Hasta hace muy poco, la dramaturga y guionista María de las Mercedes Hernando no había estrenado aún la segunda obra que había escrito desde que comenzó su carrera, hace 25 años. Aquel texto, Canto a Isadora, fue concebido, según cuenta en la entrevista con Páginað12, a lo largo de su asistencia a un taller de escritura coordinado por Roberto “Tito” Cossa. La figura central era Isadora Duncan, la bailarina estadounidense que rompió con todos los academicismos, la intérprete solista que llevó por el mundo su técnica de movimiento libre. Centrada en el racconto de la agitada vida amorosa de la Duncan, en las dramáticas circunstancias en las que perdió a sus  hijos, también en lo insólito de su propia muerte, ahorcada por un fulard de gasa enganchado en la rueda del auto en el que viajaba, la obra no era solamente una biografía teatralizada. También narraba el encuentro ficticio de la protagonista con el poeta Walt Whitman, otro norteamericano defensor a ultranza de la libertad en el arte.

Si bien Canto...alcanzó a estrenarse como radioteatro –incluso ganó el premio Argentares de ese rubro– a Hernando le costó mucho encontrar quien se animara a ponerla en escena. Hoy piensa: “hay un tiempo para todo y cada obra tiene que encontrar a sus actores y a sus directores, quienes llevan al escenario un texto y lo agigantan”. Recién hace dos años, cuando coincidió con la directora Valeria Ambrosio en el trance de reversionar uno de sus textos infantiles para niños autistas, supo que había encontrado a la directora indicada. “Es que siempre pensé que esta obra necesitaba una dirección atípica”, precisa la autora.