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Cardos(z)o Grande de
Tacuarembó. |
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I - INTRODUCCIÓN. |
“Habéis
asistido a lo cotidiano, a lo que sucede cada día. Pero
os declaramos: Aquello
que no es raro, encontradlo extraño, Lo
que es habitual, halladlo inexplicable. Que
lo común os asombre. Que
la regla os parezca un abuso. Y
allí donde deis con el abuso ponedle
remedio.” Bertolt Brecht.
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Pueblo
Cardoso impresiona. Es y se constituye en los silenciosos testimonios de paredes derruidas de viejas casas, señoriales unas ,modestas
otras, soberbias todas aún y
ciertamente majestuosas
muchas de ellas, respetables damas
añosas heridas de muerte por la soledad y el infortunio.
Muchas se alinean a lo
que fuera antigua
avenida, formada por
largas filas de árboles, en líneas tiradas a cordel, hoy,
viejos paraísos tristes, todavía empecinados en correcta alineación
, aún respetables en su actual sin
sentido ridículo de oferta
estética. Sombra y abrigo inútil desde sus propósitos, en la
escasez notoria de presencia
humana. Este paisaje se
siente y se vive doloroso en
su soledad . La oferta sin embargo es amplia y generosa en su
disponibilidad, para toda una
variedad de pájaros que llenan el paisaje con sus vuelos nerviosos y el
espacio con sus “cantos”. Anotaciones
desde mi diario de campo. A-
Geografía y apuntes históricos. 1. El Ferrocarril y la Estación de trenes 2. Los inmigrantes -“los gringos”- y la Colonia
. 3. La ley lo hace Pueblo 4. Hágase la luz. 5. Lo que el lago se llevó. 1.
El Ferrocarril y la Estación de trenes. Pueblo
Cardoso,[1]
adquiere vida como asentamiento social, en las últimas décadas
del siglo XIX. Es válido adoptar
el 1889 como año fundante, tomando
como referencia la fecha en que hasta allí llega el ferrocarril,
en su proceso de expansión y desarrollo. Procura
el Uruguay de la época alcanzar el norte del paìs , alentándose
por esas fechas la meta ferroviaria de
alcanzar y unirse con San Fructuoso de Tacuarembó, por entonces ya
pujante ciudad ganadera del
centro del País. La
estación ferroviaria que allí se construyó, en noble piedra lugareña
y dentro del mejor estilo inglés, tomó para si como nombre el del
curso de agua dominante en el paraje, pintoresco y enérgico arroyo
Cardoso, rebelde siempre y
dispuesto a salirse de cauce en cada ocasión de lluvias
extraordinarias . También difícil accidente orográfico
al que debía en su
trayecto y trazado de vía, sortear
el tren. Al igual que tanta
otra tiponimia de nuestro País
rural, su nombre provenía
del apellido de la antigua familia Cardoso, dueña
por aquellos entonces de grandes extensiones de tierra en la zona .
Junto
a la estación, y amigada sin
esfuerzo a su dinámica, pronto se desarrolla
y fortalece la comunidad que es oficialmente bautizada
con el nombre del entonces Presidente de la República : Gral. Máximo
Tajes. Pese a la intención de honra que llevaba implícita la denominación,
popularmente prevaleció sin embargo entre los
lugareños la
costumbre de llamarlo Pueblo o Estación Cardoso,
con el aditivo grandilocuente del calificativo Grande, intento de diferenciarlo
de un paraje rural próximo
que se conocía entonces y aún, como Cardoso Chico.
Al
respecto tomamos de Armúa y de su obra: “
Su nacimiento fue provocado por la llegada del ferrocarril que iba siendo
tendido hacia Tacuarembó, en el año 1889. En uno de los lugares más
hermosos del pintoresco arroyo Cardoso, fue levantada la estación del
Ferrocarril a la que se denominó con el nombre del arroyo epónimo. “ Armúa, P.,1981: 145 2.
La Colonia. Los
inmigrantes. “Los
gringos”.
No menos importante para la historia del lugar, fue el
desarrollo en sus zonas aledañas,
de un emprendimiento agro-industrial, extraordinario e innovador para la
zona y su época, constituida como
lo era por modos y costumbres asociados a la producción agropecuaria ,de
neto y podríamos decir, exclusivo perfil de
ganadería-extensiva, cuando no, arraigados aún fuertes resabios de latifundios “cimarrones” y una práctica
ganadera con pronunciado énfasis en lo cuantitativo, es decir con escasa
o nula atención a gestiones de producción con apoyo
tecnológico. Cerca está en el tiempo la comercialización del
ganado “por pieza” o “cabeza” como era de estilo en la época de los saladeros.
La comprometida situación política y económica de Europa en
la época, no olvidar que estamos entrando a las primeras décadas del
s.XX, en
agudo contraste con la bonanza económica que se vivía en esta
región de América , con buenas y baratas
tierras fértiles y un clima
benigno entre otros factores, trajo
a Uruguay importantes contingentes de calificados inmigrantes europeos con destino al trabajo
de la tierra. En
otras zonas del País, en tierras del Departamente de Colonia, ya se habían
instalado grupos de inmigrantes venidos de Suiza e Italia constituyendo
con sus técnicas y amor por el trabajo agrícola experiencias
exitosas e importantes polos de desarrollo económico . La
experiencia intenta repetirse en esta zona del Departamento de Tacuarembó,
con la instalación de
la denominada Sociedad Agrícola,
formada por colonos europeos principalmente de origen italiano y suizo,
que apuntan a desarrollar una producción agropecuaria intensiva, centrada
principalmente en la crianza
de ganado fino lechero, poniendo
énfasis en la producción de quesos
en escala industrial
para la época.
El proyecto se centró alrededor de las instalaciones de la antigua y emblemática estancia: “La Bella Vista”, que vale la anécdota, fuera propiedad de Carlos Reyles, conocido escritor, político, y excéntrico dandy uruguayo, a la vez que rico propietario de grandes extensiones de tierra, era la Bella Vista uno de los “puestos” -especie de sucursal- de su estancia principal, ubicada en los Molles de Durazno, actualmente Villa Carlos Reyles sobre la Ruta 5 en el Departamento de Durazno. Oigamos
nuevamente al Doctor Pedro
Armúa desde su obra, memorialista y cronista de la comarca, a quién
rindo sentido recuerdo ante
su deceso. Falleció en el transcurso del año 2006, a pocos meses de
haberme generosamente concedido una
entrevista enriquecedora de este trabajo, que se llevó a cabo en su
domicilio montevideano , ya entonces con su salud quebrantada, desde su
obra citamos: “Alrededor
de 1880, un grupo de capitalistas uruguayos de los cuales los principales
eran: Mula, Paullier y Enrique Yarza, organizaron una empresa , la que tenía
por principal objetivo, la formación de una colonia agrícola. Con tal fín
adquirieron parte de de los campos pertenecientes a la sucesión de don
Carlos Reyles, entre los arroyos Tigre y Cardoso, por escritura otorgada
el 28 de marzo de 1889 por ante el Escribano Julián Muñoz. Era una
fracción compuesta de catorce mil hectáreas, que formaban la estancia
“Bella Vista”, que llegaba hasta el lugar donde se levantaría la
estación ferroviaria de Cardoso. La empresa o compañía se denominó
“Sociedad de Colonización y Fomento del Uruguay” y el principal
administrador fue Enrique Yarza, célebre guerrillero nacionalista(...)
muerto en la batalla de Masoller en 1904.(...) La Colonia, nacida bajo los
mejores auspicios tuvo una vida muy corta. Se inició
con la venta de chacras aproximadamente en 1880, tomó gran impulso
con la llegada del ferrocarril, pero duró solamente hasta los últimos años
del siglo XIX, en que la sociedad se fundió. (...) El primer grupo de
colonos estaba integrado por italianos (...) Pero la intensa propaganda
realizada atrajo también a colonos suizos ya instalados en el
Departamento de Colonia donde habían fundado Nueva Helvecia. (...) Pero
como la propaganda llegó a Europa algunos colonos suizos vinieron
directamente a Cardoso, como Carlos Gorsky, Gustavo y Augusto Knappe.(...)Todos
estos apellidos quedaron definitivamente unidos al lugar, aún cuando la
colonia desapareciera tan pronto, dado que sus descendientes se afincaron
en la zona y han constituido familias de profundo arraigo.” Ibidem: 146.
147. Dicho
emprendimiento sumamente importante para Cardoso, no fue lo exitoso que se
había previsto y ya en las primeras décadas del S.XX la colonia había
desaparecido como tal, permaneciendo en la zona muchos de los viejos
pioneros de los cuales aún muchos descendientes se encuentran en los
alrededores o en las cercanas zonas rurales de Cuchilla de Peralta,
Tiatucurá, Paso de los
Toros, Achar, San Gregorio y en zonas aledañas,
en donde es frecuente encontrarse con apellidos de origen suizo,
alemanes, austriacos e
italianos, todos venidos detrás de aquel sueño. 3.
Por ley: Pueblo de la Nación La
vida de Cardoso no se detuvo. A su posición estratégica de fértil área
ganadera, productora y abastecedora de un mercado de fuerte demanda de
productos primarios tales
como la carne vacuna y
la lana de oveja, sumaba en
su favor el fácil acceso al tren, eficiente medio de
transporte de bienes y personas a todo el País y especialmente ágil
y permanente contacto con la
capital Montevideo, de donde mayoritariamente provenían los insumos y
hacia donde iba ganado embarcado rumbo a la pujante industria frigorífica
y en épocas de zafra , convoyes de vagones repletos con
los inmensos fardos de lana producto de la “esquila” .
El crecimiento sostenido de una comunidad pujante, en un contexto socio-económico progresista y promisorio, hace que a pocos años de salir el País de las convulsiones políticas de 1904, Cardoso adquiera por imperio de la ley no. 4322 de mayo de 1913 la condición oficial de Pueblo de la Nación. En
el imaginario popular lugareño, que sostiene
sentimientos muy especiales de
pertenencia y adhesión al lugar, se
mantiene ,acompañado de indisimulado orgullo, el
recuerdo de haber sido allí el escenario donde se efectuaron los primeros
disparos de las guerras civiles de 1904 . En el episodio, según quienes lo narran,
los acontecimientos evolucionan
desde el momento que fuerzas del gobierno siguiendo órdenes
recibidas de la Jefatura Política y de Policía, intentan vanamente
apresar, al caudillo
nacionalista local de apellido Lameira, leal a Aparicio Saravia líder
revolucionario del Partido Nacional levantado en armas contra el gobierno
del Presidente Batlle y Ordoñez. La novelesca retirada desde el relato
oral trasmitido de generación a
otra, describe como bajo un fuego
graneado respondido y repelido en su final, únicamente por las mujeres de
la casa lograron los hombres
huir hacia la guerra. El episodio dejó secuelas en muertos y heridos en
el bando atacante. La posterior
actuación de Lameira en el ejército saravista, su participación como
Coronel en la batalla de Masoller, su regreso al pueblo posterior al
conflicto a continuar su vida
pacífica, de honesto y próspero
comerciante, dan un poco el calor y contexto de una época muy rica en
coloridos acontecimientos de
“pago chico”. 4-
Hágase la luz. Lejos
estaba Cardoso y sus habitantes en presumir los tiempos por venir,
estimados en 1.500 para las primeras dos décadas de 1900, con su periódico
propio singularmente llamado “El Látigo”, su médico residente, cosa
no habitual para la época histórica,
su orgullosa escuela y su recientemente inaugurado alumbrado público
en base a faroles, heredados de su vecina Paso de los Toros quién llegaba
por entonces al alumbrado eléctrico,
parecía estar llamado a no detener su progreso y desarrollo. Oímos en la
cita nuevamente a Armúa: “
En la década de los años veinte, Cardoso llegó a contar con mil
quinientos habitantes , con comercios muy importantes (...) durante varios
años tuvo un periódico “El látigo”(...) en 1926
se instaló el alumbrado público , con los faroles a queroseno que
se retiraron de las calles de Paso de los Toros, al instalarse allí el
alumbrado eléctrico. En su última etapa de importancia, Cardoso también
tuvo médico (...)” Ibidem : 148,149. También
se ha tenido a la vista, fotocopias de páginas de los libros de Novedades
de la Policía de Cardoso de los años 40s. Se
transcribe textual: “Cardoso Junio 24 de 1940. Sr. Encargado Sub. Cria. Cardoso. La
Superioridad denuncia, fue violado el día
21 un vagón en un tren sustrayendo camisas, sombreros y artículos
varios de tienda. Saluda a Ud. Atte.
M.C. Azambuya. Jefe de Estación.” Eran
todavía para Cardoso Grande, tiempo de trenes y de Jefes de Estación
eficientes y diligentes. También de Sub. Comisarías y jerarcas de la
policía a quienes elevarle denuncias y saludarlos atentamente,
aparentemente también de ladrones es bien cierto. Privilegios y
consecuencias de una modernidad incipiente.
Entrado
en las décadas de los 50s. en el decir de
Sergio, uno de mis
informantes, setentón, criado en Cardoso, de donde emigró ya hombre hace
mas de medio siglo, al igual que sus 16 hermanos, hijos del herrero,
botero, multioficio del lugar y que allí finalmente falleciera: “ yo ví al Atalaya jugar ahí
en la cancha, era el
cuadro de mis amores. Aquí en esta misma cancha que se llenaba de gente y
hasta líos había. Y grandes, de agarre y aparte. Habían 3 equipos de fútbol
en Cardoso Grande, con comisiones directivas y reglamento, no recuerdo
bien los colores de las camisetas de los otros, la del mío era igual a la
de Peñarol, había un
jugador que lo venían a buscar en avión para jugar en Paso de los Toros,
los otros dos cuadros no me acuerdo de los nombres, pero alguno de mis
hermanos se deben acordar, estoy seguro.” 5.
Lo que el Lago se llevó. Desde
principios del siglo XX técnicos uruguayos, entre los que se destacaba el
Ingeniero Víctor Sudriers, estudiaban a impulsos de los planes estratégicos
del gobierno, el caudal hídrico del país como fuente de energía. Para
nadie era desconocido el problema económico que representaba y seriamente
condicionaba el desarrollo industrial del país, el peso
de las importaciones de derivados del petróleo y de carbón
mineral, utilizados mayoritariamente en la época como combustibles y que
tenían como origen o eran importados, cuando no, desde el Reino Unido. Ya
temprano en los 30s la suerte de Cardoso estaba echada. El paraje conocido como Rincón del Bonete, sobre el Río Negro, aguas abajo en la cuenca con relación a la ubicación geográfica de Cardoso, a escasos 10 kilómetros de Paso de los Toros- Dpto. de Tacuarembo- había sido seleccionado como sitio donde construir la primer gran Usina de hidrogeneración de Energía Eléctrica del Uruguay . El gran embalse condenaba a muerte al pueblo. El
escenario político nacional era complejo. Próximos estaban los tiempos
del “golpe del machete” con el cual Gabriel Terra, daría su golpe de
estado no tan incruento como a veces se intenta recordarlo. En el plano internacional la situación tampoco era en nada
simple y menos aún pacífica, los dioses de la guerra o estaban activos
en el teatro bélico o velaban sus armas impacientes. En
un ambiente de potlach, un día 18 de mayo de 1937, en un clima de
patriotismo exacerbado e ilusiones desmesuradas, con un gobierno de facto
intentando desesperadamente legitimarse, en un día declarado feriado
nacional, de claro sesgo demagógico, con toda suerte de facilidades para
que el marco de público
fuera multitudinario, incluido
pasajes gratuitos en el sistema nacional de ferrocarriles a todo
funcionario público que deseara concurrir y participar, unas bien
estimadas 12.000 personas se reunieron en Paso de los Toros y
alrededores para la colocación de la piedra fundamental de la
mega construcción. Sería
desde ese entonces y para siempre: La Obra. Tanto
las crónicas, como los comentarios trasmitidos oralmente de
generación en generación, describen la apoteosis. Grandes
repartos de ropas, paquetes de víveres conteniendo fideos, arroz y carne,
por miles, los aviones de la fuerza aérea con base en el cercano Durazno
y los civiles del aereoclub de la orgullosa Santa Isabel de Paso de los
Toros, sobrevolaban una y otra vez los cielos isabelinos y hasta para
mejor y mayor asombro de los
lugareños , hubo lanzamiento de paracaidistas. Los
cohetes, petardos y fuegos artificiales atronaban ensordeciendo
el espacio a la llegada del tren Presidencial
Aguila Blanca, de cuya
proximidad e inminencia alertara
desde lejos el sonar del silbato alegre y escandaloso de la locomotora y
el estruendo quejoso de los hierros chocando y en fricción al
pasar el convoy sobre el metálico puente del ferrocarril, cruzando
el Río con su comitiva oficial, cuerpo diplomático e invitados
ilustres a bordo, todo en aire feliz
de fiesta, pompa y ceremonia . El
Presidente Terra, fue el gran ausente. Muchos dicen que como todo
dictador, sus miedos paranoicos a ser víctima de magnicidio dominaban su
vida. Ausente físicamente, el poder
sin embargo dominó la
escena por la palabra. Un
discurso de su autoría fue propalado a los cuatro vientos de la
muchedumbre por una cadena de altoparlantes instalada a los efectos. Hora y media la gente escuchó sin ver. Cual
un dios. Los mismos altoparlantes dieron también presencia a un
desconocido alemán en
telegrama de felicitación que expresaba textualmente: “Berlin,
17 de mayo de 937. Excelentísimo
Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, doctor don
Gabriel Terra. Al
buen éxito de la obra monumental del Rio Negro, comenzada por iniciativa
de su gobierno, expreso a su excelencia mis mas sinceras felicitaciones. Adolfo
Hitler. Canciller del Tercer Reich.” En
1937 mediante llamado a licitación internacional, la construcción de la
obra se habían adjudicado a un consorcio de cinco empresas alemanas
lideradas por la conocida Siemens , cuyos técnicos y personal calificado,
dirigirían la construcción de la misma, constituyendo una colonia
alemana en Rincón del Bonete
en donde sus hijos atendían bajo severo estilo teutón las obligaciones
escolares bajo los simbolos patrios del tercer Reich ondeando en el frente
del edificio escolar. Luego
de la orgía de la palabra, el colosal festín orgiástico en las arenas
cercanas del río, aún ignorante de su futuro de
domesticada agua mansa
utilizable y de la pérdida
de su navegabilidad. En
un escenario de “fogones” que
deberían parecer infinitos a los ojos lugareños no acostumbrados a tales
extraordinariedades, se asaban lentamente 30 vaquillonas “con cuero“
sacrificadas la noche anterior, con destino a la gigantesca comilona
popular. Es difícil imaginarse o atribuir las intenciones, los objetivos o las razones que motivaron a quienes, autor o autores hasta hoy anónimos, que esa misma noche hurtaron la simbólica piedra fundamental, de la cual nunca se volvió a saber nada. Nadie tampoco reivindicó para sí el acontecimiento. Malos augurios... Oráculos negativos... Simple travesuras pueblerinas... . Epílogo posible, daños colaterales se diría hoy, consecuencias de las libaciones sin medida que acompañó el festín, doblemente sin medida en su gratuidad. Nunca se supo. Quizás nunca se sabrá. II
- Capítulo Teórico
Metodológico. “En
otras palabras, hay toda una
serie de fenómenos de gran importancia que no pueden recogerse mediante
interrogatorios ni con el análisis de documentos, sino que tienen que ser
observados en su plena realidad. Llamémosles los imponderables de la vida
real.” Los
Argonautas del Pacífico Occidental. Bronislaw
Malinowski.
1-
Líneas generales de investigación. El trabajo de campo se llevó a cabo utilizando técnicas que combinaron observación, observación participante, entrevistas y conversaciones no formalizadas como tales, Al campo, se viajó en tres oportunidades, instalándonos por espacio de tres días a la primera, en el mes de enero, para regresar ya con un mejor panorama y sobre todo con mejor y adecuado equipamiento en los primeros días de febrero por espacio de 10 días. Circunstancias impredecibles, que mas adelante se narran, y que en su causalidad alteraron sustancialmente la rutina del lugar, hicieron que el primer viaje exploratorio, resultara a posteriori de mucha importancia. El
tercer viaje, del que nos ocuparemos en
las conclusiones de este trabajo, surge como hecho etnográfico y
se encadena con el desarrollo
de esta investigación, articulado desde fenómenos de fuerte interacción
con la alteridad en el decurso de nuestra estadía y trabajo en el campo,
meta deseada en el tantas
veces esquivo episodio del encuentro y relación con “el Otro”.
Duró este viaje al campo
tan solo un día. Significó a nuestra investigación todo un
inmensurable tiempo antropológico. El
trabajo para el campo, fue precedido de un extenso, tanto como intenso
proceso de acopio y análisis
de información , referida al objeto de estudio, fase de
investigación que se desarrolló, presencial en Montevideo, con
entrevistas a funcionarios de Relaciones Públicas de UTE, Instituto
Nacional de Estadísticas y Censo, Instituto Geográfico Militar, Museo de
la Voz del Sodre, también en
Paso de los Toros-Dpto. de Tacuarembó- y Pueblo Centenario-Dpto. de
Durazno-. en base a entrevistas con personas que vivieron en Cardoso o con
sus descendientes, que se desarrollaron
tanto presencial, como en forma telefónica o
a través de correo electrónico. Se utilizó el teléfono así
mismo en un sinnúmero de
contactos con personal Policial de Cuchilla de Peralta con autoridad en
Cardoso Grande, con la Intendencia Municipal de Tacuarembó, con la
Oficina Departamental de Catastro, y la Corte Electoral, con lo se fue
conformado una rica data de información
con anterioridad a los viajes .
Esta metodología permitió también la conformación de una
pequeña pero muy enriquecedora red de informantes, con varios de ellos,
residentes de Paso de los
Toros generosamente continúan con sus aportes. En los hechos constituyen
una elongación del campo de trabajo, ciñéndose con naturalidad
al objeto de estudio, con las peculiaridades en este caso, en que lo importante es
también lo ausente, lo ido, lo abandonado, las personas que no están. Si el trabajo etnográfico se desarrolla y construye desde la descripción, si esta no implica de si, un mero enunciado positivista enumerador rotulante de cosas, hechos y acontecimientos de lo encontrado en el contacto con el Otro, decididamente en la ida al campo llevábamos además de fuerte compromiso epistemológico, un marco enorme de compromiso humano con mucha gente que desinteresadamente se involucró aportándonos su tiempo, su interés y mucha información que cimentó en más las posibilidades una vez en el campo .Este. como experimento que siempre lo es, acerca el etnógrafo al descubrimiento como hecho inevitable. Desde sus propia dinámicas vitales, al igual que los individuos que la componen, la cultura , procesa episodios de nacimiento, de vida y de muerte, todos ellos indivisibles, únicos en si mismo, generadores de cambios tanto desde lo que denotan como en lo que connotan.
La pretensión etnográfica sabido es, se visualiza en el diálogo con el Otro. Este autor, agonista en la misma, su voz, sino su discurso, debería alcanzar el texto, limitados los “ruidos” comunicacionales, lo mas distante posible de situaciones de montaje escenográfico, ausente todo maquillaje, personajes a quienes buscar desde sus mascaras, el Otro en la medida humana del etnógrafo. En compartido rol de descriptor y no mero descrito. Es la propuesta. Los procedimientos convocados a la tarea, exigen en severa disciplina metodológica, tácita renuncia a todo posible monólogo del etnógrafo en su tarea, en relación íntima con el campo de estudio y la otredad. También del peligro y tentación de fagocitarse. Desde
sus trabajos etnográficos pioneros, Malinowsky, señalaba
entre tantos y entre otros, un
rumbo que denota con claridad meridiana su idea de participación y
destino del texto etnográfico que el trabajo realizado produce, se
culmina en el, disemina, comunica, sugiere invitando a sus lectores a
revivir la experiencia: “Imaginémosnos
navegando a lo largo de la costa sur de Nueva Guinea, rumbo a su extremo
oriental. Mas o menos a la mitad de la bahía de Orangerie llegamos a la
frontera de los massin (..)”
Malinowsky
B., 1995 : 49
-
subrayado nuestro- A las entrevistas, en el cara a cara, al momento de grabar las mismas, se notó rechazo, manifiesto en unos e intuidos en otros, reticencias a la concesión de condiciones mínimas para establecer el contacto en varios de los entrevistados, con evidentes consecuencias negativas, así como decaimiento en la espontaneidad en otros, teatralización y exceso de actuación, por lo que, medido el factor tiempo, que en su escasez debimos siempre tener en cuenta como importante limitante a la planificación de actividades, optamos a fin de homogenizar resultados en no utilizar mayormente grabador en los encuentros con nuestros informantes, esto obligó a extremar eficiencia en el uso de las notas y del diario de campo. También representó sorpresa, el valor descubierto al ordenamiento y análisis del material obtenido, apareciendo desde lo que se presumía caótico, un gran juego de piezas para armar, que sacude vivencias y atiza recuerdos. ¡Cuanta coherencia se desprende de ese montón informe de anotaciones! Ayudas memorias, ideas apenas deletreadas, interrogantes y respuestas, razonamientos, invitaciones voluntaristas a perseverar ante desmayos y debilidades anímicas, grafiteadas en forma y de forma no demasiado ortodoxas , temas dilemas en proceso de búsqueda de solución, a veces, meros pensamientos que surgían en momentos extraños a lo se supone desde la ortodoxia espacios adecuados a la introspección intelectual, todo manuscrito sobre los más heterogéneos soportes.
De
todos, aleatoriamente y para
el mejor anecdotario: garabateos,
ininteligibles intentos de traducir los esfuerzos
descriptivos relacionados con el funcionamiento
de un viejo aparato de
radio a válvulas (pre-transistor),
que según nuestro casual
interlocutor- informante, locuaz compañero
de mostrador en el comercio de Vico, funciona
con energía provista desde acumuladores, “baterías de auto”,
alimentadas a partir de energía
eólica obtenida con un tipo de molino de única aspa , en soporte de
torre de unos 5 metros de altura, similar
a una hélice, al que llaman “cargadores, que se activan manualmente
cuando las condiciones de viento son favorable, son muy comunes en la
“campaña” , todo esto obliga
a la lectura desde una maltratada etiqueta de cerveza. Contener en
cualquiera fuera el formato empleado,
la exasperante cantidad de datos y detalles aportados, hubiera
implicado demasiadas e irresponsables cantidades de etiquetas. Hay mucho dato allí en esos papeles desprolijos a la formalidad, pero atesorables desde su contenido. No se percibió en cambio el mismo nivel de rechazo o retraimiento ante la máquina fotográfica y la posibilidad de ser fotografiados . Por el contrario, salvo excepciones, se advertía cierta simple y ansiosa “novelería” a buscar cámara. La digitalización de la fotografía, resultó de mucha ayuda ya que la capacidad funcional de poder exhibir inmediatamente la imagen tomada, “de verse”, en tiempo instantáneo los resultados en el visor de la máquina, llevaba consigo la importante ventaja de no dejar terreno a ese después lo verán, que para nuestros interlocutores podía simplemente significar nunca. Como “nativos” pudieron también retratarse ellos mismos, solicitar tomas de personas, paisajes, de objetos, de animales. Las circunstancias afortunadas, nos permitieron, antes de lo pensado, devolver en las fotos, las imágenes que de ellos recibimos, y que en su momento nos regalaron . El don maussiano, se cumplió. En su momento y se destaca en las notas del diario de campo, atribuí la actitud claramente defensiva al temor, lo dicho transformado en “archivo” vinculado estrechamente a un hecho totalmente imprevisto en relación con nuestra presencia allí, la reciente y aún muy fresco en el recuerdo, de la presencia de jóvenes estudiantes universitarios, pasantes en tareas vinculadas al Ministerio de Desarrollo Social ,censando a la población local con miras al Plan de Emergencia. Esta circunstancia encontrada en el primer viaje, incidió en principio negativamente en el proceso de construcción de vínculos de confianza. Se nos veía por analogía como potenciales inspectores que allí estábamos para corroborar la veracidad de las declaraciones. Rápidamente diseñamos estrategias para restablecer la realidad, aunque demandó fuerte inversión en tiempo y un costo importante en desgaste personal , pusimos todo el esfuerzo en desactivar el error. Felizmente lo logramos. No olvidemos que la situación que se relata, relacionada con la memoria reciente de la presencia de operadores del Plan Nacional de Emergencia, una novedad cargada de muchas expectativas para todos, creó un ambiente de ansiedad en el pueblo. Lo que en principio eran hipótesis motivos de comentarios de trasnoche al interior de la carpa, más tarde, ya desactivada la confusión, se hizo manifiesto en las conversaciones con los propios informantes . Calificar o no para dicho plan era muy importante, sus temores y su reticencia a que sus dichos quedaran registrados estaban en ese principio de las cosas justificados por tanto preguntar reciente, tantos comentarios y la presunción de que cuando menos se hablara de sus vidas mejor, y si no quedaba registro de ello mejor aún. Si bien se perdió una herramienta, no se perdió la técnica. Estimamos que no influyó en el resultado final de esta investigación el no registrar en grabaciones nuestras entrevistas. Se grabaron si los ruidos propios de la vida del pueblo. Los amaneceres y el atardecer, son sínfonías ejecutadas bajo la batuta maravillosa de la naturaleza.
