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Las instituciones de Medina a La Rampa y otros valores para la cultura culinaria
por Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 
 
 
 

Al extenderse el Reparto Medina al este hacia L (al ritmo del auge de La Rampa allende L y sobre todo desde 1947) levantan en 21 y L el café de lujo Las Delicias de Medina, hoy pizzería Vita Nuova (“Vida Nueva”, marca de salsa de tomate tan importante en la comida italiana) y su coetánea en 23 y G, El Castillo de Jagua (nombre alegórico a la cienfueguera construcción de raíz hispano-francesa-precolombina) que llegaba de la calle Egido (Habana Vieja, proceso de Restauración referido en el artículo anterior) con comidas fundamentalmente españolas (Valencia, Mallorca, Cataluña), mariscos y ostiones, y que ya en la Revolución recibiría como nueva especialidad, su pollo “Rancho Luna” (nombre que adquiere unos años este restaurante) que databa de 1924-1939 de la familia de Sergio García (finca El Aljibe en el Wajay, Boyeros, sur capitalino), actual gerente de El Aljibe (municipio Playa); al surgir otro Rancho Luna más pequeño en L (entre 17 y 15), éste sería el “…de 23” hasta recuperar su nombre El Castillo de Jagua (memorables sus canelones y baked Alaska) hasta hoy (Laura Lidia Gil Recio, Asociación Culinaria).Vinculado con ellos, Pedro Noa Fernández “El Francés”, lo rescataría de la Asociación Culinaria Provincial a la Nacional. Tales pollos “Rancho Luna” se popularizaron y a pesar de la pérdida de calidad, aun en los difíciles años 90 (“Período Especial”) abrieron los llamados Pío-Pío (sonido onomatopéyico del pollo) como frente al Rancho Luna de L y en La Tarraya, en Malecón.

Foto Avelino Víctor Couceiro Rodríguez


En 23 y K, dos cubanos veteranos de la aviación inglesa contra los nazis, abren un restaurante en el sótano bajo el nivel citadino (actual bufete y notaría) con la entrada por calle K, al que llaman Talli-Ho, alusión al grito de caza británico para echar sus perros tras las zorras y que habían adoptado los aviadores ingleses para cazar los aviones nazi-fascistas durante la II Guerra Mundial. No obstante, la influencia inglesa no trascendía mucho más allá del nombre y origen, pues el menú era más bien francés: sopa de cebolla, Chateaubriand (10 pesos: centros de filetes a la parrilla con salsa oiscalnesa, que era una salsa emulsionada con mantequilla y estignon); shirlone steack norteamericano (6 pesos), y cornegie hand (pollitos muy pechudos); incluso para la época, era un restaurante exclusivo caro. En diagonal, el Sol Palmeras (hoy Los Siete Mares, conservando su tradición de bar cafetería y mariscos), especializado en ostiones y otros mariscos, aportó los “volantes de pescado” (pequeños, ligeros y deliciosos) que obsequiaban como “contra” con los tragos, para enfrentar la competencia.

La Rampa, identificada por la máxima población flotante nacional con intereses recreativos (indispensables los culinarios), impacta desde y hacia El Vedado con centros nocturnos como Karachi (K entre 17 y 19) y La Red (19 # 151 esquina L) y con instituciones de la Revolución como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC, 17 y H, con su Hurón Azul), Unión de Periodistas de Cuba (UPEC, 23 e I) e Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP, 17 entre H e I, diagonal a la reciente pizzería Fabio en peso cubano convertible -cuc) se generan focos culinarios (incluso diagonal a la UNEAC, fiambres) igual en la Casa de los Alcaldes, G # 504 entre 23 y 21, arquitecto Herminio Lauderman (1921, entonces propiedad de Luis N. Menocal); y la Casa de la Amistad (antes Cubano-Soviética, originalmente de Catalina Lasa, ambientación aprovechada) en Paseo entre 17 y 19, así como casas de visita (Salud Pública en 15 y 2; Rocinante en 21 y G, original Sociedad Cultural de Medina, luego sinagoga). En la antigua residencia de María Dolores Machín Viuda de H.Upmann (célebre para la tabaquería cubana) se ubica el “supermercado de 17 y K”, recientemente famoso por sus precios más accesibles y mayor variedad y calidad al ser “de las BTJ” (Brigadas Técnico-Juveniles)

