore (2), publicado en el año 1886, es una de las novelas "de intención moralista y didáctica" (3) de D’Amicis. En ella, presenta a una mujer debe buscar fortuna en otra tierra, agobiada por las deudas que había contraído. El relato incluido en Cuore se titula "De los Apeninos a los Andes". La madre creada por el escritor –un ser admirable- sufre ante la partida, aún sabiendo que no existe otra posibilidad para ella y para los suyos. Evoca la despedida con amargura: "¡No me lo podía separar de mi cuello cuando partí; sollozaba que daba compasión oírle; parecía que supiese que no había de volver a ver a su madre! ¡Pobre niño mío! ¡Creía que estallaba mi corazón!". Para la genovesa de Corazón, Argentina era una meta que le permitiría tener una vida más digna, a pesar de un sacrificio terrible. El italiano comenta: "No son pocas las mujeres valerosas que realizan tan largo viaje con aquel objeto, gracias a los buenos salarios que encuentra allí la gente de servicio, y al cabo de pocos años retornan a la patria con algunos millares de pesos". Pese a su corta edad, Marcos, el protagonista del relato del italiano, comprende la situación, mas no descansa hasta el momento del reencuentro. Para distraerse del miedo, el adolescente "pensaba en muchas cosas de ella; traía a su mente sus palabras cuando salió de Génova y el modo como le solía arreglar las frazadas bajo el mentón, cuando estaba en la cama". En 1895 apareció en Italia La maestrina degli operai, traducido al castellano como La maestrita de los obreros (4). En esa obra, en una oportunidad, la protagonista encuentra que, al ir a dar su clase, "Faltaba esa noche más de una docena de alumnos. La maestra investigó las razones de la ausencia, y supo que habían ido, con muchos otros, a pasar la velada en un establo, donde un viejo aldeano, de vuelta de América, un espíritu jovial y extraño, había invitado a medio arrabal para relatarle la historia de sus aventuras. Era algún alivio para ella; pero de la muchachada, por desgracia, no faltaba ninguno".
Notas
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Rosalía de Castro |
El 24 de febrero de 1837 nace en Santiago de Compostela Rosalía de Castro. "La emigración gallega es uno de los temas más constantes y sentidos de la poesía de Rosalía –destaca Emilio González López-, que en Follas Novas (1880) incluyó toda una parte, el quinto libro, a poetizar la triste situación de los emigrantes y de las familias que dejan su tierra, libro que tituló As viudas dos vivos e as viudas dos mortos. En Follas Novas Rosalía contempla el éxodo de las gentes de Galicia que emigran para América. Con inmensa tristeza los ve ir, pensando que no hay nada más doloroso que dejar la propia tierra en busca de un porvenir incierto". En su libro En las orillas del Sar, vuelve a tratar el tema, "pero contemplado ahora desde un punto de vista diferente. Ya no ve la poetisa la marcha de los emigrantes, sino que piensa en los que se han ido y están ya en América. Y Rosalía, entristecida por su larga ausencia de la tierra, los llama para que se reintegren a la patria amada. Esta llamada, que tiene el dolor de una madre que se dirige a sus hijos extraviados por el mundo, se expresa en una serie de poemas que recoge bajo el título de Volved, que son lo más sentido y bello que se ha escrito en la poesía castellana sobre la emigración. (...) No es Rosalía quien llama a los emigrantes, sino toda Galicia: es toda la tierra, su viento, sus ríos y sus bosques que se han quedado abandonados por los que se fueron". Su visión es parcial –finaliza González López-: "El emigrante no es jamás en los versos de Rosalía el indiano enriquecido y vanidoso, satirizado principalmente en las obras de los novelistas asturianos y montañeses, sobre todo de Pérez de Ayala y de Pereda; sino el pobre y desgraciado que ha sido arrancado a la fuerza de su casa y de su terruño por el trágico destino que juega con el hombre como si fuera un muñeco. Rosalía no tiene ojos para ver, ni pensamientos para entretenerse en satirizar a los pocos que han triunfado a su manera en las tierras americanas; sólo tiene sentimientos para los tristes y para los desgraciados que no encontraron la felicidad en el mundo que dejaron y difícilmente tendrán mejor suerte en este otro nuevo al que vinieron" (1). El tema de la inmigración aparece, fundamentalmente, en Follas Novas. Este libro –anota el prologuista-, que no se publicó hasta 1880, pero fue escrito, casi con certeza, entre los años 1870 y 1871, "representa una sensibilidad nueva, significa una distinta concepción de la poesía. Rosalía abandona el folklore, los tópicos costumbristas, el popularismo, para ahondar en los sentimientos, en la problemática social, para elaborar una metafísica del alma gallega. (...) En otra dimensión, volvemos a encontrarnos de nuevo con el dolor, con la saudade; con la vida trabajosa y dura de los labradores pobres; con los niños desamparados huérfanos, lacerados por el frío invernal; con la emigración; con el amor en todas sus manifestaciones: amor a la madre, a los hijos, amores femeninos agostados por el abandono, truncados por la muerte. Ahora bien, los temas de Cantares gallegos se adensan, se subliman, en Follas Novas. (...) Rosalía de Castro concibe sus versos "no fondo sin fondo do meu pensamento"; no son ‘follas novas’, son tojos y zarzas, ásperos, punzantes, como sus fieras penas, como su irremediable dolor; son la sombra misteriosa que merodea sus pasos, el dolor indescriptible del clavo hincado en el corazón, las viudas de muertos, las viudas de vivos que nadie consuela" (2).
