Carruaje de niebla |
Salgo de mi cuerpo cuando quiero dormir. No lo molesto. Dejo que sonría el sueño de los inocentes. Dejo que mis huesos se distiendan en esa suerte de tranquilidad aparente. Dejo mis ruinas para que el viento las vuelva a juntar. Dejo mis paredes derrumbadas ante la impotencia de tus deseos. Dejo tu nombre en silencio. No lo persigo. La piel que antes me asfixiaba levanta vuelo hacia otro mundo. Entonces la lejanía es simplemente un juego de niños. Salgo de mi cuerpo cuando quiero dormir. Él me abraza confiadamente pero yo desaparezco bajo el hechizo de la oscuridad. Me cautivan las brujas y los ritos de la fiebre mientras mi corazón continúa latiendo para que nadie lo sospeche. Él afirma que ha dormido conmigo pero yo sé que la vida es una arpón infinito. A veces he regresado junto a la herida de un cometa. A veces mi sangre se resiste a dejarme partir pero sabe que el soborno será inevitable. Tarde o temprano cumpliré mi pacto con la eternidad. |
Patricia Díaz Bialet, de La penumbra de la luna llena
Ir a índice de América |
Ir a índice de Díaz Bialet, Patricia |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |