Le grand Meaulnes, de Alain - Fournier, 331 págs. Émile Paul Fréres, 1913.

 

Persecución y muerte de un éxtasis


                                                                                                  ("Le grad Meaulnes" de Alain -Fournier)

por Jorge Arias

ariasjalf@yahoo.com 

En la página 74 Meaulnes, extraviado y solitario bajo un viento helado, entra a un camino entre dos postes blancos. Allí lo detiene "una emoción inexplicable...un contentamiento extraordinario que lo elevaba, una tranquilidad perfecta y casi embriagadora, la certeza de que habia alcanzado su fin y que en adelante solo cabía esperar felicidad".

En instantes como el que describe Fournier, todas nuestras faltas y pesares aparecen tan redimidas como olvidados nuestros méritos. Vivimos un instante del que sólo sabemos que querrá perdurar inmóvil en nuestra vida hasta el fin, porque contiene la parte de luz que nos ha sido dispensada; y sabemos que nos fue concedido un tesoro que tiene todos los materiales y toda la sabiduría que necesitamos para crear.

Eso vivió Fournier cuando entró al mundo de la fiesta de casamiento de Franz de Galais, fiesta irreal y real a la vez, como si fuera un sueño en que pudiera, no sólo vivir sino aún dirigir su vida, ser feliz;cambiarla para bien, como si fuera una realidad llevada a un estado superior del alma.        

El comienzo y gran parte de la narración está  a cargo de François  Seurel, de quince años, cuyo padre, a quien se nombra Monsieur Seurel, dirige una escuela e internado que prepara para las Escuelas Normal y Superior en el poblado rural de Sainte-Agathe. La escuela dispone de un un patio grande con cobertizo, cuarto de lavado y una parra; la estación de ferrocarril está a tres kilómetros, el café Daniel en la plaza. La madre, Millie, tiene a su cargo las tareas domésticas y el curso de primera enseñanza.

La vida de François sería perturbada por alguien que "apagó la lámpara qe iluminaba el dulce rostro materno inclinado sobre la  cena... lámpara alrededor de la cual  éramos una familia feliz..." Ese alguien es Augustin Meaulnes, su condiscípulo de diecisiete años, hijo de una viuda acaudalada, que habla de su hijo "con un aire superior y misteroso".

Un alumno, Moucheboeuf, irá a la estación de ferrocarril, en un coche tirado por un burro, a buscar a los abuelos de Francois, que pasarán las fiestas de fin de año con la familia. Meaulnes advierte que se ganaría tiempo yendo a buscar a los abuelos a la anterior estación, Vierzon; se apropia del coche y sale; no se sabe de él por tres días con sus noches. El coche y el burro son restituídos por un lugareño.

A su regreso Meaulnes cuenta su aventura a François. Se había extraviado, durmió en un corral abandonado; llegó a una finca semiarruinada, donde se desarrollaba una fiesta a todo costo, dirigida por niños. Es la boda de Valentine Blondeau y Franz de Galais, hijo del dueño de la propiedad. En la habitación donde ha dormido, Meaulnes encontró ropa elegante de otra época que viste para la celebración; cuando vuelve trae un chaleco de seda, que no le pertenece. La novia, Valentine, ha rehusado el matrimonio en el últmo momento; adujo que es una modesta costurera, indigna de un príncipe que además es muy joven; la fiesta sigue igual. Meaulnes encuentra al desolado novio, Franz de Galais, oye sus confidencias;  Franz tiene una pistola a mano; intentará suicidarse.

En un paseo por barco, que forma parte de los festejos, Meaulnes encuentra a una joven, Yvonne de Galais, hermana del novio, con la que insinúa una aproximación. Unos invitados, finalizada la fiesta devuelven a Meaulnes a Sainte Agathe. Meaulnes esboza un plano del lugae de la fiesta.

