La multiplicación del elemento geométrico constituye, en parte, la motivación fundamental de la obra del pintor.

La evolución que de la abstracción primitiva ha llegado a consolidar Costigliolo en función dé una importancia capital para el signo-plano de la construcción, en el cuadrado, triángulo y rectángulo, se manifiesta en la presente muestra con toda la aparente facilidad conque un artista dominador de su temática, alimenta constantemente con nuevos procedimientos en te, composición y en el ritmo.

Pero existe, a nuestro entender otro factor de suma importancia respecto a la verdadera ubicación de esta pintura.

La geométrica reduce acá las proporciones. Rompe la lógica, y conduce el ritmo con una instintiva libertad por momentos infalible.

De allí surge la composición sin una estructura aferrada, sino suelta, dirigiendo sus puntos de apoyo a los ángulos del cuadro. Dentro de ello rota una vertiente inimaginable de figuras geométrica« planas.

El color es intenso, exaltado, o fino hasta el oro y el celeste. Los blancos se vienen al primer plano, y los azules y rojos, en su combinación, resultan por momentos sorprendentes.

Es un derivado de la abstracción, pero que nada tiene en común con el objeto depurado sino con la fisura geométrica depurada. Los huecos hacen que la profundidad quede sugerida en un sencillo juego de tramas que llevan los pequeños espacios a ligar, armonizar, componer, y sostener el eje de este concepto.

A nuestro juicio, dicha pintura se sitúa dentro de un fenómeno visual.

Si la Escuela de Vasarelly emplea el plano y las trazas para provocar el impacto inquietante de un choque Op-Art, en el cual el movimiento se produce por el efecto estático en relación a la visual, Costigiolo conduce los elementos objetivos hacia la serena visión, por medio del dinamismo de los planos.

Sería, ésta, una paradoja plástica, que se ofrece en el mejor sentido de la estética moderna.

Al estilizar un elemento fragmentado en las figuras geométricas. Costgliolo ha buscado la suma eficaz de toda una sensación producida por el vértigo del ritmo.

La limpidez de su ejecución radica, por otra parte, en una pulcra como cuidada realización que, dentro de la asimetría, nos da un equilibrio que se recoge tranquilamente, sin que se produzca ningún vestigio de fatiga ni de inquietante desviación visual.