Mrs. Dalloway, de Virginia Woolf (El cuenco de plata, Buenos Aires, 2018, 224 páginas) - reseña de Germán Cáceres germanc4@yahoo.com.ar |
El cuenco de plata ha decidido publicar una nueva edición de esta novela. En cuanto se la empieza a leer es imposible no sentir la invasión de una prosa prístina, cristalina y fresca, fruto de una ardua tarea de construcción, no obstante su aparente espontaneidad. Abunda en observaciones inteligentes, ágiles, de múltiples asociaciones y a través de párrafos extremadamente largos que irrumpen con audacia acrobática. La experiencia del lenguaje adquiere tanta importancia como la historia (“Tenía la perpetua sensación, mientras miraba los taxis, de estar afuera, lejos, muy lejos, mar adentro, y sola; siempre tenía la sensación de que era muy pero muy peligroso vivir, aunque solo fuera un día.”/” Le incomodaba, sin embargo, percibir a ese monstruo brutal moviéndose dentro de ella, oír el crujido de las ramas, sentir pezuñas hundiéndose en las profundidades del bosque tapizado de hojas, el alma;…”) Y describe poéticamente, en un torrente de imágenes cegadoras, los pensamientos que repercuten en la interioridad de Clarissa Dalloway: “Era una revelación súbita, un matiz semejante a un rubor que al principio una intenta reprimir, aunque después cede a su expansión inexorable y corre hasta el límite más lejano…” Su escritura es un oleaje colmado de figuras retóricas, entre ellas la prosopopeya. Clarissa, centro neurálgico alrededor del cual giran los demás personajes y las descripciones de Londres, es una mujer mundana, culta y entregada a la frivolidad de la vida social. Sin embargo, es escéptica respecto al amor y opina que en esas reuniones tan cordiales y brillantes como envidiadas, los invitados y sus anfitriones no solo se aburrían olímpicamente sino que además se odiaban. Además, las esposas sometían sus vidas a los proyectos y ambiciones de sus maridos. Y denuncia las injusticias sociales y a las decantes clases media y alta londinenses. En el transcurso de diálogos y soliloquios, se suceden temas como el paso del tiempo, la vejez, la pérdida del encanto juvenil, lo difícil que es vivir y nuestro final ineluctable, esa muerte tan temida y a la vez deseada por Mrs. Dalloway. Escrita en los años veinte, la novela revela el respeto idólatra que el pueblo inglés sentía por la Corona. Peter Walsh, que está enamorado de la protagonista, vive en un mundo imaginario, como si fuera un artista fabulador. Es sumamente inestable y tiende a la depresión. Pero sus destellos de lucidez le permiten elaborar pensamientos interesantes: “…ya que somos una raza condenada, encadenada a un barco que se hunde (…), ya que todo es una broma pesada, al menos hagamos nuestro papel a cualquier precio;…” |
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Septimus Warren Smith es otro personaje frustrado como Peter, que monologa continuamente y está perturbado por la angustia y las visiones que sufre. Su esposa Rezia lo acompaña con estoicismo, a la vez que proclama que “No se pueden traer niños a un mundo como este. No se puede perpetuar el sufrimiento, ni aumentar el número de estos animales lujuriosos que no tienen emociones duraderas, sino caprichos y vanidades que los arrastran en cualquier dirección.” La traducción de Teresa Arijón y Bárbara Belloc es impecable, de excelsa calidad y revela profundos conocimientos tanto de la lengua inglesa como de la española. Valiosas sus notas que informan características de las calles y de los edificios importantes de Londres. Virginia Woolf (Londres, 1882-Sussex, 1941), fue una gloria de la literatura británica. Formó parte del Círculo de Bloomsbury, integrado por personalidades como Roger Fry, John M. Keynes, Dora Carrington, E.M. Foster y Lytton Stracher. Sus principales novelas fueron Fin de viaje, Noche y día, El cuarto de Jacob, Al faro, Orlando, Las olas, Flush, Los años y Entreactos. Escribió su autobiografía en The Diary of Virginia Woolf (en cinco volúmenes) y la biografía Roger Fry. Como ensayista publicó The Common Reader, Una habitación propia, Tres guineas y La muerte de la polilla y otros escritos. |
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Presentación completa de "Virginia Woolf. La vida por escrito" de Irene Chikiar BauerPublicado el 7 nov. 2012
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Germán
Cáceres
germanc4@yahoo.com.ar
Ver:
Virginia Woolf, née Stephen , por George Pendle (Inglaterra)
Relaciones peligrosas: de Virginia Woolf a Dorothy Schons y Sor Juana, por Alessandra Luiselli (México)
Editado por el editor de Letras Uruguay
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