Una
de las situaciones de campo determinante
en la articulación de vínculos de relación,
en clave de acercamiento al
“Otro” , puesto en términos
de Geertz,
algo así como nuestra cardocera “riña de gallos” , punto de
inflexión notable en el desarrollo de las relaciones de aceptación en el
pueblo, esta se construyó en
el varias veces repetido episodio de largas recorridas a caballo luego de una invitación
con mucho de desafío que me realizara Pepe,
uno de los informantes claves
al desarrollo del trabajo. Las mismas tuvieron por escenario lo que
queda de pueblo, los testimonios de lo que fuera antes que “lo tapara el
agua” según mi informante, y también por
sus alrededores algo más alejados, en donde también se encuentran
desperdigadas aquí y allá, muchas familias. En compañía y guía de Pepe, informante y personaje
clave de esta etnografía, culminación
de todo un largo proceso de su parte dedicado pacientemente a ir
estudiando ese “otro exótico” que inopinadamente se había instalado
en su mundo: Varias cervezas
después, algunos salamines y mucha dura y maciza
galleta de “campaña” mediante, compartidas juntos a la sombra
de centenarios “paraisos” y sobre todo el mucho hablar de
lo que desde nuestros intereses nos unía:
Para Pepe, el orgullo de ser nativo,
parte de la historia del pueblo que narra como en extremo próspera,
de identidad con su “querencia”, también había una curiosidad
inteligente por nuestras cosas, que aún sin entender demasiado los
alcances, se notaba que le interesaban, también le gustaba escuchar
historias de nuestra familia ; en
nuestro caso, nos animaba el interés por el presente, motivo de nuestro
estar ahí, sin desconocer ni dejar de
visualizar cuanto de lo anterior
construye el contenido de esta etnografía. También y muy
importante, nuestro mutuo
gusto por los caballos. También el relato espontáneo de su historia de
vida, bastante sui
generis. Así, entre dimes y diretes,
ganamos su confianza primero y
su amistad después. Sin duda alguna, desde el momento en que aparece en nuestro campamento, con su atuendo de paisano, sus infaltables bombachas camperas, alpargatas de suela de yute marca “rueda”, camisa fuerte de manga larga y sombrero “aludo”, montado y con otro caballo de tiro, invitándome a “camperear”, garantizando desde su socarrona ironía la absoluta mansedumbre del caballo que ofrecía, y a conocer la zona, será desde ese momento, nuestro principal informante. En
ocasiones también será el
motivo de recurrir y tener que utilizar todas
mis reservas de
paciencia ante sus inopinadas visitas ,
muchas veces fuera de contexto, fueran en
la canícula agobiante de las horas del mediodía de febrero, horas
absolutamente de siesta, como en la nocturnidad difícil de manejar para
nuestras costumbres urbanas, apenas disipada por un farol a queroseno, del
cual permanecíamos atentos y
ansiosos, observando como agotaba la provisión de combustible, en directa
proporción a como el campamento todo se llenaba de insectos de todo tipo
y tamaño atraidos por la luz ; visitas de cortesía por otra parte, en
las cuales a veces, poco o nada era lo que hablábamos. El por su ser
taciturno. Nosotros por nuestro ser cansado. Hoy las recuerdo desde otra
óptica con la sensación nostálgica de todo lo disfrutable que fueron. Nos
encontraremos allí, cabalgando bajo
la guía “del Pepe” con Augé.
No en modernos subterráneos, sino en voluntariosos caballos que
resoplaban contentos con el paseo. No en escala de ciudad dinámica y pletórica
de vida, sino desde los testimonios quietos y en silencio de un pueblo
perdido, con ruinas saliendo a nuestro encuentro desde la nada, un extraño
mundo casi sin gente.
También encontramos y allí permanece el pueblo-memoria, en el modo que
el pensamiento levistrausiano nos recuerda, diluyéndose.
Estimo poder dar razón de que en lo cotidiano, desde el
silencio quieto y en esa
escala de comunidad en
decadencia que Cardoso Grande hoy presenta a propios y extraños -
nosotros y los otros- perviven
y se suceden debajo de esta superficie,
como en otros
conglomerados sociales, de los cuales esencialmente tan solo su tamaño lo
diferencia, un grupo de gente tozuda y terca sobreviviendo. Sus pequeñas
historias, no serán épicas, pero al enfocar en ellas la mirada,
adquieren dignidad y un algo indefinible de
grandeza, en el esfuerzo de
construir sus realidades desde
las carencias de su
singularidad social. 2-
A modo de postdata. La majestad de las ruinas silenciosas se hacen sentir. Su estar allí inmutables, su antigüedad quieta , su abandono triste, la profundidad cargada de misterio descarga su peso sobre los ánimos. La decadencia exhibida sin medida y sin censura, en diálogo con huellas ciertas de prosperidades pérdidas, invaden emociones y sentimientos. Se instala el pesar por los esfuerzos vitales que inútiles y vanos en sus resultados desde sus mensajes mudos igualmente comunican, convocando a los distraídos desde los muros de piedra de sus “taperas, en los viejos tablones de sus maderas nobles resistiendo con tenacidad el paso del tiempo en la calificada compañía de viejos hierros primorosos ocultos debajo de la herrumbre. No es difícil imaginar detrás de ellos las rudas y hábiles manos del artesano que paciente les dio vida. Solamente reciben cada tanto las caricias del reconocimiento cuando son exhibidas por los escasos habitantes a raros y extraños visitantes, aunque más no sea desde la decadencia; ser parte y testimonio ellos mismos de este pasado opulento. Hay espacios y tiempos allí en Cardoso, tanto en el paisaje de las horas mudas de humanos , como en las personas cuyas siluetas se vislumbran desde apenas entreabiertas ventanas recelosas, que tiene algo y mucho del fantástico mundo de Juan Rulfo. El
mundo rural, el Uruguay profundo del norte del Río Negro, allí donde
De Giorgi, se encontró
en asombro científico con la fuerza cósmica : “El magma interior “, y realizó,
desde el descubrimiento de lo encontrado: “(...)pronto tuve conciencia de estar frente a algo
“grande(...)” De Giorgi, A., 2002: 10 un
importantísimo aporte al tema, desde
la enjundia de una investigación profunda e intensa, sin
concesiones para el otro que acaba de descubrir pero al cual trata desde
un plano de igualdad y respeto, escenarios culturales distintos
donde lo exótico y los otros son desde la mirada emic: los
montevideanos; tema al cual
las ciencias sociales aun afrontan
timoratamente desde sus ropajes ciudadanos , desde los mismos arcaicos
abordajes que hacen que paradojalmente el
adentro de nuestro país continúe siendo el “afuera”. La
Antropología Social en
proceso de descubrir su
riqueza acudirá y el contacto ha sido y
será no existen dudas fermental y enriquecedor para todos, al
decir de Giorgi, también en nuestra medida encontramos en Cardoso:
(...)tal vez lo mas significativo- a un mundo hasta ahora
invisible para la conciencia nacional: la región (centro-norte) y su
especificidad cultural en un país hace hace poco pretendidamente homogéneo,
el lugar del mulculturalismo y la otredad en el marco de la nación, la
vida social y cultural del interior (rural), las nuevas expresiones de la
ruralidad del siempre atribulado campo uruguayo (...) De Giorgi, A.,
ibidem :9 III
- Capítulo
Etnográfico. “
(...)El Emperador había bajado ya de la torre y se adelantaba a caballo
hasta mi, lo que estuvo a punto de costarle caro, porque el animal, aunque
muy manso, como no estaba hecho a una apariencia como la mía , semejante
sin duda para el a una montaña en movimiento, se puso de manos del
espanto (....) Viajes
de Gulliver. Jonathan
Swift. ·
El viaje ·
La llegada. ·
El escenario ·
Los personajes. ·
La Economía
A
- El viaje. “A
las 5 y 30 entramos en la rada de Recife mientras gritaban las gaviotas y
una flotilla de vendedores de frutas exóticas se apretujaba contra el
casco”. Un recuerdo tan insignificante , ¿ merece ser fijado en el
papel? Tristes
Trópicos. Claude
Lévi-Strauss 1-
La partida. La
Etnografía es en su esencia constituida y construida a partir de
un viaje. Así fue también concebida intelectualmente esta
al emprenderla, como
un viaje. En esos episodios de construcción imaginaria, en el diálogo
de ideas, en esos momentos tan
ajenos y extraños a la
realidad de lo cotidiano como inaprensibles
a la pura razón que constituye todo acto de
inspiración y creación. Ya desde
sus primeras señales inteligibles, cuando solamente eran en ese tiempo,
amorfa cantidad de pensamientos e ideas que
sin proceso intelectual alguno rondaban en nuestros pensamientos,
inquietantes y acrílicas, ya era un viaje . Toda
Etnografía así mismo se constituye y edifica en el viajar . También los
viajeros. La dimensión de espacio y tiempo
en la cual el mismo se aborda y realiza, es la variante flexible,
sus límites muchas veces son laxos y dependientes de elementos
que el propio etnógrafo selecciona y señala, en complicidad y
empatía con su objeto de estudio. Desde su yo , busca en ansiedad y
necesidad, la alteridad para realizarse. Es aquí
y en estos intersticios
descubiertos que instala y
dinamiza sus métodos y conjuga en armonía con aquellos, sus técnicas,
estas sÍ, de suyo universales, no le pertenecen. También
es en este espacio de viaje , donde comienzan a construirse los relatos
que sin agredirse, se obedecen unos a otros y se diseñan uno sobre otro,
cual estratos arqueológicos, ordenados
en un paciente quehacer descriptivo, desde un hacer hermeneútico,
desde la voz
del discurso que se lleva y traslada , que presumimos, y es de buena salud epistemológica sospecharlo,
sesgado de etnocentrismo residual , que
aquí lo tomamos en el sentido que le da Romero : “El
Etnocentrismo como sentimiento de superioridad por la pertenencia a un
sistema dado, por exclusión de todos los demás” la
autora complementa el concepto en
llamada a pie de página del texto citado y
desde donde nos amplía : “El
etnocentrismo como tal no es privativo de las sociedades occidentales ni
de las sociedades en si, hay autores que hablan de un “etnocentrismo de
clase”, de “grupos de status” e incluso de un “etnocentrismo
socio-profesional.” Romero, s/d :237 Y
el viaje al campo, llegar, enfrentar
nuestro objeto de estudio, efectivizándose este en realidad al
fin, se constituye en escenario
en el cual se crean y recrean
la identidad antropológica y se hace fértil la curiosidad, sin la cual
la mirada antropológica se ciega y se niega. Son
tiempos también de intensos viajes hacia el yo, el etnólogo da sus pasos
vacilantes en el rito de paso desde donde nacerá y se construirá como
antropólogo. O no. Es
decir, siguiendo el decir de Da Matta: “La
fase final, la tercera, es la que llamo personal o existencial.(...) En
esta etapa , o mejor, en esta dimensión de la investigación ya no me
encuentro dialogando con indios de papel, sino con personas(...) Me
encuentro haciendo frente a mariposas nocturnas y enfermedades.” Da
Matta, R., 1999 :264 Desde
los diferentes discursos , desde el diálogo fecundo
de aulas, en los tiempos primeros del abordar con ansiosa
curiosidad la aventura de la disciplina,
cuando el
acontecimiento constituía tan sólo una leve curiosidad preocupada, que
no aceptaba
ser acomodada a un tiempo futuro, no obstante aunque acordamos que
realmente mucho se ha escrito sobre la realidad del trabajo de campo,
“el viaje”, nos
debemos a nosotros mismos y a nuestros lectores, la honestidad de decir
que nada fué, porque nada es, porque nada puede sustituir a la experiencia misma. Cuando
el campo no es visible en todo ese escenario, cuando las personas que
cruzan y nos entrecruzan, no parecen acomodarse en nada a nuestra idea
sobre “el otro”. Cuando
nuestra presencia en un lugar extraño, nos transforma también en parte
indivisa de la extraña realidad. Son entonces los tiempos de
entendernos con la masa crítica que nos viene legada desde los
tiempos pioneros y sus agonistas. En
el relato autocrítico de sus sentimientos, desde sus
angustias y sus miedos, desde la incertidumbre
de no lograr respuestas: ¿Por
qué estamos aquí? . Afortunadamente,
felizmente, pronto se
descubre. 2-
El fin de la luz... Cuchilla de Peralta . -“
Mire don... el camino a Cardoso Grande, es bravo! Un asco de piedra! Vaya
despacio y con cuidado. Por las dudas lleve otro auxiliar.” Con
datos como estos, no
demasiado tranquilizadores, me recibían, los funcionarios de
la comisaría de la 16ª sección de Tacuarembó en Cuchilla de
Peralta, pequeño pueblo sobre la Ruta 5 y punto de intersección
con el camino vecinal a
Cardoso , al detenerme allí de
paso, temprano en la mañana,
a poco de amanecer, cuando la vida aún parecía no haber despertado por
completo en aquellos alrededores. Aunque vacío el poblado
de gente a esa hora temprana, la intención era recabar información
actualizada acerca del estado de los caminos hasta mi destino y su
transitabilidad en relación con las posibilidades del
automóvil en que viajábamos.
No precisamente un todo terreno, simplemente un vehículo familiar de
mediano tamaño, pensado y diseñado
teniendo en mente usuarios urbanos, aunque, afortunadamente como lo probaría
en los hechos, no exclusivamente. Soportaba
además sobre si, además de conductor y acompañante, toda la
parafernalia. que : estimada, supuesta, aconsejada, etc., sería útil a
nuestro sustento y bienestar futuro en un lugar inhóspito. O sea un
equipamiento de acampar, que dicho así , parece cosa simple, empero fuera
de las exageraciones varias, producto
de la conjunción de fantasías, entusiasmo
y arranques de consumo compulsivo, por cierto es que no constituye
precisamente el simple acto
de concurrir a un comercio del ramo y comprarse una carpa y accesorios. El
lugar llama la atención y a
detenerse en consulta,
desde el momento mismo que el paisaje que traemos, al abandonar la
carretera asfaltada , choca abruptamente en duro
contraste con el caminito que
se vislumbra perdiéndose sinuoso hacia lo que parece ser el infinito. A
nuestro frente y perdiéndose a lo lejos en
un horizonte de muy uruguayas praderas onduladas, el camino de
balasto, se pierde de vista haciendo también todo un ejercicio geométrico
de muchas curvas, suaves unas y pronunciadas otras, en un interminable suceder de subidas y
bajadas, en donde el camino, tanto aparece “culebreando” en la
distancia, como se esconde a la vista. ¿Algo alentador? Las evidentes señales que indican
cierto nivel de
reciente mantenimiento. A vía de ejemplo:
rastros recientes de trabajos con motoniveladoras, grandes montículos
de material a la vera del camino en espera
de ser utilizados, etc., no olvidemos, que estamos penetrando en una región
de producción netamente
ganadera, en donde espera toda una riqueza en productos pecuarios a ser
transportada zafralmente, hacia los puntos de comercialización desde las
numerosas “estancias”, como las llaman a la antigua usanza unos,
establecimientos ganaderos, como los denominan
otros, a todo
lo largo de ese camino que penetra tierra adentro. 3-
“Pechando” alambrados de 7 hilos. En
su categoría vial: es simple camino. Es bordeado
en tanto que vecinal, en uno de sus costados , por un
alambrado rural, “de ley” , técnicamente cercos, que delimitan entre
si predios rurales y en este
caso que describimos, a estos
separándolos de las tierras
fiscales que comprenden el camino y sus badenes. Se les llama “de
ley”, desde que el Código
Rural los reglamentó e hizo obligatorio ya
a fines del s..XIX, consisten básicamente
de una estructura de siete hilos de alambre, horizontales y
paralelos, sostenido el conjunto por un sistema de postes verticales
enterrados en el suelo y listones de madera llamados “piques”
que son los que mantienen tenso todo el sistema del alambrado, algunos de
ellos de miles de metros lineales. Todo dentro de una convención de
medidas que son generales y de aplicación legal para todo el país, tanto
en altura del cerco, cantidad de “piques” entre postes, las propias
dimensiones de estos, todo está perfectamente regulado . De las líneas
de alambre, cada una de ellas está a una distancia predeterminadas de la
siguiente, dejando espacios entre sí,
una especializada, es
de “alambre de espino”
“asujeta más el ganado”, dice mi informante, es decir el ganado vacuno no empuja el alambrado en pretensión
de salir y por lo tanto ni rompe el mismo ni se escapa del campo
por temor al dolor que le causan las púas .También la altura
de este alambre especial, guarda
relación directa al tamaño promedio del ganado ovino –ovejas-,
se coloca a una altura que estas
no puedan “rascarse”contra el mismo ya que dañarían su lana
con el consiguiente perjuicio económico. El
oficio de alambrador se trasmite generalmente de padre a hijo y es
trabajo que al igual que la mayoría de las tareas rurales
y que tienen que ver directamente con la producción agropecuaria y
el manejo de ganado, son realizadas por
los hombres. Hasta no haber escuchado y tomado conciencia
en nuestras entrevistas, con
estos y otros abundantes y prolijos detalles aportados por nuestros
informantes, no habíamos realmente caido
en la cuenta ,que ese algo que está tan presente en el paisaje uruguayo y
que viéndolo no lo miramos ,desde la ventanilla de autobuses o automóviles
en total ausencia de curiosidad , que está presente a lo largo
y a lo ancho de la “campaña” uruguaya, los alambrados, constituyen en
si mismo, como construcción, una maravilla
tecnológica y como
cultura y saber trasmitido, un rasgo definido. A secas,
prefiero no caer en la reducción de calificarlo de
rural. También produce admiración a
la observación la
sorprendente sencillez de las herramientas que se utilizan en el oficio. Todo un tema apasionante. En
costado opuesto, lo opuesto. Otra sorpresa
tecnológica, igual función, distintos materiales y técnicas.
Bordeando el camino a nuestra izquierda, algo
que parecía ser un muro construido
de piedra que bordeando el camino se perdía en el horizonte: Vecinos
consultados por nuestra curiosidad, nos dirían: “
Estos cercos de piedra son de la época de las patriadas, era lo único
que los revolucionarios no podían quemar, estos son según dicen de la época
de Reyles” “según
cuentan, sobre todo en estas zonas de mucha piedra, hace mucho tiempo, era
más económico contratar gente que se especializaba, vivía de esto,
familias enteras, que viajaban en carretas y pasaban meses y meses
haciendo estos “cercos de piedra, hoy no, ya no se hacen más. Hoy es a
puro alambre, algo hay de eso de las guerras, pero creo que mas era por lo
que costaba traer alambre y además, antes no había tanto problemas de
linderos y alambrados, cada uno sabía cual era su campo y sus
“bichos” De
hecho otra maravilla. Han resistido el paso de los tiempos en muchos
trechos intactos. De la observación se desprende una prolija y paciente
tarea de acomodar las piedras entre si, la altura de los mismos ronda el
1.10 al 1.20 y unos 25 a 30 cms. de ancho,
con tallado ocasionales para producir el ajuste.
Nadie pensaba en portland en aquellas épocas.
Se les ve en muy diferentes estados de conservación, lo que puede
ser atribuible a el interés mayor o menor de los dueños de campo por
conservarlos, además de los cambios de límites que se hallan dado en el
tiempo. Cada propietario es responsable de la construcción y
mantenimiento de la mitad
,sean estos alambrados
convencionales de ley o cercos de piedra: “la medianera lindera”. La recomendación referida
a la necesidad de proveernos de
ruedas auxiliares extras para el automóvil, resultaron ser como
después se comprobaría adecuadas y necesarias, para nada
exageradas en lo que refería a las duras condiciones de un
ciertamente tan pintoresco como áspero camino. 4-
Peralta: donde fueres has lo que vieres. Así
enfrentábamos entonces, el futuro inmediato, prolegómenos de un
algo largamente esperado. Después de los cómodos 40 kilómetros de viaje
por la Ruta No. 5 en dirección Norte,
luego de haber
pernoctado en Paso de los
Toros, limpia y coqueta pequeña
ciudad del mismo departamento, con aires tranquilos y tiempos
de pueblo, ubicada en el kilómetro 256 de la ruta
con referencia al cero de Montevideo, acostumbrada y orgullosa,
a verse reflejada en
el escenario de gran belleza aportado
generosamente desde la espléndida naturaleza
del Río Negro, a cuyas orillas y a sus orillas se desarrolla la
vida de la misma, habitada por gente sencilla y amistosa,
bien dispuesta en todo momento al vínculo y a la relación con las
visitas, dentro de una propuesta a brindarse que es
parte de su forma de ser .Estratégica geográficamente desde
tiempos de la Colonia, por la
accesibilidad de paso a través del Río
Negro que en el lugar y en determinadas épocas del año el caudal de agua
permitía el cruce del río,
aprovechado el lugar mas
tarde con el desarrollo del país, para
cruzar con las enormes tropas de ganado que venían del norte hacia los
saladeros Hoy domina su
paisaje el Puente carretero que unió y
une las dos mitades del País en que este gran río lo divide. Descubriríamos en el desarrollo del proceso de investigación,
la fuerte relación de historia común entre ésta ciudad y Cardoso
Grande, objeto de nuestro viaje. Larga historia de suertes y desgracias
compartidas, ambos pueblos de orillas, viviendo de un mismo río que los
ha unido en sus suertes. Muy disímiles por supuesto. En
el mojón que señala el
kilómetro 290 de la Ruta 5, encontramos los carteles que anuncian al
viajero que está llegando a Peralta,
paraje ubicado en el sudoeste del Departamento de Tacuarembó, sobre la
Cuchilla del mismo nombre, en las nacientes del Arroyo Las Conchas. Es este un asentamiento humano
desarrollado a impulsos de la
influencia pobladora y la energía socio-económica venidas en principio por el camino real del país histórico
y que luego la “Ruta”, ya
en la modernidad, convertiría en
vía terrestre de gran importancia,
por donde viajan y transitan en el corredor Norte-Sur del País,
la mayoría de los bienes y servicios desde el país frontera al país
administrativo y puerto, y viceversa. Típico
poblado de la campaña uruguaya desarrollado
a la vera de los caminos, nacido en la necesidad de pausas y descansos de otros tiempos, y en el hoy por hoy global, apenas un sitio
conveniente bien situado, en
donde resolver menores
demandas de servicios, en el mundo distinto de la velocidad
y disponibilidad de comunicaciones.
5-
A la una, a las dos, a las tres. Vendido. Comunidad
de unos 300 (trescientos) habitantes cuya actividad se divide entre su
vinculación con
la dinámica de la Ruta, desde las coyunturales demandas de su tránsito
permanente de camiones pesados de
carga, a quienes ofrece, pequeñas reparaciones mecánicas y comida rápida
a sus choferes y el
Local de Feria ganadera que allí opera según la forma tradicional de
comerciar ganado en nuestro país, en régimen de remate al mejor postor,
sistema en el cual se vende y compra lo ofertado por los distintos
propietarios que han traído para la venta sus animales- generalmente
vacunos, ovinos y yeguarizos.-o procuran su adquisición para reposición
de sus rebaños. A
los tiempos de regreso desde Cardoso, un inconveniente mecánico nos brindó
inesperadamente la oportunidad de presenciar, observar y
participar de uno de estos acontecimientos comerciales. En procura
de coherencia temática, lo describiremos en este momento del texto. Mientras
esperábamos a la una de la tarde, que el propietario de la única
“gomería” de Peralta, primero, respondiera a nuestros insistentes
golpes en la puerta de su casa, luego lograr que nos concediera terminar
antes de tiempo su tiempo de “siesta” , y llevarlo a su taller,
dejarle nuestro auxiliar “pinchado”
en el duro viaje de regreso desde Cardoso, para su reparación y
continuar así la para entonces deseada vuelta a casa. En el entretiempo que supusimos no iba a ser demasiado corto,
buscando un lugar donde descansar y almorzar, llegamos hasta una
aglomeración de gente a
la sombra de un pequeño monte de eucaliptus. Allí reunidos alrededor de
grandes mesas conformadas de tablones y soportes plegables llamados
“caballetes” , se encontraba el “rematador”, su equipo de
asistentes y una docena de potenciales clientes, almorzando lo que
constituía el menú único de “la cantina”:
asado a las brasas de vaca, ensalada “rusa” y de postre martínfierro
- queso y dulce de membrillo-. Viniendo
de la tierra y de los días de oveja asada y la lata de sardinas, el menú
satisfacía todas las exigencias. Adicional cerveza y refrescos
helados las colmaban. La complejidad de la actividad social y comercial
que se desarrolla alrededor de estos eventos de comercio y de intercambio,
son en si mismo todo un gran objeto de atención
a investigadores e investigaciones en el futuro. Desde la libreta
de notas rescatamos estos apuntes . Allí
debajo de aquellos eucaliptus, en el almuerzo y en larga sobremesa que
extendimos ,ya despertada nuestra curiosidad hasta el final del remate,
fue posible observar como se desarrollan en ese
escenario, muchos de
los importantes acontecimientos sociales y económicos que hacen a la vida
social un grupo . No es
casual que sea un
acontecimiento de características típicamente rural comercial con
natural concurrencia de toda la familia. Sea esta nuclear o extendida.
Todo importa allí y todo interesa. Se exhiben allí prestigio, riqueza,
poder, hijo/as casaderos “en edad de merecer”, se formalizan negocios
de tierra, de pastoreo, de rentas, se ponen al día las noticias, se habla
de política , de economía, de meteorología, etc., todo en clave de
agropecuaria. Las
instituciones padre/madre, suegro/a, vinculadas por razones etarias,
directamente con la propiedad, tenencia
de tierras y la riqueza, queda de inmediato obvio a la
observación la importancia e interés que convocan y el lugar de
prestigio que se les otorga y ocupan con naturalidad. Este lugar
y tiempo de compra-venta de
ganado, se proyecta y excede en mucho los meros límites de un espacio y
tiempo de transacción comercial. El
rematador, desde su alto pupitre, con mucho de púlpito, alto por encima
de toda la concurrencia, maneja todo este tejido, bordando el mismo su
propio dibujo en él con primorosa maestría. Es interesante observar su
habilidad y talento en el difícil torneo con la riqueza y el poder
ubicados en las rústicas gradas de tablones, o recostados en los
alambrados como desinteresados de la escena y de la obra.
Un pequeño martillo hecho artesanalmente en asta de vacuno:
“guampa” es su símbolo y atributo de poder. Con el golpea la madera
de su pupitre, cuando categórico vende, concede a alguién el derecho de
haber comprado luego de haber
sido la mejor oferta. A la una, a las dos, a las tres. No va más.
