Este era el título de un programa televisivo argentino otrora popular, pero es el verbo que mejor se conjuga en la obra "La boca de la vida" de Leopoldo Otero. Porque, a diferencia de los abundantes engendros de aquella procedencia que para abordar un tema tan espinoso y polémico como el aborto-casi inexplorado teatralmente, al menos en nuestro medio-,seguramente hubieran incurrido en una más de las tantas historias sentimentaloides y lacrimógenas a que son tan afectos nuestros vecinos de allende el Plata, nuestro autor se ha cuidado muy bien de cometer tamaño error. Tal vez para Otero hubiera sido más cómodo o fácil presentar a una víctima de esa práctica a través de la imaginable secuela de opiniones y prejuicios plenos de ligereza y situaciones rebuscadas y melodramáticas.

 

Cuando se repasan los datos curriculares de Otero, salpicados de esporádicas incursiones tanto teatrales como radiales, televisivas o cinematográficas donde no ha faltado algún premio y donde abunda la dedicación docente en una sostenida línea de difusión, se aprecia que todo ello le ha ido sumando provechosa experiencia.            

 

Se advierte entonces que son contadas sus tentativas autorales que puedan considerarse antecedentes de "La boca de la vida". En cambio, dando muestra acabada de una madurez que le permite encarar con claridad y firmeza el fondo del asunto, Otero ha optado por ir directamente a él partiendo de un hecho consumado sus consecuencias jurídico-policiales objetiva y sencillamente presentadas, que se abren generosamente a la exposición de los distintos puntos de vista: y que él aprovecha atinadamente para extraerle una formulación dramática de convincente discurso que, al par que recoge la mencionada experiencia, ofrece a cada espectador la oportunidad de encontrar aquel enfoque que mejor se adecue a sus convicciones.

         

Una virtud adicional y no menos importante del texto dramático desarrollado por Otero, es la fluidez y naturalidad con que los citados enfoques van apareciendo, lejos de una tediosa exposición con pretensión didáctica que hubiera sido contraproducente. La ciencia, la religión, la moral y tantas otras grandes palabras de uso corriente cuando el tema del aborto se encara, aparecen en boca de sus personajes sin obstar a la dinámica escénica y, aunque a veces roza otros asuntos aledaños (la diversidad sexual, los estilos de vida, etc.), con la misma segura mano con que son introducidos son dejados fuera de la discusión central a la cual retorna con felicidad. "La boca de la vida" dista así del temible alegato que el tema proponía a priori; en su lugar, encontramos un variado espectro de opiniones jugadas con encomiable uso del lenguaje escénico y el atrevimiento de su autor resulta plenamente justificado.

 

Ver: "La boca de la vida", obra de Lepoldo Otero