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Exposición de motivos a la Conferencia de Obispos
Católicos de Cuba, por conducto del Ilmo. Sr. D. Juan de Dios Hernández,
Obispo auxiliar de San Cristóbal de la Habana, sobre la conveniencia de
crear el Registro Nacional de Armas Eclesiásticas. |
Ilustrísima: Ante todo, es mi deseo saludarle y desearle buenas nuevas, tanto para su ministerio, como para el de todos nuestros obispos. El motivo de esta carta es, como ya asoma en su título, el de rendir ante V.I. una serie de elementos que considero de trascendental importancia para que la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (la Conferencia, en lo adelante) instrumente un servicio de asesoría heráldica para que todos aquellos sacerdotes y fieles laicos que deseen adoptar armas personales, puedan garantizar la calidad y legitimidad del producto que desean. Pido de V.I. la paciencia para leer este informe hasta el final y luego ruego que, sea cual fuere vuestro parecer, me lo hiciere saber. Estamos claros que la Heráldica no está muerta, y prueba de ello es que la mayoría de nuestros obispos católicos han adoptado armas a raíz de su elección o toma de posesión del gobierno pastoral de su diócesis; por lo tanto, la Heráldica sigue siendo una tradición vivísima, al menos dentro del episcopado; sin embargo, el problema está en que nuestros obispos y sacerdotes no son entendidos en el Blasón, y consecuentemente, sus escudos no observan las leyes generales que informan el diseño heráldico, y sus armas quedan rendidas por desfiguración. Quiere esto decir que cuando un escudo no cumple con las llamadas “leyes heráldicas”, no se considera un escudo en puridad. Y es lógico que sea así: nuestros obispos y sacerdotes deben conocer de Teología, de Filosofía, de Política, pero no tienen que saber de Heráldica, para eso están los especialistas en la materia, como mismo construir un edificio no se encarga a un músico, sino a un arquitecto. Es plausible, sin embargo, que, a pesar de no contar con especialistas en Heráldica, nuestros sacerdotes hayan tenido que llenar ese vacío convirtiéndose ellos mismos en heraldistas. Pero afortunadamente, ya en nuestros tiempos existen algunas personas con algunos mínimos conocimientos de Heráldica que pueden asesorar a los sacerdotes en la organización de sus armas y consecuentemente, lograr un diseño correcto y acorde a la estética heráldica. Es por ello, Ilustrísima, que pongo mi humilde persona al servicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, sin ánimo de lucro, para, gratuitamente, asesorar a los sacerdotes y fieles laicos de la Iglesia Católica en Cuba que deseen organizar sus armas. Lo que reclamo de la Conferencia es el carácter oficial; me explico: hasta el momento, sólo he podido incidir en que los obispos adviertan los errores en sus escudos personales, pero la mayoría ve en ello un acto quasi-invasivo a su identidad; por lo tanto, la solución sería que esta asesoría entrara en acción cuando el obispo estuviese organizando sus armas, de oficio, y así garantizar que una vez entronizado en el gobierno pastoral de su diócesis, se promulgue un escudo inmaculado. Lo cierto es que la Heráldica Eclesiástica cubana, por las razones antes comentadas, está en un estado lamentable. Los escudos de armas de las diócesis, cuando los tienen, tienen múltiples incoherencias, como los de las diócesis de Bayamo-Manzanillo, Guantánamo-Baracoa y Holguín. Por otra parte, todos estos escudos se emplean de facto, es decir, no existe norma o fundamento jurídico que los proteja o al menos que sirva de base descriptiva, según los cánones heráldicos. Pienso que estamos a tiempo de restaurar nuestro patrimonio heráldico, como lo hizo España en su momento, Puerto Rico, Brasil y otros países. Se necesita, desde luego, la voluntad política para ello. Creo importante destacar que no se trata de imponer un escudo de armas contra la voluntad de un obispo, sino que si el obispo está de acuerdo en adoptar un escudo de armas, al menos que adopte un escudo correcto, lo mismo si decide que su diócesis debe tener un escudo de armas. He advertido durante los años que llevo investigando sobre Heráldica cubana, que más que rechazo a la Heráldica, existe un profundo desconocimiento sobre esta disciplina y muchísimos mitos. He aquí nuestra pequeña contribución: aclarar siglos de dislates históricos y confusiones. Espero que V.I. sea receptiva a esta petición y libre la propuesta en la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, para lo cual adjunto un proyecto de reglamento del Registro Nacional de Armas Eclesiásticas, elocuente por sí mismo. Quedo en espera de atenta respuesta, con saludos cordiales, Maikel Arista-Salado Hernández Ver: Proyecto de Reglamento General Orgánico del Registro Nacional de Armas Eclesiásticas
[*] Maikel Arista Salado y Hernández es miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, corresponsal de la Asociación Venezolana de Simbología y Coordinador del Club de Simbología de la Habana. Ha publicado artículos sobre simbología en la Revista de la Biblioteca Nacional “José Martí”, así como en publicaciones extranjeras, y en el 2006 obtuvo una Mención en el Premio Anual Nacional de Investigación Cultural con el ensayo “Los escudos cívicos de Cuba”.
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por Maikel Arista-Salado Hernández
En Letras-Uruguay desde el 24 de abril de 2013
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