Estamos aquí, de Enrique Novick. Colección Poesía. Editorial Milá. Buenos Aires, 2001. 92 paginas - por Lic. María González Rouco

El autor es poeta, cuentista, dramaturgo y ensayista. Obtuvo uno de los primeros premios en un Certamen Teatral, organizado por la Red Nacional de Radiodifusión conjuntamente con Radio Nacional. Uno de sus cuentos fue distinguido por Radio Nacional y posteriormente leído en un Congreso por la paz organizado por la UNESCO, que tuvo lugar en Tokio, Japón. Estrenó ocho piezas teatrales, y repuso dos, por Radio Nacional y en el Centro Cultural General San Martín, Recoleta, El Vitral y Sociedad Hebraica Argentina. Una de ellas con el auspicio de la Secretaria de Cultura de la Nación. Es colaborador del diario La Prensa y del semanario Mundo lsraelita, ambos porteños, del Semanario Hebreo de Montevideo, Uruguay, y del semanario Aurora de Tel Aviv, Israel.

Este poemario reúne muchos textos ya publicados y otros inéditos, permitiendo así a quienes no tienen acceso a los medios mencionados, conocer la obra de un escritor que se destaca en el ámbito de la creación literaria actual.

Novick trata temas desgarradores que, en muchas oportunidades, tienen que ver con el destino aciago que ha tocado en suerte a su colectividad. Las humillaciones que describe en estas paginas van desde las mas atroces, como los campos de exterminio, hasta las cotidianas, como la actitud de un medico que se muestra despectivo o la de un cantante de rock que considera que los judíos no pueden entonar el Himno argentino. Esas situaciones de desamparo, de indefensión, son denunciadas acusando tanto a quienes las infringen cuanto a quienes las permiten con su silencio.

Los poemas surgen de noticias leídas en los diarios, o de citas de salmos y literarias. Entre los primeros, encontramos «Auschwitz Music Hall», en el que se remite a una noticia que anuncia que en dicho lugar podrían construir un salon de baile; al respecto, canta el poeta: «En Auschwitz/ se pretende/ como antaño,/ asesinar/ la memoria./ Volverlo a hacer/ con nuestros muertos./ Robarles otra vez/ lo que les resta:/ su porción de historia».

De los que tienen como punto de partida una cita literaria, preferimos «Apostilla sobre un informe», referido a Ernesto Sabato, en el que narra que el escritor le envia «un sobre en blanco/ luciendo/ cual descarnado/ hueso; vacío/ de toda vaciedad/ en manos/ de un cartero ciego», y el tristísimo canto al hijo muerto, en el que se lamenta: «En mi pecho/ su herida/ sangra todavía/ y se yergue/ sobre él como una flor/ insomne/ cada aurora».

Estos son sólo algunos de los versos en los que -al decir de Antonio Requeni- hay "una secreta alianza de sobriedad y ternura; de desnudez y fervor...".

María González Rouco

Lic. en Letras UNBA, Periodista, Buenos Aires

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