Unos bohemios cuya vida aparente es un circo y que subsisten mediante el robo de pollos y huevos, instalan su carromato en Sainte-Agathe. Uno de ellos,  que tiene la cabeza vendada, se inscribe como alumno del colegio de Seurel. Una tarde, con otros alumnos, asalta   la casa, quieren el plano de Meaulnes; se retiran ante la aparición de un paisano. Meaulnes y François salen a perseguirlos, caen en una emboscada, hay golpes; los asaltantes despojan a Meaulnes del plano. Al fin se hace la paz: el bohemio es Franz de Galais que, desesperado por el  abandono de su novia el  día de la boda, se  ha pegado un tiro sin más consecuencia que una herida superficial. Luego de jurarse con Augustin y  François  amistad eterna, Franz da las señas de Yvonne en Paris. Meaulnes viaja a Paris a continuar sus estudios y a buscar a Yvonne; pero en la casa que indica Franz no vive nadie.

Durante su estadia en la capital, por obra del azar, Meaulnes se  vincula con Valentine Blondeau, a quien presenta como su esposa, sin saber que es la renuente novia de Franz. Al saberlo se siente obligado a compensar a Franz recobrando para él a Valentine.

Al azar de un paseo, François encuentra a Yvonne y a la propiedad maravillosa donde transcurrió la fiesta. Yvonne y Meaulnes se casan. A poco de la boda,  respondiendo a un llamado acústico de Franz, Meaulnes deja a su esposa y parte en pos  de su amigo. Es una busca larga e infructuosa; cuando regresa a su hogar, largo tiempo después, Meaulnes encuentra que Yvonne ha muerto  a consecuencias de parto; han tenido una hija, con la que ha de vivir.

Pero ¿Qué hacer con aquel valioso material, cómo eternizarlo, si  fuera posible? Fournier se decidió por la peor de las alternativas: escrbir una continuación que desmerece la fiesta inovidable, obliterando un sueño de maravilla con un marchamo que dice "mentira". La fiesta maravillosa fue solo una pedestre fiesta campesina que terminó mal. Mediante un vocabulario descuidado llega a poblar 331 páginas con artificios, reminicencias, adornos, sucesos inútiles, cuando no contradictorios con el curso de la acción.

La historia de Meaulnes y su fiesta, a la vez soñada y vivida, era  buen material para un cuento, que pudo finalizar con el regreso de Meaulnes a Sante Agathe, llevando como prenda de  su aventura  el chaleco de seda,un tanto como el viajero en el tiempo de H.G. Wells "The time machine" (1895) que vuelve del porvenir con  flores en los bolsillos.  

Los dos postes blancos que son el inicio del éxtasis son las "puertas de marfil" de "Aurélia" de Gerard de Nerval; la fiesta de la que participa sin estar invitado es de "Sylvie" del mismo Nerval; aún el paseo lacustre recuerda el cuadro "Embarque  a Citerea" de Watteau. Mas claras son las semejanzas de "Le Grand Meaulnes" con  "La puerta en el muro", también  de H.G Wells (1906, 25 páginas) donde los  viajes a un país de sueño terminan ambiguamente, sin saberse si fueron alucinaciones o éxtasis. El chaleco de seda que trae Meaulnes de la fiesta debió valer por las flores del viajero  del tiempo: una garantía de la realidad del mundo que se vivió como fantástico. Pero, con el andar de la novela, Fournier rebaja al chaleco de seda a una confusión de vestuarios.

Esta destrucción del sueño está hecha torpemente. Sobran escenas, como la charla con el herrero de  las págs. 28 y 29, el capítulo del hombre en alpargatas (V, segunda parte) y todas las cartas de Meaulnes desde Paris. Fournier cree que hará inquietante a su  novela con sólo calificar a objetos y seres como misteriosos. Asi el aire con que la madre de Meaulnes menciona a su  hijo (pág.16),  la comarca (pág. 54); el  viaje (pág. 56); el  de seda y el lugar (pág.113); el edificio (pág.116), la fiesta(pág.119), la Propiedad (pág.143); el pasaje (pág.155); la felicidad que entrevé Meaulnes (pág.175); la ocupación de Francois (pág.187); la joven mujer (pág. 214). Inserta una absurda escena de fuegos artificiales, a cargo de Meaulnes no bien llega al pensionado, pobre efecto encargado de prefigurar la fiesta deslumbrante.