En el antiguo convento de monjas en J entre 13 y 15 con dos palmas al frente, hoy hay una panadería; La Carreta (21 y K); Las Bulerías (L # 416 entre 23 y 25, ocasionales descargas musicales para ambientación y comidas típicas españolas: cachelos, entremeses, arroz indiana, fabadas y vinos); la pizzería Buona Sera (bajos del edificio CAPI, 23 e I). El 24 de diciembre de 1965 se inaugura El Cochinito (23 # 435 entre H e I), iniciativa de Celia Sánchez Manduley para recrear en plena ciudad el ambiente campestre (arquitectura y flora, sobre todo jardinería tan orgánica en estas comunidades urbanas) en torno a la culinaria sobre la base del cerdo como la más divulgada comida típica cubana.

Los hospitales y otras instituciones de la salud tienen asimismo su identidad culinaria, sobre todo para los ingresados, que deben dirigirse según las prescripciones facultativas de cada caso, además del comedor para el personal laboral y estudiantil, las cafeterías para los visitantes (la más pública: 29 y F, frente al Oncológico) y no faltan vendedores ambulantes. El más tradicional que resta y que origina la cadena hospitalaria del Príncipe al sur del Vedado es el Calixto García (1896, genera su propio casco histórico comunitario), donde abunda la población flotante que lo atraviesa para abreviar camino. En 1951 con capacidad para 1200 enfermos y atención a otros 1600, les destinaba respectivamente cocina y cafetería-merendero, comedor a sus trabajadores, y consumían diariamente 485 lbs.de arroz, mil de papas, 130 de manteca, 180 de azúcar, 40 de café, 735 litros de leche de vaca, 450 kilos de carne de res, 580 de pescado y 300 de pan (fuente: Gonzalo Zorrilla). Al frente la Universidad de La Habana, desde 1902 va extendiendo la futura Rampa del suroeste al nordeste, y desarrolla su propio sistema culinario con cafeterías y merenderos por Facultades, incluso más allá de esta Colina Universitaria (ejemplos: la de Economía, L entre 23 y 21; Hotelito Universitario, 19 entre L y M) sin olvidar una pizzería y sobre todo, el comedor Machado, prestigiado entre los comedores obreros y estudiantiles aun en los años 80, afamándose su arroz risotto, pescados fritos y natillas de chocolate y de vainilla, con merendero anexo para “reforzar” vendiendo polvorones y otros dulces; menos afortunados se consideraban los comedores de los becados en F y 3era (Ciencias Sociales) y 12 y Malecón (Ciencias Exactas y Naturales, Sicología e Idiomas) o los dos de Ciencias Médicas (25 y G, Línea e I). El argot universitario republicano llamaba La Bombonera a la casa donde se hospedaban las chicas (“bombones”; 19 y L).

