En el Reparto Vedado el Hotel Presidente (1928) se afamó por su confort,
y lujosas y elegantes vajilla y cristalería europeas de colores con la
monografía del hotel en dorado, igual que las solapas de los uniformes
de sus empleados; su alta cocina resplandece tras 1934 con su logotipo
en souvenirs –vasos, plumas, removedores- y el trago Presidente
(originario), Beefsteack Rubí, Pollo Bilaroi, mojito criollo… y sus
salones a alquilar para fiestas, cada una con toda su culinaria. Hacia
1954 aportan el restaurante Chez Santa Clara (raíz francesa, famoso por
sus platos “internacionales”; Santa Clara era el metropel y gerente del
hotel, y Antoliano su jefe de cocina, analfabeto pero conocedor de
cocina francesa) luego Chez Antoliano, hoy Chez Merito (uno de los más
famosos latinoamericanos, también por excelente servicio a la carta,
exquisita decoración hasta el detalle, y personalidades que lo han
visitado o incluso, animado sus noches, como fue memorable Nat King Cole),
especializándose en servicio a habitaciones, coctelería y mariscos como
el pescado almendrino entre otros, y flamear platos (influencia
francesa) como el creppe-suzette, riñones flameados, crochetas, y muy
buenas frutas (según Ramón Pedreira Rodríguez). Su piscina (1951,
amenizada con grupos musicales) tiene su Cafetería y su Snack Bar, y ya
de la Revolución, el Restaurante El Canciller en su 10mo. Y último piso
con multiuso, el Salón Miramar (Mesa Buffet) y el Bar Presidente. Es un
estilo que en cada identidad, continuarán los restantes hoteles
cercanos: el Paseo, el Cecil y sobre todo el Nacional (1930) en la
futura Rampa, con sus cafetería-merenderos, bares, cabarets (Parisién)
con su propia culinaria, luego su Mesa Sueca, con tantas personalidades,
hoy Patrimonio Nacional.
En 1943 viene de la hoy Habana Vieja Le Potin: La Maiçon Française
(1908) al edificio que sustituyó entonces una vieja casa en Línea y
Paseo, con la pastelería francesa y buenos batidos en su merendero
(frecuentado por quienes salían del cine Trianón, topónimo también
francés, al frente y que como todos los cines, tenía su vida culinaria
con su cafetería-merendero y ambulantes de refrescos, saladitos y
golosinas durante las funciones), identificado por su jambalaya
(medianoche grande), zeppelín (éclaire grande), crema de leche con
leche…
En 1era. entre A y B estaba el antiguo restaurante Prílax, y en B # 438,
una casa de huéspedes se afamaba por su exquisita cocina española, y se
identificaba por el bacalao vizcaíno y los cocidos españoles; el
italiano discípulo de Luisi Frascati viene de los altos del bar Partagás
(actual Habana Vieja), y en calle 19, Benicio y “Bebo” Morales. El
restaurante Le Vendôme (1954-1960, nombre de la célebre plaza parisina)
muy exclusivo (comidas francesas), del francés Jean Lecou con cuya vasta
experiencia gastronómica construye este edificio decorado por una
afamada casa francesa estilo Imperio Francés, hoy Le Bonbón en Calzada y
C por el actual club Imágenes que como otros centros nocturnos (Turf en
Calzada entre E y F; Olokkú en Calzada y E; Los Violines en Paseo;
Sayonara, 17 y B; etc.) sobre todo tras 1947 con el esplendor rampero,
tienen también vida culinaria, como igualmente tienen las funerarias, y
la cubana más patrimonial está aquí: la “de Rivero” (Calzada y K) todas
con su merendero y cafetería para los dolientes, y/o alguno cercano
(Zapata y 2, con la cafetería en Zapata y Paseo) y las que hubo en 15
entre 12 y 14, 12 entre 23 y 21, y la de San José en Avenida Carlos III
e Infanta, sustituyendo a los antiguos mortuorios en cada hogar donde
brindaban refrigerios a los visitantes, incluidas las “apetitosas tazas
de chocolate” que inmortalizó Villena.