Vendido. Esa es la fórmula sencilla y mágica desde su poder ahora si
inapelable, el cual todos obedecen y aceptan, y a través del cual cambian
de mano los ganados y muchas veces fortunas. Salvo excepciones según nos
comentaba un participante a título de comprador-vendedor, en el caso no
observamos ninguna, los compradores, los que ofertan - “pican”
– le llaman , son varones. Los bancos financian la mayoría de las
operaciones. Volvemos
desde la disgresiones anteriores, a
los tiempos de nuestro viaje de aproximación a Cardoso. También observamos en Peralta un complejo habitacional de
unas 60 viviendas construidas dentro del programa del Plan Mevir
(Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural). Se
nos dijo que la población cuenta con Escuela Pública, agua corriente,
suministro de electricidad, policlínica de M.S.P. -Ministerio de
Salud Pública- con médicos visitantes y seguridad a cargo del Ministerio
del Interior a representada por la “16”, forma coloquial con la cual
identifican a la comisaría los vecinos consultados. La
comisaría, quieta y tranquila, con una aire ocioso pero servicial,
sensación de estar disponible, de
oficina pública de pago chico, estaba al momento de nuestro arribo,
atendida por dos agentes, que escuchaban las noticias en una pequeña
radio portátil a “pilas”, acompañados de otra persona mayor sin
uniforme, que ha poco de conversar, nos enteramos que
era un vecino de la zona, con casa a muy poca distancia de la
comisaría, jubilado de
trabajador rural, que “mataba” – según nos dijo –
el tiempo de la mañana, todavía madrugador,
en la costumbre aún no pérdida de sus tiempos de peón de
estancia charlando con los policías. Confeso creyente de la expresión
popular: ” Donde fueres has lo que vieres”, rápidamente nos
pusimos en confianza con los
uniformados. La
Comisaría está instalada en una añosa construcción de ladrillo
“asentados”, es decir
unidos entre si, como se
observa en las paredes que no tienen revoque , en mezcla de barro como era
de uso en épocas anteriores al uso del cemento portland- No oculta su
concepción original como edificio destinado a
vivienda , adaptado a su actual destino de oficina estatal , luce
austera, con mínima infraestructura, pero limpia y decorosa. Totalmente
pintada de blanco, destacan en su frente la bandera nacional en su mástil
y el escudo sobre el frontispicio. Símbolos nacionales que en el momento
y lugar me parecieron mucho menos extraños y ajenos que cuando los
observo en el lugar de donde
provengo. Se
hace rápidamente obvio que la interrelación con la sociedad de pueblo
chico donde todos se conocen, hace diferencia
con lo que estamos acostumbrados a recibir como mensaje desde
sus similares policías montevideanas
las cuales se representan cual misteriosos
y enigmáticos, cuando no ominosos, centros de poder y control social.
A vía de ejemplo, en el escaso tiempo que pasamos allí,
aproximadamente 45 minutos, concurrieron dos personas, vecinas del lugar a
solicitar si le trasmitían “un Q.S.O.”
por la radio . Mi
curiosidad quedó satisfecha por el agente que me atendía, que ante mi
pregunta respecto a que significaba la enigmática sigla, me explicó que
son mensajes, comunicados en la jerga radial, que en este caso se realizan
sin costo alguno, a través
de la banda radial policial,
para vecinos que viven en zonas muy incomunicadas, pero en la cercanías
de algún destacamento policial que las recibe y se las comunica a sus
destinatarios. Asombro. Hoy
quizás ya no tanto, en aquel momento así de simple describí en mis
notas lo novedoso que resultaba el
episodio Se percibe la
propuesta distinta, tan distinta como los escenarios, dentro de los cuales
por otra parte todo se construye socialmente. Estamos dentro de una
concepción de la vida social y sus interrelaciones, que nos remite a
pensar junto a Canclini lo rural como lo no urbano. Allí
nos informamos tanto por los
uniformados, como también por el vecino jubilado, a estas alturas ya:
Don Francisco, de las buenas y las malas nuevas. Las buenas,
que todo el camino era transitable, que los” pasos” y “las
calzadas” -valga la redundancia- no impedían el paso, ya que la “seca
es grande”. La diferencia entre ambos, me explicaron con paciencia,
estriba en que “los pasos” son sitios en donde se han colocado tubos
para que por ellos fluya el agua de pequeños arroyos que originalmente
cortaban el camino y son simplemente “mejorados” es decir de tosca, en
cambio “la calzada”, al ser el accidente geográfico a sortera de
mayor tamaño, aunque siempre dentro de la categoría de arroyo pequeño,
se construyen en hormigón. Ninguno
de ellos, también me aclararon, evita
que en ocasión de lluvias intensas o que se extiendan por varios días,
queden intransitables al pasar la corriente de agua por encima del camino.
Que esta situación, puede durar horas o puede durar días.
El que impide primero el tránsito y el último que lo concede, son
justamente las nacientes de lo que fuera antes del embalse de Rincón de
Bonete, el Aº Cardoso, convertido
hoy en humilde “cañada”. -“Asigún
los milímetros que caigan”- (sic) nos advirtió Don Francisco el
jubilado... Se nos aconsejó estar atentos a las
Radio Emisoras (sic) de Tacuarembó y Paso de los Toros, que
siempre informaban sobre el estado de los caminos de campaña
y no “largarnos “(sic) --es decir, no intentar cruzar- si el
agua cubría el camino porqué las “correntadas
son muy traicioneras” (sic) y
es muy peligroso y han sucedido varios episodios de accidentes por
imprudencias , muchos de ellos con personas ahogadas” B
- El escenario etnográfico.
1
– Estar ahí... extranjero
en mi país. “Pido
a los santos del cielo que
aclaren mi pensamiento: les
pido en este momento que
voy a cantar mi historia me
refresquen la memoria y
aclaren mi entendimiento” Martín
Fierro. José
Hernández Tanto
como las consecuencias de las congestionadas urbanizaciones de nuestros días
, ordinarias a nuestra cotidianeidad, en muchos modos su precio,
impactan desde su exageración de sonidos, olores, velocidad y
heterogeneidad de formas y artificios nuestros sentidos,
y en el
agravio los deforman, cuando no los cauterizan,
recordando el decir de Augé: “(...)
la ciudad es ruido, rumor, estrépito “ Auge,M., 1998:
117, encontramos
en Cardoso Grande, como
escenario, al contraste, la serenidad. La naturaleza allí está en armonía,
se incluye en ella la gente
que la habita, se manifiesta esta sensación sin economías en toda la
gama de dimensiones de los sentidos, se percibe con rapidez una más
justa relación proxémica con el paisaje, dentro de una medida
humana que incluye las distancias. Dentro
de ese espacio en que hacernos ver y oir es un simple estar dentro de esas
medidas, algo hay de humildad recuperada, la relación con el universo
torna a ser de respeto. Reconocemos el más allá infinito en el simple
descubrimiento de la noche construida desde un cielo que con cierta
sorpresa encontramos que está completamente lleno de estrellas. También
Cardoso se divide, desde una obligada convivencia, entre las casas
habitadas, que son las menos, y las ruinosas, ya únicamente vestigios de
paredes caídas, techos colapsados sobre si mismo, patios que fueron, con
sus pisos resquebrajados , tomado el
todo por una exuberante vegetación de enredaderas, aéreas y
rastreras, que cubren y esconden la mayor
parte de las viejas estructuras de lo que fueran casas. Varias
de ellas ,de importante y orgulloso porte
y magnífica construcción, descubren
historias de familias
“pudientes”, comerciantes principalmente, tratantes de ganado,
compradores de cuero y lana, etc. También,
y merecen su trato aparte,
casas que ya en la década de los 50s. sus propietarios abandonaron al
asumir lo irreversible de la situación de deterioro económico y social
del pueblo y las dejaron cerradas, a cal y canto, valga la expresión, ya
que es la impresión que causa el verlas, sus puertas
y ventanas cerradas y aseguradas
con tablones cruzados
fuertemente claveteados, en algunos casos con el agregado de cadenas y
candados, hoy viejos y
herrumbrados. Son
quizás una decena aquellas que impresionan por su porte y tamaño. Enfrente
a donde instalamos nuestra
carpa, cruzando lo que fuera en otros tiempos avenida, dominaba nuestro
horizonte visual cercano una
de ellas; construcción sostenida sobre sólidos cimientos en piedra, con
grandes ventanales y puertas en madera dura, techo de chapas , zinc
de calidad, tal que a la vista aún hoy parecen estar impecables, en
aproximados 200 metros cuadrados de edificación, con todo subsuelo
acondicionado como sótano, a la vieja usanza de las casonas españolas,
algo mas de 1000 metros
cuadrados de terreno, en donde se aprecian aún los signos de enjardinados
y parquizados, con un patio interno de estilo español colonial, en donde,
desde su deterioro aún hablan de su esplendor las paredes cubiertas de
azulejos de tipo y motivos españoles al igual que un aljibe que domina,
desde lo que aún queda , el centro de ese espacio. Son
significativas en las casas deshabitadas las evidencias de daños y
destrozos de variado origen, el principal, el propio abandono, la falta de
mantenimiento y el paso del
tiempo, también se aprecian y diferencian con claridad
las más recientes , consecuencias de un último temporal de
vientos huracanados que azotó el país y que también castigó duramente
a Cardoso. Son varios los árboles
de gran porte que permanecen derribados
mostrando sus enormes raíces al aire. Un hermoso ejemplar de palmera de más
de 10 metros de altura que tampoco resistió el meteoro, agrega ahora
yaciente y abatida, un matiz extra al extraño paisaje. No
se observan en cambio señales de vandalismo humano o intentos de
penetración de intrusos o ladrones. Mis informantes principales,
coinciden en que dentro de esta casa que he descrito, están aún allí la
mayoría del mobiliario, tanto de la casa habitación como del comercio,
que perteneció a un rico comerciante
de origen italiano, y que giraba su empresa
en lo que se denominaba antiguamente Ramos Generales, en las cuales
se vendía prácticamente el vasto catálogo de insumos y bienes que
eran de uso en la época. Herederos estos comercios en la campaña
de la Pulpería de las épocas patrias. La
belleza quieta del lugar emite mensajes contradictorios para los
observadores recién llegados. La naturaleza tozudamente
se ha ido instalando, tomando para si nuevamente desde sus tiempos
de paciencia inmutable los espacios culturizados
antaño por el hombre. Allí se desarrolla en el privilegio de una tierra
fértil, toda una inmensa variedad de flora
y de fauna,
especialmente de aves y pájaros, en espléndida reconquista, en la
reocupación de un hábitat. Los sentidos reciben el mensaje
provocador del escenario, en si mismo inusual.
A la observación y a la mirada, al extrañamiento, se producen
emociones importantes y también contrapuestas. Es muy difícil intentar
describir la riqueza cacofónica de un amanecer en Cardoso. Los
innumerables lenguajes de llamada y reconocimiento que se producen a las
primeras luces de un nuevo día, crean un estrépito,
tanto más extraordinario cuanto que desconocido desde donde venimos y ¿
vivimos?. Es
fuerte el impacto ante
tanta exposición de historia humana trunca, el inevitable desarrollo del
proceso existencial de nacer , vivir y morir, están allí
exhibidos y expuestos sin pudores, sentimientos que evidentemente
intervienen la mirada antropológica, aunque sin duda también la
enriquecen. Difícil
de conciliar desde nuestras estructuras y desde
el modo y el como de vivir en el cual estamos inmersos. Presencia humana de la que quedan
recuerdos dispersos aquí y allá, difuminados en memorias dispersas. Un
juego de piezas para armar. Desordenadas quizás, pero algo hay allí, se
le percibe en el encuentro, que están muy presentes en el imaginario de
los que de una u otra forma tienen en sus vidas algún retazo de historia
cardocera. Hay algo fuerte y grande allí , y proyectado desde allí. Aún
desde ese estado de pueblo en descomposición, surge fermental, un muy
potente sentimiento de orgullo y pertenencia.
Evidencia, alerta y recordación clara
a distraídos, avisa la fragilidad de toda existencia y la
necesidad sabia de humildad ante lo exiguo de nuestros tiempos vitales
siempre perecederos. Desde
la Antropología Social, nuestra disciplina, desde sus intereses,
desde la sensibilidad a que sus objetivos convocan, donde todo lo
que sea humano, nos comprende, quedó rápidamente en claro, que de todas
y muchas incertidumbres que todo trabajo implica,
la principal fuente de ansiedad desde donde se gestaban las dudas
en la validez del encuentro con esta hot
edad, nuestra capacidad de articularnos con su mundo y sus enojos de
excluidos , abandonados en
soledad, de hecho
fuera de las murallas perimetrales a nuestra forma de vivir
cotidianas que en el intento manifiesto de proteger, a la vez que lo
hacen, excluyen. ¿Como hacer la diferencia si supuestamente eramos el yo y el
otro igualmente nativos? ¿Cómo
quejarme de tanta carencia? ¿Como hacerles entender cuanto extraño mi baño
diario encerrado entre pulidas cerámicas coloridas y el vapor del agua
caliente? ¿Podrían entender que extraño mi paseo diario con mi mascota? ¿ y que decirles cuando no estoy preparado ni se
vivir ausente de la luz eléctrica? En
este aspecto al menos pronto descargamos ansiedades y aliviamos dudas .
Observándonos respetuosos con la otredad encontrada, dejamos detrás la
inconmensurabilidad. No víctimas. Menos aún mirados desde la conmiseración.
Resultó entonces fácil desde esa plataforma, hacer traducibles nuestros
propósitos A este otro en encuentro, desde su otro diferente, desde el díalogo,
desde su especificidad , donde muchas veces abundan gestos y escasean
palabras sin perder riqueza la comunicación. Aprendimos rápido la
cómodidad inteligente de su adaptación a sus escenarios. Desde su
permanente desafío diario en
el subsistir rodeado de muchos menos cosas que nosotros. No obstante a fin
de cuentas, nada distinto a lo que
desde y dentro de la cultura acostumbramos todos los nos(otros). Nada
esencialmente diferente. Michel
Certau, en su obra Inventado lo Cotidiano, denomina a la posibilidad de
planificar nuestros paseos “a ras de tierra”, como “ retóricas
peatonales”. Caminando por lo que en otros tiempos fueran las calles y avenidas de este
lugar, habitado hoy por algunas escasas decenas de personas, ausente de tráfico
mecánico alguno y escasa, cuando no ausente, toda presencia humana,
en la certeza de imposibilidad de que nuestras emociones las
agravien en miedo, estruendos
y estridencias
ininteligibles, sean estas alocadas sirenas, bocinas, parlantes, o todo ese
mundo de etcéteras, entendemos desde la experiencia el concepto del
pensador. También a otras cosas hay que acostumbrarse. La exposición y
la exhibición absoluta
a “los otros”, que el escenario cardocero conlleva en razón de
sus dimensiones sociales empequeñecidas, papnotiza toda rutina de
vida, y genera en inmediata respuesta,
acciones y mecanismos de preservación, cercos defensivos de la
privacidad, que costaron tiempo,
alguna frustración y mucha
reflexión identificarlos, y desde allí, desde ese saber hacer,
generar la empatía necesaria para reconocer y ser reconocido desde la
alteridad . 2-
El Pueblo. A
la descripción Cardoso debe ser contenido dentro de los parámetros de lo
que fue, de lo cual exhibe dolorosamente sus vestigios y de lo que a
la mirada etnográfica, hoy es . De
lo que fue ya se abundó en detalles. Ahora,
cuando en una intersección de caminos, sujetado a los postes y
“piques” de un alambrado, nos encontramos de sopetón con un letrero
construido en tosco tablón de madera ,escasamente pulimentada, desde
donde letras primorosamente caligrafiadas en pintura, nos obsequiaban un
alentador: “BIENVENIDOS
A CARDOZO GRANDE ”.
Así.
Con zeta. Intuimos
entonces y tomamos como señal, que lo que fuéramos a encontrar, estaría
mas o menos materialmente en ruinas, pero que latente en aquel lugar al
modo que fuere, encontraríamos
una importante carga de energía humana vital. El
escenario al que vamos al
encuentro, nos recibe desde su quietud y ausencia de actividad humana
alguna, observamos gran cantidad de ovejas pastando tranquilamente por
todos lados, incluyendo una zona perimetrada en
cercos de alambres en mal estado, con
vestigios de lo que
fuera una plaza pública , con sus bancos de hormigón y madera en mal
estado y restos de lo que fueron en su momento juegos para niños, una
cancha para la práctica de fútbol ,que identificamos como tal por
sus arcos. Todo es por allí lugar
de forrajeo de ovejas. En
una mañana de verano,
bastante fresca para la época , llegando, transitamos por lo que parece
fuera una Avenida -hay
opiniones diferentes- y que en los planos de catastro figura como calle 21
y si tomamos a esta como rectora, la urbanización del poblado está
en su relación con la rosa de los vientos, en
orientación N.O. Surgirá
luego en el devenir de las
entrevistas, ser esta, según memoria de algunos y en lógica simple
de otros, la Avenida
considerada calle principal del poblado, que vinculaba
en sus tiempos, el pueblo a la Estación de Ferrocarril, centro
neurálgico de toda la dinámica económica
y social. Desde
el amistoso cartel de bienvenida hasta las primeras construcciones del
pueblo, distan unos 5 kilómetros, “legua y pico” para los del pueblo,
estos últimos kilómetros , ya verdaderos “infernales” caminos
de campaña , poco más que
el no demasiado percivivle trazo de las huellas de vehículos y animales
que por allí han transitado. Desde los primeros indicios que aparecen de antiguos amanzanamientos hasta la orilla del agua,
estimamos la distancia en aproximadamente 15 cuadras, en tanto que
entre las orillas inundadas en lo transversal con orientación
Norte, que encierra a lo que resta del poblado en una especie de gran
bucle, estimamos otras tantas, pero ya no amanzanadas sino con tamaño de
pequeñas chacras, de aproximadamente 1 hectárea cada una de ellas.
Foto
aérea de lo que resta de Cardoso Grande . Fuerza
Aérea 1966 Las
huellas de vehículos, personas y animales que hacen y mantienen el dibujo
de la calle, está
bordeada por ambos lados por una regular y simétrica línea de
arboles de la especie paraíso con aspecto muy añoso que le mantienen aún
estilo de Avenida principal. En este territorio de unas aproximadas 60
hectáreas, delimitado al N.O y al S.O. por el agua del embalse de la
Represa del Rincón del Bonete, se encuentran las 45 viviendas censadas en
2004, de las cuales únicamente están ocupadas 18 . Según la misma
fuente, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos,
le adjudica la cantidad de 47 habitantes, de los cuales 25
corresponderían a hombres y 22 a mujeres.
A la observación
etnográfica, y teniendo en cuenta el
alto grado de movilidad de los residentes adultos varones en virtud de sus
trabajos zafrales, y la franja de jóvenes egresando de la Escuela,
algunos de los cuales emigran temporalmente a continuar estudios estimamos
que la población debe ser algo superior, pero sin que cambie la magnitud
de la cantidad, que es realmente
pequeña. La disminución en cantidades
es sostenida , a título de ejemplo, en 1963 arrojaba 196
habitantes, ya en 1985 había
descendido a 85 Freddy,
de 65 años, criado en Cardozo hasta que a los 13 años sus padres lo
enviaron a Paso de los Toros a cursar Secundaria y luego se vino a
Montevideo a casa de familiares y continuó estudios siendo hoy Doctor en
Abogacía, y con el cual mantuve una interesante entrevista en Montevideo,
previa a mi primer viaje, me hacía estas observaciones: “Cuando
Cardoso Grande tenía 1.500 habitantes, Montevideo tenía mas o menos
500.000, ese es el punto de comparación. Paso de los Toros probablemente
tendría 3 o 4 mil, para la misma época.” Nuestro
primer contacto con los habitantes de Cardoso, siguió una lógica simple, sin demasiadas opciones. El único lugar con características
públicas, que advertimos, luego que un tanto desconcertados llegamos al
final de la calle de entrada, y
nos encontramos de frente con la orilla del agua, era una puerta abierta
en una casa de porte muy antiguo, con una cortina hecha de tiras de nylon
de colores que se movían con la brisa de la mañana. Alli golpeamos las
manos y nos atendió Estela. Es la esposa de
Vico, el
comerciante del pueblo. El único por otra parte. Señora que
aparenta estar en sus 50s. Es
además la encargada y telefonista del servicio a tiempo parcial que Antel presta
allí mediante un aparato telefónico convencional, telefonía fija,
que está instalado en su casa, que a su vez es la trastienda del
almacén. Como se ve todo polifuncional. Ya habíamos tenido con Estela
un par de conversaciones vía telefónica, que habían girado
siempre en términos de preguntas de información general sobre el lugar,
que deberían parecerles extrañas pero también en su momento, lejanas. Ahora estábamos
allí, dos extraños, con un auto cargado de cosas, preguntando donde se
podía acampar. Las decisiones sobre este y otros temas afines, se tomaron una
vez cumplidas las consabidas presentaciones, toda una suerte de aparentes
e inocuas interrogantes que invitan, cuanto no obligan, a las explicaciones y el relato del porqué de nuestra llegada, todo muy dentro
de una ritualidad de estilo, especie de protocolo
de urbanidad, que
realmente correspondería llamar de “ruralidad”, con
tiempos lentos, pausados según diferentes parámetros que los que acostumbramos desde el vértigo
al cual generalmente nos someten las urbanizadas demandas. Hay que aprender rápido. Todo el cortejo de convenciones ,el
orden y jerarquías en que se mantiene al dialogado,
riguroso en toda
aproximación social, en
donde intervienen preguntas sobre salud
y familia, sobre las condiciones del tiempo, en donde la definición de
bueno o malo, son concepciones diferentes de lo urbano, la lluvia casi
siempre bienhechora, trae consigo en su relación con la tierra, los
resultados en cosechas y en
la ganadería, difícilmente
sea considerada negativa dentro de niveles de normalidad, al contrario de
la ciudad en donde al no ser necesaria, es considerada como mínimo una
molestia, generalmente las
noticias meteorológicas que se emiten por los medios de prensa, califican
de “mal tiempo” todo pronóstico de lluvia. Aquí viviendo dentro de
los ciclos vitales de la naturaleza se tiene una concepción diferente. El
forastero, el ajeno al
pueblo, es abordado en principio desde un marco de reservas y es a partir
de ellas que deviene ya con
suficiente conocimiento acerca
de sus intenciones, admitirlo
como amigo y entonces brindarle desinteresada hospitalidad o
considerarlo “enemigo”, es decir que no se la interpreta como relación conveniente
por alguna razón, con
consecuencias y actitudes que
variarán y estarán determinadas por
las diferentes circunstancias. Estas formalidades protocolares que pueden parecer
innecesarias o triviales desde puntos de vista citadinos, son sin embargo
aún fuerte costumbre mantenidas
en la campaña dentro de marcos muy ceremoniosos. Todo un conjunto de factores
conducen a su preservación. Quizás no sea el menos importante, un manejo
muy estricto de la seguridad de sus personas, familias y bienes, en
lugares en donde como Cardoso y toda la zona rural circundante el aparato
de seguridad estatal mas cercano, la policía, está a no menos de una
hora de distancia, siempre y cuando los arroyos y cañadas permitan el
paso. No constituye este protocolo
dialogados precisamente cortos, por el contrario, hay todo un
proceso que a medida que se va desarrollando, construye lo que
parece una especie
novedosa de entrevista recíproca,
en la cual cada uno pretende y obtiene
respuestas que le son necesarias
y necesita. La
mujer, escasamente participa en forma activa
en esta actividad de negociación
social, las distancias entre los géneros, aparecen como muy pronunciadas,
de lo observado en el universo de nuestra investigación, que aún
pequeña cuantitativamente, a los objetivos de este trabajo, es de todas
maneras representativo, se infiere en el mundo cardocero un mayor protagonismo del
género masculino en temas extra-hogar doméstico. Es claro que los
valores de fuerza física, atributo en
el cual la costumbre le adjudica ventajas a todo “lo varón”, se
jerarquizan en el medio
rural, por la necesidad de mayor vigor físico, cierto o atribuido, en lo
que hace al éxito en el desempeño de
las tareas primarias de subsistencia. También
los límites y las fronteras de las identidades de género están
definidas con nítida precisión. Los roles acompañan fielmente a los
determinados culturalmente según sexo.
Esta idea se irá definiendo mejor en el correr de los
acontecimientos y en la medida de nuestras observaciones frente a conductas aceptadas por ambos géneros con naturalidad, y que
no dejan de llevar una carga
sexista muy pronunciada en relación a los roles de la mujer dentro del
ordenamiento social, aún observado desde lo que reconocemos como
pequeño tamaño de muestra de este grupo humano. La
división del trabajo, la adjudicación de roles y los ejes de poder, no
nos resultan extraños desde lo que acostumbramos recoger de
testimonios y relatos de la vida en la campaña en los albores del
siglo xx. Hay cosas en Cardoso que parecen escapar de lo visto en sepia
amarillento en viejos álbumes familiares. Tampoco desobedece la realidad de Cardoso la cultura en la que
estamos inmersos en general. Acepta y
asigna espacios en donde “lo mujer” puede deambular sin ser objetada
por el mundo varón. La casa, “ama” de la misma, es decir, limpiar y
cocinar. Esposa, desde el aporte de su sexualidad comprometida. Madre en
el cuidando y crianza de los hijos. En definitiva son en esas tareas, y solamente en ellas en las cuales “la mujer” tiene
capacidad decisoria. Sería interesante a futuro profundizar en las
relaciones de género y dominio
en el mundo no urbano. No
obstante también desde la observación permite advertir costumbres que ha
introducido la modernización. La globalización también golpeó las
puertas por aquí. No es Cardoso un espacio social estanco y aislado, las
noticias “vuelan” literalmente sea
a través de las ondas de radio, o en los viajes a las poblaciones
linderas, en el tráfico de personas que las mismas estancias cercanas en
su actividad producen, dinámica humana que circula y comunica ; modos y
modas que son adoptados y adaptadas a la realidad
desde una selección y
descarte racional. Betty, una
joven mujer de 25 años, madre de dos niñas, una
en edad escolar, vive en unión libre con Ernesto de la misma edad. Ambos,
son nacidos en Cardoso. Ella
cumple con sus cometidos de ama de casa mientras su pareja de lunes a sábado
a mediodía trabaja en una estancia de la zona, en trabajos generales de
peón. La entrevista fue totalmente casual y se produce en una de las
ocasiones que recorriendo las calles de los márgenes del pueblo, la
encontramos en el interior de
un predio al costado de una vivienda de material, modesta pero muy bien
mantenida, lavando ropa en una tina de hormigón y sus hijas, jugando a la
sombra de un árbol, al saludo respondió amistosamente lo cual animó al
contacto y la conversación. Vestida con jeans, zapatos deportivos,
camiseta t-shirt con logos en portugués, en nada se diferenciaría de una
joven mujer urbana de los barrios montevideanos de la periferia, salvo
quizás en las marcas y origen de
la ropa que usa, que parecieran ser todas
de origen brasilero, quizás contrabando. Para Betty sus proyectos de vida
pasan por que el pueblo mejore o que su esposo, que
así lo llama, consiga trabajo en otro lado, en otra cosa: ”Yo no creo que Cardoso mejore, al contrario este pueblo está mucho peor que lo que yo recuerdo de cuando era chica, que
tampoco era mucho mejor que esto, en la escuela habíamos como treinta niños,
todavía se hacían kermesses, y algún que otro “beneficio” para
arreglar el camino, o para el destacamento de la policía, casi siempre
para la escuelita” “Me
gusta la cumbia. Escucharla y bailar. A veces vamos a algún baile en
Peralta. Me gusta tener alguna ropita y arreglarme” “aquí no hay nada
para hacer” “Y
aquí no tenemos muchas oportunidades, lo mío es atender la casa, cuidar
las nenas, y mantengo la quinta”- señala unos canteros de tierra
trabajada –“Ernesto es el
que da vuelta tierra, el que la prepara, yo riego y cuido de los yuyos y
de las plagas, ahora por ejemplo, tenemos mucho de una especie de caracol
que come las verduras, las hormigas también son bravas si uno se descuida
y tengo que poner “remedio” -insecticidas- contra otras plagas que
aparecen con el calor.” “El probó con
esto de la forestación y anduvo por Tacuarembó y Rivera donde estaban
tomando gente para trabajar en los montes, pero se vino, las condiciones
del trabajo y el pago eran desastrosos” “Ahora
está pensando que si vienen esas fábricas extranjeras para la zona va a
tratar de conseguir trabajo y dejar las estancias, no hay futuro ahí”. ”Por
acá se habla mucho de eso. En San Gregorio tienen oficina pero no toman
gente todavía” “Tenemos
que pensar que después las nenas que van a hacer acá, criadas sin nada,
hay que darles algo de educación” “Y
yo? y bueno trabajaré en alguna casa de familia, veremos de cómo nos
arreglamos con las nenas” La
realidad de esta joven pareja es la realidad en
Cardoso. 3-
La telefonista y “el patrón”. Las preocupaciones de Estela a la ocasión de nuestro primer
encuentro y su ansiedad desaparecieron
a la vez que el que aparece es su esposo Vico. “ahí viene el
patrón” nos dice con toda naturalidad, y
alivio. Venía el hombre montado a caballo, vestido a la usanza
paisana de la campaña, de bombachas, faja en la cintura, una camisa de
manga larga y alpargatas en los pies. El encuentro en
principio cauto y
abundante nuestro interlocutor en suspicacias, fue de a poco
mermando en incomodidad y tensiones,
en la medida que íbamos aportando información tranquilizadora
sobre nosotros, nuestros propósitos y
objetivos. También
resultó de gran importancia, y se
capitalizó en estas instancias, lo que fueran las
etapas de trabajo previo , tanto en la fase de anteproyecto, como
en los inicios de la
investigación. La
investigación de antecedentes del tema en Montevideo, algunas entrevistas
como la realizada al Dr. Armúa, en
las visitas a Paso de los Toros, en las
entrevistas a descendiente de oriundos de Cardoso, los largos tiempos de conversación con gente vinculada a dicho
lugar por parientes comunes y todo esos imponderables que van surgiendo en
la medida que se investiga, así
también la lectura de cuanto material encontramos
publicado y relacionado en forma específica o vinculante con el
objeto de la investigación, aportó lo suyo ahora, se constituyó en un
capital en conocimientos sobre hechos y personas que definitivamente le
aportó al diálogo legitimidad y
moderó los niveles de
preocupación. Una especie de intercambio y aprobación
de acreditaciones. Después, en entrevistas futuras lo confirmaríamos, en aquel
momento intuía la posibilidad y la
temía de que se nos sospechara de ser de alguna manera
funcionarios representantes de alguna oficina estatal . “¿Son
Inspectores de algo?” - fue pregunta repetida los primeros tiempos.
