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Un circo tradicional Crónica y dibujos de Eduardo Vernazza Suplemento dominical del Diario El Día Año XXXVIII Nº 1971 (Montevideo, 18 de abril de 1971).pdf
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El Circo Berlín tiene una virtud. la de no desvirtuar el espectáculo característico de su género. El circo moderno, ese conglomerado que suele tejer dentro de algunos números, otros de revistas, juegos de agua o nuevas búsquedas para los públicos exigentes, no concita el sabor de lo que implica esta fiesta del circulo de arena, o de la pista alfombrada en rojo, como marco decorado para realzar el cuerpo ondulante de la malabarista bailarina, o destacar a los alambristas que cruzan en el espacio un salto de asombro. Circo a la antigua. Con el tradicional desfile y presentación de la "troupe" y de los animales amaestrados. Con la carpa sin "camouflage". Lisa y llanamente una hermosa carpa verde. Con los palos mayores en celeste y blanco. Con sus butacas y palcos en bermellón con flequitos dorados, y con una luz común, sin nada convencional ni falso. Con los trajes de luces. Cosidos de pedrerías le colores. O sencillos y blancos como los del trapecista. Con sus payasos y enanos en el chiste limpio y simple aunque sea repetido. Ese chiste que todos esperan ya sonriendo, y que la clásica bofetada anima, junto a la voz ronca y gritona de la amplia boca pintada. Con las trampas de agua y los desmesurados instrumentos a los que sólo ellos sacan música, expresando cómicamente el ritmo de las palabras. Con la escapada final tras la travesura. El siempre esperado chimpancé que mira casi con los ojos de su domadora. Esa señora con traje dorado, recamado de brillantes piedras que le dirige hablándole. Mono trapecista, equilibrista. Vestido de malevo, gira con el tango por toda la cornisa roja de la pista. Con mirada humana, con obediencia adelantada, inicia las pruebas como el mejor atleta. Y el doble salto mortal de los trapecistas. Blancas palomas que son trompos en el aire, y caen milagrosamente, tejiendo un nudo de segura amistad en el juego de la muerte... El domador de alta escuela, con su caballo de crines rubias y el penacho sobre su lomo. Los acróbatas de la cuerda floja, que parecen danzar en lo alto del espacio verde luz. Y por fin la bandita de viento. Con el tambor que trina el momento de peligro. Que marca campases a todos los artistas, y pone entusiasmo en la cara de los niños y nostalgia en el rostro de los mayores. Esa misma banda que acompaña la despedida al público que sonriente, entuba la calle hacia la “salida”, dejando atrás un rato de sano solaz, de recuerdos o de retrospectiva inocencia. |
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Crónica y dibujos de Eduardo Vernazza
Suplemento dominical del Diario El Día
Año XXXVIII Nº 1971 (Montevideo, 18 de abril de 1971)
Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación
Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)
Ver, además:
Eduardo Vernazza en Letras Uruguay
Dennis David Doty en Letras Uruguay
Catálogo pinturas y dibujos del artista de Uruguay Eduardo Vernazza por el cineasta Dennis Doty (Irlanda/Estados Unidos)
Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce
Email: echinope@gmail.com
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