Canto al tranvía eléctrico
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De niños te soñamos en mi ciudad platense; antes que por las calles has corrido más libre
por las sendas sin rieles de la imaginación.
nos encantó tu viaje bajo
!a luz del sol.
te vistió la esperanza. como los zapatitos en vísperas de Reyes...
... Y un día, endomingada, como a un hijo adoptivo,
te acogió mi ciudad,
jubilosa y materna.
eras todo un juguete por lo bello y
lo alegre. paisajes ensoñados y sitios de recreo:
una pampa quebrada y un río como mar.
tus amables destinos eran
todos de paz... sin ver que como ellas llevabas un regazo para salvar las vidas.
Eras el inmigrante y eras también poeta.
y el trolley como un dedo
nos señalaba el cielo.
respondió el tintineo de tu
voz argentina. lucir tu gallardía. Por allí tu alborozo se ensanchó como un viento joven de primaveras que hacía florecer ventanas y portales.
...Después crecimos juntos pensando en los suburbios. Yo, acariciando el cielo con mi tacto visual; tú, sembrando casitas al borde del camino...
como
un buen inmigrante que nos hace una América. de la ciudad, rodante, cantando todo el día, cargado de estudiantes, de obreros y empleaditas,
floridas como rejas tus cordiales ventanas.
alma de la ciudad abriéndose en
pupilas.
e! barrio que no sueña,
si de pronto lo animan,
frescas de trajes claros, que
derraman paisajes
Estudiante y poeta, y con un libre tránsito fue entonces que intimamos. Toda mi adolescencia fue a ti como una mano, porque al muchacho triste que sale de la clase venias a esperarlo
con tu risa cantante y con tu olor a viaje. leyendo a Víctor Hugo mientras tú me llevabas
volando a las afueras a beber los crepúsculos. yo gustando el martirio de un amor imposible,
y tú, cuando la luna no se encontraba enferma
de tibias nubes blancas, volando entre los plátanos de nuevo la encontrabas.
Te pareces al cielo, tu vida está en la noche. se desborda hacia afuera con un grito de luz
despertando las sombras. como un astro naciente. Juegas en los declives, abriendo en la calzada dorados abanicos,
mientras en los
repechos eres como un navío
Tranvía de mi infancia... Viajas en mi recuerdo como otrora en las sendas <le mi imaginación. ¿Cómo no amarte, si eras un pedazo de día
combatiendo la
noche de profundo terror?... el viento que rezonga feroz en la ventana
y la viril vergüenza do confesar el miedo... era porque llegabas con un rumor de vida, y metiendo tus dedos de luz. entre las rejas,
estrangulabas
monstruos ocultos en la sombra. para que siempre llegues hasta mi corazón. |
Humberto Zarrilli
«Boletín de Teseo» Año I Primera Época Nº 7
Montevideo, 14 de julio de 1924
Editado por el editor de Letras Uruguay
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