Por tanto, de haberlo sido, para lo que después veremos desde los
puntos de vista de nuestros informantes: el “enemigo”. La legalidad
“oficial” es en Cardoso relativa. Desde el punto de vista cardocero,
el que primero rompió las reglas fue el estado inundándolos. No es Vico precisamente un dialogador ingenuo, y aunque según
estimo no leyó a Goffman, tampoco se le hace
evidente ni demasiado necesario, en compañía de Estela su esposa, esta, mayoritariamente desde un
silencio suspicaz, fuimos entonces como hemos dicho, sometidos sin compasión a un duro y extenuante
interrogatorio esbozado debajo de un manto de preguntas casuales en aire
bonachón. La
idea fuerza interrogante acerca de nuestros propósitos
en el pueblo, las determinaba en forma contundente ,
en este caso constituidos nosotros en
lo exótico, la
extraordinariedad de nuestra presencia: “sin cañas de pescar” “una pareja muy pueblerina”
“un lugar abandonado y olvidado de la mano de dios” nos dijera Vico. Nos
sometimos con paciencia y resignamos nuestro cansancio para más tarde y
fuimos dando respuestas a las interrogantes y los niveles de aprehensión
fueron diluyéndose hasta que
podríamos decir, desaparecieron, dejando paso a una atención simplemente
curiosa .Todo esto, sea dicho en honor a la verdad, en un dialogado que si
bien, cargado como dijimos de
suspicacias, siempre se desarrolló en términos amables y educados. También fue
importante el prestigio que aún
mantiene la Universidad y todo lo que de alguna manera se relacione con
ella. Explicar lo que la Antropología Social
buscaba allí, dejó un sinfín de anécdotas y experiencias , sin
duda rico material para varios capítulos risueños. Algo de Laura Bohanan leyendo Shakeaspeare en la selva. El
campamento – la carpa y otros innumerables artefactos, -muchos de ellos rápidamente
puestos bajo sospecha de
inútiles - quedó finalmente instalado a unos 100 metros a los
fondos de esta vivienda-comercio en que viven Vico y Estela, y a unos 150
metros de las orillas del lago,
deprimidas éstas por la sequía, lo que había hecho retroceder en no
menos de 100 metros lineales de lo son
las señales evidentes en el terreno de su cota habitual, “la línea de
la resaca” para la gente allí y a la cual es un indicador importante a
su vida cotidiana. Entre otras cosas según me explicaban: “Cuanto mas
agua, menos campo y hay que apretar las ovejas o llevarlas a otro lado”.
Para el lugar elegido, aceptamos sensatamente los consejos de los locatarios, opinión que
connotaba además de aprobación, también
permiso a la ocupación del espacio y
el beneplácito para nuestra presencia física en el lugar y
nuestras actividades. En realidad,
prácticamente todo lo que nos rodea
es tierra fiscal, expropiada por el estado o abandonada por sus dueños o sea de “naides y de todos”.
No obstante no es esta la opinión dominante por estos lares y es por lo
tanto las reglas del lugar las que respetamos. Estaba
nuestro campamento, en lo que fueran las antiguas veredas de una Avenida,
hoy simple terreno mas o menos limpio de malezas, cubierto por
una capa de gramilla natural que le otorga un aspecto agradable, limitando
a nuestras espaldas, un
alambrado que cerca un
predio que es ocupado por Vico,
lugar al que llaman “el piquete” donde se encierran
caballos, uno o dos, y los terneros de las “lecheras”, o sea de
las vacas que están en proceso
de ordeñe. Destaca este alambrado por
estar en muy buenas
condiciones, al contraste con la mayoría de los que aún abundan por los
alrededores, que están en pésimas
condiciones, con postes y piques quebrados, alambres corroídos por la
herrumbre, cortados o lisa y
llanamente ya inexistentes,
con largos trechos caídos en el suelo, que en los hechos ya no cumplen
función alguna. También
pesó a la decisión, la proximidad con la leña de monte tanto indígena
como exótico, este último mayoritariamente eucaliptus, que si bien pertenecían a
Vico, este la puso, sin costo ni medida a nuestra disposición;
combustible imprescindible para nuestro fogón, cuyo fuego ardió casi en forma permanente en
esos días de campamento y en el cual cocinamos nuestros alimentos,
mayoritariamente carne de oveja asada.
La leña, desde su abundancia, no tiene por aquí la significación
económica de mercancía que puede tener en la ciudad. De todas maneras un
apreciado rasgo amistoso de hospitalidad. Muy
importante, es desde estos
,en apariencia mínimos gestos, que se
construyen las primeras señales alentadoras y el entusiasmo llama a la
acción. Gozábamos allí también de otro privilegio no menor,
la fresca sombra y la protección de
árboles - paraísos- que en largas,
simétricas y paralelas hileras delimitan aún hoy desde su añoso cuando
no decrépito aspecto, lo que
en el otrora del pueblo, fuera el
dibujo urbanístico de una de sus avenidas.
Desde
la ubicación de la carpa, la vista es
abarcadora de la imagen
actual de Cardoso. Al frente y en situación de suave declive con nuestro
sitio , tomando todo el horizonte, allá abajo, a unos 150 metros
una inmensa masa de agua quieta. Debe haber 1000 metros entre esta
y la otra orilla y no estamos hablando de las orillas del lago, sino de la
otra orilla de una profunda entrada del mismo, “un gran sangrador”
dicen los lugareños, por lo que era el cauce antiguo del Aº Cardoso. O
sea ese otro lado, sigue siendo departamento de Tacuarembó. En cambio lo
que si constituyen orillas opuestas del
lago propiamente dicho están en Tacuarembo, en nuestro caso y Durazno la
orilla contraria. Vaya esta aclaración que permite una idea del tamaño
real de ese gigantesco embalse artificial. En ese tiempo,
la escasez de lluvias
, “la seca”, en
pintoresco modismo lugareño,
falta aguda de lluvias, de
las cuales se alimenta el lago a
lo largo de su cuenca , para cumplir su función de embalse y reserva de
agua con las cuales mover las turbinas de la Represa, nos privilegió al permitirnos tener a nuestra vista, en coyuntura
extraordinaria, emergiendo en las orillas, ruinas de construcciones de
piedra de mucho porte, que luego pudimos identificar en entrevistas , como
los restos de lo que fuera la estación del Ferrocarril, de la cual quedan
vestigios suficientes de estructura que permiten determinar los espacios y
sus usos, además de trozos de paredes en pié entre 1 y 2 metros de
altura, construidas en piedra unidas en mezcla de cal y portland,
mostrando claramente los espacios que ocupaban ventanas y puertas. Allí
en ese lugar, en una tarde de
duro sol de enero, empezamos
la dificultosa tarea, de transformar y adaptar nuestras
conductas urbanas a “lo rural”, escenario que resulta
hostil y agresor en lo físico desde nuestra ineptitud, e
intentar convertir un
hermoso lugar natural en un sitio habitable. 4-
Primera noche, primeros sustos.
Los
textos etnográficos bastante ya han
descrito el shock de
encuentro con “otros
seres” in-humanos con quienes se encuentra y se convive en el trabajo de
campo. Es decir, toda la mas amplia variedad de insectos que pueda
alguien imaginarse en las alegres planificaciones previas, mucho antes por supuesto de
encontrar debajo de cada tronco, o de cada piedra que se cambia de
lugar, la infinita cantidad de hormigueros, con especimenes
de distintos colores y formas,
las diferentes reacciones a su “picadura” de ácido fórmico,
con el cual defienden con bizarra fiereza
su invadido territorio, además
de invisibles, imprevisibles, solo aparecen cuando ya media carpa ha sido
montada. También el suelo aporta lo suyo.
Terrenos que parecían a
la mirada, amigables y dispuestos a ser horadables sin mayores esfuerzos y
con facilidad permitiendo
una fácil instalación de los sujetadores metálicos
de carpa, revelaban
inopinadamente una enojosa geología adversa a nuestros propósitos
y por supuesto impenetrable, dejando sin resolver
la incógnita: o
nuestra impecable y recién
estrenada pala de cavar no era del duro material que se nos había
asegurado por el amable vendedor al momento de su compra, o el terreno
elegido desgraciadamente era de un grado superior a la
dureza prevista. A la caída
del sol, empezando ya a
vislumbrarse la inminente falta
de luz, en el caos asumido de ser nuestro primer día en el campo, pese a
algunos nubarrones amenazando lluvia, el cansancio me dio argumentos
suficientes para tomar decisión
de acostarme, a mal dormir,
mal aseado, mal comido, malhumorado, sin haber logrado instalar
correctamente las mantillas de nuestro farol a gas, ni por supuesto poder
activar “el plan b”, - farol a queroseno- ya que ponerle combustible a
esas alturas parecía una tarea sobre humana, pero quizás enfrentando en
el ensueño a un balance de tantas emociones,
el mayor generador de culpas: la imperdonablemente incumplida
regla primera de todo campamentista,
rodear la carpa de zanjas -cunetas- que en caso de lluvia desagote
el agua pluvial en dirección opuesta a donde se
intenta dormir. La suerte ayuda al principiante. No llovió. Ese día.
El futuro nos daría el privilegio de vivir la experiencia. También
descubrí al amanecer, que mi ayudante, dama al fin, había pasado la
noche en vela, que los mil y un ruidos nocturnos que pueblan nuestros
terrores urbanos saturado de ululantes sirenas alocadas, no significaban
nada comparado con la ominosa amenaza, de toda esa cantidad de
animales no identificados, al parecer
de todo tipo y tamaño, una especie de arca de Noé dejados en la
noche a su libre albedrío, moviéndose
en la oscuridad, comunicándose y amenazándose entre si, con extraños
ruidos, aproximándose algunos de ellos con curiosidad a nuestra carpa, en
la oscuridad de la noche, en donde sus sombras generaron hacia el
interior, -según relatan- las
mismas fantásticas figuras que otros pueblos disfrutan con sus teatros de
sombras. En este episodio el resultado no fue
el mismo. Costó
convencerla que tan solo eran algunas inofensivas comadrejas en la lucha
eterna por comer o ser comidas, algún que otro zorro buscando también
entrar en proximidad con iguales intenciones, con
las aves de corral de don Vico, magnificas gallinas, patos y
gansos, y a la vez lo suficientemente lejos de los caninos de sus perros
domésticos, dos muy criollos perros ovejeros, duchos en el arte de
proveerse de caza fresca como dieta, tanto para ellos como para sus
propietarios, canes estos, que también supongo anduvieron en las proximidades de
nuestra carpa, curioseando, buscando ingenuamente residuos de nuestra
pobre, pero es sinceridad decirlo, satisfecha , dichosa
y enlatada primera cena cardocera bajo un imponente y maravilloso
cielo lleno de luna y estrellas. A la primera estrella fugaz que recorrió
el firmamento, la ayudante pidió como deseo, que todo nos saliera bien. C–
La otredad cardocera.
“Los
habitantes de la República tienen derecho a ser protegidos en el goce de
su vida, honor , libertad, seguridad, trabajo y propiedad (...)” Constitución
de la República Oriental del Uruguay . Art.7 “En
el espacio de la cultura histórico-territorial, o sea el conjunto de
saberes, hábitos y experiencias éticas o regionales que siguen reproduciéndose
con los perfiles establecidos a traves de siglos, los efectos de
globalización son menores. El patrimonio artístico, la producción artística
y folklórica, y en algunas zonas la cultura campesina experimentan una
apertura económica limitada porque en ellas el rendimiento de las
inversiones se menor y la inercia simbólica es más prolongada.” García
Canclini, N., 1995: 21 “No
andés cambiando de cueva; hacé
la que hace el ratón conserváte
en el rincón en
que empezó tu existencia vaca
que cambia de querencia se
atrasa en la parición “. Martín
Fierro .José Hernández. Nos
acercamos a los verdaderos autores de la Etnografía. Son los personajes
los que pueblan el espacio investigado, lo contrario sería paradojal a
objetivos etnográficos. Dueños inequívocos de lo vital y existencial
que se intenta en el proceso de descubrimiento, describir luego al
relato. Esta investigación se significa en ellos y por ellos.
Dentro de los parámetros de tiempo y espacio de este trabajo, y al
interior de los espacios sociales antropocéntricos en que ellos articulan
con el medio su existencia . Aparecen
en su diversidad, personajes silueteados con claridad y vigor de trazo,
obligando desde su complejidad a difícil tarea de reducción acotada a
las dimensiones de esta investigación, constituyéndose por definición
en la causa que despierta y mantiene en vigilia
la curiosidad y el apetito científico que es marco y fuerza de
todo el proceso de
investigación. También constituyen
su dificultad. Son a modo
trascendente, un delimitador de los objetivos y
alcances de la investigación , sortear en clave de éxito nuestra
relación con ellos, ha sido un aspecto
tenido muy en cuenta
desde un principio. Tampoco
se olvida, lo mínimo del universo
de personas que desarrollan sus vidas en la localidad objeto de estudio y
que comparten el espacio territorial. Poco más de medio centenar de
personas, diversas en cuanto a género y edad,
aparece no obstante el
grupo humano como suficientemente testimonial de un modo cultural de
sostener una realidad social, que a la luz de lo histórico, aparecen como
habiendo aprendido una nueva forma
de vivir, adaptándose a un escenario que en poco tiempo,
pocas generaciones, cambió radicalmente y desde esa su
singularidad y especificidad
es que invita y amerita
su estudio. Los
interlocutores que entrevistamos, en un proceso con mucho de azaroso, de
previsibles y disímiles resultados , mantiene muy presente, la rica
experiencia lograda, el enriquecimiento personal obtenido desde una relación,
que compleja, persiste al
recuerdo fermental y gratificadora. Intentamos a la descripción, contenida en los
márgenes siempre estrechos de cualquier texto, no
minimizarlos a ellos, los Otros,
mantener fuerte la
carga epistemológica al contacto y diálogo,
siempre potencionalmente prejuicioso, hacer livianos en la medida de lo
humano y posible, los siempre pesados sesgos y construirla desde la
humilde aceptación potencial de
error humano con la cual viaja y carga también el eventual etnógrafo. Reducir
la proximidad con la alteridad en la frialdad de dígitos, matematizarla, arqueologizarla en
anónimos datos de libreta de
notas, sería minimizar a personas
a cuyas vidas llegamos realmente sin mayores permisos, en la concepción
de que “el estar allí” geertziano es en si una decisión unilateral y
unívoca, al amparo, de un
querer saber, desde los prestigios de instituciones como la Universidad que transfiere
a quienes
en uno u otro rol a ella pertenecen o de ella dependen.. Aún
con la realidad cardocera vívida y presente en nuestros pensamientos,
mantenemos cierto desasosiego, no nos deja indiferentes a la
reflexión cuanta cotidianeidad invadimos, quizás
perturbamos o
inquietamos y es lógico también pensar el cuanto
que hallamos despertado en ilusiones
y fantasías, transportadas e
inconscientemente excitadas desde nuestros sesgos y nuestros centrismos y
que de ser así es lógico suponer permanezcan
por siempre insatisfechas. Enfocaré
la mirada en alguno de estos protagonistas. También personajes, desde la
representación que hacen de sus vidas y de lo cual solamente puedo
considerar estos apuntes como una traducción, un punto de observación
etic. Está condicionada la elección. Me guste o no reconocerlo. Influyen
y debo aceptarlo la empatía, la simpatía, el nivel de rapport logrado y
en algunos casos , por si mismo significantes,
la frustración de la negación y la invulnerabilidad del mundo
simbólico de algunas personas a los cuales aún desde un genuino y
honrado interés no logramos despertar ni atraer su curiosidad. Tambien
ininteligibles emociones opuestas convocando
rechazos. Los lectores juzgarán. La
voz que debe emerger potente escasa
de “ruidos”, fuertemente protagonista, es la de los actores,
interlocutores de este trabajo etnográfico. Los sesgos, potentes, declarados y en nada ausentes en este
trabajo, se disculpan en una voluntad de honestidad epistemológica que se
trata sea la que continente
posibles y potenciales pérdidas de objetividad ante un objeto de estudio
emocionante . Lo contrario sería absurdo y en si mismo una pérdida de
objetiva valorización de la presencia, roles y relacionamiento
investigador y objeto cognoscente. D - Los personajes
1-
“El Pepe”. “Si,
Juan, la vida nos va arriando como por campos ajenos. Y sin que nos dé
alce, atravesamos los esteros, los montes, las cerrilladas, que nos
desflecan el cuero- esos son los dolores...-y
las lluvias y las heladas- son las penas menos duras- y después cruzamos
unos trebolares y cañaditas como pintadas- esas son las alegrías-. Pero
allí no se puede parar”. Don
Juan, el Zorro. Francisco Espínola. A
Pepe, apodo familiar por su cristiano José bautismal, apelativo por otra
parte por el cual todos lo conocen, en la zona y fuera de ella,
lo conocimos el primer día que llegamos. Pertenece a una familia
de larga tradición cardocera. Sus padres vivieron y murieron en la zona.
Es hermano de Estela y consecuentemente cuñado de Vico,
se encontraba en la oportunidad
en el interior del comercio, indolentemente apoyado en el mostrador
de atención a los clientes, bebiendo tranquilamente cerveza y aparentando
indiferencia, tanto para con los contenidos de la conversación que se
desarrollaba a pocos metros de él, como de nosotros, toda la escena
a distancia tanto de
su vista como de su oído. Recuerdo claramente la impresión que me causó esa primera
vez , cuando lo conocimos. Me irritó su actitud de menosprecio. Vestido
de paisano, es decir
con “bombacha” de campo, de sufrido y descolorido color marrón, un
tipo de pantalón muy popular y de uso hoy
generalizado en el campo uruguayo, prenda a la cual se le asigna
origen en exóticos cuando no extravagantes, excedentes militares
de guerra turcos, traídos
al país y vendido de estancia en estancia por los “mercanchifles”,
vendedores ambulantes que pululaban en la campaña de principios de s. XX. Muy anchos en los muslos, ajustados por presillas y botones en la parte inferior a la
altura de los tobillos resultó
muy cómodo y funcional a las
faenas propias del campo.
Llevaba ceñida la cintura por una “faja”, banda de tela de unos 10
centímetros de ancho, que se usa a modo de cinto o sujetador de pantalón,
en este caso con los colores blanco y celeste dispuestos en franjas
horizontales en directa identificación con los colores nacionales,
calzaba – raro color
para el lugar- impecables
alpargatas blancas, camisa
de mangas largas celeste, remangadas hasta los codos, con una boina vasca negra en la cabeza, y en actitud
orgullosa de no apercibirse , ni interesarle
presencia de extraño alguno, que por otra parte en el vacío y
silencio de aquel espacio mañanero, significaba un “ruido” social de
tan alto nivel de estrépito para las rutinas habituales del poblado, que
hacía de su desatención algo poco creíble emisora si, de
un claro significado
de hostilidad social. Desde esa actitud socarrona, con algo de ladino, desde la cual
el paisano turba y enmascara su relación con el extraño, pueblero en
este caso por mas señas, y a
quién en el someterlo a examen, está valorando,
las señales no presagiaban entonces fáciles relaciones amistosas
a futuro. De
todas maneras todo un personaje que despertó curiosidad ya desde nuestro
primer contacto visual. A Estela y a su influencia de hermana mayor y única mujer
entre muchos hermanos, es a
quién debemos agradecer el relacionarnos, siendo
quién lo convocó a acercarse, y
llevó adelante el ritual de presentaciones y todas las normas de
“ruralidad” , comenzando así entonces, desde la desconfianza y el
rechazo, nuestra relación con quién sería luego nuestro mejor
colaborador, ya que cuesta reducirlo a la condición de
uno más de los
interlocutores informantes en este trabajo, sería de gente poco
agradecida según los códigos del mundo rural en el cual el don
maussiano el: dar, recibir, devolver, es un rasgo
cultural aún vigente y prestigiado. “No hay peor defecto que ser desagradecido”, según Pepe.
También con él atravesamos de principio por todo
el abrumador e irritante proceso
inquisitorio. Pero fue bastante mas ágil,
menos cargado de suspicacias. Tampoco
demoramos demasiado en
descubrir su estilo, cargada su pintoresca retórica de una calculada
exageración de sentencias y refranes de tipo criollo, una exacerbación
estratégica de su “gauchismo” que en el terreno jugaba en su favor,
servicial, campechano, buen conversador y algo no demasiado común
en las personas, un atento interlocutor interesado en lo que hablan los
demás. Curiosidad que descubría su natural inteligencia. Fue importantísimo
en todo lo que se refiere a esta investigación. También fue, en el plano
estrictamente humano un golpe de suerte conocerlo. Se reía con su
carcajada sana, cuando le decía que lo iba a traer a la Universidad para
que contara su historia y la de Cardoso. Bueno, realmente le decía en son
broma que lo iba a traer de profesor de
la materia :antropología del “gauchismo”. “Deje, no me embrome, yo soy solo un paisano redondo, que les voy a decir a todos esos doctores.” se reía “sobrador”. No
le gustaba que grabara las conversaciones, no le pedí demasiadas
explicaciones por que tampoco me dio demasiadas chances de hacerlo desde
lo categórico de su posición, en
cambio siempre estaba dispuesto a sacarse fotos, a veces alentaba
episodios en los que lógico era
presumir iba a
aparecer la máquina fotográfica se
dejaba caer, “de paso nomás” por nuestro campamento “hogar”,
acicalado para la ocasión con coquetería. En una de tales, en que iba a acompañarnos a una visita, en la
cual obviamente preveía que sacaríamos fotografías, se apareció
festivamente vestido en tonos de color celeste: bombacha y camisa, y sus
habituales alpargatas blancas , altivo
sombrero aludo de fieltro negro , con indisimulable divisa celeste.
Siempre manifestó y se expresó orgullosamente en identificación y
adhesión al partido blanco y su admiración por Aparicio Saravia.
La afiliación política es en estos universos en donde todos conocen todo
de todos, todavía muy importante. Es parte integral de la biografía de
las personas. La pertenencia a una u otra divisa acompaña a la persona a
través de toda su vida social. Es común que en el proceso de identificar
a alguien se agregue como un dato más, para dar mas seguridad a tratarse
de la misma persona, la inclinación político partidaria. A
lo estadístico, hecho cifras, Pepe sería simplemente, un hombre adulto
mayor, de 65 años, trabajador rural, peón de campo en los hechos,
conocido y conocedor de las “estancias”, establecimientos o empresas agropecuarias- vecinas al
pueblo y algunas no tan cercanas, cuando , según me explica, los
vaivenes de la economía hacía que los productos del agro perdieran
precio y el trabajo escaseara: “
ha habido momentos jodidazos, en que nada del campo valía nada, se
compraba y vendía ganado a precio de pollo y la lana quedaba en los
galpones sin comprador, ahí era bravo conseguir trabajo” También
me aclara que no duraba mucho en los trabajos, de los cuales deserta con
cierta rapidez en la medida que por su
espíritu rebelde erosiona la relación laboral.
“Soy
un paisano muy mal arreado”, dice riéndose,
pintoresca
metáfora campera, construida por
comparación con el ganado díscolo, poco domesticado, condición que lo
hace difícil de conducir en
modalidad de arreo o tropa.
Tiene
ovejas, mas de un ciento, son su capital, “son mi alcancía” diría
jocosamente, significando en
ello la realidad de que las mismas son una forma de ahorro que lo pone a
cubierto para las malas épocas, ovejas que mayormente se crían libremente en lo que fueron las antiguas
calles y caminos cercanos al pueblo, hoy convertidas simplemente en campo
y también tiene algunos novillos, o sea ganado vacuno -machos castrados-
, en campos cercanos en régimen
de pastoreo, que es una
modalidad en la cual se le paga determinada cantidad de dinero al dueño
del campo por ” cabeza “ de animal. Cada tanto vende alguno a los
abastecedores de carne de Paso de los Toros o Peralta o a veces vienen en
invierno de zonas mas lejanas buscando ganado gordo cuando escasea para el
abastecimiento de alguna de esas poblaciones mas grandes. No se preocupa
demasiado por el tema impuestos, lo que si tiene mucho cuidado es con la
documentación que acredita
la propiedad de los animales: “ese
es un tema muy delicado, aunque no parezca, anda también mucho bandido
por aquí y por ahí y sinvergüenzas en la campaña robando ganado y
vendiendo ajeno, por eso
tengo mis guías de propiedad al día. No quiero lios con la justicia ni
quedar enredado en cosas mal hechas con la policía, la conducta es como
la virginidad de la mujer, después de perdida no se recupera mas.”
De
una carpeta de cartón antigua pero muy conservada, atada con cuidado
en sus tres lados con cordones, que guarda
en el ropero de su dormitorio, nos
muestra toda la documentación que tiene y con paciencia y con la
sencillez de estar habituado a su manejo, nos explica con detalles como
opera un documento que no es tán simple como parece a primera vista.
“Para
empezar - nos dice - se
compran estos formularios- las Guías de Propiedad y Tránsito -
en las comisarías. Cada productor tiene un número personal ante
Dicose[2],
que es como el número de su
cuenta bancaria, en vez de contar plata, cuentan ganado. Semovientes es el
nombre técnico, y es para todos los “bichos”, vacunos, lanares,
yeguarizos, cerdos y otros”. El
documento en si, del cual nos mostró unos cuantos de su propiedad,
consiste originalmente al momento de adquirirse, en
un juego de formularios de 4 hojas. Cada una cumple una finalidad
distinta. A Pepe le entusiasma explicar su funcionamiento. Muestra también
con orgullo, su marca para ganado vacuno. Es un dibujo hecho en hierro que
calentado al rojo vivo en fuego, quema al animal en una de sus patas
traseras a la altura, de lo que sería la pierna,
lo que llaman “los cuartos”. La marca es también personal e
intransferible. En el lenguaje criollo le dicen simplemente “ el
hierro”, lleva todo un trámite administrativo la obtención de la
misma. Parecido sucede con las marcas para ganado ovino. Se marcan, a
lo que llaman “señalar”
en las orejas de los animales
cuando son aún de corta edad, corderos, según códigos que vienen desde
la colonia. También nos mostró el documento en donde aparecen dichas señales
otorgadas para su uso exclusivo y
abundó en detalles, muy satisfecho, explicando como algo que parece tan
simple ,como pueden serlo unas
pequeñas muescas en las orejas de las ovejas, constituyen realmente un
antiquísimo y eficiente sistema de identificación de los animales, con
el cual además se reconoce la propiedad de los mismos. Antiguamente, era una operación cruenta hecha a cuchillo,
actualmente dice: “ hay maquinas de señalar, que son como sacabocados
que se aplican en las orejas y producen por mutilación, las señales”.
Son tareas que se realizan en una determinada época del año: “según
la luna, que no tenga mucha fuerza, tiene que ser al igual que la castración
en menguante, de agosto mejor, para evitar sangrados , bicheras , y las moscas” nos
dice Pepe con convicción.