No hay en todo el libro una sola frase ingeniosa o elegante; y en las pocas veces en que Fournier intenta  la metáfora  los resultados son estos: "La clase del grupo Superior es clara, en medio del paisaje helado, como un barco en el  Océano" (pag.31) y"Como dos pasajeros de un barco a la deriva, son, en el gran viento de invierno, dos amantes encerrados con su felicidad" 267

Hay contradicciones en el argumento. Por ejemplo, Meaulnes, al regresar de la fiesta, pergeña un plano tentativo del camino recorrido; cuando  Franz, le roba el plano mediante un ataque violento le explica que lo robó para corregirlo (pág.146). Resulta extraño un ataque en regla para mejorar un plano que se devuelve a su autor. Es curioso que, ahora compañeros de clase, no se hayan reconocido Franz y Meaulnes.

En una de las escenas finales, apenas recién casado. Meaulnes, llamado por Franz  deja a Yvonne para buscar a Valentine, y dice que solo Meaulnes,  que en toda la novela es el único que no ha encontrado nada de lo que busca, es el único que puede hallarla (pág. 264).

Meaulnes, como personaje, no merece el adjetivo de "gran". Es un muchacho atolondrado, caprichoso y bastante inhábil. François, que dice haber sido un niño desgraciado, soñador y cerrado, adjudica a Meaulnes una importancia en su vida que el correr de la novela no justifica. Acompaña a Meaulnes en escaramuzas con otros estudiantes,  encuentra a Yvonne, el amor de Meaulnes, la cuida cuando Augustin deja el hogar en busca de Franz, se gradúa de maestro. Su vida es tan chata como la de su padre, Monsieur Seurel, del que solo se sabe que tenía bigotes y gustaba de la pesca. No se ven los "dias más atormentados y los más queridos de mi vida", ni se advierte que Meaulnes, sea lo que fuere que Francois quiere decir, haya "conmovido toda nuestra adolescencia" y haya, con su partida, dejado la apocalíptica impresión de que "mi adolescencia acababa de irse para siempre".

Saint Agathe es un punto en un mapa: estamos lejos de los sucesos de los cuentos de Anderson o Faulkner, que dicen de peripecias indiviiuales dentro de un pueblo en segundo plano pero visible. Fuera de la declaración de amor en la fiesta, no hay vida sentimental y menos sexo; no hay una escena en que los personajes coman, beban,  tomen café.

Jacques Riviére dijo que "Le grand Meaulnes" es una novela de aventuras; algo semejante escribe Fournier en el último párrafo de su novela, cuando dice que Meaulnes y su hija, recién nacida, "parten hacia nuevas aventuras" (pág.331). No hemos visto ninguna aventura en el sentido usual de la palabra, sino un cúmulo de peripecias.

 Alain - Fournier tuvo en sus manos un material noble. Como no podía olvidarlo, resolvió matarlo y sepultarlo.   

Henri - Alban Fournier, que adoptó el nombre literario de Alain - Fournier  nació el 3 de octubre de 1886 en La Chapelle d´Angillon,Francia y murió en acción de guerra, como teniente del ejército francés, en la primera guerra mundial, en Les Éparges, o Saint Remy la Calonne (Francia), el 22 de septiembre de 1914). Su única novela. “Le grand Meaulnes”, es el libro francés más vendido en el  mundo después de “El principito”. 

Le grand Meaulnes, de Alain - Fournier, 331 págs. Émile Paul Fréres, 1913.

por Jorge Arias
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