Borges y la inmigración María González Rouco |
Jorge Luis Borges se refirió en reiteradas oportunidades a la inmigración de sus mayores. Lo hizo en reportajes, en los que aludió a su condición de descendiente de inmigrantes y criollos. Ricardo Piglia considera que "Apoyada en la diferencia de los sexos, la familia se divide en dos linajes, habría que decir es forzada a encarar dos linajes: la rama materna, de ‘buena familia argentina’, descendiente de fundadores y conquistadores (‘Tengo ascendencia de los primeros españoles que llegaron aquí. Soy descendiente de Juan de Garay y de Irala’), de guerreros y de héroes. La rama paterna, de tradición intelectual, ligada a la literatura y a la cultura inglesa (‘Todo el lado inglés de la familia fueron pastores protestantes, doctores en letras, uno de ellos fue amigo personal de Keats’)". En Borges, biografía verbal, Roberto Alifano escribe cuanto el escritor le dijo sobre uno de sus antepasados: "El abuelo materno de mi padre, Edward Young Haslam, editó uno de los primeros periódicos ingleses de la Argentina, Southern Cross, y se había doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad de Heidelberg. Sus medios no le permitían estudiar en Oxford o Cambridge, por lo que marchó a Alemania, donde obtuvo su título después de haber realizado todos sus cursos en latín. Murió en Paraná, la capital de la provincia de Entre Ríos". Cuando Borges recibió el Premio Jerusalén, recordó en una entrevista a la hija de Edward Haslam, su "abuela inglesa, protestante, que sabía de memoria la Biblia". A ella se referirá también en un reportaje realizado por Noemí Ulla, recordándola como una persona estrechamente ligada a los libros con los que se inició literariamente. Dijo a la escritora que su verdadera educación fue la biblioteca de su padre, "en gran parte de libros ingleses. (...) Yo recuerdo sobre todo la Enciclopedia Británica, que sigo releyendo y que no he agotado aún. Mi padre era profesor de Psicología en Lenguas Vivas, él tenía que dar las lecciones en inglés –mi abuela era inglesa- y era secretario en un Juzgado Civil de los Tribunales, pero él era además profesor de Literatura Inglesa". Evoca el ambiente literario de su casa, relacionado con la extranjera: "Había un excelente ambiente en casa, un ambiente literario. Mi abuela era muy lectora, mi abuela inglesa sabía de memoria la Biblia. Ellos habían sido predicadores metodistas, gente de clase media en Inglaterra, de modo que Ud. citaba un versículo bíblico y ella decía: Libro de los Reyes, capítulo tal, versículo tal. O Libro de Job, capítulo tal, versículo tal, o El Evangelio según Marcos, capítulo tal, versículo tal, y seguía adelante. En alemán se dice Bibelfest, es una persona que está firme en la Biblia. Creo que Hafiz sabía de memoria el Corán, que Hafiz quiere decir ‘el recordador’. Hay mucha gente que sabe de memoria el Corán y sé que muchos protestantes, como mi abuela, saben de memoria la Biblia. Se sigue la única lectura, puede ser aprendida". Acerca del arribo de la inglesa a nuestro país, dice Alifano: "La abuela paterna de Borges, Frances Haslam Arnett, llegó a la Argentina por una serie de curiosas circunstancias. Su única hermana, mayor que ella, se había casado con un ingeniero ìtalojudío, llamado Jorge Suárez. Al fallecer su madre, los Suárez la hicieron viajar a América del Sur. Llegó a Paraná, la capital de Entre Ríos, después de un accidentado viaje (el barco estuvo a punto de naufragar en las costas del Brasil), a mediados de 1867. En Paraná fue donde Frances Haslam conoció al coronel Francisco Borges". La ascendencia de Jorge Luis y su hermana, Norah, determinó en qué idioma se expresarían: "En casa de los Borges se usaba corrientemente tanto el inglés como el castellano –afirma el biógrafo. Los niños sabían que con la abuela materna, Leonor Acevedo, tenían que hablar español; pero con Fanny Haslam lo debían hacer en inglés. ‘Con el tiempo descubrí que esas dos maneras de hablar de un nieto se llamaban la lengua castellana y la lengua inglesa’, completó Borges". La abuela Fanny no sólo le legó el idioma y la afición a la lectura; le dejó también material del que surgiría algún texto: "Siendo niño –evoca Borges- escuché a Fanny Haslam muchas historias de la vida de fronteras de aquellos tiempos. Ella había vivido experiencias terribles y maravillosas al mismo tiempo, ya que, en los primeros años de la década del setenta, mi abuelo fue comandante en jefe de las fronteras norte y oeste de la provincia de Buenos Aires. Una de esas historias sirvió de base para mi relato Historia del guerrero y la cautiva. Mi abuela había conocido a varios caciques indios: Namuncurá, Simón Coliqueo, Pincén y Catriel". Cuentos con inmigrantes Una experiencia tan fuerte como la de la inmigración dejó huellas en el escritor, que se refirió a esta realidad de dos patrias en algunos de sus textos. El lector recordará con qué frase se inicia el cuento titulado "El sur": "El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la iglesia evangélica". Pasados los años, nos enteramos de que este inmigrante dejó descendencia en suelo americano: "en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una biblioteca municipal en la calle Córdoba y se sentía hondamente argentino". María Teresa Gramuglio sostiene que "en ‘El Sur’, relato que Borges ha calificado de autobiográfico, ‘al menos en sus primeras páginas’, otra oposición, la de lo criollo y lo europeo, se condensa en el protagonista, Juan Dahlmann, descendiente de un pastor alemán y de un coronel argentino. En el nivel más visible –agrega-, los datos ‘autobiográficos’ se multiplican: Dahlmann trabaja en una biblioteca, sufre un accidente similar al sufrido por Borges en 1938, conserva unos vagos campos que no visita. (...) En un nivel menos visible, la dicotomía entre lo criollo y lo europeo define una elección que se resuelve en el relato (ir al sur, aceptar el duelo) y que a la vez lo resuelve con la muerte". Al igual que el escritor, Juan Dahlmann siente correr por sus venas sangre de dos tierras: "Su abuelo materno había sido aquel Francisco Flores, del 2 de infantería de línea, que murió en la frontera de Buenos Aires, lanceado por indios de Catriel". Elige una de estas ascendencias, por un motivo que arriesga el cuentista: "en la discordia de sus dos linajes, Juan Dahlmann (tal vez a impulso de la sangre germánica) eligió el de ese antepasado romántico, o de muerte romántica". Esa elección marca su personalidad: "Un estuche con el daguerrotipo de un hombre inexpresivo y barbado, una vieja espada, la dicha y el coraje de ciertas músicas, el hábito de estrofas del Martín Fierro. (...) Esta elección sella su destino: morir, o soñar que muere, en el Sur, en un duelo a cuchillo. ‘Sintió que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto, hubiera sido una liberación para èl, una felicidad y una fiesta... Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado’ ". Lo criollo y lo europeo, mundos diferentes en los que se escindió la existencia de Borges, aparecen en este cuento, como aparecieron en las entrevistas que se le realizaron, demostrando que la inmigración fue un tema importante, también, para uno de los máximos escritores argentinos. (Publicado en La Nueva Provincia, Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina) |
María González Rouco
Lic. en Letras UNBA, Periodista
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