Estas actividades rurales en su conjunto se le conoce dentro
del folklore criollo como “la yerra”[3]ya que es también cuando se marcan con el hierro los animales vacunos. Criado
en la zona, al igual que toda su familia paterna, divorciado, los formularios no dirán
ni harán historia alguna de
sus tres parejas con las que mantuvo sólidas y estables relaciones de
muchos años, pero con las cuales : “nunca pasé por el juez”, ni de
sus dos hijas que no llevan tampoco su apellido, lo que no parece ser muy
importante por aquí, o por lo menos no lo parece,
tampoco diría nada de su última pareja ni de la admiración y
respeto que por ella, con tranquila seguridad y sin los pudores de uso
machista, manifiesta con orgullo: “es
hija de rusos. Esa mujer es un hombre, y de los buenos,
pa´l trabajo. Tengo una linda cría con ella– bueno es una
preciosa gurisa mi hija. También las de ella, que son dos, me alquilaron
de padre. -se ríe - Compré
hace unos años una chacra en Durazno, creyendo que allí terminarían mis
días, plantando algo para consumir y cuidando algunas lecheras, pero no
anduvo, somos muy distintos, yo no paro mucho en ningún lado, pasa que
también me gustan mucho los boliches y tomar copas con los amigos
proseando de bueyes perdidos.”
Después
supimos que no era descendiente de rusos, sino de suizos.
Ahora
según narra, está
“licenciado”, que no sabe si volverá, en el establecimiento en donde trabajaba no estaba muy a gusto, que
ya tiene años, y que de capataz nunca le gustó, “no me veo arriando
gente por delante”, y que también está tomándose su tiempo para
pensar y decidir que hará de futuro, piensa también que puede ser hora
de jubilarse y para eso le mandó a Montevideo todos sus papeles a un
abogado que se crió en Cardoso y que cada tanto viene con familiares a
pasar unos días acampado por aquí, agrega: “es algo bastante común
que los “cardoceros” -gentilicios que se aplican así mismo
los nacidos en el pueblo- se
junten para venir siempre en ocasión de algo especial, por ejemplo me
cuenta, después del temporal de agosto del 2005, que voló el techo de la
escuela, “le tiró abajo”, o sea
provocó el derrumbe de paredes
de dos salones, ocasión en la cual también sufrieron graves daños
estructurales la Parroquia y
el tanque de almacenamiento de agua,
se reunieron gente, la mayoría
oriunda del pueblo, que actualmente
viven en Paso de los Toros o
en Montevideo, y vinieron en un
ómnibus de Montevideo y Las Piedras-Dpto. de Canelones, y un microbus de
Paso de los Toros, en total mas de 60 personas y se realizó en la Escuela
una “kermesse”, fiesta con fines benéficos de colaboración
con el centro educativo, muy popular y habitual en las escuelas,
en donde se vendió asado,
tortas, empanadas y otras comidas y postres, todo producto de donaciones,
se hicieron rifas y hasta se
corrieron unas “pencas” - nombre con el cual
designan las carreras de caballos. Con lo recaudado y algo en
materiales que aportó la
Intendencia Municipal, se repararon
los daños causados”. Un
episodio muy enriquecedor
vivido con Pepe, y que realmente solidificó la relación e hizo crecer
vínculos de mutuo respeto, se construyó en el paseo, “campereada” diría él, realizado
juntos a caballo por toda la zona. En una mañana de verano, con un
sol muy fuerte ya desde los
inicios del día, y en un episodio
donde también creo que se trataba de poner a prueba mi aptitud
en montar a caballo,
una sutil forma de manifestar relaciones de poder, algo así como :
soy nativo de aquí, conozco las costumbres, conozco la gente, conozco el
territorio. En definitiva un: yo “campero”, tu “maturrango”.
Modismos que en el contexto, califican ,que señalan, respectivamente,
buena aptitud para las cosas del campo o todo lo contrario. Es
demasiado obvio señalar cual de ellas prestigia y cual estimagtiza en
el medio rural. La identidad rural varón, se apoya por aquí,
mucho más de lo supuesto en todo
lo que de simbólico convoca la concepción que se tiene del “gaucho”.
Virilidad genital incuestionable, honor, valor personal, cierto desprecio
por la muerte, machismo, espíritu libertario,
etc., Pepe, se siente muy cómodo
significándose a si mismo desde
esa identidad. Riéndose,
creo que tanto de él como de mi, me decía cuando tocamos el tema: “lo
que pasa es que yo he comido mucho huevo de toro de muchacho”
en alusión a la costumbre –que todavía se mantiene
mayoritariamente- en la época de yerra, cuando entre otras faenas se
castran los terneros -“capar”
para los paisanos - las glándulas extraídas son puestas a asar en los los
fuegos y se comen casi crudas
con un poco de salmuera. Desde
la invitación, que
proveía también los caballos y los “aperos” -avíos de montar- en un episodio para el mejor de los recuerdos- salimos y
recorrimos en un periplo abarcador de
toda la zona que comprende o está
vinculada a Cardoso. Nos llevó varias horas, en las cuales
acumulamos una gran cantidad de saber sobre el lugar y sus
pobladores, las mejores tierras, los mejores pastos, muchas ovejas,
-“por lo menos un par de miles” dice Pepe, “todos estos animales se
declaran en Dicose, en una categoría que se
llama : propietarios de
ganado sin campo” nos agrega, curiosas cosas del mundo rural, también
fue un viaje diacrónico ,pasados y presente, desfilaban ante nuestra
vista traídos por el relato de mi acompañante. Disfrutamos de un día de
intensa actividad etnográfica, confirmé muchas cosas,
y de paso, mas bien diría de trote, adquirí algunos dolores extras
de los cuales quejarme al
llegar Su
conocimiento acerca de la historia del lugar y su gente es muy detallada,
testimonial en muchos casos, de rico anecdotario, fruto de toda su
experiencia de vida en los alrededores en otros. También es
claro el interés de divulgación de la historia lugareña, de cuyo
texto oral se siente orgulloso de
ser un porta-voz, no es
disgusto lo que asoma en su cara, cuando alguien nos menciona en su
presencia: “ de eso pregúntele al Pepe”, historia
sobre la cual no expide demasiado fácilmente juicios, pero se nota
que la entiende injusta, aceptada desde un conformismo existencial, con
algo de determinismo, que parece lógico y apropiado cuando se está allí,
inmerso y compartiendo el mundo de esos otros, que aún siendo pocos en
cantidad, mantienen: “el pueblo no está cerrado, está y estará
siempre abierto” nos decía otra informante de bastante edad; gente que
cada día nos sorprenden desde su peculiaridad,
en postura absolutamente diferente a las reacciones de queja y
protesta mas de uso en los
aglomerados urbanos. Posiblemente mirado
desde el paso de los años
y desde una vivencia personal
de vida conmovida y
comprometida en los aconteceres de
la zona, conservar la memoria
es importante. “ No le
vamos a dar el gusto, que quede algo por lo menos en cuentos de fogón y
mucha chochera de viejo” dice.
Una
y otra vez aparece y no
muy bien definido referencias al
impreciso poder que les causó daño
y trajo el fin del pueblo, aunque está
claro que es de “afuera” .
Pepe, que por la
edad con la cual lo alcanzaron los acontecimientos, es realmente
una consecuencia mas que una víctima de la represa que inundó con su
embalse y le quitó toda posibilidad futura al poblado, le pregunté,
repregunté e
insistí procurando precisiones. Dice con seriedad, en las escasas oportunidades que logramos encauzar diálogo en este tema: “La
gente de Montevideo, los ingenieros que venían acá y mentían, los políticos
que hasta nos hablaron del Cardoso del futuro
que lo pintaban como algo de película. En Paso de los Toros, como
la obra traía miles de trabajos y mucha plata, hacían fiesta cada vez
que alguien de Montevideo venía a hablar de la Obra, ese pueblo se hizo
famoso en ese tiempo por la cantidad de “kilombos”[4]que llegó a tener, nadaban en plata,
yo que sé, el Gobierno es culpable, es el patrón, ahora ya no hay
arreglo y mire usted, seguimos nosotros peor, no tenemos luz y el pueblo
no existe más, y en el resto del País, ahora ya están hablando en la
radio de que capaz que les van a hacer cortes de luz, ahí los quiero
ver” La
conversación, en esos paseos a caballo, coloquial y distendida, discurría
de uno a otro tema en la
medida que atravesábamos lugares, algunos abandonados, vacíos de gente y
de actividad, otros habitados pero ya instalados en ellos la patología de
la decadencia, igualmente su relato siempre hilvanaba y se tejía desde
una riqueza de información
extraordinaria. Siempre
en unión de dependencia el presente y el pasado. Acerca del futuro, de sus
palabras no se desprende optimismo alguno en cuanto a que el lugar como
centro poblado tenga alguno. De todas maneras siente y lo expresa desde
sus dichos una y otra vez, en una u otra forma, que es su “querencia”[5],
que es donde identifica su modo de vida, quizás por allí están algunas
tendencias a exagerar su “gauchismo”, ya que, entendámonos, no es
una persona aislada, ajena a todo contacto con lo urbano, que no halla salido jamás de
Cardoso. Por el contrario, a
visitado en muchas oportunidades Montevideo, donde no se siente a gusto,
lo mismo con Durazno donde tiene familia y lo pasa un poco mejor y Paso de los Toros a donde va dos o tres veces por mes:
“a darle gusto al cuerpo y ya de paso visito las señoritas”
en
clara alusión a los prostíbulos, llamados vaya a saber por que razón
“whiskerías” . Señaló
al pasar, un par de
predios que miran al lago que le gustaría, según sus dichos:
“poblar”, es decir construir una pequeña casa para su vejez y
terminar sus días allí. Cuando como ahora, está en el pueblo, sus días se van
desarrollando a partir de levantarse
a poco de salir el sol, aprontar y tomar mate[6]
mientras escucha en una radio a transistor las noticias en la
“emisora” de Paso de los Toros. A veces alguna montevideana. A media mañana, en los
tiempos de Cardoso aún
regidos por los astros -es sintomático que la hora
aquí ,no acompañe la
hora oficial - ya que no se le ocurre a nadie tomarse la molestia de
ajustarla , adelantando
la hora en los relojes como se dispone por decreto y en esta época
para todo el territorio nacional. Nadie lo hace por aquí. No
implica para nada un acto
contestario al poder. Simplemente no tiene nada que ver con sus realidades
existenciales. Denota si, las
diferentes realidades dentro de un país que desde el Estado y sus
operadores políticos se le
considera homógeneo.
Es un acto racional que obedece
a sus realidades. No se le
entiende como una negación. Simplemente el estado y el gobierno están
muy lejos. Por lo tanto sumada
a otras muchas que hemos ido descubriendo y describiendo ,hacemos constar
que: entre
el etnógrafo y sus observados, por aquí en Cardoso,
hay además de otras muchas cosas diferentes, también
una hora de diferencia. Vivimos en horas diferentes. Dentro del pensamiento
de Matta no se hace
demasiado dificultoso por estos parajes, hacer exótico lo cotidiano y
viceversa. Esta realidad tan cercana espacialmente del mundo de
“afuera” , está sin embargo separada en forma muy evidente del resto
del país. Extraordinaria
oralidad. Relatos de
episodios mínimos que hacen a la historia de la comarca,
escuchados en
aquel mundo que parece vacío, en la casi nada sentida en que se ha
convertido aquel pueblo, muchas veces en
escenarios incitantes a la
fantasía. Cuentos e historias de tiempos idos, alimentada
y posiblemente exagerada en tiempos
nocturnos que se desgranan lentos y sin
urgencias, compartidos en la fraternidad del “mate”, a veces en el
fogón a cielo abierto de nuestro campamento, otras en el suyo, en
la privacidad con peso de
soledad de su casa, a la
cual nos invitó varias veces y nos agasajó con exquisiteces: Cordero a
las brasas, boniatos asados, pan casero y a los postres, la sorpresa :
pasteles de hojaldre. Esto
último confesó, también a los postres entre risas, mandados a hacer con
una vecina. Reciprocidad de gesto, todavía muy presente
y rasgo cultural fuerte aún en la ruralidad. Estas “charlas”, y muchas veces los silencios , desde su
simplicidad y sencillez, acomodadas con naturalidad a el escenario rural
que las contiene, con
el marco de innúmeros
ruidos, con la
naturaleza acomodando sus criaturas a
esperar la noche, esperanza de vida para unos, expectativa cierta de
muerte para otros, aproxima a
unos y otros a la comprensión
y al entendimiento. Conceptualizar
allí rasgos dentro del relativismo cultural, es sencillamente simple.
También en aquella nocturnidad sensibilizadora y
sorprendente , se entiende al fin ,desde todos y con todos los
sentidos que significa: “caer la noche”. Nosotros, esperando
el asado de la cena, en las llamas de un fuego generoso de madera de
monte, pesado el entorno de historias , allí nomás a metros de
distancia, desde las arruinadas casas, desde
fantasmales mensajes que comunican,
que vienen y llegan desde sus
sombras tristes de “taperas”[7]. 2-
El Hugo. Pica,
pica... tararira plata
viva del juncal mientras
no se corte el hilo junto
al agua me hallarás. Gurí
Pescador. Osiris
Rodríguez Castillo. Una
historia de vida. Si él, su agonista la quisiera contar. O si pudiera.
Desde un pasado lejano pero que aún
lo mira desde viejas y amarillentas fotografías que muestra en orgullo y
nostalgia, tiempos cuando
joven y humilde muchacho del interior del País, “del
Durazno”, viaja a la Capital a probar fortuna y luego de la suerte,
mirar el mundo significaba
verlo desde la sofisticada atmósfera del Hipódromo de
Maroñas donde logró llegar luego de toda una sacrificada carrera.
Paso a paso cumpliendo desde los
mas humildes oficios de hipódromos, a convertirse en
jinete profesional, y
como tal montó, corrió y ganó en
cotizados pura sangres de carreras en la década de los 60s.,
llegando a ser exitoso y
requerido jockey de los mejores stud
montevideanos : “Tenía
todo -dice Hugo- sobretodo tenía mis veinte años, y mis huesos y
muñecas sanas que después se fueron quebrando, rodando aquí y allá
en las carreras y en las “vareadas”, hasta que los “tungos”,
-dijera por caballo- no fueron ya más
para mi” De
ese tiempo pasado ciertamente añorado, a mirar ahora el mundo y sus
personales circunstancias en
los últimos 20 años, desde su chalana pescadora, impulsada a puro remo, a puro esfuerzo,
voluntad y músculo, a lo ancho y largo del Lago del Rincón del Bonete,
desde que no pudo nunca recuperar capacidad económica para adquirir un
motor nuevo, cuando el antiguo , luego de infinitas reparaciones no quiso
funcionar más. Llegado a
Cardoso sin motivos ni causas conocidas desde su Durazno natal . Nadie
conoce demasiadas cosas de su vida. Hugo, parco y quieto,
las cuenta menos aún.
Es el único pescador artesanal del pueblo. Está orgulloso de haber
aprobado el curso de pescador que se realiza
obligatoriamente en Prefectura Nacional Naval y exhibe su carné de tal,
con el orgullo cabal de un diploma. Ya
en sus 60s. con su cabello totalmente blanco de canas, desde las
innumerables arrugas que atraviesan su cara, más acentuadas aún desde lo
enjuto de su cuerpo, todo músculos y tendones, parece tener más años.
Parece ser más viejo. En el
antebrazo derecho tiene viejas cicatrices de intervenciones quirúrgicas
que luego de una caída en una carrera, “rodada muy fiera” para él, le
quedaron de seña, a lo que suma además de la pérdida de movimiento en
dos de sus dedos. También perdió muchos dientes por el mismo
procedimiento y una fractura en la mandíbula, que extrañamente cruje y
es perfectamente audible, a veces cuando habla, lo que produce un efecto
desagradable hasta tanto uno se acostumbra. Tiene toda la imagen de un
hombre que ha sufrido mucho y que ya
está acostumbrado a las
penas y convive con ellas resignado. Vive solo, en una casa de material, de las antiguas que quedaron
abandonadas. El techo está en malas condiciones y los días de lluvia se
le llena de agua. No tiene por supuesto agua ni luz eléctrica. Se alumbra
con un viejo farol a queroseno.
- ” Cuando tengo” - . El interior de su vivienda es muy escaso de
muebles. Una cama tipo “catre”, en donde no se advierten ropas de cama
otras que no sean algunos cobertores tipo “frazadas moras” de mala
calidad. Una mesa bastante deteriorada , un par de sillas en mal estado y
algunas banquetas hechas artesanalmente aprovechando madera sin
aserrar y adaptada a la funcionalidad de asiento
que se le pretende, es decir pequeños bancos muy bajos, comunes en
las cocinas de peones en las estancias de estilo tradicional, propios para
sentarse a rodear el lugar del fuego en las madrugadas antes de
comenzar la labor del día. Tenía allí un “banquito”, para llamarlo
de alguna manera, confeccionado en madera de ceibo que se destacaba por su
liviandad y fácil traslado, y que simplemente consistía en un tronco al
cual utilizando probablemente como herramienta el cuchillo, se desbastó
hasta dejarle un par de apoyos en los extremos y alisada la parte superior
como asiento. Mediría unos 40 o 45 cms. de largo por
20 de ancho y el espacio que lo separaba del suelo no superaba los
15 cms. Eso si toda una joya de la ergometría
rural desde su comodidad en esa especie de ritual que implica tomar mate
en rueda de varias personas alrededor de el fuego o su similar. Viejas
reminiscencias quizás del cráneo de vacuno resignificado como asiento y
cuya imagen nos traen los relatos históricos de nuestra campaña. Hugo lo
utilizaba para sentarse a la sombra de los árboles a reparar los “tramayos”-
redes de pesca- y armar los espíneles
cuando se acercan los tiempos de salir al Lago. En este caso el
fogón de Hugo a todos los efectos de sus necesidades cotidianas lo
constituye un hogar de chimenea- estufa a leña como la conocemos- en
bastante buenas condiciones que aún persiste en la casa y que
supuestamente su función fuere en aquellos tiempos calefaccionar la
vivienda. Hugo
pretende, con no demasiado éxito, ganarse la vida pescando. El se siente
pescador. Se identifica como tal. Para los restantes pobladores de Cardoso
también, esa es su
identidad, profesión y oficio. Es un trabajo zafral nos explica. Cada
tanto se junta con otros pescadores que viven en San Gregorio y se van con
sus botes y sus artes de pesca lago adentro y establecen campamento en
sitios predeterminados en donde colocan sus “tramayos” o sea sus
redes, y sus “espíneles”. Este último consiste en una línea de
cuerda, en el caso del que utilizó para explicarnos, de nylon, de unos
100 metros, a la cual llama “madre de espinel” de
la cual a unos 40 cms. de distancia uno del otro, se le colocan líneas
de un metro aproximado en cuyo extremo hay un anzuelo. Este sistema, se
“fondea”, es decir se le ancla con una piedra o similar de buen peso,
por uno de sus extremos en el
lugar elegido, y el otro se asegura en
algún sitio fijo en la costa. Todos los días utilizando el bote se
revisa el espinel a ver si se ha enganchado en los anzuelos algún pez, de
ser así se los retira y se los colocan en grandes bolsas de arpillera
dentro del agua para mantenerlos vivos, bolsas que continuamente mueven
y cambian de lugar para que los animales
pescados, estén en
agua limpia y oxigenada, de lo contrario mueren y
pierden el producto de la pesca, se coloca nuevamente carnada y así
sucesivamente. Con las redes, cuyo uso está reglamentado y cada tanto
Prefectura Nacional Naval o Inspectores del Ministerio de Ganadería y
Pesca, controlan y en caso de estar en infracción se incautan de todo, lo
cual implica un grave perjuicio económico. Lo más controlado es que se
cumpla con el tamaño de las mallas, las que están reglamentadas, que
sean suficientemente grande el entretejido que forma la malla, para
permitir que los peces de pequeño porte no queden encerrados,
y al no capturar peces en etapa de crecimiento
se mantiene el recurso ictícola en equilibrio. También los
someten a controles la policía, en la
sospecha que “carneen ajeno”, es decir que por necesidad o
comodidad, algunos pescadores matan ovejas en las costas , se quedan con
la carne para alimentarse y el cuero del animal lo envuelven con piedras y
lo arrojan en un lugar hondo del lago. Es lo que la ley llama abigeato. Es
un delito . Hugo por supuesto, dice que el no le gusta tener problemas con
la ley, que la gente que anda con él, son todos gente que no se mete en
“cosas raras”, si están pasando muy mal por temporales o falta de
pesca, saben en cual estancia les van a dar si se acercan a pedir un
“costillar de oveja pa´ salir del apuro” . Las
especies mas buscadas son la tararira ,el bagre y el pejerrey. Del lago
nos explicaba, desaparecieron otras
especies, como el dorado, el surubí , peces todos
de mucho porte y también la boga y el patí. Según nos dice, cree
que hay algo mal hecho en la represa que impidió que estas especies
pudieran en algunos casos nadar aguas arriba a desovar y otra versión que
le han comentado es que simplemente todo el monte indígena se dejó
“sin montear”, o sea sin cortar, debajo del agua, al parecer
por un problema de costos, al entrar en putrefacción cambió la composición
del agua “y terminaron con
los pescados para acá arriba”. A veces pasan hasta dos meses acampados.
Depende de muchas cosas, “del tiempo”, meteorológico, una de ellas,
la otra muy importante es lograr
los modos de comercializar el pescado obtenido, que los intermediarios en
el proceso, gente de Tacuarembó y de Rivera,
se arrime hasta donde
están acampados, lo que en la mayoría de los casos debe realizarse,
permiso mediante, a través de las estancias, en algunos caso los menos,
en lanchas a motor que viniendo desde Rincón del Bonete o San Gregorio,
traen los compradores de la ciudad, para lo cual tienen que tener la
infraestructura consistente en grandes contenedores con hielo para la
conservación necesaria. Casi todo el producto de la pesca artesanal
termina en Rivera donde hay una importante demanda
de pescado de río. También nos explica que cada expedición de pesca le
significa un desembolso importante de dinero, tiene que llevar provisiones
suficiente para mantenerse: fideos,
galleta, grasa, harina, arroz, alguna bebida para combatir el aburrimiento
y el frío, generalmente consiguen caña blanca brasilera, tabaco el que
fuma, sal, etc. por lo que siempre tiene que tener algún dinerito
guardado. Como no se tiene demasiada fe en la voluntad, ya que cuando toma
algunas copas se olvida de todo, aparta algo y le paga el pedido por
adelantado a Vico. El mantenimiento de su bote también implica algún
gasto, pero como lo considera su herramienta de trabajo, todo lo tenga que
gastar lo hace. En
Cardoso, mano invisible del mercado mediante, con demanda casi
inexistente, prácticamente sólo hace pesca de subsistencia y
un algo que vende en el pueblo, o a veces si ha traido algunos
bagres buenos de tamaño los cambia por huevos “ o una paleta de
oveja”,etc., en ocasiones alguien
de las estancias mas cercanas, usualmente patronos que han venido al
establecimiento, le
hacen un encargue específico para consumo inmediato o para la fecha en
que viaja de regreso a Montevideo y quiere llevar consigo pescado fresco
de río. Se considera otro de los grandes perjudicados por la falta de
luz eléctrica. Sin ella no tiene hielo. Sin hielo no puede conservar lo
pescado. Si no puede conservar no debe salir a pescar ya que es carne que
entra rápidamente en descomposición, por lo tanto está dentro de un
circulo perverso sin solución. En los períodos que no está
“acampado” pescando, como es del caso
ahora, trabaja
la tierra , una pequeña quinta en el predio que ocupa la casa, lo
que le aporta algunas hortalizas
y verduras. Muestra orgulloso sus canteros de tomates, lechugas,
zanahoria, cebolla de verdeo, etc. También
acepta y hace: “cuando estoy parado me abrazo con lo que venga”,
todo tipo de changas, actividad que tampoco abunda. Ocasionalmente aparecen por Cardoso pescadores deportivos que
acuden a él y lo toman como guía, y si bien me explica él no les cobra,
siempre es costumbre que le dejen un dinero, además de todas las
provisiones que les sobran. También objetos que le regalan y que se
transforman alguno de ellos en cosas muy importantes para él. Por ejemplo
una navaja de las llamadas vulgarmente “cortaplumas”, de una marca
suiza muy conocida, que tiene cantidad de herramientas incorporada a la
misma, regalo de una persona de Tacuarembó que vino a pescar con amigos,
y contento por el resultado de la pesca se lo dio en regalo, contento y
satisfecho, en devolución de
haberlos llevado: ”como
buen baqueano a un muy buen
pesquero” . También es común que le regalen ropa o -algo muy valioso
para él - lonas impermeables,
que le son imprescindibles en sus salidas de pesca.
3-Don
Vico . ¡Ah
pulpero habilidoso! Nada
le solía faltar ¡ahijuna! y
para tragar tenía un buche de ñandú. La
gente le dio en llamar “el boliche de virtú”
Martín Fierro.
José Hernández. Es
el hombre próspero. El comerciante. El
propietario del único vehículo que sale del Pueblo regularmente. Está
casado con Estela, quién a su vez es hermana de Pepe. No es cardocero,
llegó a la zona buscando trabajo hace más de dos décadas, tienen 2
hijas mujeres. Una de ellas la mayor, estudia magisterio en Durazno. La
menor cursa estudios de segundo ciclo de secundaria en Institutos de Paso
de los Toros. Es hombre respetado. Tiene el prestigio de su nivel
socio-económico logrado con trabajo. A él acuden en procura de crédito;
-“fiado”- los vecinos “buenos pagadores” cuando el dinero escasea.
Los políticos departamentales acuden en campaña electoral a conversar
con él, lo toman como referente, lo que le genera una cuota de poder
desde la exhibición públicas de estas relaciones. También tiene dentro
de su esfera de control directo por razones familiares, el único teléfono
que existe en el pueblo ya que su esposa
es la telefonista, lo cual también redondea su aureola. Tampoco es
poca cosa que posea electricidad proveniente de paneles de energía solar,
con lo cual puede alimentar tres picos de luz y un receptor de... televisión
a condición de que sea monocromático- “imagen en blanco y negro”.
Adopta aire de “gran hombre”. En modo sutil, esperó paciente que
manifestáramos en forma notoria nuestra idea y conformidad con el nivel
de su jerarquía social en el
Pueblo, para entonces si, desde esa altura, concedernos casi sin restricciones
su amistad, servicial y campechana. Además
en atención a nuestra potencial capacidad de gasto, toda una
novedad en la demanda de su comercio, nos concedió atención de clientes
privilegiados, por ejemplo, un sui generis para Cardoso
servicio “delivery” de nuestras compras. “Se las envío mas
tarde con alguno de los “gurises”. Después y a resultas de estos
“mandados” el Chato, un
adolescente del pueblo, se transformó en algo así como nuestro
secretario de compras. El dinero es siempre poseedor de
mana. Vico,
desde la entrevista, me hacer
ver que tiene claro los diferentes escenarios en que actúa. En sus viajes
semanales o quincenales a Paso de los Toros, a
comprar provisiones y mercaderías, usa no solamente eliminar el
“facón” de su cintura, entre otras
cosas por la pérdida de utilidad, sino como
ya lo estudió Goffman, cambiar toda su “fachada”, de la
bombacha de campo -de gaucho en el imaginario de la ciudad grande- pasa al
pantalón social , de la bota de media caña, a los zapatos, del sombrero
o chambergo, a la boina tipo vasco. Del caballo a su robusta camioneta
Ford del 51 .
“He estado usando el término”actuación” para referirme a toda actividad de un individuo que tiene lugar durante un período señalado por su presencia continua ante un conjunto particular de observadores y posee cierta influencia sobre ellos. Será conveniente dar el nombre de “fachada” (front) a la parte de la actuación del individuo que funciona regularmente de un modo general y prefijado a fin de definir la situación con respecto a aquellos que observan dicha actuación. La fachada, entonces es la dotación expresiva de tipo corriente empleada intencional o inconscientemente por el individuo durante su actuación” Goffman,E., 1985: 34, 35 |
a
- Don Vico Rural. A caballo. Bombacha
de campo sencilla, color marrón, cinto de cuero, por encima una faja de
tela de varios colores, cuya utilidad se entiende consiste en proteger los
riñones de los esfuerzos extraordinarios
que en las tareas cotidianas están expuestos a realizar la gente
en el campo, camisa de color fuerte,
de manga larga que usa arremangadas en verano, estación que se vivía al
momento del trabajo de campo, pañuelo en el cuello, y calzado con
alpargatas. Lleva cuchillo grande – tipo facón- al cinto,”útil
para todo, corta si hay que cuerear, o cortar un palo y hasta alambre
puedo cortar con el si es necesario”, lo usa atravesado debajo del cinto
a la espalda , lo cual además de ser funcional
a su uso, tiene también un fundamento desde la seguridad de quién
monta a caballo, minimiza la posibilidad siempre latente de un accidente al
caer o ser arrojado del caballo en el cual se hiera con su propio
cuchillo. Cubre su cabeza con un sombrero de fieltro, de
media ala, de copa alta y redonda del tipo llamado por allí
“panza de burro” o “chambergo”. El
caballo, de talla mediana, de “pelo” (color del pelaje) tordillo,
ensillado con austeridad y sin ostentación como corresponde a funciones
de trabajo, bocado o “freno” de hierro con juego de cabezadas y bridas
o riendas de cuero crudo sin necesidad de
mayores cuidados otros que
estar perfectamente sobados y engrasados. Montura o basto criollo y sobre
ella unos cueros de oveja curtidos y con la lana hacia arriba llamados
“cojinillos” -media lana- me dirá Vico,
cuando paciente explicaba que se debe esquilar el cuero destinado a
tales fines, para que quede únicamente hebras de lana
del largo de un par de centímetros, lo cual lo hace cómodo, sin
que deposite demasiadas impurezas y cuando llueve y se moja seque rápido.