Notas
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Leopoldo Alas, Clarin |
Leopoldo alas nació en Zamora en 1852. De 1891 es Su único hijo, segunda y última novela larga del español Leopoldo Alas Clarín. En ella, se relata lo sucedido una noche en el teatro, cuando Emma Valcárcel hace su aparición lujosamente vestida. Esa situación permite al escritor reflejar qué sentía la esposa del hombre a quien denominaban "el americano" –no se aclara si por su origen o por haber regresado de este continente-: "Tal vez la que más envidiaba a la de Valcárcel era la mujer del americano Sariegos, el más rico de la provincia, que podría aturdir a todos los Valcárcel del mundo envolviéndolos en papel del Estado y en acciones del Banco y otras mil grandezas, pero Sariegos no permitía tales despilfarros, que en él no lo serían, y su señora tenía que contentarse con un lujo muy mediano. Por eso rabiaba ella". Pero también rabiaba él, aunque por otro motivo: "se puso de pronto a aborrecer a Emma, porque tenía la culpa de que en aquel momento su esposa estaría maldiciéndole y detestándole a él por avaro; y además, aunque parezca raro, también miraba con envidia el aderezo de la abogaducha. Mas luego se hizo superior a sentimientos tan humillantes para él" (1).
Notas
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Juan Antonio Cavestany |
Cavestany nació en Sevilla en 1861. Fue poeta y dramaturgo; académico. "Su mejor obra teatral es El esclavo de su culpa. Sus poesías se reúnen en dos tomos: Versos viejos y Al pie de la Giralda" (1). En "Canto a la Argentina" (2), se refiere a quienes han dejado sus tierras en busca paz y prosperidad. |
Canto a la Argentina
¡Salve noble Nación! Seguro puerto guardado por las olas y los Andes; ayer, triste desierto, hoy pueblo rico, grande entre los grandes. El Mundo Viejo que antes te enseñaba Hoy aprende de ti; de ti recibe Hasta el mismo sustento de que vive.
Atravesando mares, A ti llegan sus hijos a millares, A realizar su anhelo De beber de tu fuente, De escoger riquezas en tu suelo Y de aspirar venturas en tu ambiente.
Llegan... y hallan la suerte apetecida, Pues dan a un tiempo, como doble palma, Tu tierra, el rubio trigo: ¡el pan de vida!; Tu aire, la Libertad: ¡el pan del alma! |
Notas
Cavestany, Juan Antonio: "Canto a la Argentina", en Berdiales, Germán: Cantan los pueblos americanos. Ilustraciones de David Cohen. Buenos Aires, Ediciones Peuser, 1957. 2° edición. |
Pío Baroja |
En Las inquietudes de Shanti Andía (1), novela, protagonizada por un marino, presenta Baroja a varios indianos. Se les llamaba así a quienes procedían de las Indias Occidentales (América), pero especialmente a aquellos que regresaban a España enriquecidos luego de muchos años en el Nuevo Continente. Los diversos pasajes en que describe a estos personajes nos permiten notar que no sentía por ellos, ciertamente, simpatía, en parte por su condición de comerciantes, pero también por su ignorancia y presunción.
En 1910 aparece César o nada (2), novela en la que aparece nuevamente su aborrecimiento por los indianos, encarnado esta vez en un personaje que "estudiaba en el colegio de Escolapios del pueblo y después ingresaba en el seminario de Tortosa". El alumno dejaba mucho que desear: "No se distinguió allí por su inteligencia ni por su buena conducta; pero a fuerza de tiempo y de recomendaciones, pudo ordenarse y decir misa en Villanueva".
