La nuca |
El castellano tiene
posibilidades insólitas. Uno puede decir en castellano con todo derecho:
"Cocearete el colodrillo de tal suerte que restarás
zangolotino". (Qué bonito, eh! ¿Saben lo que quiere decir? Quiere
decir: Te Voy a dar una patada en la nuca que vas a quedar zonzo.
Zangolotino, en efecto, que viene de zangolotear —y zangolotear es
moverse de un lado a otro desatinadamente— se les llama a los muchachos
que siguen con sus hábitos de niños o que en la casa se les hace seguir:
son ésos que les dejan el pelo largo, con rulos, hasta los seis años,
que toman mamadera hasta los siete y que después, claro, se chupan el
dedo por el resto de su vida. Colodrillo, que viene de cogote, es la nuca.
Hoy vino uno dispuesto a hablar de la nuca, amigos. O sea del contrafuerte
del coco. Coco es uno de los nombres familiares del mate y de tal manera
aceptado por el consenso unánime que la Academia llama cocosa a la
persona que anda mal de la cabeza. La nuca es una de las cosas más
necesarias del mundo. Porque sin nuca el tipo no podría acostarse boca
arriba. Y. si el tipo se acostara siempre
boca abajo, quedaría ñato y con la punta de los píes torcidas para
arriba y si siempre se acostara de costado, quedaría desparejo. Uno
no es nadie, amigos, como más de cuatro, aunque sabe que cualquiera puede
considerarse igual a otro y más también, pero no esta de acuerdo con la
etimología que aceptaron los eruditos para la palabra, “nuca".
Dicen que nuca viene del árabe “nuja'a", que significa médula
espinal. Sin embargo debiera estudiarse si no puede venir de núcula, que
en latín es diminutivo de nux: nuez. Porque una cabeza se parecerá a un
melón o a un coco, por fuera; pero considerada en su totalidad, por fuera
y por dentro, a lo que más se parece es, a la nuez. Además, tanto la cabeza como la nuez, sirven para dar el
pesto cuando se las pisa. La nuca es una de las cosas menos
estudiadas, amigos. Mucho menos que la cara, por ejemplo. Siempre hubo más
careros que nuqueros. Y, sin embargo, la teoría de la expresión, la
fisiognomía, no debiera descuidar a la nuca como elemento capaz de
aportar más de un dato ilustrativo acerca del carácter del tipo y sus
modalidades en las que exteriormente se manifiesta. Por otra parte le ha resultado siempre mucho más fácil observar nucas que observar rostros. Porque si uno mira fijo a otro para estudiarlo, llega un momento en que el otro se molesta y empieza con el "quilay". Y ya quiere pelear porque uno lo mira... "Escuche, señor, mire que se trata de un estudio". "Ma qué estudio", usted me miraba, ¡cómo! En cambio uno va sentado en el ómnibus y tiene dos nucas adelante en las que puede detenerse cuanto se le ocurra. No es que se puedan hacer gestos con la
nuca, pero su hierática apariencia no es obstáculo para que, analizada
minuciosamente, nos dé la nuca por lo menos una noción de su
impresionante diversidad. Es muy difícil encontrar dos nucas iguales. La
forma de la nuca depende de la forma de la cabeza, e incluso del volumen
del pescuezo. Pero ¿a todos los gordos se le forma el mismo número de
rollos en el mismo sitio? No. ¿Todos los llamados cráneos ovoides —en
una palabra: cabeza de huevo— tienen la nuca igual? No. Entonces, hay
que estudiar, amigos. El tipo braquicéfalo, de cabeza redondita y pareja
—ese tipo de cabeza que cuando le cortan el pelo a la americana parece
que quedara de boina— tiene la nuca corta y peladita, lisa, suave. En
cambio el tipo delicocéfalo, de cabeza alta —ese tipo de cabeza que con
el sombrero encasquetado hasta los ojos y la bufanda, subida basta la
pera, todavía deja ver medio metro de cara— tiene una nuca sarmentosa
con los músculos espléndidos—que sirven para estirar el pescuezo, para
inclinarlo y dar vuelta la cabeza— recios y salidos. Pero
hay dos tipos de nuca muy interesantes, amigos: la nuca gorda y la nuca
correspondiente a la cabeza ovoidea. La cabeza ovoidea, mirada desde
arriba, según el método llamado de "La
norma vertícalis" de Blumenbach —que es como mirarla desde un balcón—
tiene forma de pelota de rugby; es una cabeza más bien angosta, pero,
entonces, con una distancia apreciable entre la frente y la nuca. Cuando
el tipo se peina con raya al medio, la raya parece una carretera observada
con el método de Blumenbach. Pero está la única nuca que hay que mirar
de perfil, porque sus características están determinadas por la parte de
cabeza que le sobresale arriba. Hay cabezas que sobresalen en forma de
culata de voiturette por arriba de la nuca; entonces, mirada de perfil,
asistimos al espectáculo de una nuca con techo. Pero cuando la cabeza
sobresale en forma de torpedo, afinándose, entonces es, sin duda alguna,
una nuca con mango. La persona nucuda, de nuca suculenta, es la
que tiene la nuca dividida en rollos. Cuando la nuca de este modelo va acompañada,
adelante, de mucha papada, uno mira al tipo de perfil y parece que tuviera
la cabeza servida en un plato. Y cuando el tipo con esa nuca, se deja la
pelusa, parece que anduviera de bufanda. Este es el principio, nomás, amigos. Ahora,
la gente capaz, tendría que seguir adelante y confeccionar el primer
tratado, siquiera elemental, de nucología. Porque siempre es ventajoso
saber cómo es el tipo antes de dejarlo dar vuelta ¿no es cierto?
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Wimpi
La calle del gato que pesca
Editorial Freeland
Buenos Aires - 1978
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