Cristina Piña: evocación de Manuel Mujica Láinez |
Cristina Piña, nacida en Buenos Aires en 1949, es poeta, critica literaria y docente universitaria. Ha publicado tres libros de poemas: Oficio de mascaras (Botella al mar, 1979; Primer Premio Concurso Isidoro R. Steinberg); Para que el ojo cante (Torre Agüero, 1983) y En desmedida sombra (Torres Agüero, 1987). En 1988, su colección de poemas Pie de guerra mereció el Tercer Premio del Concurso de Poesía del diario La Nación. Ha publicado dos libros de ensayo: La palabra como destino. Un acercamiento a la poesía de Alejandra Pizarnik (Botella al Mar; 1981) y Marco Denevi: la soledad y sus disfraces (Universidad de Belgrano, 1983; Primera Mención Premio Coca-Cola en las Artes y las Letras, Categoría Crítica Literaria) y el Estudio preliminar a las Páginas de Olga Orozco (Celtia, 1984); asimismo, numerosos artículos y reseñas en diarios, revistas y volumenes colectivos del país y del exterior. En 1982 mereció la Beca Fulbright para asistir durante cuatro meses al Programa Internacional de Escritores (IWP) de la Universidad de Iowa, U.S.A. Desde 1974 ejerce la docencia universitaria y, entre 1984 y 1986, fue Decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Durante cinco años ha sido becaria del CONICET. Es colaboradora de diversas revistas y periódicos (La Gaceta de Tucumán, Clarín, La Nación), desde 1987 conduce el programa La escritura que se emite de lunes a viernes por Radio Municipal y está a cargo de la columna de literatura en la audición Antes de Medianoche que se emite semanalmente por ATC. Nos conocimos cuando, al leer una nota suya, descubrí que compartíamos un mismo interés: la obra de Manuel Mujica Láinez, tema de mi Tesis de Licenciatura. Al cumplirse el quinto aniversario de la muerte del escritor, lo evocamos en este diálogo. |
- ¿Cuándo empezó a estudiar exhaustivamente la obra de Manuel Mujica Lainez? - En rigor, mi primer trabajo sobre su obra se publicó en 1974, pero se trata de un amor adolescente: el primer libro que me compré con mi primer sueldo -tendría diecisiete años- fue La casa, porque a los quince o dieciséis había descubierto Misteriosa Buenos Aires y Aquí vivieron en la biblioteca de mis padres. Por supuesto, después leí toda su obra anterior y, año tras año, los libros que fue publicando. Cuando terminé la Facultad y empecé mi labor periodística, hice notas de diversa extensión sobre sus libros sucesivos, pero sólo en 1984, tras la muerte de Manucho, inicié el estudio sistemático de su obra. - ¿Podría dar un motivo de su elección? - Bueno, ante todo, porque soy fiel a mis amores juveniles, no por una mera cuestión de apego al pasado, sino porque creo que, cuando un autor nos impresiona en ese periodo tan receptivo que es la adolescencia, es por razones realmente importantes. Esas razones son las que he querido desentrañar en diversos artículos. - ¿Qué aspectos destaca en su narrativa? - Tras haberlo leído mucho, haber escrito bastante sobre él y ,sobre todo, haber reflexionado largamente acerca de su producción, creo que lo que me impulsó a ahondar en su literatura es la singular articulación que ésta presenta entre la riqueza de los mundos imaginarios y un retrato a la vez revelador, implacable, ideologizado e idealizante de la clase alta argentina. También, por su capacidad para crear personajes inolvidables, de singularísima humanidad -tan pequeños y tan grandes como cualquiera de nosotros-, para reconstruir atmósferas y estilos de vida perdidos para siempre e imbricar, con una soltura envidiable y muy poco común, el humor mas desopilante con una ternura ultima que siempre me ha conmovido. Por fin, porque hay momentos en su prosa en que el lenguaje alcanza una perfección y una densidad casi únicas. - ¿Cuál es la situación actual de los estudios sobre el particular en todo el país? Cuando escribí mi Tesis, en 1984, sólo disponía del libro de Carsuzan y el de Jorge Cruz; no creo que la bibliografía abarque otros volúmenes aún. - Diría que la situación actual es pobrísima. Si dejamos de lado seis o siete locos que creemos que prácticamente está todo por decir sobre su obra, la gran mayoría de los críticos e investigadores la han archivado como algo exótico y demodée. Y esto básicamente por prejuicios ideológicos; como Mujica Láinez era una de las expresiones mas transparentes de una determinada ideología literaria y social, se lo desdeña. También, quizás, porque se confunde con el escritor al "personaje" publico que el mismo creó -con sus boutades, su dandysmo, su actitud constante de epater les bourgeois, su deliberada frivolidad (que, como él sabiamente señalaba, no es lo mismo que superficialidad, ya que el frívolo puede ser inteligente, mientras que el superficial