Nitza Villapol aseguraba que del famoso fritero de los portales del cine
Olimpic con sus minutas de pescado y poca carne de res, empanizadas con
papas fritas, los vecinos la han aprendido y mantenido como tradición
local. Este reparto Vedado (como los demás) se fue llenando de
instituciones (con sus cafetería-merenderos como ya en la Revolución, el
parque deportivo “Martí” para recuperación de los deportistas y
aficionados, antes primer Instituto Nacional de Educación Física) y
comercios que solían agregar “la contra”, todos genuinos focos
comunitarios: así bodegas (en edificio Pozos Dulces -11 y C-; el del
ingeniero agrónomo azucarero Da Silva -11 # 507 entre D y E-);
restaurantes (El Jardín, Línea y D, que llegó a especializarse en ocas)
y cafeterías (A y Calzada; 11 y F; El Recodo en 3era. y F, tan propia
para los becados universitarios de la esquina reforzar de su comedor; La
Cocinita; Solmar, Zulaica), o pizzerías como Doña Rosina y Montecatini.
No es casual en esta costa la comparsa Los Cocineros del Vedado (años
50), con delantales y altos gorros blancos de cocina.
La interrelación histórica entre El Vedado y El Carmelo se evidencia
cuando el Lyceum del Vedado (nacido en Calzada entre A y B, Vedado,
1928) pronto pasa al Carmelo (Calzada y 8) donde desde 1912 estaba el
VTC; igual en pleno Vedado desde los años 40, florecen sendos
restaurantes Carmelo obra de la Sociedad del Carmelo desde el oeste: en
Calzada y D (Baños del Vedado) y en 23 entre G y H, a cuyo lado surgiría
El Carmelito para sus fiambres. Sobre todo el de Calzada (1926, según el
arquitecto Eduardo Garganta) frente al Teatro Auditorium (1928) con las
históricas funciones de la Sociedad Pro-Arte Musical, ofrecía además al
público más humilde su acorazado (sobrantes de jamón y queso amarillo
con mermelada de fresa) a $ 0.10; helado tostado (vertía el helado sobre
una especie de tartaleta con cualquier sabor arriba y merengue,
antecedente al baked Alaska pero menos elaborado); natilla quemada, y
surge el filete uruguayo (Gilberto Smith) para complacer a un muy
exigente y carnívoro uruguayo. El éxito de este Carmelo hizo que la
compañía (cuyo director general Arrandiaga, “Randi”, vivía al lado del
parqueo del cine Trianón en Paseo y Línea) construyera el de 23 al lado
del naciente cine Riviera; sendos gerentes (los españoles Méndez y
Álvarez) discrepaban entre sí. Álvarez (con gran sentido de la
competencia) pagaba a Gilberto Smith para que acudiera a todos los
mejores restaurantes habaneros a probar los más diversos platos y
después los recreara y creara mejores, lo que amplió la oferta de
grillados, carnes asadas, boliches, estofados, fricandó, roof beef a la
cubana y platos españoles, sándwiches cubanos como la medianoche y el
Elena Rooth (Ruth) que así nació y se popularizó (pan, pavo, lechuga
americana, queso crema y mermelada de fresa; nuestro VII Simposio de
Cultura 2001, al hacer sede en estos Baños del Vedado, lo revitalizó, y
sólo después se ha visto en otras instituciones gastronómicas) en
Calzada, famoso por su cocina francesa, norteamericana y húngara,
reflejo del cosmopolitismo comunitario local. En el de 23, entre otras,
fue famosa su piña con chocolate y ron.
