Monet y la eclosión de la luz, por Eduardo Vernazza - Diario El Día

El impresionismo fue la teoría que descubrió el verdadero sentido del color en la Naturaleza.

Cuando las sombras eran interpretadas por el claroscuro, que a su vez creara el Renacimiento Italiano, y se pensaba en la Academia como una solución que perduraría para siempre, surgió el color derivado del espectro solar, y su aplicación a la pintura.

En verdad fue Monet el inspirador primero, que llevó paulatinamente el nuevo aporte. Lo cierto es que el gran artista francés se manejó entre las dos formas de expresarse. Sus obras alientan en parte, su gran respeto por la pintura de los grandes. y por otra, la relativa a la ubicación de los nuevos conceptos que se discutían ya en las tertulias del café.

Especialmente Monet fue el intérprete más osado de lo que por él se dio en llamar impresionismo. Su cuadro "impresión”, realizado en Inglaterra es el inspirador.

En realidad, Monet llegó más lejos de lo propuesto en primera instancia. Y si Sisley le sigue de cerca, es él quien traduce la esencia misma de la atmósfera y la luz, hasta llevarla al súmun de su relación con el color.

Sin duda, su serie de las “Catedrales”, adquiera relieve documental e histórico para dotar al impresionismo de su más gravitante condición, al tiempo que marca la debilidad de estructura que Cézanne descubrirá y deseará corregir, iniciando otro movimiento que tendrá la aceptación integral, y desbordará luego en el cubismo.

Monet ve pintar a Boudin, sencillo y honesto. Qua en la playa se preocupa de captar el movimiento y las transparencias rosas y grises de las nubes que corren en e! cielo de Francia. Aprender tal vez de él algunos primeros conceptos. Joven, impulsivo y fuerte, Monet adquiere de inmediato la posesión de sus medios expresivos.

Sabe a qué atenerse, cuando frente al paisaje, al puente, o al campo pleno de flores coloridas, deja correr su pincel como una nube más que engendrará en la tierra una paleta de mil tonos fundidos o yuxtapuestos, convirtiendo la severa creación de antes, en una multicolor esperanza de luz y aire pleno.

Fue la primera vez que los pintores salieron a pintar al aire libre y totalmente, sus cuadros. Cierto que Corot, y antes Velázquez y otros, en oportunidades especiales lo hicieron, adelantándose en parte a esta teoría. Pero Monet y sus compañeros de lucha dieron al impresionismo la fuerza y la importancia de una Escuela que eliminaba aquellos síntomas alarmantes de estatismo.

De allí surgió todo lo nuevo. y su modalidad sirvió para romper el cerco impuesto por la Academia, y dejar la libre expresión individual, que hoy es primordial en todo artista moderno.

La luz adquiere con Monet su máxima riqueza. La atmósfera se siente como si se viviera y respirara en sus cuadros.

Es tanto lo que le apasiona su carrera de descubrimientos, que se hace eco de las horas. De las características e influencias de estas en el paisaje. Cuantas tonalidades distintas tiene el campo en diversas horas del día. Mismo las calles de París, y sobre todo sus Catedrales. La luz comienza a ser una obsesión para sus ansias de color. Las sombras aquellas del claroscuro, se transforman en colores y tonos. Surgen las sombras violetas, azules, complementarias de los rojos y anaranjados amarillos...

Monet sigue la teoría del color. Pero se sumerge en un extraño vigor íntimo toda su potencia creadora, que fija el tiempo y la ruta que sigue e! sol...

Las puertas de la Catedral, ceñidas de extrañas figuraciones religiosas, van tomando estado de gracia por el deslizamiento de la luz, y por el misterio de las zonas sombrías que penetran, transparentes como nunca en el espacio arcado de las columnas y de las portadas.

Esta serie es un claro ejemplo de la teoría impresionista. Tal vez el más concreto porque lograr en varias telas consecutivas o espontáneamente pintadas en las mismas horas cada una en cada día, la esencia misma de la fuerza y la debilidad del impresionismo.

Claudio Monet termina sus días de pintor extendiendo en él reflejo de las “Ninfeas", las aguas quietas de su estanque ...

Ya no se conforma con lo hecho. Lleva a su pintura a dimensiones amplias siguiendo el concepto de serie, viéndolas vivir en distintas luces, y morir en otras. Le apasiona este juego al que se entregó su ama sensible y su espíritu incansable de luchador.

Sueña el pintor en la doble realidad del reflejo. No ya como color en si, sino como tema y motivo con forma, color y luz, repitiéndose en el espejo del agua quieta.

Se hunde en descubrir. No busca ya el dibujo, sino y cada vez más, el diluirse de la luz en las cosas. La perspectiva aérea, esa inmaterial vibración que ya en los paisajes demostró captar con ritmo y talento sutiles, pero todavía naturalistas y reales dentro de su escuela.

No se da cuenta que está gestando la reacción inconciente todavía, pero que el tiempo traerá para dar otro paso más hacia la estructura moderna.

Claude Monet: el impresionista y el pintor de series