Estos cojinillos, cumplen funciones de almohadillado,
suavizan el asiento de la montura en donde apoya
todo el peso el jinete y hacen mas cómodo
y por tanto más soportables las largas marchas que principalmente
en otros tiempos se hacían a caballo. Al hablar lo hace en un estilo
fuerte, seseando las palabras y en aire o estilo sentencioso , usando con
comodidad y en forma adecuada y pintoresca mucha metáfora gauchesca. Se
nota una cuota grande de ironía cuando la entrevista gira hacia su
terreno dominante, su cultura paisana en contraste con la ignorancia del
citadino. Hay un orgullo latente y manifiesto de ser “hombre de a
caballo”. a
- Don Vico Pueblero. En camioneta.
Su
camioneta, una antigua pero muy bien mantenida unidad pick-up Ford modelo
1951, que gozan de un heredado prestigio en la campaña, que atribuimos a
lo que connota aún la marca Ford desde su condición de pionera, modelo de uso
generalizado por los
estancieros en la década de los 50. Es uno de los 2 únicos automotores
funcionando en el Pueblo. El restante es propiedad de un hombre joven,
que trabaja en estancia cercana en trabajos de inseminación artificial
pero por razones de costo lo utiliza poco además de tener atrasada
el impuesto departamental o patente de rodados lo que también implica un
impedimento. En los hechos es el
único que realmente hace viajes hasta Peralta o Paso de los Toros o en
caso necesario mas allá de estos límites; relata
con orgullo Vico cuando tocamos el tema, que hace un par de años
viajó en la camioneta, por
razones de salud de su esposa hasta Montevideo, adonde llegó sin
problemas y manejó bien en la ciudad, sin otro inconveniente
-realmente lo relata con
asombro- le robaron la radio del auto y un revólver que tenía en la
guantera cuando en un descuido, falta de costumbre de hacerlo, dejó su
camioneta sin cerrar en el estacionamiento cercano al Hospital de Clínicas.
Su condición de propietario de
varios cientos de ovejas, además de una cantidad imprecisa de vacunos,
desperdigados a “pastoreo” en campos vecinos, algunos cientos de
cuadras de campo que ha ido comprando de los antiguos cardoceros que
fueron vendiendo sus pequeñas parcelas, le concede prestigio de hombre
solvente y sin apremios económicos, diría Hugo: “Vico está rico, tiene una majada
machaza”, Pepe,
diría con su gracejo paisano cargado de imágenes pintorescas: “el
cuñao, está con el riñón bien forrado “ expresión
que, se apoya en el saber
rural sobre anatomía, los
animales que han crecido
alimentándose bien en buenos campos, se le acumula una gruesa capa de grasa en los riñones. Con
la camioneta pronta, “calentando”
el motor, esperando a Isabel,
una muchacha joven, auxiliar de la escuela y cocinera en la misma que a
pedido viajará en la
oportunidad con él a Paso de los Toros por temas relacionados al cargo
que ocupa en Primaria. Vico
no se diferencia en nada de cualquier otro hombre adulto, cincuentón, de
buen pasar, grueso y con “barriga próspera”, vestido correctamente de
“ciudad”, se rié ante mis comentarios y socarronamente dice: ”
Estoy disfrazao”. Realmente, aún siéndolo, no es el mismo. Tengo la presunción de que
también se siente cómodo en
este rol de comerciante de éxito. Coherente, aunque siempre sonrió
cuando intenté persuadirlo, no le gusta sacarse fotos. En cambio me pidió
que le sacara una a su caballo. Cosa que hice y promesa mediante le enviaré
o quizás llevaré de propia mano algún día. 4- Estela. Esposa de Vico. Hermana de
Pepe. Es
telefonista contratada por Antel y atiende el servicio en el
horario de 08.00 a 16. 00. También cumple funciones
en la Policlínica Municipal todos las mañanas en verano y las tardes en
invierno. A oficiado de “comadrona” en varios nacimientos en el correr
de los años. Es la ayudante
del médico los días de visita, el mismo concurre cada 15 días a consulta. También son
requeridos sus servicios para tomar la presión, en algunos casos la
temperatura, etc. Realizó cursos de enfermería en Tacuarembó con el
cual accedió a dicho cargo. Se reía francamente ante mi pedidos de línea telefónica, con lo
que en broma había calificado en mis primeros pedidos: “consígame con
la jungla”. El
procedimiento dentro de los horarios establecidos es muy simple, se
concurre hasta su casa y después de esperar que termine lo que está
haciendo, ya sea, cocinando o limpiando algo dentro o fuera de la casa,
viene secándose las manos en su delantal y marca el número que se le
requiere, terminada la comunicación, la central le da el costo del
servicio. Allí
en el medio de un escenario muy rústico, salir con el recibo membretado
de Antel, me parecía por lo menos extraño.
Estela cuando me veía venir me decía no se si en broma o en
serio: “usted es mi mejor cliente y me garantiza mi fuente de trabajo.
Por acá la gente habla muy poco por teléfono” Cada 15 días una
camioneta del Ente viaja con un policía de custodia, a levantar la magra
recaudación. Burocracia
,aunque en este caso de mucho contenido social.
5- Don Modesto. Es
el vecino mas viejo del
pueblo en la actualidad, nacido en: “soy del 26”
nos dice con orgullo refiriéndose a que nació en 1926, es también, el residente de más
edad actualmente en Pueblo
Cardoso. Toda su vida la ha pasado allí. Su orgullo es haber tenido en su
vida un solo trabajo. Con los Kuster, suizos-alemanes, de la época de la
Colonia Agrícola, después de la desaparición de ésta, se asentaron
definitivamente en la zona donde su produción de quesos artesanales
gozaron por mucho tiempo gran prestigio en la zona. Cuando
llegué a su casa, clásica construcción de material, - “puro ladrillo
y portland”- me dijo con satisfacción y orgullo, episodio logrado y
concertado después de un largo protocolo de formalidades, por intermedio
y con valiosa participación de
Pepe, con quién lo unía una sólida amistad y relación, además de
una afinidad partidaria por aquellos lares muy importantes. Ambos políticamente
son “blancos”. Según
Modesto “los blancos”[8] siempre fueron mayoría en el pueblo. Dice que en las últimas elecciones
los pocos “colorados”[9] que habían en el pueblo
desaparecieron. Pero me dice con picardía, “ahora están los otros”,
en clara referencia a los que según ellos, votaron
el actual Gobierno del Encuentro Progresista.
Tiene un sombrero de fieltro del tipo “paisano” con una ancha banda de tela blanca, en donde la señora, uná pícara y amable dama de “70 y pico”, le bordó un desafiante “Yo no los voté”. Le pregunté al respeto y me dijo que lo había visto escrito en un muro de Montevideo y le había gustado, “pa´torearlos nomá, siempre fuimos del llano”. Recientemente estuvo dos meses en Montevideo, un mes y medio de ese tiempo internado en el Hospital de Clínicas; dándole manija al motor de su automóvil, un Ford modelo A, del 20 y pico, intentando ponerlo en marcha ”para tenerlo bien mantenido al motor” aunque reconoce que no usa el vehículo, “se despaletó”, según entendí desde su relato, se produjo una lesión importante en la región del esternón y la articulación de brazo y hombro, “que sufrió muchísimo” nos dice, entre el accidente y llegar primero a Paso de los Toros, le tomó como cuatro horas, “gracias a que me llevó don Vico”, desde allí lo enviaron calmante mediante a Montevideo. “No quiero ni acordarme lo que me hicieron en el Clínicas, era un dolor bárbaro, el tratamiento de fisioterapia, pura máquinas, pero toda buena gente las enfermeras y los doctores. Me decían Schumager o algo así, que parece es un gringo que es campeón manejando autos de carreras en Europa” “por el asunto de mi Ford A , del que todos se reían pero todos me lo querían comprar, está de fábrica, aquí nomás en el galpón”.
Modesto,
además de una muy pequeña jubilación que recibe por su historia laboral
de peón rural, “me rebusco trenzando”, tiene un pequeño taller de
trabajo en : “guasca”, es decir trenzados en cuero. Según él su
lazo de ocho tientos, “sujeta cualquier cosa de cuatro patas”. Tiene
colgados de su galpón todo tipo de implementos necesarios para ensillar
caballos. Cabezadas para freno. Cabestros. Juego de riendas o bridas.
Rebenques de todo tipo. Dice que: las “piolas”de nylon, casi todo
brasilero de contrabando, han “inundado” la campaña y han hecho
“haraganes “ a los paisanos. No tiene ovejas ni vacas lecheras, por el
patio de su casa, no demasiado cuidado, deambulan alegre y libremente una
cantidad importante de gallinas de todos colores, cloqueando y
picoteando aquí y allá. Y por supuesto que defecando a todo lo
largo y ancho del patio. Cosa esta, que
ni a él ni a su esposa parecen importarle. La señora, doña Helvia, no
participó prácticamente de la entrevista y luego de recibirnos, de los
saludos y presentaciones, y también de
algunas preguntas suspicaces relacionada a nuestros propósitos y
lo que íbamos a conversar con su marido,
se retiró al interior de la casa. La visita se desarrolló debajo
y a la sombra de una parra, a las tres de la tarde, pleno verano del norte
del río Negro. “Despúes
de la siesta los espero” me había hecho saber a través de Pepe.
E
- Economía
“(...)a
la opulencia se puede llegar por dos caminos diferentes. Las
necesidades pueden ser “facilmente satisfechas” o bien produciendo
mucho, o bien deseando poco.” Economía
de la Edad de Piedra. Marshall Sahlins. Dentro
de cualquiera fuere el modelo y
los parámetros socio-económicos que
se elijan para distinguir a cualquier grupo, con mercado o sin este, la
aproximación mas simple cuando nos proponemos entender los medios de vida
de alguno en particular, esta próxima a
la sempiterna pregunta: ¿de
que vive esta gente? En
lo referido a Cardoso Grande, casi
que una verdad absoluta, sería responder sencillamente: de las ovejas. Sencilla
respuesta para que abarque en si misma todo un entramado de factores
que conforman una compleja estrategia de subsistencia en un modelo
donde la construcción cultural de pobre o rico, no está
determinado en los hechos por la carencia o abundancia de artículos de
consumo otros que no sean los necesarios para aquella. La
riqueza en Cardoso se manifiesta en la propiedad de ovejas. Para muchas
transacciones sustituye al dinero. El manejo de las mismas y su control,
pasa por hacerse fácil ante la ausencia o la evitación de muchas
formalidades. También debemos tener claro que es en pequeña escala- salvo
contados casos que detallaremos- y a nivel de economía familiar de
consumo. Las
ovejas- y ahora la voz es nuevamente de Pepe: “son ganado ovino para
la DICOSE –Dirección de Control de Semovientes- que es la repartición
del Ministerio de Ganadería y Agricultura que se encarga del contralor de
toda la producción agropecuaria animal del País”- son animales con un
doble propósito económico, no ajeno aquí
a lo que sucede productivamente a escala nacional, proveer de lana
y carne. En ese orden en el plano nacional. Orden inverso aquí en
Cardoso. Por
esto, siendo su principal destino económico
constituir parte importante de la dieta familiar,
la costumbre popular ha
transformado la palabra “consumo” en sinónimo de
oveja, y así lo refieren cuando aparece el tema en la conversación.
Es común oir la expresión: “Está tizado para consumo” , refiriéndose
a un ejemplar ovino que luce
una señal longitudinal en su lomo, impresa con una tiza especial señaladora
- de color - que permanece
indeleble sobre la lana y que es la forma de
indicar cuales son los animales destinados a faena. Todo
se realiza comprendido dentro
de un proceso de trabajo y manejo racional del ganado lanar,
en selecciones periódicas que se llevan a cabo, y que en la jerga
rural se le llama -“aparte” –
que involucra en el conjunto
total del stock de animales
ovinos - la “majada”- la búsqueda de la mayor productividad.
Las decisiones respecto al futuro de los animales está
ligada a razones de edad, sexo y estado de gordura, y es entonces,
al balance de esos factores, todos ellos desde una absoluta empírica,
determina entonces, como
uno de sus destinos, ser
faenada con destino a la
alimentación humana. Los
juicios y criterios que en este proceso se emplean son importantísimos,
ya que hacen a a la rentabilidad y sustentabilidad económica del stock de
animales, es también en este proceso que se seleccionan las hembras
–“vientres”- para reproducción , que en la jerga del campo llaman
“encarnerar”. Hay todo un planificado, cuidadoso y eficiente manejo del recurso oveja, llevado
adelante dentro de un saber
empírico que por allí es culturalmente transferido. 1-
La carneada.
“El consumo”
“Todo
bicho que camina, va parar al asador.”
Martín Fierro. Le
había manifestado a Vico
el interés de observar el proceso de faena y solicitado su permiso para acudir a presenciar cuando fuera a “carnear”. Salvo
situaciones extraordinarias, en fiestas
o en invierno si se juntan muchos vecinos, puede ser que faenen una
vaca o novillo en algo así como una cooperatización del “consumo”,
por otra parte por su tamaño y cantidad de carne que proveen esta clase
de animales, hace
muy difícil, sino imposible su conservación si recordamos que
estamos en un entorno sin energía eléctrica y por tanto ausente la
posibilidad de refrigeración.
Normalmente la dieta en
Cardoso consiste mayoritariamente en
base a carne ovina. Es decir que se comen ovejas. Generalmente por
motivos económicos y de relación directa con un eficiente manejo del
stock o “majada”, se faenan y comen
las ovejas
“viejas”. Desde
lo rutinario que Vico considera la tarea de faenar le pareció curioso el
pedido - “¿me quiere mirar trabajar? mire que se divierten
barato ustedes” - decía
con una nota de humor pero no exenta de racionalidad, para luego de algunos titubeos y excusas dar consentimiento. Quedaba supeditado a la demanda. Los
potenciales clientes en Cardoso, tanto demográfica, como económicamente deprimido, para los 30 o 40
kilos de carne que el animal produce en sus
distintas categorías o “cortes” no son muchos, lo cual hace que esté
faenando uno o dos ovejas por semana, cantidad que de no vender rápidamente
la carne, excede su capacidad de almacenamiento y consumo. La
heladera que posee es antigua y del tipo familiar , en este caso con la
singularidad para nosotros aunque común en el medio rural:
funciona con motor que utiliza como combustible el
queroseno. Esta modalidad, única posible por otra parte al
carecerse de energía eléctrica, encarece bastante el enfriamiento.
No estuvo mencionado a título expreso en la conversación, aunque
me indujo en aire de bromas a tener en cuenta que sin fotografías mejor. La
razón, que deduje, es que la operación de faena propiamente dicha, no se
lleva a cabo en las
condiciones que nosotros, dentro de parámetros urbanos, preconcebimos
como mínimas medidas de salubridad.
De todas manera quedó en avisarme. A
los pocos días, de tardecita, escuché su ceremonial saludo: -“Con permiso, buenos
tardes don, traigo el consumo pa´carnear,
si gusta arrimarse hasta las casas”. Era
don Vico. Trae,
un “lanar” atravesado en
la parte delantera de su ”recado”[10],
con sus cuatro extremidades atadas de una forma muy especial por lo simple
y rápida de ligar y deshacer de sus nudos que los paisanos llaman
“maneado de las cuatro patas” y al nudo que utilizan, lo llaman
“nudo maneador”. La
habilidad desarrollada en
el medio rural en tema de nudos y ataduras,
en directa relación con la dureza de las faenas de campo y que aún
mantienen vigencia y uso, nos sorprendió desde su riqueza, variedad,
versatilidad y especialmente
desde la simplicidad extraordinaria de sus técnicas.
Cuando
llegué al “carneadero” o lugar de matanza, ubicado en un espacio a
los fondos de su casa, alejado unos 10 metros, en una extensión amplia, natural, con suelo cubierto de
gramilla, con muchos árboles. Entre dos de ellos separados por unos 3
metros, había instalada una pértiga de madera, “varejón de
eucaliptus” diría Vico, y a
unos metros de allí en un pequeño corral había 3 o 4 animales ovinos.
Vico, que estaba solo en la tarea, vestido como lo hacía cotidianamente,
con la única diferencia de haber sustituido las habituales alpargatas por
botas de goma blanca de caña alta, quizás
por que había llovido en la mañana y el pasto todavía estaba en esa
zona húmedo, tomó desde allí uno de los animales, el que había traído
a caballo ,con una facilidad en la maniobra, que hacía
ver fácil el procedimiento y liviano de peso el animal, cosas
ambas como comprobé mas
tarde no eran tan así de
simples y sólo provoqué al intento las risas de mi anfitrión que me había
instado a probar: “agarre don ese capón lanudo y tráigalo”.
Explica
mientras se arremanga la camisa:
“lo encierro un rato
con otras ovejas, el animal
tiene tiempo entonces a
descansar y eliminar de la carne toda la orín -sic-,
y el “stress” –sic-
así también se evita lo que le dá a la carne un gusto feo,
“catingoso”. Además carneando
a esta hora, la carne fresca,
tiene toda la noche para orearse”. Con
el animal destinado a ser sacrificado cargado
en los brazos con gran facilidad para el tamaño y peso, se arrimó
a la pértiga o “varejón”, lo depositó en el suelo y colocó en una
de las patas traseras del animal, que dicho sea de paso no ofrecía casi
ninguna resistencia, otra que no fuera tratar de pararse para huir,
una cuerda de cuero crudo, de un par de metros, “guasca” la
llaman, la cual tiene en uno de sus extremos,
un ojal rústico producto de un corte en el cuero con
cuchillo, en el extremo por donde al pasar el otro, queda formada
una lazada, y colgó el
animal del varejón, en donde quedó cabeza abajo a una distancia de un
metro mas o menos del suelo. Todo es muy rápido, rutinario, hecho simple
desde la experiencia. A esta altura, Vico sacó de la cintura un enorme cuchillo de no menos de 25 cms. de hoja de acero, y
se lo hundió sin demasiada violencia, al animal en el cuello-pescuezo- de
donde rápidamente comenzó a salir sangre abundante, a borbotones sería una expresión gráfica , el animal entró
en convulsiones y luego de algunos minutos, murió. Debajo había un
recipiente de plástico que parecía ser un envase de algún producto
veterinario, que, cortado transversalmente hacía las veces de
recipiente –pileta- y
cumplía la función de recoger la sangre, que según me dijera, mezclada
con ración se le da como alimentación
a las gallinas o a los “chanchos”.
Luego de algunos minutos de espera, que Vico emplea en armar y
encender un cigarrillo, luego de asentar el filo de su cuchillo con una
“chaira”, procedió a quitarle la piel al animal, o sea “cuerear”,
para lo cual comenzó con incisiones en las patas, en el abdomen teniendo
mucho cuidado en no penetrar con el filoso cuchillo más de lo
conveniente, me explicaba que lo peor y que le sucede muchas veces a quién
no es “baqueano”[11]
es cortar con el cuchillo las vísceras, estómago, intestinos, etc, porque
se derrama en la carne el contenido de los mismos, bolo alimenticio, orin,
bilis, excrementos, etc. lo cual es considerado una “chambonada[12]
imperdonable” ni rasgar el cuero, porque se depreciaría, ni penetrar en
las cavidades del animal por que todavía no era el momento. Todo
sigue una estricta rutina, muy eficiente y funcional, dentro de una
admirable economía de esfuerzo y tiempo. La tarea continúa manual y con
los puños cerrados y las manos, se
despega por presión la
totalidad del cuero, que luego se
coloca extendido sobre unos tablones; ahora sí con un rápido y eficiente
tajo Vico abre la cavidad abdominal del animal y se desprenden por
gravedad -caen- todas las vísceras, que son recogidas en el suelo, en
otro recipiente similar al utilizado con la sangre. De estas algunas
pocas, son culturalmente consideras aptas para consumo humano. Prevalece
un concepto de desprecio hacia “las achuras “ como alimento. Presumo
que consideradas desde la cultura de la abundancia. En este caso, Vico las
reserva como alimento para sus perros, los cuales desde lejos y atados a
la sombra de unos árboles, esperan atentos y ansiosos lo que saben preámbulo
de festín. La cocción de las “achuras” previo a alimentar con ella
los perros, está imponiéndose como regla en el medio rural,
obedeciendo a la sostenida prédica de la campaña de lucha contra
la hidatidosis, enfermedad presente en mamíferos, trasmisible al hombre
por los perros, organismo huésped del parásito desde que estos se
alimenten con vísceras crudas . Tenia
equinococcus - “la
solitaria”- según Vico, y según
llaman en campaña al parásito. El ciclo se corta sencillamente
cocinando las vísceras antes
de dárselas como alimento a los perros. En
la ventana del ex - destacamento de policía, abandonado y con síntomas
de decadencia desde sus vidrios rotos y el gran pastizal que lo rodea, habían
restos en una de sus ventanas de un adhesivo muy deteriorado
de la campaña contra la hidatidosis, y otro contra la Aftosa,
enfermedad epidémica del
ganado, de gran impacto negativo en
la economía de países agropecuarios y que el País sufrió recientemente. Después
de esto viene el despiece, que en este episodio, consistió en trozar
cabeza y cuello-cogote-, cortar al medio la res, utilizando para ello una
sierra manual del tipo de sierra para metales y
separar los delanteros de los traseros . Ya cayendo el sol, quedó
el animal así faenado colgado de ganchos debajo de unos árboles, fuera
del alcance de perros o depredadores nocturnos, “para que oree” dice
Vigo, que significa que la carne pierda al contacto con el aire parte de
su alto contenido de humedad
, entre otras cosas para mejorar su gusto, facilitar su procesamiento como
alimento y también su conservación, estando seca en la superficie atrae
menos las moscas. Aunque
me aclaró Vico, que a la mañana temprano esa carne iba para la despensa,
lugar de su casa en donde tiene protección para las moscas en recipientes
con malla tipo mosquitero que se conocen como “fiambreras” , que no
son otra cosa que estructuras de madera de lado rectangulares y que son el
único medio eficaz contra la mosca que en su ciclo de reproducción deposita larvas que los paisanos llaman “queresas". Si hace calor y
humedad, tiene que disponer de ella en un máximo de 48 horas. Otro
procedimiento de conservación como podría ser el salado tipo
“charquis”, si bien la técnica es conocida, raramente es utilizad La piel, o cuero, se le
estira utilizando para ello listones o estacas de madera que se sujetan al
cuero, en las
extremidades del animal: “ se estaquea” y colgado queda a la
intemperie para que se seque, luego pasa a un galpón, en donde se guardan
en pilas y con periódicas aplicaciones de productos anti-polillas
sumamente tóxicos y cuando reúnen una cantidad considerable, se
comercializan. Este
método de faena, almacenamiento y procesamiento de la carne, es fácilmente
percibible que data de antiguas rutinas culturales en manejo de la
operación y constituyen en si mismo técnicas admirables desde su
sencillez y máxima eficiencia en el logro de su objetivos. Hay una
adaptación ejemplar al medio ambiente y sus condicionantes, las formas de
abordaje dentro de las opciones disponibles
aparecen como muy naturales desde un punto de vista emic. Toda la
operación no llegó a insumir una hora de trabajo. Desde nuestra posición
de observación, a la etnografía, el conocimiento acumulado de Vico,
demostrado en el evento de faena, en todo lo
referido a la anatomía del animal, que primero eficientemente mata
y luego cual cirujano experto disecciona , es desde todo punto de vista un
admirable saber privilegiado desde la cultura. Como la mayoría de los
procederes de trabajo en el campo, casi todo, a veces tienta pensar que
todo, se realizan dentro de la
racionalidad más absoluta. Buscando la funcionalidad en el perfeccionismo
. Un estudio del uso del cuerpo y el espacio,
revelaría la eficiencia que existe en sus actividades, cuanto de
economía y ahorro de tiempo y energía, ambos vitales al proceso de
subsistencia, se encuentran en las tareas rurales. El ensillar y montar un
caballo , enlazar un animal, hacerlo entrar o salir de un corral,
inmovilizarlo de pie o en el suelo para curarle heridas, vacunarlo,
castrarlo, descolarlo, “descascarriarlo“[13],
esquilarlo, etc. Hay todo un saber cultural acumulado, que presenta
maniobras que son muy complejas, como sencillas y realizadas sin esfuerzo,
cuando de verdad que
hacen necesario el poseer u usar mucho vigor y fuerza muscular e inclusive
son en la inexperiencia o el descuido, sumamente
peligrosas para la integridad física de quienes la realizan.
El mismo principio se
aplica en el manejo de la
majada en relación con su productividad. De cada animal considerado, se
espera la máxima productividad dentro de la ecuación en donde los
factores dominantes lo constituyen el campo en si mismo,
proveedor del alimento y el
agua. Recursos estos que limitan con rigurosidad matemática el número de
animales que puede mantener en buenas condiciones una fracción de campo
dada. De la aplicación correcta de la relación campo- cabezas de ganado,
depende el éxito o fracaso de la gestión de cría. Es corriente en la
conversación entre los cardoceros, escuchar expresiones que no tendrían
ningún significado en otros ámbitos: “Aquel campito del bajo, de equis
cuadras, a lo máximo
lo puede cargar con equis novillitos, equis capones y equis
caballos”. O sea , está señalando a su juicio cargado de experiencia,
que esa determinada fracción de campo, por su extensión y calidad
puede alimentar y engordar esa cantidad de animales y en esas
categorías, esto último también hace
diferencia por las distintas demandas de alimento de cada una de
las especies consideradas . De
mi cuaderno de notas:
Novillitos: Bovino
macho, castrado, de 1año ½ a 2 años. Capones:
ovinos machos, castrados, adultos, ya en vías de poder ser comercializado
a los frigoríficos.
Caballo:
equino macho – generalmente castrado -
de cualquier edad utilizado para tareas de campo. La oveja-hembra- tiene un ciclo reproductivo
durante el cual su potencial fertilidad medida en términos de factibilidad:
parir un cordero por año,
es de pocos años. Esto varía obviamente con las condiciones de manejo,
campo natural, praderas, etc. En Cardoso criadas en campo natural, y en
general con poca atención veterinaria u de otro tipo, este ciclo no va más
allá de 5 o 6 años, así mismo es la edad en la cual comienza a
disminuir la cantidad de lana que anualmente genera cada animal y que
tiene un importante valor económico. Estos factores en definitiva,
son lo que delimitan la vida productiva útil de la oveja . Cuando
empieza a “fallar” , o sea que no queda preñada o habiéndolo hecho,
luego aborta, su destino cierto es ser destinada entonces a consumo humano
familiar. Es según los comentarios, lo que se estila en las estancias para alimento del personal
.
2
– Como “sacar” filo. “Las
armas son necesarias, pero
naides sabe cuándo; ansina
si andás pasiando, y
de noche sobre todo debés
llevarlo de modo que
al salir, salga cortando” Martín
Fierro. José Hernández.