El aledaño y predecesor Carmelo (Paseo hacia el río) tan diverso, cuenta
con varios focos donde protagoniza la culinaria; de La Chorrera hacia
Línea y 18 (da la bienvenida al oeste allende el río) y desde la fábrica
de aceite vegetal El Cocinero con su manisería (1901, aun resta la
torre); la Sociedad del Carmelo con el Restaurante Carmelo (de Ángel
Alonso, igual dueño del cine y edificio homónimos y la cafetería El
Paradero –por los tranvías, que garantizaban público constante- en Línea
y 18 desde 1925) en 18 entre Línea y 11, años 20 a los 40; la fonda El
Niágara (Línea y 18), que vendía arroz con frijoles, potajes,
beef-steack, carne con papas, etc. en los 80 helados de chocolate y
derivó cafetería y ronera, vigente; y la barra española (Línea y 18) que
sobre mesas de mármol y bellos mostradores servían suculentos
emparedados, refrescos, cervezas, tragos de ron y café fuerte. La
bienvenida por el puente de hierro (calle 11 hasta 24) se ha llenado de
pequeños focos de ventas: batidos, pizzas, sándwiches, viandas,
hortalizas…
Las Culebrinas (1939-1958) en Calzada frente al torreón, era entonces el
más importante restaurante local, con su pintoresco gallo; vendían
filete mignon (cocina francesa), costillas de cerdo, pollos… ecos de la
Restauración hacia 1960, con gran reputación desde el Zaragozana (Habana
Vieja) el 1830 (cuando supuestamente fue fundado) viene a la otrora
mansión del ex Presidente Carlos Miguel de Céspedes (Calzada y 20, #
1252) con su bar y cantina, extiende cafetería en su luego Jardín
Japonés y centro nocturno La Tasca; aledaño, en 1978 se inaugura el
Mesón de la Chorrera en el otrora Torreón (Calzada y 20 # 1251) con
ambientación, música y comidas típicas españolas (hoy área dólar):
cachelo (había nacido en la Casa de los Vinos, hoy Habana Vieja);
lacones, vinos tintos y otros, cada vez más variados.
En el Reparto Trotcha al este, florecen el High Lunch (3era. y 10, hoy
área dólar) y Supermercado de 1era. y 8; el Lyceum del Vedado (Calzada y
8) mantiene su cafetería-merendero; entre los centros nocturnos, el
Maxim´s (con su Rincón del Jazz, hoy Cocodrilo, 3era. y 10); en Línea y
10, el Saturno (hoy Joker´s) que en vísperas del siglo XXI no limitó la
entrada a parejas heterosexuales. En el antiguo Balneario Municipal, el
Centro Deportivo “Camilo Cienfuegos” desde 1960 tiene su propio
bar-cafetería y restaurante al aire libre, y en El Castillito (1921) la
Unión de Jóvenes Comunistas desarrollaría su dancing-lights (discoteca),
cafetería-merendero y restaurante, identificado luego por el pollo
frito.
En la extensión del Carmelo y el Reparto Rebollo al sur, de mediados de
los 40 es el Minimax de 15 entre 24 y 26 (ya con concepción
estadounidense de complejo, hoy Supermercado que vendía fiambres
–minutas de pescado, etc.- en la Revolución, con agromercado aledaño) y
pululan las bodegas: la mixta del asturiano Celedonio Vázquez (1932, 15
y 22); la del “gallego Vicente (Hernández)” y su esposa Berta, en 17 y
22; dos en 15 y 20; la antigua de 13 y 12 con fondo a 15 y 14, al lado
de una escuela que se derrumbó, hoy edificio “microbrigada”; la de 15 y
16, en cuyos portales el 24 de septiembre de 1951 Fidel Castro con
guayabera blanca instaló micrófonos contra el gobierno, su grupo se
reunía en el pequeño cafetín de 26 entre 15 y 13, donde comían camarones
a placer; el Minimax Sumesa (1957, del estadounidense Mr. Guerick,
vigente con parqueo) incluía pescadería, vegetales, frutas, viandas,
lácteos, cárnicos, etc. la Jamonería Vicente o St. Vincent (vigente, 15
entre 18 y 16, ha atendido adultos mayores); El Saladito (17 y 24) para
fiambres; hubo una muy buena guarapera “24 horas” desde los años 50
frente al paradero de ómnibus de 26 y 17; la hielería en 22 entre 11 y
13, tan útil aun al inicio de la Revolución cuando pocas familias tenían
refrigerador; la fonda china en 11 y 22, la ronera de 26 y 11 (por
momentos, foco de disturbios por alcoholismo); y la Casa de Citas de 11
y 24 (“posada” El Gallo y La Paloma) tuvo su propia culinaria. La
pizzería La Romanita (16 # 69 entre Línea y 11), con muy bien ganada
reputación por su cocina y servicios, aun durante la Revolución; y en 13
y 14 hoy La Espiga de Oro, prestigiosa panadería-dulcería y merendero
(divisas).
