¿Quién posó para el cuadro «La modelo» de Ricardo Aguerre?

Crónica de Eduardo Vernazza

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XXXIII Nº 1633 (Montevideo, 3 de mayo de 1964)

Obra «La modelo», de Ricardo AguerreRicardo Aguerre trabajando en su cuadro "Desayuno sobre la hierba”, para el cual posó Martha Goudal.

Los hechos reales cobran, con el tiempo una aureola de sueños. Son parábolas imprecisas. A través de ellas se perciben nostálgicamente los momentos vividos, y al traerlos a la memoria se intiman ya con el precursor deseo de la confesión. Es en ese preciso instante, cuando los años juveniles se han esfumado, que renace por contraste el deseo del recuerdo. Y es entonces que el aprisionarlos se hace difícil, como difícil es volver hacia la huida del tiempo.

Imprecisos del pasado, — cuando se renuevan en la poesía del volver, quedan muchas veces perdidos como una nube errante.

Aguerre no recuerda dónde está su cuadro que tituló "La Modelo”. Un desnudo que realizó, cuando por primera vez, ganada la beca 1921, viajara a Europa. Entre los pintores y escultores de aquella magnífica generación, se repite siempre el mismo sueño, la misma realidad de la recordación. Fue en París. Se instaló en una buhardilla-estudio del “quartier” de Montparnasse, a cuyo “souvenir" se unen siempre el cafe de “La Rotonde”... y el “Du Dome”. . Y sobre todo, el centro de los estudiantes libres de Arte: “La Gran Chaumiere”, ese taller que pot modesta paga de un ticket a la entrada, se obtiene el modelo colectivo para croquizar... y '‘también el calor , He la estufa" agrega Aguerre. En su corredor o pasillo se halla un tablero con solicitudes y ofertas de modelos para artistas. La gracia de sus nombres y apodos quedan en la mente y en el espíritu con un especial afecto, con una sonrisa que asoma y que dura lo mismo que esos apretados y cariñosos “alias”: “Titi”, 4Dodo”, “Tete”, etc., et:-Otros parecen personajes sacados de las sagradas escrita! ras, que se caracterizan como verdaderos actores de teatro, con harapos, con la mirada hacia el cielo y el gesto absorbido y lacio. Saben su oficio mediante la paga convenida- Presencia continuada de los más raros: tristes y alegres, interpretan su papel, y parecen ya vivir en él para siempre.

En aquel tablero, un dia en que Ricardo Aguerre, el destacado pintor nacional, se sintió ya más seguro en la gran ciudad, puso su nombre y dirección de su buhardilla, solicitando modelo. Al otro día, una fila india esperaba la apertura del estudio, y entre ellas pudo observar los rasgos más convenientes para el cuadro que deseaba realizar. Así conoció a Marta Goudal, joven aún (como puede observarse en la fotografía que reproducimos).

Esta “poseuse” era hija de campesinos y llegó a París como tantas otras, deseando una vida mejor. Como sus compañeras —entre todas forman ese conjunto de colores que se agitan al resplandor de la gran ciudad — tuvo sus sueños. La realidad era otra muy distinta, y no tan fácil de llevar la vida. . . Poco cuentan ellas de su caminar, apuran la existencia sin volver atrás. La pose, esas horas interminables, las munen de serenidad, tienen sus nervios templados a fuerza de ese ejercicio de la voluntad, y sobrellevan una vida reducida al mundo existencialista, en el cual tienen una capital .importancia, que les da aliento, v muchas veces orgullo a su profesión.

Junto al pintor uruguayo, aprendió a tomar mate, y “se había acriollado bastante" apunta Aguerre. Como casi todas era muy buena y muy útil como modelo y recuerda que el gran escultor uruguayo Antonio Pena, realizó una obra de valor con esta misma modelo, un trabajo que tituló "Desnudo”, impregnado de helenismo. Yeso que envió como becado y que se halla ubicado en el Parque Rodó. Entre otros pintores uruguayos, a los que sirvió de modelo se halla Rosé, y algunos cuadros de aquella época 1926-27, muestran a Marta posando. Aguerre estira el recuerdo a una hermana menor llamada Paulette “Era también modelo; muy inteligente y estimada en el ambiente. Todavía no había bajado los brazos a las ilusiones. Tenía ambiciones y quería ser artista de cine, llegar a estrella. ‘‘No sé si lo ha conseguido", nos dice Aguerre escapándose a la realidad.

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El cuadro “La modelo” obtuvo en el ano 1927, cuando el pintor regresó al Uruguay, el primer premio de pintura en el Salón de Primavera de ese año, premio compartido con una obra del artista compatriota Carmela de Arzadun.

Ricardo Aguerre trabajando en su cuadro "Desayuno sobre la hierba”, para el cual posó Martha Goudal.

