La rabina, por Silvia Plager. Buenos Aires, Planeta, 2006. 376 pp. (Narrativa argentina)

- por María González Rouco

Un día de 1968, Esther Fainberg conoce la historia de Regina Jonas. Poco después, anuncia a su familia que va a iniciar los estudios para ser rabina. La noticia causa revuelo entre sus parientes, que la toman de diversa manera. El marido, con sarcasmo, ya que aleja a la mujer de cuanto él busca para ella: una pose adolescente, sumisión, sociedad en el estudio jurídico. “¿Otra de tus estúpidas extravagancias, Esther?”, le preguntó. El padre le dijo: “Esther, sólo lograrás hacer daño a tu comunidad, a tu familia, a tu matrimonio. Y lo que es peor, arruinarás tu vida. Ninguno de los tuyos tuvo que ser rabino para saber quién era. Les bastaban sus muertos, sus costumbres, sus comidas...”. Tampoco es bien recibida la noticia por algunos amigos y por una parte de la comunidad judía, que piensa que no está permitido que las mujeres accedan al rabinato.

¿Qué puede llevar a Esther a tomar esa decisión? Es joven, atractiva, está casada con el heredero de un estudio jurídico de renombre, tiene dinero y la posición social que muchas envidiarían. Sin embargo, cree que su vida no tiene sentido. Ha llegado a ella la revelación; hay algo mucho más importante que lo que está viviendo.

Esa revelación, y su aceptación, la lleva a viajar desde Nueva York, donde se encuentra radicada, hacia Israel, donde estudiará con una importante especialista en Biblia. En Israel conocerá también a su segundo marido, agobiado por una tragedia conyugal, y junto a él, iniciará una nueva vida. La tercera edad los encuentra tan enamorados como antes.

La novela abarca décadas de la existencia de esta mujer valiente, que toma como ejemplo a la rabina Jonas, quien asistió a los fieles en un campo de concentración. Como ella, quiere consolar y confortar, y se pregunta si será capaz de hacerlo. Tiempo después, “A Regina Jonas, ordenada en Alemania cuando comenzaba el nazismo, y asesinada en Auschwitz, le dedicaba su prédica. También a sus padres, a su hermana, familiares, amigos, maestros... Pero en especial, a James Steiner, sin su amor y el de sus hijos Lucy y Dan, no habría podido llegar a ese momento. En el inicio ya había traído la presencia de los ausentes. Señaló la vela: ésta se iba a apagar, no la que llevaba encendida en su corazón”.

Los escenarios se suceden en la obra. Desde la Argentina, los Fainberg -padre, madre, una hermana y Esther- viajan a Israel, donde vivirán poco tiempo. Desde allí, se trasladan a Nueva York, donde se establecen definitivamente. En Nueva York nace el hijo que Esther tiene con Jaim, uruguayo, y allí llevan asimismo a la hijita de él, que ha quedado huérfana de madre.

Aunque centrada en las circunstancias por las que atraviesa Esther, la obra alude  continuamente a la historia de Israel y el mundo en general. En esa historia se destacan dolorosamente  las guerras, la situación en la Argentina y el Uruguay de la década del 70, el atentado a las Torres Gemelas. Plager los refleja con tristeza.

En esta novela, que resultó finalista del Premio Planeta 2005, la escritora evoca la lucha de una joven que tuvo una meta, y que llegó a ella cuando miles de obstáculos podrían haberla disuadido; evoca, asimismo, el desarraigo de quienes ven, una y otra vez, que ya no son de esa tierra.

Emotiva, bien documentada, escrita admirablemente, La rabina nos hace eco de las alegrías y los infortunios de los personajes, los presenta actuando coherentemente y deja en nosotros la certeza de que aún lo más difícil es posible, si realmente lo deseamos.

María González Rouco

Lic. en Letras UNBA, Periodista

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