|
Habrá casa sin témpanos, reparadora amnesia.
Habrá frondosos besos en donde pueda cobijarme de la lluvia.
Habrá padres certeros, alguna cadera que me acune en su orbe.
Habrá hogar sin ausencia, sin enredado fermento de locura.
Habrá entonces otra niña establecida en su hamaca transparente
y entre sus brazos anidará la púrpura mascota.
Nada de historias anómalas, de médula erizada.
Nada de gérmenes melancólicos, de destino apuñalado,
de secuela de ira y su lógica impenetrable.
Dormir ahora.
Dormirse ya.
Todo habrá.
Todo habrá.
(Si tan sólo pudiera perdonarte aunque sea parada sobre el dorso de tu dolor
|