Diversos centros de trabajo y estudiantiles tenían comedores y hasta cocinas propias, a veces horarios de merienda y hasta desayuno, sobre todo los nacionales: Ministerios, la Empresa de Geofísica (19 y 8) o la de Proyectos (23 entre O y P); el Comité Provincial del Partido lo comparte con el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT, M entre 23 y 21) edificio de 1947 que incluye el merendero La Arcada que al decaer, el humor popular satirizó “El Asquito”, hoy revitalizado; cafetería, y restaurante chino El Mandarín; el del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC, 25 entre 12 y 10, que como el ICRT, frecuenta llevar sus propios suministros alimentarios a todo el staff para sus filmaciones a los más diversos lugares); el del Pre Universitario del Vedado (25 entre C y D) hasta 54 círculos infantiles por todo el municipio; seminternados establecidos desde inicios de la Revolución para hijos de trabajadoras en varias escuelas primarias (en la Pueblos de América, 15 y 20, almorzaban también los de la Eloy Alfaro -22 entre 15 y 17-, memorables sus congrí con revoltillo, galletas y leche de vaca) y secundarias (la Antonio Guiteras compartía con la primaria Osmani Arenado en 12 y 17, antiguo Convento Teresiano con su propia culinaria) que importaban del humor crítico de sus escuelas al campo ante la monótona dieta de arroz, judía y pan, llamarles “los tres mosqueteros van” (cuando se incluía una lasca de guayaba, era “la Reina de Francia”) además de la merienda que se daba (o vendía) diariamente a los menores (precio promedio: cinco centavos) y luego, en las fiestas de fin de curso: refrescos en botellas con cuyo gas jugaban a veces peligrosamente, algún dulce (masarreal, torticas…con las que solían jugar lanzándoselas) y quizás, galleticas (sal o soda) u otro saladito, con desniveles también al enseñar a comer a la mesa y en colectivo: uso de cubiertos, no hablar mientras se come, brigadas para servir y fregar sobre todo en escuelas al campo, etc. distantes aun del esplendor de la “restauración”, pero tratando de popularizar una mejor cultura al respecto.

Servicios gastronómicos han tenido también las instituciones artísticas (café-teatros como Línea e I; cines; inauguraciones de exposiciones; recientemente, café-literarios como 12 y 23, G y 23, Pabellón Cuba en N y 23); religiosas (congregaciones, sobre todo las sedes nacionales con hospedaje, como la Catedral Episcopal -13 y 6- y la Iglesia Metodista: 25 y K) y étnicas: la Unión Francesa (en 17 y 6 ya en el 2000, predominando lógicamente la cocina francesa aunque también pizzería y parrillada) y desde el 2000 la Casa Balear (G y 23, antigua mansión de los Medina) excelente cocina: pollos, carnes, pizzas, bebidas, helados en cuc… retroalimentario con La Rampa al este (ya pleno apogeo, aunque la emulación no siempre logró mantener la calidad tras la competencia burguesa) en torno a su cadena hotelera (iniciada por el Nacional, 1930) y vida nocturna y la bohemia: en O entre 23 y 25: el Hotel Vedado (con su Rincón Español, Club El Cortijo); St.John´s con su cabaret mirador al aire libre (Pico Blanco, hoy Rincón del Feeling); Flamingo con cabaret homónimo; Victoria (M y 19, cuyo restaurante en un momento fue Varsovia de comidas polacas antes de pasar a 12 y 17); Colina (L y 27, frente a la Colina Universitaria) con El Tropical en su primer piso. El Hotel Capri (noviembre de 1957) tenía exquisita cafetería, cabaret homónimo de dos espectáculos diarios (como “Amantes del Capri”) y música bailable; y su Salón Rojo (Rincón del Bolero), video-bar Skipper, en el 3er. Piso El Dorado; y en el último piso mirador (otrora del actor estadounidense maffioso George Raft) con la cafetería de la piscina, el restaurante El Florentino, esmerado en cocina italiana.