La conversación, luego de terminada la
tarea, ya con la res faenada y pronta,
mientras armaba un cigarrillo y tomábamos una cerveza enfriada en
su heladera a queroseno, giró hacia muchas de
las interrogantes y curiosidades que se traen desde la ciudad, allí donde
obtener el alimento, no implica ni el sudor de
plantar, ni el esfuerzo de matar. Por ejemplo, tomado
desde mis notas:
El
cuchillo. Aquí es una herramienta (también es un arma, cosa que por
supuesto nadie olvida) en extremo valorizada y estimada dentro del escaso
aparato tecnológico de que
se dispone en el medio rural. Sirve, en las hábiles manos de los
paisanos, para una multiplicidad de usos. Según
Vico, para quién sabe que el cuchillo no es un adorno, toma las
siguientes providencias toda vez que adquiere uno y antes de ponerlo en
uso. Primero la importancia
de una buena piedra de afilar. Piedras areniscas de distinta
rugosidad que se encuentran y se obtienen en el campo mismo,
siendo las de algunos lugares muy apreciadas, por ejemplo, menciona
, las de Curtina- Paraje de Tacuarembó. Al afilarlo la primera vez, cuida
de lograr que el primer tercio del cuchillo tomado desde su punta
tenga un filo cortante,
el resto de la parte destinada a filo en el cuchillo, generalmente
las dejan mas “gruesas” para poder con ellas cortar mediante golpes,
materiales duros como huesos,
algún trozo de leña, algunos dicen que hasta un alambre “dulce”
puede cortarse sin dañarlo. Se obtiene el filo correcto en un operación
de rozamiento con la superficie plana de la piedra seleccionada, técnica
que parece ser única y especial a cada operario. Cada uno afila su
cuchillo siguiendo sus propias reglas de procedimiento que eso si,
como común indicador en todos
los casos que presenciamos, implica una gran paciencia y lentitud de
movimientos en el contacto de cuchillo y piedra, y consume bastante
tiempo. Generalmente aprovechan las
horas de ocio previas a la cena. También
es muy importante “la chaira”. Instrumento que acompaña generalmente
al cuchillo en la misma vaina y que no es más que una especie de estilete
romo de unos 20 a 25 cms, de acero pulido, con empuñadura, cuya función,-
se le puede observar operativa en los carniceros urbano,- es pasar con
cierta técnica y cadencia el filo del cuchillo sobre la superficie
metálica del punzón descrito, con lo cual dicen los informantes
se “asienta” el filo, que en realidad significa
eliminar las
irregularidades que no son otra cosa que partículas de metal
desprendidas en su
rozamiento con la piedra y que
no se advierten a simple vista pero le quitan calidad al filo. Para Vico,
en el afilado de un cuchillo
y en el “chairarlo”adecuadamente,
junto con el cuidado de caballo y los avíos- aperos- de montar, es
donde se identifica la buena condición y calificación paisana de
las personas. Todas las tareas vinculantes
al cuchillo como herramienta-arma, siguen perteneciendo al mundo de
lo masculino. En el escenario que observamos, Estela, la esposa
de Vigo de ser necesario, recurriría a su marido o a su hermano para
acondicionar el filo de un cuchillo
de trabajo, que necesitara para sus tareas domésticas. El afilador
profesional, oficio y personaje casi desaparecido del escenario
montevideano, aunque aún algunos perduran, ha sido hasta donde tenga
conocimiento, también oficio de varón
3
- Tiempos de ordeñar. El
consumo de leche de vaca es muy importante en
las economías familiares lugareñas. Su disponibilidad como
recurso alimenticio surge desde dos posibilidades, o tener vacas lecheras,
o obtener la leche de quién las
tenga. El poseer vacas en ordeñe es un importante
indicador socio económico. Existe una tercera posibilidad, que son
aquellos niños en edad escolar, 15 en la actualidad, que reciben en forma
regular, leche en polvo. La
realidad se divide en: un
tercio tiene vacas, otro tercio compra o por el hecho de tener niños en
la escuela recibe la misma de Educación
Primaria . El tercio restante no tiene
la leche incluida regularmente en su dieta. En
las familias que cuentan con vacas lecheras, el cuidado de este ganado, se
constituye en tarea importante , responsabilidad
a repartir entre los integrantes de la familia. Su manejo en las
condiciones que son las comunes para el poblado,
sin campo propio, hacen necesario
un permanente pastoreo. Para ello se aprovecha todo terreno con
oferta de pasto, sean estos a
los lados de caminos vecinales o en las costa del lago, o en los distintos
terrenos baldíos que existen en lo que fuera la urbanización. Esta tarea
de pastoreo, la realizan generalmente los niños o los adultos mayores ya
fuera de otras actividades económicas . A la época del trabajo de campo,
todo el país atravesaba por una prolongada sequía, se observaba muy
temprano en la mañana, luego del ordeñe, salir niños y algunos mayores,
a pié o a caballo, arreando las vacas y sus crías en busca de pastos.
Regresaban generalmente al atardecer. Vico,
esta en el tercio de los que tiene lecheras. Tiene
dos en producción y ordeñe.
Tarea que realiza generalmente su esposa o su hija. Raramente y solamente
por motivos extraordinarios lo hace él.
Obtiene entre 10 a 15 litros de leche diarios. En estas condiciones de
producción, en la cual las vacas viven aquí en Cardoso sueltas a campo
natural, y con el limitante de carecer de capacidad de refrigeración se
las ordeña una sola vez al día. La
leche obtenida se destina una parte a la dieta familiar, se consume
luego de ser hervida, generalmente con café, cocoa , etc., en
postres como el arroz con leche muy popular en las zonas rurales,
cremas, mazamorra con leche, a la cual llaman “canyica” a la
brasilera, que consiste en maíz quebrado hervido y con leche. También con
zapallo. Las huertas producen mucho zapallo, de una variedad brasilera, la
abobera, o abobra , que
necesita pocos cuidados, “es rústica para las pestes y la falta de
agua” “ da igual hasta en los basureros” según mis entrevistados. Se le consume de las mas
variadas maneras. Una
receta: postre de un
recordado almuerzo en la casa de un informante.
Porción de zapallo hervido con cáscara, que se sirve también con
la cáscara, cortado en porciones una vez frío,
se le agrega leche
mantenida en este caso fresca en el agua del
aljibe con el cual cuenta la casa, azúcar a discreción. La leche
se acostumbra también beber acompañando las
comidas, en el caso que se describe, se presentó en la mesa, para
servirse según gusto, en una
jarra esmaltada con forma de ánfora. El Postre...? Nutritivo, apetitoso
y fresco para un sofocante mediodía de verano.
También
producen familiarmente, algo
de manteca “casera” en épocas
que los animales que proveen la leche están bien alimentados. Los
ternero/as de las vacas en ordeñe se lo deja encerrado por las noches
para que las madres no se alejen demasiado. Generalmente en un pequeño
predio alambrado, de mas o menos 10 por
10 metros, que es conocido como el “piquete” de los terneros. En
mis primeras observaciones, erróneamente atribuí este hecho
a propósitos
vinculados con la seguridad
de los animales, por robos o cosas así. Las vacas que tienen
“terneros al pié”- con paciencia me explicó Vico- significa que tener vacas
en ordeñe, o sea que produzcan leche, deben necesariamente tener
crías-ternero/as- amamantando , se las ordeña, temprano en las
madrugadas, generalmente en galpones, bajo techo y en un procedimiento
totalmente manual, en donde interviene en forma muy importante en lo que
refiere a la cantidad de leche obtenida y a la salud de las vacas, la
pericia y práctica del ordeñador. “
lo de arrimar los terneros a las casas, es trabajo que
tenemos que hacer todas las nochecitas, generalmente lo hago yo , o
sino mando a los “gurises”, me aclara Estela. Esta
tarea, la atención de las vacas lecheras, con el procedimiento de
extracción de leche incluido, que implica una técnica manual de cierta
complejidad que debe ser aprendida, y de cuya correcta utilización
depende no sólo la cantidad de leche obtenida durante el proceso de ordeñe,
sino que está en juego la salud de las ubres
y por lo tanto del animal en cuestión, aunque a la observación la
operación parece simple, no lo es. Requiere de técnicas que son
adquiridas desde pequeño por ambos géneros. Aunque en la vida adulta, es mayoritariamente llevada a
cabo por mujeres y niños ya algo grandes, 12 años y más y en
algunos casos, por adultos mayores , fuera ya de la vida activa, y a
quienes mencionan como los “caseros” lo que no implica matiz
peyorativo alguno. La faena en cambio de
animales para consumo, es trabajo de hombres adultos. Es menos
extraordinario, un hombre adulto ordeñando, que una mujer en tarea de
faena. De lo primero observé algunos casos. De lo segundo ninguno.
Tampoco tuve conocimiento indirecto desde las entrevistas. Cuando
le pedí opinión a Estela,
sobre este tema, le
restó importancia, que en su
mundo, para ella era lo normal, lo que debía ser, que para
ella había un mundo
de cosas de mujeres y otro mundo de cosa de varones,
que hasta donde
recuerda siempre, tanto en su familia como en otras con las que se ha relacionado, el mundo
de las mujeres y el de los hombres eran más o menos iguales
al actual, que es lo
que siempre hizo, lo que siempre vió hacer a su
madre, a su abuela y a sus tías, proveniente de una familia
extensa, poblada de mujeres; que se sentía respetada como persona desde
que tenía su espacio perfectamente delimitado y no le parecía que este
fuera más chico, menor, o menos prestigioso que el de los hombres,
que ella sabía muy bien que la vida salía de su vientre. Que su
mundo siempre estuvo dividido en el mundo de las mujeres en donde había
muchas: ”solteronas o
viudas por la guerra de los blancos”,
llenas sus vidas de tiempo y desde ellas y como ellas, se acostumbró
desde niña en la campaña. Reproducción de roles y costumbres muy
vigentes y fuerte en la producción cultural de las zonas rurales de esta
parte del país. F
- El Estado. “La
República Oriental del Uruguay es la asociación política de todos los
habitantes comprendidos dentro de su territorio” Constitución de la República
Oriental del Uruguay.” Art. 1º
“es
el culpable”...
dirán ... “ de
haber arruinado Cardoso”. vecinos
de Cardoso refiriéndose al Estado. 1
– Cual retazo de los cielos, de los cielos.
“Para nosotros, los
cardoseros, los que estamos y todos los que se fueron, no sentimos que
somos uruguayos como el resto, ( ..).La patria aquí la sentimos como
cualquier otro uruguayo, pero presente, presente, de verdad, por aquí, sólo
en la escuela , en la bandera que ponemos todos los días allí.” Opinión
de un informante. “Con
la edificación de los Estados-naciones modernos, la identidad se volvió
un asunto de estado. El Estado se convirtió en el gerente de la identidad
para la cual se instauran reglamentos y controles”. Cuche, D., 1999: 115 Ninguno
de los informantes demuestran demasiado interés en diferenciar su noción
de Estado separándola de la de Gobierno.
Posiblemente sea en donde lo emic y lo etic confronten en medida mayor.
Pero están informados. Los intereses pasan por otros aspectos de la
realidad, que tienen un fuerte contenido regional. Los “informativos”
con mayor audiencia, son aquellos que se trasmiten por las radios con
mayor penetración en esta zona, como lo son la Radio de Paso de los Toros
y las Radios de Tacuarembó, que son dos. Las restantes radios de alcance
nacional, no se recepcionan por allí con demasiada calidad de audio, además
que la realidad mayormente montevideana que manejan, es aquí totalmente
ajena. Salvo los hechos o acontecimientos extraordinarios. A la observación
y por constituirse en temas ejes de
conversación y discusión posterior,
podrían aislarse como hechos importantes a lo cotidiano cardocero,
todos aquellos relacionados con grandes crímenes o graves hechos policiales, las novedades deportivas relacionadas al fútbol
capitalino y en menor medida lo político. El transistor y las pilas han hecho de la distancia
comunicacional una brecha angosta en
relación con un pasado no demasiado lejano. Hay como un sentir un Estado presente y otro ausente. Mucho mas de
este último que del primero. También un Estado muy distante. No demandan
demasiado de este. El sentir
general es de resignación critica. Aún cuando
se quejan. Continuamente surge en la conversación cotidiana un
inventariar carencias que
finalizan en un acto quejoso. Hay algo de terminal, de ser los últimos,
de que nadie vendrá despúes
de ellos, de los que están. Que además no muchos de ellos quieren estar.
El Estado en Cardoso no es dador ni generoso. No se percibe el control
dominante de sus aparatos clásicos. Ni siquiera en la Escuela, en donde
la propia precariedad de su existencia, está supeditada en grado sumo a
la colaboración de los pocos padres y a las estancias mas cercanas, esta dependencia mucho mas grande
de lo que es común en las ciudades, es casi total, corporativiza la relación entre esta como Institución
estatal y los usuarios y diluye su poder . La directora-maestra, es
dependiente de su “clientela” que son los padres y los donantes. Un reclamo implícito, tercamente presente en
el discurso de los residentes de Cardoso es la situación de abandono a
que los ha sometido ese otro poderoso que identifican a veces con el
estado a veces con el gobierno, muchas mas con “los políticos”,
generalizando en estos como una clase dominante y determinada,
la culpa de su destino.
2-
Servicios Públicos. “El
Estado legislará en todas las cuestiones relacionadas con la salud e
higiene públicas, procurando el perfeccionamiento físico, moral y social
de todos los habitantes del país(...)” Constitución de la República
Oriental del Uruguay. Art. 44º Los
denominados servicios esenciales, conceptualizados y percibidos como
aquellos que el Estado debe a sus ciudadanos
y sin los cuales hoy no se concibe el bienestar y el goce de la vida,
existen en la vida cotidiana de Cardoso
pero desde su ausencia. A la
falta de energía eléctrica, sin quizás ,la ausencia que más brilla,
con todas las consecuencias que su carencia en el estilo de vida moderno
apareja, refrigeración,
calefacción, iluminación, comunicación a través de los medios tanto
radiales como televisivos, y no hablemos de tecnologías todavía
para el medio exóticas, como la computación etc., sumamos la
falta de todo medio de transporte público, con directa consecuencia en la
economía doméstica al no producirse condiciones mínimas de flujo de
bienes y servicios, de
comercio o intercambio con zonas vecinas.
La simple lectura de un
diario de tiraje nacional o departamental es un suceso extraordinario. El agua potable está disponible a la gente,
a través de picos de distribución –canillas- en la vía pública,
de estas funcionan dos. Es
obtenida de napas de agua subterránea desde un pozo semi-surgente, desde
donde es extraída por medio de una bomba de succión que se activa
mediante energía eólica, a
través de la utilización de molino. Mediante tuberías es llevada a un
tanque rígido de hormigón, instalado
sobre una pequeña torre de unos 5 metros de altura, desde donde oficia como distribución y reserva. Es controlada desde el punto de
vista de salubridad por OSE que cada tanto,
no me supieron establecer con precisión
vienen técnicos en camioneta y toman muestras del agua.
La salud pública es atendida por un médico
en régimen de visitas quincenales que viene desde Paso de los Toros y una
policlínica municipal atendida por Estela. No existe ambulancia o medio de
evacuación de enfermos o personas accidentadas otro que no sea la buena
voluntad de la camioneta del comerciante Vico o en caso de graves
emergencias, el auxilio logrado en las estancias vecinas para su traslado
a los centros asistenciales de Paso de los Toros o Tacuarembó. Pensemos
en una comunidad que aunque pequeña en cantidad concurren a la escuela
la cantidad de 15 niños
en edades que van de los 4 a los 13 años de edad. La
seguridad pública, responsabilidad de la Jefatura de Policía de
Tacuarembó, no tiene presencia permanente en
el lugar, Hay un local en buenas condiciones en donde todavía luce el
cartel de Policía en lo que
fuera el Destacamento Policial. De requerirse auxilios policiales, estos
deben ser procurados en Peralta, a 40
kilómetros en donde tiene su
sede la comisaría. Los
informantes entrevistados, aluden una y otra vez, a la presencia irritante
para ellos de funcionarios de distintas reparticiones y órganismos del
estado que cada tanto aparecen en vehículos oficiales, hacen preguntas,
miran cosas, piden otras y al decir de ellos:
“cuando mucho a la tardecita, aprontan el mate, y como ya se ganaron los
viáticos,
suben a la 4x4 con chapa
oficial y se van. Igual sirve porqué por lo menos alguno que precisa,
cosa que casi siempre sucede, aprovecha el viaje y se va con ellos a
Peralta o a la Ruta” Otro
de los “otros: “es
gracioso, llegan siempre
preguntando si se pesca, si hay mulitas, si hay perdices, yo no se, pero
estos parece que se hacen a la idea que somos indios”
Uno
más de tantos: “porqué
no se preocupan mejor de arreglar la calzada del bajo, que truena y antes
de llover ya no da paso, o de una vez se dejan de mentiras y no vienen mas
a tratarnos y mirarnos como bichos raros, después del temporal que se
llevó medio pueblo, vinieron trajeron tres chapas, cuarenta promesas y si
no es por la gente vieja de Cardoso hasta ahora la escuela y la Parroquia
estaban en ruinas, con el perdón de la palabra, que no jodan más, son
todos iguales” Sergio,
uno de 16 hermanos nacidos en Cardoso: “cuando
la Represa, tenía 6 o 7 años,
recuerdo cuando dinamitaron
los puentes de “fierro” que cruzaba el Cardoso y por donde venía el
tren, las viejas locomotoras “fosforeras” a vapor o algo así, yo
aguanté hasta los 18 o 20 años, no recuerdo bien, trabajé y derramé
sudor en todas estas estancias de la vuelta, a los 9 o 10 años ya le salía
a la que está ahí casi a la entrada del pueblo y si habré deschalado maíz
y otros trabajos, por lo que se ve, ellas están cada vez mejor y mas
ricas, el pueblo cada vez peor, desapareció
y todo es abandono.
Para
darle la luz a todos, arruinaron Cardoso para siempre y lo dejaron a
oscuras nomás. Hay mucha gente que se murió de tristeza y aún están
las casas cerradas con los muebles adentro. Pagar lo que se dice pagar,
creo que pagaron casi nada, todo el mundo festejaba y nos querían hacer
creer que se venía la riqueza para todos, y nos querían llevar de prepo
a Peralta. Algunos creo que aceptaron. Otros muchos se fueron a Paso de
los Toros. El viejo- su padre-, se empacó y dijo que el se iba a quedar
aquí. Era un sieteoficios, sabía de todo, era herrero, esquilador,
alambrador, aprendió solito a hacer botes, con fresno curado que quedaron
abajo del agua y el sacaba cuando las bajantes. De todas maneras de a poco
nos tuvimos que ir yendo de a poco. Todos mis hermanos/as nos fuimos. Pero
a Cardozo Grande no lo olvidamos jamás. Somos cardoceros hasta la muerte,
y nuestros hijos ya los hemos traido a conocer las raices y capaz que
ellos traen a nuestros nietos, algunos también han venido ya.”
Los jóvenes en Cardoso, culminado el ciclo de Escuela Primaria, enfrentan la disyuntiva de condenarse a una vida de mero alfabetismo, o buscar calificarse prosiguiendo estudios fuera. Es el éxodo forzado que deben enfrentar y financiar los padres de jóvenes cardoceros. Uno de ellos. El “Chato”,apodo con el que se presenta y con el cual todos lo conocen, es un joven de 14 años, nacido y criado en Cardoso, pero hace dos años desde que empezó secundaria que cursa primer ciclo en Paso de los Toros, vive allí durante el año de estudios, en el Hogar Estudiantil de la Junta Local Autónoma de Paso de los Toros y viene a Cardoso en las vacaciones de verano y en Turismo – “ allá extraño mucho - en Paso de los Toros-, a mis padres, a mi hermana, a mi caballo y mi perro, me gusta mucho vivir aquí en Cardoso, me gusta salir a correr liebres, a cazar perdices, correr carreras con otros gurises, bañarme en el río, tengo mas libertad aquí, en Paso de los Toros, a no ser las clases no tengo otra cosa que hacer que mirar televisión en el comedor del Hogar, pero tengo que estudiar para en el futuro salir a buscar trabajo”.
Su padre se ocupa del cementerio, el nuevo, es el “camposantero”, en los hechos es empleado municipal lo cual además de la rareza de su condición, en el pueblo le da el prestigio de su condición de funcionario público que corre paralelo con el tener un sueldo mensual seguro, además de los beneficios sociales para él y su grupo familiar. También y no en menor medida su trabajo es poco exigente, puede criar y cuidar y lo hace un par de lecheras y 40 y pico de ovejas. Como enterrador tiene poquísimo trabajo. El ultimo entierro en el cementerio “nuevo”, ya que el antiguo quedó también bajo el agua, data de 1 año y medio atrás, cuando una señora viuda, de 50 años, se suicidó sin causa aparente ya que tenía una posición económica holgada, propietaria de una fracción de campo que sin transformarla en estanciera, le permitía vivir bien, dueña de una “punta de ovejas” expresión que significa una cantidad respetable de varios cientos.
Visitamos en su compañía
el cementerio, que está perimetrado
por un muro bajo y tiene un portón de entrada que permanece cerrado fuera
de hora con cadena y candado. El lugar está alejado unos 3 kilómetros
del pueblo, se llega allí por un camino
que es apenas un poco mas que una huella o sendero. Hay allí
26 tumbas, unas, sencillas
cruces de hierro con el nombre del fallecido, otras, en esa diferencia que
se observa en todo cementerio y que puede medirse en la mayor o menor
suntuosidad de los símbolos mortuorios,
lápidas de monolíticos con chapas de metal o algunas mas
sencillas de hormigón. En uno de los laterales de el predio del
cementerio, que ronda los 15 metros por 25, existe una construcción
vertical de 20 nichos. Solo 10 de ellos están ocupados con urnas
funerarias conteniendo restos esqueletarios.
Los símbolos en las tumbas son todos cristianos. Las ofrendas
presentes en alguna de las
tumbas, muestran desde su mal estado, no ser demasiado recientes,
consisten en ramilletes de flores artificiales en material plástico. Todo
el espacio ocupado por el cementerio luce prolijo y digno en su austeridad
. G
- Lo social. “Decir
que incluso los grupos socialmente dominados no carecen de recursos
culturales propios y, especialmente , de esta capacidad para reinterpretar
las producciones culturales que se les imponen, no quiere decir que se
vuelva a la afirmación de que todos los grupos son iguales y que sus
culturas son equivalentes(...) Desde esta perspectiva, una cultura
dominada no es obligatoriamente una cultura alienada, totalmente
dependiente. Es una cultura que, en su evolución, no puede no tener en
cuenta a la cultura dominante (lo recíproco también es verdad, aunque en
un grado menor), pero que puede resistir más o menos a la imposición
cultural dominante ”. Cuche, D., 1999: 88 1-“Requechando”
por Cardoso Grande. La
vida cotidiana de la gente en Cardoso se realiza casi totalmente hacia el
interior de sus hogares o en la “intimidad” de los terrenos bastante amplios con qué cuentan las casas en
sus perímetros más o menos cercados. Es claro que la distancia social
que mantienen entre sí las personas en Cardoso Grande en términos de
comunicación humana, es grande. En algunas de las viviendas, se observan pequeñas
parcelas de tierra cultivada en espacios de 1 metro por 2 o 3 de
fondo, “canteros” en donde plantan verduras de estación. En casi
todas las casas hay algunos árboles frutales . Limoneros y naranjos. En
muchas también se observan
aves de corral, mayormente gallinas, muchas de ellas sueltas, aunque también
se observó la construcción de encierros, “gallineros”, empleando en
lugar de tejido, paredes o cercos construidas de cañas de tipo bambú. Hoy
estamos de visita en casa de Pepe nuestro informante. Nos invitó
formalmente y fuimos de tarde, a las 5 de la tarde, nos esperaba vestido
de recibir, bombacha celeste impecable, camisa de igual color y faja a
rayas horizontales blancas y celestes y alpargatas blancas nuevas. También
nos esperaba el mate y muchas historias. Su casa es de material, podría
decirse que de tamaño mediano, alrededor de 60 metros cuadrados, de techo
de zinc, a la entrada tiene un recibidor con sillones y una mesa de madera
con sillas. Tiene dos habitaciones grandes con ventanales y postigos de
madera. Una de ellas es su dormitorio y en la otra hay dos
camas de patas torneadas y elástico de alambre comúnmente conocidas en campaña como “camas turcas” con sus respectivos
colchones de lana de oveja, de
fabricación artesanal- ”pa´las
visitas”- dice. Ante mi
curiosidad, me explica que hasta hace unos 5 años, vivía todavía un
“viejo” colchonero que era quién se los había
hecho. Riéndose dice que el ya pasó para el “dulonpillo”, en
alusión a que su colchón es de fabricación industrial. “Mi
última mujer, la rusa, me cambió el colchón y después me dejó” se ríe
burlándose de si mismo. De
esta visita social, quedaron como
siempre cosas interesantes. Pepe, quién entre tantos temas que
conversamos, me explicó el destino de los residuos domiciliarios - la
basura- . Por supuesto que no existe recolección domiciliaria a cargo del
estado y por lo tanto de nadie. Cada casa adopta sus estrategias, que
también dependen de la estación del año. Pero en términos generales
los desechos orgánicos, se transforman de un modo u otro en alimento de
las aves de corral, que aquí mayoritariamente son aves sin corral, ya que
andan por todos lados sueltas, especialmente gallinas, aunque hay pavos y
patos. También los perros que no abundan tanto como en la ciudad y no los
hay sin un dueño conocido. Razón, me explica: “los perros sin dueño terminan matando ovejas”. Los restos inorgánicos y
huesos, son depositados en una fosa o pozo
en el fondo de cada casa y cada tanto lo queman, dependiendo de fáctores
tales como la cantidad, el tipo y la época del año, en verano por
ejemplo: “juntan moscas y
todo tipo de inmundicia” por lo cual se quema casi
todos los días o sencillamente se entierra. Con
permiso de Pepe, soportando
su extrañeza y burlas a lo
insólito que el pedido le resultara, con mi ayudante, inventariamos
lo encontrado
en el basurero del fondo de su casa, en donde también nos explicó
pone la basura Elisa, una
mujer de unos 30 a 40 años,
que vive con 3 niños en una especie de casilla de paredes y techo de
chapas de zinc, que son vestigios de los viejos galpones de herramientas
de la época de los ferrocarriles. Su concubino, y padre de los dos hijos
mas chicos no así del mayor, es peón de estancia cerca de Achar,
y viene cada fin de semana por medio. La fosa basurero a unos 20
metros de la casa, es de unos 50 a 60 cms. de diámetro y unos 60 a 70
cms. de profundidad. No había mucha cosa. Había si abundante cantidad de
moscas, muchos insectos y todo tipo de escarabajos de las especies que los
entomólogos llaman “ la fauna de la muerte” por acompañar y ser
parte de los procesos de putrefacción de materia orgánica . Por supuesto
que fuertes olores
desagradables. Este
es el detalle: Tres
latas (vacías) de sardina en conserva, con diferente nivel de herrumbre. Dos
latas vacías, sin etiquetas. Del tipo utilizado para envasado de frutas
en almíbar. Tres
botellas de plástico (vacías) de 1000cc de uso no identificable Envase
de plástico correspondiente a un garrapaticida. Bolsas
varias de nylon blanco. Sandalia
tipo ojotas rota Bolsas
de nylon vacías -etiqueta de
arroz- Bolsas
de nylon vacías- etiquetas de
azúcar. Envases
de cartón vacíos- etiquetas de vino. Pañales
descartables utilizados semi-quemados. Una
quijada de animal posiblemente oveja semi-quemada. Un
hueso de paleta de oveja. Restos
de cueros ( al parecer cordero) de oveja, frescos, en avanzado estado de
putrefacción. Abundante
restos semi-quemados, no identificables. Restos
orgánicos no identificables. Papeles. 2-
Lo sagrado y lo profano.
De almas en pena y luces malas. Lo
que primero sale al encuentro de quién
a Cardoso Grande se aproxima, lo que sorprende a la primer visión,
también la última imagen
que despide al
abandonar el pueblo por su única
vía de entrada y salida, es a escala
cardocera, su monumental parroquia. Es
propiedad y fue templo
construido y destinado a cultos
religiosos de la Iglesia Católica. Del portal en internet
de la Diócesis de Tacuarembó, surge que Cardoso Grande le incumbe
pastoralmente a la localidad de Achar. Cuando
empleamos el tiempo en acción de pasado, nos basamos en los dichos de
nuestros informantes ya que al momento del trabajo de campo la misma
estaba cerrada y no existía
párroco residente en el pueblo. Ellos nos han
manifestado, algunos con indiferencia- los más jóvenes- otros con pesar
– los mayores- que desde hace muchos años, allí en la parroquia, no se
realiza culto religioso alguno. Que ha habido ocasiones en que curas de
Paso de los Toros, han venido junto a jerarquías eclesiásticas de
Tacuarembó en aparente visitas de reconocimiento, no pastorales. Que
vecinos que han hablado en esas oportunidades con ellos, les han
manifestado su interés y necesidad espiritual de contar con la presencia
de religiosos en misión en el lugar. Otros informantes, nos han
manifestado: “de la parroquia solo
queda la “cáscara” , adentro no
hay nada, hasta los bancos reclinatorios se
han llevado, algunos dicen que para amoblar parroquias de Paso de
los Toros, pero nadie sabe bien”.