Los dibujos a pluma y tinta que acompañan esta nota, son estudios previos, realizados con Marta Goudal como modelo, para otras obras y composiciones, entre ellas una titulada “Deyener sur L´herbe” variación de un tema tan grato a Manet y los impresionistas. El cuadro “La modelo” es una de las telas más características de la época en que Aguerre se ceñía a las formas, sin evadirse de la naturaleza Su concepto pictórico regía entonces por un desplazamiento de los planos, pero al revés que otros pintores (ejemplo Cuneo en un periodo) no geometrizó éstos, sino que los llevó en un cambio de valores por el color, sin ejercer sobre los mismos ninguna determinación por el acento de la línea recta. Aguerre no abandonó la generalidad de una modulación por medio de la tonalidad. En ella recuesta su invención estudiosa, y aplica sus conocimientos dentro de una forma sencilla y aparentemente liviana. Esta liviandad radica en su fuerza de dibujo, y si luego y en algunos dibujos refuerza su tendencia al volumen, en este desnudo manifiesta una sensibilidad de pintor a prueba del más fino cromatismo. Después iría en sus 'Techos de París”, serie de plomizos grises, a sentir la medula de la extensión en la atmósfera que predominaba en la Ciudad Luz, y que ya entonces se recogía en la más madura densidad de una pintura decisiva. Antes de esto, el artista decía: “Los esbozos (como estos que vemos impresos) de acuerdo a mi sentir, comienzan con el prisma de una idea, se desarrollan complicandose y agrandándose en sus dimensiones de acuerdo a lo que mi inquietud me impone”. Pero aún en el color, cuando pintó “La modelo". Aguerre sitúa su pintura dentro de un marco de trabazón de tonos.

Composición a pluma y tinta directa para la preparación de un cuadro

Es natural que había visto ‘La Olimpia” de Manet, y aquellos fondos de rojo vino de Modigliani. Sin embargo, su cuadro mantiene una dosis personal en el aspecto de su dibujo y colorido, más en la forma tratada que escapa, aun siendo el artista muy joven, a la toma directa del natural, para pasar por el tamiz de una idea de pintura primero. Los planos son elaborados uno tras otro, los principales — elude los detalles — y se hermanan en su correlación tonal, sin estridencia de color, sin la soltura hábil. El pintor estudia su modelo por encima de una preconcebida idea imitativa y superando el escozor que media entre la belleza natural y la pictórica. Delinea su camino que reforzará en la madurez con ensayos al fresco, en los cuales el Renacimiento italiano verterá su savia, y determinará ya definitivamente su personalidad fuerte y de rotunda redondez en las formas.

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Su “Desayuno sobre la hierba” quedó en París, en la colección de alguno de aquellos héroes con capacidad de mecenas que compraban cuadros. Allí está pintada Marta. Posó para ese cuadro, que reúne varias figuras en las cuales Aguerre, estimulado por la vivencia de las obras que admirara compone una escena que es una disculpa temática para pintar varios desnudos.

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En aquella feliz época! —1922 al 27—, Aguerre recorrió muchos países de Europa. Encontró y trató modelos para sus cuadros, pero como un milagro mantiene encendida la luz de sus años en La Gran Chaumiere. Sus compañeros de estudio fueron o son aún grandes pintores: Spilimbergo (recién fallecido), Butler, Bazaldúa, Berni y otros formaron un coro de ilusiones juveniles, de ambiciosos planes que sostenía una vida bohemia, con arrebatos de aventureros románticos. No llevaban capa ni espada pero sentían las aceleradas pulsaciones en la carrera de llegar.

Hace unos años Aguerre viajó nuevamente a Europa y pintó paisajes. No volvió a utilizar modelos, no pintó o dibujó figuras. Se desprende así del tiempo pasado en su haber de artista y la poesía de los lugares que frecuentara entonces, reviven en él, con el deseo de pintarlos. El hombre parece ya no interesarle la figura de los modelos que siguen haciendo cola en la Academia, se esfumaron de su visión por completo. Los paisajes, los puentes del Sena, las viejas calles de Montmartre. El descarnado molino, que gira aun en el recuerdo de los que le vieron como dos agujas de un enorme reloj, que marcaba una hora indefinida en el infinito del espacio, olvidado de los números que definen el tiempo. Aguerre plantó en esas ruinas vivientes, su caballete. No entró en “la piel” de la vida pasada. Fue con su esposa e hija ya encaminada su vida sin la inquietud ferviente de los impulsos primeros, con la serena virtud de una lírica íntima que cantaba la plenitud.

Ya estaban en su espíritu la prudencia y la prevención. Llevó botas altas para luchar contra el frío de la nieve; organizó sus cosas con mesura, con responsabilidad. Trajo de ese viaje una cantidad de obras bellas en que interpretaba el paisaje colorido, ligero en el trazo, o rotundo y vigoroso en su puesta en color. Vino después de dos años, y su mirada no traía ya la expresión de aquellos años de deslumbramiento. Al poco tiempo nos decía que dejaba de pintar. No le creímos ni le creemos aún- Esperamos su reacción. Su estudio, un estudio grande y cómodo, está con muchas de su mejores obras, que cantan un silencio de espaldas a los bastidores.

Fue aquélla su última exposición.

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“El tiempo pasa y nunca más las he visto”, dice Aguerre refiriéndose a la modelo Marta Goudal y su hermana Paulette.

Como si una mano hubiera quedado asida en aquellos tiempos de ilusiones, y la otra en lo concreto de una realidad definitiva.

Crónica de Eduardo Vernazza

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XXXIII Nº 1633 (Montevideo, 3 de mayo de 1964)

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

 

Ver, además:

 

                     Eduardo Vernazza en Letras Uruguay

 

                                                                        Dennis David Doty en Letras Uruguay

 

Catálogo pinturas y dibujos del artista de Uruguay Eduardo Vernazza por el cineasta Dennis Doty (Irlanda/Estados Unidos)

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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