Desde los años 40, Stéfano (un hebreo radicado en Cuba) desarrolla el Restaurante Colony en 21 y M con comidas hebreas muy europeizadas (sobre todo eslavizadas) que también alquilaba para despedidas, fiestas y otras celebraciones, y comidas por encargo, que en 1953 los hermanos Cabanela convierten en La Roca que incluirá la cocina francesa (se comería caguama, ancas de rana y hasta cocodrilo), igual que Monseigneur (O y 21) con las peñas de Bola de Nieve sucedido por Nelson Camacho, en un sótano intimista con su famosa langosta thermidor (con mayonesa, origen francés) mientras cerca, se alza en el piso 33 del FOCSA (1956, 17 y M) el restaurante-bar La Torre (inicialmente, Club La Torre) con su excelente mirador, al estilo de la Eiffel de París, con peñas de Guillermito Turcio (hoy son 36 trabajadores y Vanguardia Nacional del Grupo Empresarial Extrahotelero Palmares S.A., acoge reuniones, almuerzos, cenas de negocios, banquetes y eventos sociales en los salones exclusivos del piso 32, llamados Amanecer, Atardecer y Anochecer, y bodega de vinos Cenit, frecuentado por diplomáticos y artistas: recientemente, Calle 13, el actor estadounidense Michael Douglas…); y en los bajos El Emperador, de no menos calidad con sus filetes de emperador y langosta thermidor, entre otras recetas. En P entre 23 y 25, desde los años 40 el cabaret Montmartre con orquesta dirigida por Adolfo Guzmán, ofrecía entremeses, pollos asados, muy buenos filetes con papas fritas y enfrentaba la competencia (Sans Souci en La Coronela, y Tropicana), con una botella de cognac con ginger en cada mesa; en la Revolución devino restaurante Moscú, con cocina tradicional rusa, entre otras, hasta su incendio a fines de los 80.

En 1955 el arquitecto Gustavo Botet construye el cine La Rampa en 23 # 111-113 entre O y P con sus refrigerios, en los bajos un centro nocturno y galería, al lado la pizzería Milán y tras la pantalla hacia P, una puerta conducía a la cafetería Wakamba, inaugurada con el filme homónimo (grupo étnico de una subregión de Kenya, África) por el Museo Americano de Historia Natural, el 16 de julio de 1956, primera en Cuba con autoservicio anexo, cuyo pollo “wakamba” obtendrá 1er. Premio en el encuentro de platos regionales en Pinar del Río, en noviembre de 1988. Competían frente al Wakamba, el Maraka´s y al doblar, el Karabalí; La Zorra y El Cuervo vendía papas rellenas con picadillo de carne por diez centavos, perros calientes, croquetas de pollo pero sobre todo, de panza de res, churros… y entre los centros nocturnos, el Club 23 (23 entre N y O), Tikoa en 23, Amanecer (15 # 112), el Club 21 (21 y N), famoso por su vida liberal y bohemia igual que lo sería en los años 60, El Gato Tuerto (O entre 17 y 19), el cabaret Las Vegas (Infanta # 104) cuyo cafetín aledaño frecuentaban los artistas de Radio Progreso al frente, y de las inmediaciones; por Infanta se expanden pizzerías (El Viki, San Lázaro; El Italiano, # 752) y una fonda china: Hou Youen; en la esquina del Museo Napoleónico muy buen café, y al doblar, excelentes pescados (fuente: Natalia Bolívar).

Al mismo Botet se debe en 1966 el restaurante El Conejito (M y 17) con bar, ambientación y cocina de raíces inglesas; El Caribeño (hoy Los Andes, 21 # 63, edificio que ya no es el más alto ni “andino” de La Rampa) presuntamente con comidas de esas regiones, tal vez exotista en el cosmopolitismo local; el restaurante Praga al lado de la Casa de la Cultura Checoslovaca (23 y O) y al frente, el Sofía y el Volga.