es irredimiblemente idiota). Sociedad e historia - Creo que Mujica Láinez es el retratista de una clase social. ¿Diría que la ve con orgullo, compasión, ironía? - Sí, coincido con usted en que retrató como nadie a la clase alta argentina. En cuanto a su enfoque de ella, para mi conjuga una profunda admiración y respeto por su originaria misión histórica, con una mezcla de disgusto y compasión ante su fracaso. Sin duda, hay ironia en su manera de representar a muchos personajes, pero creo que predomina una especie de melancolía ante su incapacidad para estar a la altura de la historia. Al respecto, es importante tener en claro que Mujica Láinez, si bien es un duro critico de su clase, no pone en evidencia sus defectos a partir del rechazo de su ideología o de su función central en la construcción del país, tampoco a partir de la propuesta de una ideología, sino que su critica es esencialmente un reproche por haber malogrado, a causa de su superficialidad y su ceguera, el proyecto del 80. - El abordaje de temas históricos es una constante en la obra. ¿Tiende a buscar una identidad? ¿Ve usted algún otro propósito? - Primeramente, creo que es preciso discriminar dos tipos diferentes de reconstrucciones históricas: las de la historia argentina y las de la historia universal. En el caso de las primeras, y como lo he señalado en diversos artículos, creo que Mujica Láinez intenta recuperar e ilustrar el espíritu de la clase alta argentina, a la cual asocia íntimamente con el que considera su espacio propio: la ciudad de Buenos Aires. Por una hipóstasis congruente con su ideología -liberal en lo económico, conservadora en lo político y estetizante en lo artístico- la identifica con el pais y sus habitantes, por lo cual los libros pertenecientes a la "saga porteña" pueden leerse como un intento por captar la identidad nacional y analizar las razones que han llevado al cambio en la configuración socioeconómica y política del pais. - ¿Qué sucede con reconstrucciones como Bomarzo o El Unicornio? - En el caso de las reconstrucciones que se abren a partir de Bomarzo, Mujica Láinez deja de lado la pregunta por la identidad nacional y toda injerencia en el debate sobre los rasgos constitutivos del país, para centrarse en una supuesta esencia universal del hombre, al cual retrata en diferentes recortes temporales. Al respecto, es interesante señalar que tal captación esencialista de lo humano determina el parentesco psicológico de personajes históricamente tan alejados como los de las novelas como Sergio y El unicornio. Flaubert, Proust y un proyecto narrativo - ¿CuáI es la importancia de Manucho en la literatura de nuestro siglo? - Sin restarle un ápice de su importancia capital dentro del ámbito de la literatura argentina, no creo que a Mujica Lainez pueda considerárselo un autor de incidencia internacional. Ahora bien, dentro de la literatura argentina de este siglo, creo que ocupa un lugar equivalente al de un Proust en la literatura francesa en tanto es el ultimo representante sobresaliente de un proyecto narrativo que alcanzó su punto maximo de apogeo en el siglo XIX: aquel que entiende la novela como un reflejo especular y totalizador de la realidad tanto social como subjetiva. - ¿Marca el fin de una etapa? - Sería quien cierra una determinada manera de narrar, superada a partir de los profundos cambios operados en el siglo XX en los diversos campos del conocimiento y la experiencia, los cuales generaron, en el arte contemporáneo, nuevos códigos de representación y de tratamiento del lenguaje. Acerca de este, Mujica Láinez todavía lo trabaja desde la perspectiva de una "escritura artesanal", asociada a la doctrina del "arte por el arte" que plantea un Flaubert, por ejemplo. - Independientemente de cuanto usted expone, debemos señalar su importancia como evocador de un estamento. - Por cierto. Creo que es un cronista privilegiado de nuestra clase alta, y la lectura de su "saga porteña" nos enseña más sobre la visión del mundo y del pais de dicho grupo social, que veinticinco volúmenes de historia o de sociologia. Y no solamente por lo que cuenta, sino por la manera en que lo cuenta y por la forma en que articula sus grandes temas: el tiempo, la decadencia, el arte como única manera de perduración mas allá del "ultraje de los años". Y ello porque, hasta en sus críticas mas virulentas, Mujica Láinez es un representante de dicho estamento social, al que entendió como pocos. |
María
González Rouco
Lic. en Letras UNBA, Periodista
El Tiempo, Azul, 1999
Gentileza
de del blog María González Rouco
Periodismo y literatura
http://mariagonzalezrouco.blogspot.com.ar/
Ver, además:
Manuel Mujica Lainez en Letras Uruguay
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