Lo real es que está allí,
imponente hasta en su abandono, cerrada a cal y canto. No pudimos entrar.
Tampoco se pudo verificar desde alguna ventana si adentro hay algún
mobiliario; la parte trasera del edificio, área destinada posiblemente a
vivienda del cura, tiene sus aberturas completamente tapiadas con postigos
y tablones de madera. El sentimiento general rescatado desde las
entrevistas, muestra una respetuosa convicción y concepción del más allá,
como un lugar al que se aspira merecer
y a donde: “irán los buenos”. Preguntar, según hicimos, acerca del alma despertaba sorpresa. Todos aquellos con quienes abordamos
el tema, sin distinción de género ni edad, piensan en si mismo desde la
dualidad: el cuerpo como material y mortal, y el alma como lo contrario.
El destino final de esta última, aparece relativamente solapado por lo
cotidiano, aunque la idea: del arriba el paraíso o cielo y el abajo del
infierno, aparece constante y sólida. Algunos de los entrevistados, ante
la cuestión, se tornaban serios y hasta distantes. Otros encaraban el
interrogante desde lo risueño. Nadie desde la irrespetuosidad. Se podría
opinar que el pensamiento predominante, está mucho más vinculado a lo
sagrado, sea esto lo que fuere para ellos, que a la negación o a lo
profano. Dios es alguien o algo. Dicen en la conversación: “solamente
los animales no tienen alma” , aunque
alguno retruca: “Pare, conozco hombres desalmados y bichos puro
corazón”. Hay
en este medio de neto predominio rural, de contacto permanente con la
naturaleza, inmenso escenario que hace, de
la medida humana, pequeñez,
un claro acercamiento a buscar respuestas y mitigar angustias
existenciales en un dios. Está
integrado a su lenguaje coloquial. Son frecuentes el uso de exclamaciones
tales como: ¡si dios quiere!
¡gracias a dios! ¡dios mío!,
etc. En
el imaginario criollo gauchesco, potente aún en el escenario de Cardoso,
prevalece una suerte de sincretísmo. Todo tipo de creencias antiguas,
venidas, traídas y llevadas desde el folklore en cualquiera sea la forma
que este se represente; el
cancionero popular que acude en lo temático a lo criollístico, abunda en
ejemplos, origen que quizás
se deba buscar en la aculturización
del universo mágico religioso de lo indio y lo español, con
“mandinga” aún en boca y espíritu de muchos, en donde el más allá
está habitado por “almas
en pena” que una y otra vez regresan, las cuales todavía pueblan de
fantasías y de miedos la nocturnidad. Puedo dar fé de ello, de cuanto
impresiona a la escasa luz de un fuego encendido, bajo un infinito cielo
estrellado, en el silencio ruidoso de la noche en el campo, escuchar de
boca de Pepe, desde la más absoluta imperturbabilidad, sorprendentes
relatos de “luces malas”, de “almas en pena”, de
misteriosas “tropillas de
caballos negros y troperos fantasmas” que se esfuman y desaparecen,
“de mujeres hermosas, de largos cabellos negros y livianas y
trasparentes túnicas blancas “enancándose”[14]
en las noches y extraviando para siempre a caballo y jinete”. Con
toda seriedad, me alertó una noche, de las primeras
de asado y cena:
-“pa´ que no lo tome
de sorpresa - ahí enfrente, avenida
por medio, hace muchos años “mataron
mal” -por la espalda- al comisario del pueblo , cada tanto, por las
noches, anda por ahí en pena y se
le oye quejarse”. Según me explica, los viejos facones criollos, tenían
entre la empuñadura y la hoja, una chapa transversal a esta, con función
de darle apoyo y sostén a la mano que empuña,
que podía ser ondulada o recta,
y se le llama gavilán de cuchillo. Los paisanos a la de forma
recta, la preferida, la llamaban cruz de cuchillo. Con ella se aseguraban
y defendían de los “aparecidos.”[15]
Puedo asegurar que a
veces por las noches, con el viento, me quedaba despierto, atento,
escuchando. Para peor, mi humilde cuchillo no cuenta con gavilán ni cruz. Concluyendo.
A la etnografía, no observamos, ni obtuvimos datos inferidos desde
nuestras entrevistas, referidos a la realización de
actos religiosos, fueren estos a nivel individual o de grupo o
cultos formales de las religiones
llamadas “del libro”, que
salvo el edificio parroquial, no se evidencia presencia alguna en Cardoso.
Tampoco observamos señal alguna de presencia de
cultos afro-brasileños. La parroquia entonces en
el hoy por hoy cardocero, es
sólo una más de las
construcciones abandonadas. Si
se advierten presentes en el discurso fuertes creencias en el más allá,
en lo sobrenatural. La identificación con cultos cristianos, es evidente,
desde las cruces en el cementerio, hasta figuras de Cristo en la cruz y de
la virgen María, que observamos en algunos de los domicilios visitados.
Estela usa en su cuello colgada de una cadenilla, una imagen. Ante
nuestra pregunta nos aclara : “es la virgen milagrosa, a la que le rezo y le pido salud para mi y los míos”.
IV
- Conclusión y Final. “La
cultura es interpretación. Los”hechos” del antropólogo, los
materiales que fue a encontrar al terreno, son en si mismo
interpretaciones. Los datos de base ya están culturalmente mediados por
el pueblo cuyo cultura nosotros , como antropólogos, vamos allí a
explorar. Los hechos se hacen-la palabra se deriva del latín factum-
y los hechos que nosotros interpretamos están hechos y rehechos.
Por lo tanto, no pueden recogerse como si de rocas se tratase, poniéndolos
en cartones y enviándolos a nuestro país de origen para analizarlos en
el laboratorio” Rabinow, P., 1992: 141 1
– Reflexiones generales.
“
Quién eres tu? Preguntó la Oruga.(...) Alicia replicó, algo intimidada:
Pues verá usted, señor...Yo...yo...no estoy muy segura de quién soy,
ahora, en este momento, pero al menos si sé quién era cuando me levanté
esta mañana, lo que pasa es que me parece que he sufrido varios cambios
desde entonces.” Alicia
en el País de las Maravillas. Lewis Carrol Hubo
un momento en el proceso de redacción de este texto, cuando nos disponíamos
a abordar esa especie de post scriptum, las conclusiones, con los cuales
usualmente se intenta dar buen
fin a todo texto monográfico, que nos vimos envueltos en la
incertidumbre y detenidos en dudas. Normalmente
también, es este el espacio
destinado a trasladar al papel
la intimidad de la reflexión
disparada generalmente desde las peripecias que acompañaron la
investigación efectuada. Así
mismo se le estima y prestigia como adecuado espacio desde donde
articular comentarios, encarar y
dar forma de balance
final a los resultados del trabajo de campo. También es territorio fértil
en donde pensar los
acontecimientos, tomando
distancia con los mismos.
Es tiempo entonces de
elaborar conclusiones. En si mismo una presión. Deben ser hiladas con
prolijidad y en el esmero , dejar
evidencias inteligibles de
cuales han sido las metas
alcanzadas, cuales quedaron registradas en el débito,
que ha cambiado en nuestra percepción del objeto de estudio
elegido, cual es la magnitud
de logros y resultados , en fin, que tenemos que decir más allá de lo descrito. Son
también tiempos repletos de preguntas y ansiosos de respuestas, es en el
decir de Guigou cuando : ”Lo
Otro se desliza, desde la monstruosidad y el abismo, a extraños otros si
bien heredan esa impronta abismal y monstruosa, también se integran a esa
pretenciosa centralidad “humanizada del conocimiento”. Guigou, L.N. ,
Tani R., 2001: 01. Es
con mucho el lugar en donde espera al etnógrafo, paciente y
severa, la autocrítica, también espera al lector, de muchas
maneras parte y contraparte de la etnografía; también espacio y discurso
donde encontrarse una vez regresados del campo,
frente a frente con los huecos e
intersticios dejados vírgenes , vistos y no mirados, inexplorados. Aquí
las sorpresas al descubrimiento, tanto
en volúmen como envergadura,
de hechos y acontecimientos con
los cuales no contábamos. Estos asuntos de formalidad final, de
explicarse y explicar, estaba
en ese entonces ya dicho,
en dubitativa etapa reflexiva de ideación. Una
vez más, Guigou y Tani : (...)doble
juego de ausencia y presencia (el ejemplario malinowskiano:muestro la
etnografía, silencio mis diarios íntimos(...) ibidem: 03 Reconocemos
a esta etapa, el riesgo de convertirse con facilidad en
laberintos intelectuales, paralizar
la acción desde la pérdida de certezas. ¿Donde realmente ubicamos nuestra
relación con esa alteridad no siempre fácil de aprehender? claro lo
expone Viveiro de Castro al recordarnos a todos los inquietos que: “Ainda
quando antropólogo e nativo compartilham a mesma cultura, a relação de
sentido entre os dois discursos diferencia tal comunidade: a relação do
antropólogo com sua cultura e a do nativo com a dele não é exatamente a
mesma. O que faz do nativo um nativo é a pressuposição, por parte do
antropólogo, de que a relação do primeiro com sua cultura é natural,
isto é, intrínseca e espontânea, e, se possível, não reflexiva;
melhor ainda se for inconsciente. O nativo exprime sua cultura em seu
discurso; o antropólogo também, mas, se ele pretende ser outra coisa que
um nativo, deve poder exprimir sua cultura culturalmente, isto é,
reflexiva, condicional e conscientemente. (...) O antropólogo usa
necessariamente sua cultura; o nativo é suficientemente usado pela
sua”. Viveiros de Castro, E.,2002. Hurgando
intelectualmente curioso, en la
gran cantidad de apuntes y notas informales de nuestro tiempo en el campo,
las más, unidas levemente en el recuerdo
a mínimos episodios, data caótica, anárquica, desde ser, en un
porcentaje apreciable, tan sólo rápidos
garabateos, más de las veces
inconclusos, pensamientos
surgidos y anotados en distintos momentos de los tiempos
y en diferentes momentos de las emociones. Pesados de contenidos,
aliviados y alivianados de toda formalidad. Hay tanto dicho en esos
papeles humildes. Hay tanto y tantas cosas al descubrimiento. Algunos de
ellos crecieron y tomaron estatura suficiente hasta ocupar espacio y
llegar al diario. Otros, muchos, quedaron a la espera, en hojas de libretas, en reverso de viejos recibos de cuentas pagadas, en alguna que
otra servilleta arrugada en tiempos de conversación sobre alguna mesa
de algún lugar cualquiera , a veces en compañía de
oídos dispuestos en paciencia
a escuchar, otras en la acompañada soledad de los pensamientos .
Lo
que no supusimos entonces, es que los hechos mandan por si mismo, generan
sus propias dinámicas, que de ellas quedamos sujetos, que de la siembra
surgen tallos y de ellos frutos. Vaya
a modo de conclusión, esta somera síntesis de un bagaje
inmenso de vivencias recogidas en la experiencia imprevista de nuestro último
viaje a Cardoso Grande, invitados por nuestros informantes a rendir
recuerdo a ese tiempo que, trasmitido de generación en generación, ellos
mantienen y ellos consideran maravilloso. 2-
Viaje al tiempo antiguo que fue. La
gesta de los cardoceros. Venid,
venid a la Gira Misteriosa Los
Beatles. Hay
sucesos, un episodio cualquiera inesperado, en apariencia mínimo, casual, que transforma y construye en si mismo y por si mismo lo por
suceder. Algo así sucedió con lo que se suponía iba a
ser esta conclusión y final, que me relevó a una posición cómoda.
Otra vez etnógrafo. En acuerdo con el decir
de la investigadora brasileña Maritza Peirano cuando nos
advierte: (...)
o ponto de vista que estou defendendo é que o bom texto etnográfico foi
siempre um experimento(...)” Peirano, M., 2005(1993): 21. Cuando
las circunstancias preveían una etapa de laboratorio. Los hechos otra vez
mandan. Otra vez observando y participando. Concluyo entonces desde mi
experiencia, que el contacto con la
alteridad, en definitiva objeto de estudio de la antropología, es el que
transforma, ordena, construye, los senderos
a través de los cuales la etnografía se construye. Es
mi buzón virtual quién me sorprende. Salen a encontrarme
desde el texto, expectativas nuevas de un cercano regreso, participante activo de nuevos hechos etnográficos
vinculados a Cardoso Grande
vistos desde un punto de observación diferente y rico. Promesa de nuevas
escenas atiborradas de sucesos antropologizables, donde los límites, el nos(otros) se transforman, pasan a convertirse
tan sólo en una delgada línea , casi imperceptible. Este nuevo
viaje, absurdo si mirado desde la racionalidad pragmática, es el
que trataré ahora de convertir en conclusión, que no final,
de mi etnografía. El
mensaje provenía de Gladys, informante o
personaje clave, como algunas tendencias prefieren llamarlos, a quién
en su momento entrevisté y con la que sostuve luego,
múltiples y enriquecedores contactos,
conversaciones informales, fueren
personalmente, por vía teléfono o correo informático, dinámica
mujer, en sus 40s. que nunca
vivió en Cardoso, pero es realidad que
conoce llevada allí en paseo cuando niña por sus padres, éstos si,
nacidos , criados y con recordados festejados
esponsales en el pueblo. En los tiempos de la Obra, del empuje creciente de su embalse
y toda la incertidumbre de los tiempos nuevos por venir, abandonan
lo que consideraban su “querencia” y buscando un futuro se radicaron
en la localidad de Centenario, en la orilla sur del Río Negro en el
departamento de Durazno, frente a Paso de los Toros. Allí formaron hogar y
familia con tres hijos, fallecido
su papá, le sobrevive su esposa Doña Lola, simpática cardocera ya en
sus ochenta coquetos años, repleta de historias y cuentos de los tiempos
que ya fueron, y sobre todo con muchas ganas de contarlos.
Gladys continúa relacionada emotivamente al pueblo natal de sus
padres y en algunas ocasiones, ahora ya adulta, invitada por amigos ha
estado allí.
En su mensaje me
participaba de un acto festejo a realizarse en Cardoso Grande con
motivo de conmemorarse los 108 años de la Escuela . También me invitaba
a concurrir. Que para ello se estaba organizando un viaje en ómnibus que
se contrataría desde la
Ciudad de Las Piedras-Canelones- en donde residen
varias personas nacidas en Cardoso suministrándome la información
necesaria para ponerme en contacto con ellos. Que también había mucho
entusiasmo en Paso de los Toros de donde también saldrían ómnibus. Todo
el proceso de acercamiento a la posibilidad de un regreso
a Cardoso, que si bien previsto , no lo era para estos momentos,
la sorpresa estimulante de involucrarme en el acontecimiento, en mi rol,
en mi papel, yo participando en convite con el Otro,
el fuerte contenido de interés antropológico que emitía , la
posibilidad totalmente inesperada, de poner la mirada
en nada menos que en una “fiesta” cardocera, hacían del
acontecimiento una excitante
oportunidad. También
me confirmó aciertos en los senderos elegidos
por los cuales
habíamos guiado y hecho transitar
nuestra investigación en el relacionarnos con nuestros
informantes. La
fiesta cardocera y sus prolegómenos, el viaje de ocho horas en un ómnibus
incómodo, con su capacidad largamente
excedida en varias personas y muchos más bultos, pero siempre
dentro de un clima alegre y festivo, el extraño
espacio de memoria en donde coincidieron tres generaciones,
abuelos, padres, nietos, desde sus distintas experiencias y motivaciones,
viajando con el mismo
destino, realmente constituía un objeto de reflexión .
La reunión previa a la partida, en
una iglesia Evangélica de los barrios marginales de Las Piedras, cargada
de ritualidad y ceremonia, concertada “para conocernos”, a donde
llegamos antes de la medianoche de un viaje que comenzaría en una
proyección optimista de puntualidad a las dos de la madrugada del
siguiente, día domingo señalado para los festejos, lugar
donde nos fuimos presentando unos a otros las cuarenta y ocho
personas que viajaríamos, la situación de “patito feo” que rápidamente
se transformó en la de bienvenido, bajo bromas de considerárseme
a todos los efectos un “invitado sapo de otro pozo”. De los viajeros, treinta y dos descendían por parte paterna
del mismo apellido, hijo/a y nietos orgullosos de quién fuera el último
botero , herrero , carpintero y muchos otros etcs. de Cardoso, pareja cuya
esposa dio a luz dieciséis hijos, de los cuales en el ómnibus viajaron
siete, uno compañero de asiento y narrador nato,
otros dos se unirían al viaje
en Pueblo Centenario y uno en Paso de los Toros, de donde a su vez partirían
otros dos micros y varios autos particulares. El
contraste entre la situación ruinosa del Cardoso real que bien conocía
por haber estado allí hacía tan poco tiempo y
el bullicio alegre de este regreso de personas tan heterogéneas en
edad, género, profesiones, esperanzas y propósitos de vida, hacían del
episodio un algo extraordinario y nos llevaba de la mano a identificar la
presencia fuerte de un vínculo
que percibimos tozudo, terco, tenaz emergiendo
desde la memoria de
sus historias personales ligadas a ese colectivo con mucho de imaginario
que la investigadora Elizabeth Jelin plantea desde su obra: “Hay
un plano en que la relación entre memoria e identidad es casi banal, y
sin embargo importante como punto de partida para la reflexión:
el núcleo de cualquier identidad individual o grupal está ligado
a un sentido de permanencia (de ser uno mismo, de mismidad a lo largo del
tiempo y del espacio. Poder recordar y rememorar algo del propio pasado es
lo que sostiene la identidad (Gilles, 1994) Jelín, E., 2002: 24, 25. No
es fácil describir nuestra llegada a las 09.00 de la mañana, recibidos
en el frente de la escuela
por sus quince alumnos portando un cartel con la leyenda:
Bienvenidos cardoceros! o
las lágrimas en los ojos de hombres y mujeres que hacía mas de medio
siglo que habían pasado por la puerta de esa escuela a la que hoy
regresaban después de treinta y mas años. Los hechos hablan desde los
testimonios de los allí protagonistas: “Cardoso
está en el suelo, pero yo lo veo igual de lindo que antes” “Es
triste ver mi pueblo en este estado, hace treinta y dos años que no venía,
pero valió la pena ver este lugar donde fui fel “No
tienen perdón por lo que le hicieron a este pueblo, demoré veinti y pico
de años en volver, pero ahora voy a venir seguido, mis raíces están aquí” “Yo
vine a esa escuela, después mi hijo hizo hasta sexto, creo que por el
realmente nos fuimos, después viuda ya, pensaba... que voy a venir a ver
este desastre, sin embargo, me hizo bien “ “Mi hijo anda por ahí
sacando fotos, me dijo que el encuentra esto bueno y que va a invitar a
amigos de Montevideo para venir a acampar. Vivir aquí? Ni soñar” Comentarios
como estos, y dentro de este estilo, era lo que uno escuchaba de la gente
mayor. Una generosa parrilla en donde abundaba, cuando no!... carne de
oveja asada a las brasas, era el fogón
alrededor del cual se encontraban compartiendo todos los personajes: Don
Vico, jefe de la parrilla, privilegiado espacio ceremonial, altar del
banquete por venir, colaboración
que le había pedido la directora y que legitimándolo, honraba su
prestigio, mostrando a todos y a cada uno,
la fotografía de su yegua tordilla que con gusto le había
llevado: “lo prometido es
ley, don Vico” dije, y me
ofreció su mano agradecida. Hugo, comiendo y bebiendo, haciendo
reír a quienes no sabían de lo raro de su crujiente mandíbula y
concertando “negocitos” con los cardoceros capitalinos que le pedían
pescado de río “para llevar”. Pepe, siempre parco,
enigmático y sentencioso. También bebiendo y satisfecho de pasearse con
una de sus hijas que también había venido desde Durazno y a quién me
presentó con mucho orgullo paterno. “Es la prestada” me alertó con
risas, en alusión a que es hija de su ex -mujer, pero se quieren y se dan
trato de padre e hija. Estela, a cargo del
negocio y del teléfono, en ausencia del “patrón” que estaba en la
kermesse colaborando, participaba desde lejos, agradecida y emocionada por la fotos
de la parroquia que también
fueron promesa hecha en su momento y cumplida en esta
oportunidad. Yo.
Me sentí también muy feliz. Pese a todas las incomodidades de un largo
viaje, estar nuevamente allí participando
fue realmente una especie de devolución en premio. Los jóvenes.
Generaciones nacidas, en toda
la extensión del concepto, fuera de Cardoso, pasearon incansables por el pueblo al cual
la mayoría solamente conocía desde viejas
historias familiares, jugaron un partido de fútbol mixto en la
antigua cancha del pueblo que
debe haberse estremecido ante la osadía femenina, a la que llenaron
nuevamente de gritos y corridas vaya a saber después de cuantos años, se
bañaron como pudieron, y vinieron a la escuela pidiendo a gritos comida. Cuando
ya la tarde entraba , comenzaron la
actividad de instalar equipos de amplificación de audio
y preparar el motor generador de energía eléctrica que habían traído
a pedido de la maestra directora, conectar los instrumentos y
ponerse a bailar fue todo en un instante. Lo hicieron
hasta el anochecer en que todo empezó a prepararse para el
regreso, la mayoría con obligaciones de trabajo en las primeras horas del
día siguiente lunes. Pero no importaba todos parecían felices. Me
costó despedirme. Pero igualmente lo hice. Generalmente las evito. En
esta ocasión mas que una falta de cortesía, me pareció cobardía.
En el viaje de regreso, todavía con algo de luz al salir por el
camino de balasto Freddy, mi compañero de asiento, cardocero, sufrido
luchador cotidiano en la dureza de su vida de agricultor en ajenas
tierras canarias del Sauce, donde es capataz de una empresa forestadora,
hablando desde sus 69 años que parecen muchos más, le brotan desde el
alma las palabras:
“naci
y me crié aquí, hasta los veinte años aquí en Cardoso, en
esa estancia, ahí en El Arazá,
con menos de diez años, me ganaba mis
pesos pelando marlos y desgranando maíz. Casi todos mis hermanos,
menos los chicos, éramos un lote, hicimos lo mismo. Había que arrimar
para la olla. En todas estas estancias alrededor de Cardoso dejé mi
sudor. Hice de todo un poco. Me da pena ver como está mi pueblo. Pero si
ahora demoré como treinta años en volver, ahora que estoy viejo, quiero
venir mas seguido. Sirvió venir. Me voy triste pero tranquilo. Nos vamos
a ver de nuevo si dios quiere” Detrás
de nosotros, la vida de Cardoso y su gente, “los Otros”,volvían a sus
rutinas de vida sin luz. (Nos)otros animados de
sentimientos diferentes, quizás, muchos
sin siquiera saberlo, también. ¿Que
nos queda entonces al resumen? Desde
los hechos etnográficos percibidos surge claramente un “adentro” ,
ese conjunto reducido de personas que aún viven en Cardoso, que continúan
percibiéndolo como un poblado, su pueblo en sentido urbanístico, al cual
si bien perciben en derrota y retroceso aún mantienen como referencia
territorial, de ellos y de
sus familias, aún son de allí. Tienen claramente adaptadas sus prácticas
cotidianas de subsistencia a una situación peculiar, que en sus grandes
rasgos se ha descrito. La organización social sigue siendo
mayoritariamente la familia nuclear, con signos demográficos mas
cercanos a lo contemporáneo urbano que a lo rural tradicional, es decir
pocos hijos. También es peculiar y adaptada a las condicionantes las
formas de división de trabajo asumidas. El hombre, en su mayoría
asalariados rurales, peones de los establecimientos ganaderos de la zona,
trabaja de lunes a sábados a mediodía en sus lugares de trabajo y viene
al hogar el fin de semana. Por lo tanto la situación de techo, cama y
mesa en común es fracturada. Es dable esperar que esta situación
provoque ajustes en los ejes de poder y dominio al interior del grupo familiar. La mujer en tareas domésticas-
el eufemístico ama de casa- que aquí comprende con naturalidad, además
de la crianza de los niños, el procesamiento de alimentos incluido, la
limpieza de la casa, pero además abarca el manejo y cuidado de una pequeña
huerta familiar- “la quinta” como le llaman, que provee de hortalizas
y verduras frescas, también el manejo y cuidado de animales domésticos,
sean estos vacunos, lanares, o aves de corral . Esto genera a su vez
tareas subsidiarias que se comparten en algunos casos con los niños, o en
aquellas familias ampliadas con los adultos mayores-ancianos-, que son el
ordeñe de las vacas lecheras y
el pastoreo de dichos animales para obtener los mejores pastos y la
recolección de huevos de aves. Traer agua de los picos de distribución públicos
-canillas- trabajo que puede ser en ocasiones pesado, determinado por la
distancia a recorrer. Por otra parte “los de afuera”, antiguos
residentes cardoceros y sus descendientes, quienes mantienen y alimentan
en forma fantástica un recuerdo claramente idealizado de lo que fuera su
vida y el tiempo antiguo, trasladándolo oralidad mediante,
a sus parentelas, además de construir alrededor de ese sólido
sentimiento de pertenencia, una identidad que los contiene como personas
desde un vínculo muy profundo con ese pasado mítico. La gran división
adquiere aquí significación entre el
ser cardocero o ser “el Otro”. Investigaciones que continúen a
esta, podrán dar otros aportes. Nada
mejor que acudir a Malinowsky para fortalecernos en
la idea : “Despúes
de todo, los hechos aislados carecen de valor para la ciencia, por muy
sorprendentes y novedosos que puedan ser en si mismos. La verdadera
investigación científica se diferencia de la mera búsqueda de hechos
curiosos en que esta última persigue lo singular, pintoresco y
extravagante; (...) La ciencia, por su parte tiene que analizar y
clasificar los hechos con objeto de situarlos dentro de un conjunto(...)
Estas opiniones generales, creo, deben tenerse en cuenta y
examinarse en posteriores trabajos de campo que se hagan sobre materias
afines(...) Malinowsky, B.,
1995 : 497 Nada
mejor para terminar, que hacerlo diciendo:
algo así pienso y ronda por mi cabeza.
“Digo,
pues, que la verdad es como la he escrito, cada uno de nosotros es medida
de las cosas que son y de las que no son. De ahí que los hombres difieran
enormemente entre ellos, por hecho de que a los ojos de uno son y aparecen
unas cosas y a los ojos de otro, otras. Yo no niego que haya sabiduría y
hombres sabios, pero en cambio, llamo sabio a aquel que con un cambio hace
aparecer y ser buenas aquellas cosas que a los ojos de cada uno de
nosotros parecen y son malas.” Platón. Teeteto. Giannantoni,
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2002, O NATIVO RELATIVO. Mana Vol.8 nro.1, Rio de Janeiro. Material
aportado por el docente. Referencias: [1] Utilizaremos esta ortografía. Salvedad necesaria ante la costumbre, incluso en documentos oficiales que hemos tenido a la vista, de utilizar la letra zeta. [2] Dirección de Contralor de Semovientes. Dependencia del Ministerio de Ganadería y Pesca. Entre otras responsabilidades, controla y mantiene al día la cantidad y categorías de ganado existente en el País y las de cada productor en particular. [3] Yerra. Faena que se realizaba antiguamente en las estancias para marcar el ganado. Era una fiesta social de mucha importancia a donde concurrían toda las familias de cada zona. [4] Kilombo: en las ciudades del interior, sinónimo de prostíbulo. [5] Querencia: sitio que se considera la tierra natal. [6] Mate. Infusión de yerba mate [7] Taperas: casas abandonadas. [8] Blancos. votantes del Partido Nacional. [9] Colorados. votantes del Partido Colorado. [10] Recado. Silla de montar o montura criolla. [11] Baqueano. Experimentado y conocedor de lugares o tareas. [12] Chambonada. Chambón. Persona con poca habilidad . [13] Descascarriar. Quitar con tijera de esquilar, lana en la zona que rodea el ano del animal, sucia de excrementos. [14] Expresión que significa montar un mismo caballo, detrás del jinete. [15] Nombre con el cual se llama en campaña a los fantasmas . Imagen de una persona muerta que según algunos, se aparece a los vivos.
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Julio Viana
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