En La sensualidad pervertida (3), el protagonista visita a una familia que le causa muy mala impresión: "Una casa donde me recibían amablemente era la de un americano, condiscípulo de mi padre, de niño, en Vergara. Este señor se llamaba Alpizcueta, y era un pobre hombre, bueno, débil y sin ningún carácter. Se hallaba dominado por su mujer, una americana despótica y altanera; tenían un hijo y dos hijas. El hijo era negado, de lo más incomprensivo que pudiera imaginarse, tonto, soberbio, caprichoso, rubio y con cara de negro; las hijas habían salido como la madre: altas, fuertes, guapas, voluntariosas y mandonas".
Los Cuentos, publicados por Alianza (4), incluyen "Elizabide el Vagabundo". En él, el narrador relata que próximo a casarse con la hija de un estanciero uruguayo "sintió la nostalgia de su pueblo, del olor a heno de sus montes, del pasiaje brumoso de la tierra vascongada (...) se embarcó en un transatlántico, y después de saludar cariñosamente la tierra hospitalaria de América, se volvió a España".
Cuando a Martín Zalacaín (5) le aconsejaban ir a la escuela, él exclamaba: " -¿Yo a la escuela? Yo me iré a América o me iré a la guerra". No se decidió por el primero de estos proyectos. Ortega (6) "estuvo de médico militar en Cuba, y se acostumbró a beber de una manera terrible". Son otros personajes que tuvieron en sus mentes la aventura trasatlántica. No la concretaron o volvieron derrotados. Sin embargo, es por estos por quienes el novelista siente aprecio, y no por los indianos a los que se ha referido reiteradamente.
Notas
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Rafael Alberti |
El poeta Rafael Alberti y su esposa, la escritora María Teresa León, se exiliaron en la Argentina. En nuestro país, el gaditano escribe sus memorias, tituladas La arboleda perdida (1), obra en la que manifiesta: "Y ahora, esta afiebrada tarde del 18 de noviembre de 1954, en mi cercado jardinillo de la calle Las Heras, bajo dos florecientes estrellas federales, el mareante aroma de un magnolio vecino, cuatro pobres rosales, martirizados por las hormigas, y el apretado verde de una enamorada del muro, doy comienzo a este segundo libro de mis memorias". En julio de 1959, Alberti puso punto final a La arboleda perdida. Considera que hay en esas páginas "innumerables blancos, que no son, de ningún modo, olvidos" y se pregunta cuándo completará sus memorias, con miras a una nueva edición: "¿Lo haré eso en España o todavía aquí, en la Argentina, donde fueron escritos el final de la primera parte y toda la segunda de la presente obra? No sé, pero hay algo en mi país que ya tambalea, y entre nosotros, los desterrados españoles, circulan vientos que nos cantan la canción del retorno".
Dejaría la Argentina pensando en su Cádiz amada, pero debió recalar mucho tiempo en Roma. Finalmente, regresó a su puerto de Santa María.
En 1963, María Teresa León escribe la nota titulada "Soñemos con el viaje", en la que expresa: "A lo lejos nos está esperando el itinerario previsto o tal vez la emoción de ver de nuevo la aldea que se dejó al venir o la visita a los parientes de los abuelos, que deben estar en tal lugar..., o las ciudades madres de civilizaciones ilustres o los museos donde se almacena el ingenio humano o las formas diferentes de la vida de los hombres en este mondo cane, que a veces se dulcifica en las fiestas" (2).
Notas
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Federico García Lorca |
Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros, Granada, probablemente en 1898. "Los Poemas Galegos -escribe Antonio Pérez-Prado- fueron publicados en 1935 por Anxel Casal, editor pobre y doméstico, quien solventó la malandanza de su imprenta con los aportes de su mujer, costurera. Un año más tarde, aquel negro año de 1936, Anxel Casal, en Galicia, y Federico García Lorca, en su Granada, fueron fusilados" (1). Uno de estos poemas es la Cantiga do neno da tenda (2), que transcribimos: |
Bos Aires ten unha gaita Sobro do Río da Prata, Que toca o vento do norde Coa súa gris boca mollada. ¡Triste Ramón de Sismundi! Aló, na rúa Esmeralda, Basoira que te basoira Polvo d’estantes e caixas. Ao longo das rúas infindas Os galegos paseiaban Soñando un val imposibel Na verda riba da pampa. ¡Triste Ramón de Sismundi! Sinteu a muñeira d’ágoa Mentre sete bois da lúa Pacían na súa lembranza. Foise para veira do río, veira do Río da Prata. Sauces e cabalos múos Creban o vidro das ágoas. Non atopou o xemido Malencónico da gaita, Non viu o imenso gaitero Coa boca frolida d’alas; Triste Ramón de Sismundi, Veira do Río da Prata, Viu na tarde amortecida Bermello muro de lama. |
Notas
***************** En los países de origen o en América, los escritores europeos evocaron a sus compatriotas emigrantes, los comprendieron y eternizaron. |
María
González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista
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