Ganadora del Primer Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes con Los despojos del diluvio (Editorial Vinciguerra, 1990) Patricia Díaz Bialet vuelve a darle la razón a Luis Ricardo Furlan cuando escribía, a propósito de la anterior obra: “Todo el verter personal y agudo de la poeta permite que la obra asuma la gama de posibilidades, desde una cosmovisión espontánea de la soledad y el desarraigo hasta el predominio precario de lo afectivo y confidencial.”
La precariedad a que alude Furlan es propia de los jóvenes. Confirmando la juventud que muestra en su foto, la poesía de Díaz Bialet tiene fuerza, dudas y rebeldías eminentemente juveniles: “Yo nací para reírme en los entierros” (...) “Yo no me postraré a los pies de nadie” (...) “Para qué habré sido puesta en este lugar de la tierra” (...) “Dejaré de trabajar en cuanto me vuelva un poco más insana” (...) “Repetiré hasta el cansancio que no quiero volver a enamorarme”.
Si en el fondo -¡afortunadamente!- se caracteriza por actitudes rebeldes e impetuosas (“Vehemencia de gitana”, se llama uno de los poemas más logrados) propias de la juventud, la forma revela una madurez que, sin duda, se irá acentuando en próximas entregas, pero que ya nos ubica frente a una auténtica poeta.