Un hito fue el hotel Habana Hilton (L # 425 entre 23 y 25; hoy Habana Libre) con su cabaret Caribbean Super Club (Club Caribeño de Comidas) con dos jefes de cocina norteamericanos descendientes de alemanes y suizos, como John Schearer. Para la inauguración (19 de marzo de 1958), originó sus propias recetas: langosta Batabanó (por donde entraba la mayor y mejor langosta), escalopes de ternera Trocadero, y platos típicos de otras culturas: caviar con blinis (ruso, servían caviar frío con blinis como hot cake caliente, doblados y cubiertos con crema agria soutlane); popularizaría la costumbre sueca que ya desde los años 40 tenía el cabaret Sans Souci en La Coronela, y que en Suecia se conocía como Smörgasbord (“mesa de pan y mantequilla”), socorrida por los suecos con invitados sirviendo sobre la mesa panes, mantequilla y algunas tajadas de pescado ahumado para servirse a gusto, lo cual en Francia se desarrolló como “mesa buffet” con sentido algo más grotesco (“bufo”) y que en Cuba se había comenzado a ubicar principalmente en los paraderos ferroviarios, opción para los pasajeros y quienes esperaban. Como mesa buffet o su original “sueca” (precio fijo por todo el consumo) se extendió por toda la cultura cubana (sobre todo hotelera) desde este hotel, si no el primero, entre los primeros hoteles, donde fue distinción dominical (Ramón Pedreira Rodríguez, fundador asistente del maître); aun en los años 80, en casi todos los hoteles, costaban entre 8 y 12 pesos cubanos por persona, con excelente calidad y opciones.

Aun en los años 70 alquilaban sus salones para fiestas; conserva su cabaret mirador El Turquino, su célebre bar Las Cañitas (ambientado por cañas bambú), el Salón de los Embajadores y el Libertad para recepciones, El Patio del Habana Libre (remeda al célebre Patio de la Catedral de La Habana), el Sierra Maestra, El Barracón, La Parrillada y el aledaño y no menos trascendente Polinesio, famoso por su ambientación de estas islas oceánidas y por comidas que se le atribuyen originales, como el pollo a la barbacoa, supuesta influencia mediante Miguel Ángel Garrega “Chiqui” del pollo aljibe del Rancho Luna al que estuvo vinculado y que aquí lo comenzó a ofertar al compartir funciones; su patrimonial cabaret Caribe (lamentablemente perdido) mantenía dos espectáculos diarios: “Alegrías del Caribe” o “Cinema Show”, y música bailable.

Y junto a modestos ejemplos como el hotel Morro (militares, 3era. y D), La Rampa y sus hoteles se extienden por la costa y vías rápidas de comunicación en población flotante y rascacielos cubanos: en diciembre de 1957 el Habana Riviera (nombre que remeda la ascendencia francesa en esta costa) en Paseo y Malecón, mezcla su cocina francesa con la estadounidense: inauguran con roast-beef (de origen inglés, llega a Cuba por EUA); pone house, tibon, round steak (16 onzas), silon steak y corned ham; dos cabarets (Nacional y Copa-Room, luego Palacio de la Salsa, transculturación desde la culinaria a la música y cultura más general), el disco bar L´Elegant y el restaurante L´Aiglon; vivero de langostas y su Riviera Grill para carnes rojas; en el piso 20 La Puerta del Sol para mariscos y pescados; Mesa Sueca, bares y cafetería-merenderos. Hacia 1990 se levanta casi inmediato el Hotel Meliá Cohiba con sus nuevas opciones culinarias al turismo más pudiente, y al frente, ya al siglo XXI, el complejo de tiendas Galerías Paseo (cadena Moll, cuc) incluye restaurante, merenderos y tiendas de diversos víveres.

Ver: Cultura culinaria en el centro y sur del Municipio Plaza de la Revolución, otras comunidades norteñas y balance municipal, por Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

 

Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

Publicado, originalmente, en el Boletín Cultural "El Almendares"

Dirección Municipal de Cultura Plaza de la Revolución
Boletín # 93, julio del 2010

 

El presente artículo deriva de la investigación titulada La Cultura Culinaria en la Identidad de las Comunidades, Investigación en coautoría con el Lic. Jorge Manuel Perera Fernández.

Seleccionada y debatida en el XII Simposio de la Cultura Ciudad Habana, en noviembre de 1996, y ganó el 1er. Premio Comunidad’97; y también el 1er.Premio en el Festival de Identidad 1997


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

 

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