Al este (Estancia del Carmelo, Paseo-12), el centro nocturno Atelier (17
y 6) y en los 90, área dólar, las tiendas La Première (11 y 4, pionera
de su tipo) incluye cafetería-merendero, mientras en Línea y 8 se
conserva la prestigiosa dulcería Sylvain (1954, antes negocio de
máquinas de coser y equipos electrodomésticos, especializada en dulces
finos y encargos) y la bodega de Línea y 10 (1958, antes grocery y desde
1954, muebles para niños).
La comunidad 12 y 23 multiplica de focos comerciales por hispanos desde
la vecina San Antonio, seguidos por chinos con sus fiambres y fondas,
dada la entrada del Cementerio (1871, portada en 1904) unido por calle
12 (por ello, entre las primeras con tranvía eléctrico) al VTC al norte
(1912) incluida importante parada de tranvías (desde el cabaret La
Verbena en Marianao, del Country Club las noches de Año Nuevo para
amanecer aquí) que propició la población flotante más relevante del
municipio (vida nocturna y vida bohemia, patrimoniales), luego de La
Rampa: ya a inicios del siglo XX un bar-cafetería tuvo varios dueños y
nombres (siempre “24 horas”) hasta devenir café Aires Libres (hoy La
Pelota); en la parada el chocolate con churro afamó la esquina, una de
las hipótesis que por ello la llamaran “esquina caliente”, y/o por
devenir punto de encuentro o citas para lances amorosos y sexuales
prohibidos (adulterios, homosexuales sobre todo masculinos, etc.) al
parque inmediato en Zapata y 14; y en la Revolución, por las discusiones
sobre baseball televisadas en La Pelota. Al frente (calle 12), El Chalet
servía lunch y bebidas, y en su esquina un pintoresco tamalero con su
clásico pregón; al fundarse aledaño por 23 el Instituto Cubano de Arte e
Industria Cinematográficos (ICAIC, 1959) con fuerte influencia del
neorrealismo italiano, extendió su identidad y El Chalet devino la
célebre pizzería Cinecittà (Ciudad del Cine, famosa productora de cine
en Roma; foto) Al frente (23), El Nuevo Chalet (más reciente que El
Chalet), luego célebre restaurante (de los españoles) Fraga y Vázquez,
ofrecía bebidas y comidas de todo tipo, principalmente españolas, famoso
por sus mariscos y paellas desde fines de los 40; en la Revolución,
cafetería y restaurante 23 y 12 (igual que la galería y cine homónimos,
el extracomunitario va cambiando el nombre patrimonial comunitario 12 y
23) y luego Mar-Init (mariscos), en los 90 pionero entre las
hamburgueserías Super Zas, hoy restaurante; al lado el café Habana (hoy
Centro del ICAIC Fresa y Chocolate, con descargas y cafetería-merendero)
vendía bebidas, lunch, comidas, etc. y al lado, la frutería de Joaquín,
hoy dulcería La Suiza. Y en la cuarta esquina (hoy Centro de Arte 23 y
12) desde 1925 edificio Fonallar luego Sarrá, inició en los bajos con
dos barberías, un puesto de viandas y frutas y en la misma esquina, el
café Las Brisas (nótese al frente: Aires Libres) vendía bebidas y
comidas y se jugaba al cubilete. Entre Las Brisas y el cine 23 y 12, una
fonda china cruzaría luego 23 para ocupar el alquiler de carros para
bodas, bautizos y (por supuesto) entierros, (originalmente oficina de
los Sañudo), y fomentar aquí su restaurante Pekín (vigente), que en los
90 incorporó culturas vegetarianas.
