ADIOS, RAPA NUI, por Olga Gil López. Ilustraciones de Liliana Beatriz Menéndez. Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 2006. - Reseña de Lic. Lic. María González Rouco |
Olga Gil López “nació y vive en Córdoba. Ceramista, telera, escritora y viajera incansable. Ejerció durante muchos años como docente en la Escuela Provincial de Cerámica y en talleres particulares. Hizo largos viajes por Europa, Asia y América. Visitó la isla de Pascua en el primer vuelo que se realizó desde Santiago de Chile, comienzo de numerosos viajes a lo largo de décadas y de prolongadas estadías de profunda amistad con familias pascuenses”. La novela integra la colección novelas del eclipse. Dicha colección cuenta con la Dirección literaria de María Teresa Andruetto y la Dirección de arte y diseño de Istvan Schritter. A la Isla de Pascua ha llegado la protagonista de esta obra. Se hospeda en casa de unos lugareños, con los que se sentirá una más en la familia, a pesar de las diferencias sociales y culturales que podrían separarlos. Dispuesta a aprender de ellos, sin prejuicios, Leda va internándose de a poco en una cultura fascinante. “Ahora sé que quiero a esta gente –afirma-. Como una fruta que ha madurado muy despacio descubro este amor. Sé que ha caído mi coraza, que están en mi vida, en mi sangre, que han plantado su raíces”. Comprende una existencia distinta de la que ella lleva en su país de origen; se embelesa ante los paisajes; admira los collares de caracoles, los sombreros y los vestidos; indaga acerca del significado de las estatuillas y las tradiciones. |
En
ese escenario paradisíaco aparece el amor, un amor efímero, encarnado en
un irlandés que intenta ahogar sus penas en la bebida: su tierra, su
familia, han quedado lejos; la guerra lo ha marcado para siempre. En el año
que pasa en la isla, anuda una fuerte amistad con el dueño de casa, y un
apasionado romance con la viajera. Cuando, finalmente, se acerca el temido
día de la partida, la despedida es dura –“Como por una grieta, se
despeña su voz hasta el silencio”-, y la sobriedad de algunos se
alterna con la emoción desbordada de la protagonista. Una
historia así sólo podía ser narrada por Olga Gil López, una escritora
capaz de un lenguaje de inusitada sugerencia, que se prodiga en imágenes
poéticas acerca de seres y situaciones, de animales y plantas. Si Rapa
Nui es bella –como lo es realmente-, su belleza se acrecienta al ser
evocada por esta novelista con maravillosos dotes líricos, que hace de
cada escena una pintura fiel y añorante. Ilustran la novela los trabajos de Liliana Beatriz Menéndez, talentosa artista cordobesa que en 2005 recibió una beca de la Secretaría de Cultura de la Nación y del Atlantic Center for the Arts para realizar una Residencia de Artistas en Florida, bajo la dirección de Luis Felipe Noé. |
María
González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista
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