Las grandes cadenas comerciales completan la comunidad: de supermercados
La Copa entre Aires Libres y Pekín, al lado de un Licorama que
ocasionalmente, ha sido bombonera (hoy también Café Literario); y desde
1951 los Ten Cents (firma estadounidense Woolwrocks): “el Ten Cents del
Vedado” donde antes hubo una gasolinera; famoso antaño por su
eficiencia, rapidez y ética, sus lunch y merendero, exquisitos refrescos
a granel y hot cakes, sándwiches, batidos… en la esquina (10), la
cafetería Loipa; en 23 entre 4 y 2 (cerca del Banco de Sangre) El
Boulevard (no es tal) y la culinaria en 21 y 4 en función del hospital
Sagrado Corazón (hoy González Coro), y de la sucursal de transporte.
Hacia el oeste por 23: 14, y en 16 el edificio Partagás, cuyos
trabajadores logran aquí su sede industrial y al frente una cafetería,
luego ronera, maltera, refresquera y vuelve a ser la cafetería
Frankfürt, hoy para perros calientes con pan (primero fricandel, ya
mejores) y las cervezas (casi siempre a granel) sustituidas por maltas
embotelladas (ocasionalmente, refrescos enlatados), identificándose de
sus homólogos por sentarse a degustar con tomate y mostaza al gusto
(además de llevar) y paquetes de “papitas” adjuntos. En los años 50 en
18, una jamonería especializada en sándwiches a $ 0.50, para la
competencia innovó ofrecer a las 12 de la noche un sándwich especial
llamado “medianoche” a $ 0.25 con cerveza Cabeza de Lobo; se debate si
la medianoche nació aquí o en la Habana Vieja, pero aquí identificó y al
hacer sede en esta comunidad 12 y 23, nuestro VI Simposio de Cultura
1999 la revitalizó. Frente por 18 estuvo el Fruticuba (excelentes
batidos, luego pescadería) y en diagonal, la más importante instalación
recreativa infantil del municipio: el Jalisco Park (antes paradero de
rutas) con refrescos y golosinas para niños.
Por 12, entre 21 y 23 restaron dos célebres panaderías, y en 21 el
merendero Tropiquín (luego Frozen) al frente de una guarapera, en 19 (y
en 17 y 14) sendos mercados y en 17, un restaurante llegaría a ser
fonda, especializado luego en comidas chinas (arroz frito, sopas chinas,
maripositas, etc.) hoy restaurante Varsovia que inauguró con comidas
típicas polacas; en 17 y 10 el restaurante-bar La Terraza (se
“actualizaría” humorísticamente con sus pan.com), y en 19 y 8 el
restaurante-cafetería-bar Amalfi (inspiración italiana) para
trabajadores de las inmediaciones. Hoy 12 de 23 hacia Zapata con nuevas
cafeterías (incluso al aire libre) en divisas, busca recuperar el “24
horas”, esencial para la patrimonial vida nocturna que casi había
desaparecido con el “Período Especial”…sin agotarse aún el tema.
ver:
Aproximación metodológica a la cultura culinaria
en las comunidades: El Municipio Plaza de la Revolución, por Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
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