Diálogo con los artistas

Los secretos de Herman Meisner

por Eduardo Vernazza

Diario El Día (Montevideo, 2 de agosto de 1973)

El texto publicado en el diario contaba, solo, con la foto de H. Maisner.

Las fotos de las obras se tomaron de catálogos de remates.

Herman Meisner

Se deslumbró por vez primera cuando un joven, con tiza de colores, copiaba las perspectivas de la ciudad... “y tenía toda una inmensa muralla a su disposición”.

De adolescente luchó para entrar a la Academia, mientras su padre —autoridad inapelable — lo empleaba en un Banco.

Como bancario llegó al Uruguay con un contrato de cuatro años. La esperanza de ver mundo y de desprenderse de su trabajo le atrajo y aceptó la propuesta. Pero pasaron cuatro y muchos años más sin que la vida le dejara el espacio para poder vivir fuera de la luz artificial y las letras de cambio, las matemáticas, y todo ese. hormigueo de números, junto al lógico y entusiasta arrebato por imponer una “Revista”.

Hoy, ya pintor con galardones ganados en los salones y exposiciones en Uruguay, Argentina y otros países de América, está a punto de despedirse del paisaje nacional para volver a la figura.

Para ello deja constancia de su pintura en los 30 paisajes que expone en el Subte Municipal.

Asombro en Berlín

—¿Su entrada al arte?

—Fue por un zócalo de un monumento ecuestre... tenía yo cinco años. Después en el Liceo, las clases de dibujo. En 1931 vivíamos a 30 kilómetros de la ciudad, en medio de lagos y bosques maravillosos y solitarios. Mi familia se radicó en Berlín. Me asombraron sus museos y galerías.. Mi primer maestro fue un pintor alemán de origen francés. Me daba clases gratis. Visité a la vez una escuela privada del famoso barrio del Zoo. Una bella edificación con muchos “ateliers”, cerca de la Academia de Bellas Artes del Estado de Prusia.

Aprendiz en 1931

Fue a la Academia.

Exigían una internación de 15 días durante los cuales los profesores examinaban las posibilidades y el talento del futuro alumno.

“Yo no podía internarme — recalca Meisner-—, tenia que trabajar; no había posibilidad de rebelarme”.

Tomó su humilde carpeta de dibujos y se presentó a la dirección. Lo aceptaron, con la condición de rendir estudios en su casa. Allí aprendió la técnica de los viejos y grandes maestros. Los secretos de los colores fríos y cálidos; los barnices. las temperas blancas como "refuerzos de luz”..»

Tuvo al famoso Tank como profesor de Anatomía. En 1964, lo volvió a ver con la emoción que es de imaginar, en su viaje a Alemania.

"Al regresar yo a Uruguay —dice Meisner —, me pidió tres trabajos para el Museo de la Academia...”

Fascinante Nuevo Mundo

—¿No está arrepentido?

—No; no estoy arrepentido de haber venido a Montevideo. Yo quería desde mis sueños lejanos en Alemania, salir de allí, y conocer el mundo de América. Sobre todo México y Perú, esos mundos de sol. Pero mi destino fue llegar al Uruguay. De aquí salí para muchas partes de este nuevo mundo que me fascina.

En la UTU estudió grabado con Guillermo Rodríguez, y escultura con Prati y Pena. Trabajó también en el Taller de Cúneo al que considera el máximo pintor uruguayo. “Todos hablan de Torres García” .“Yo creo que él sólo ha presentado una disciplina, un reencuentro con la estructura que el impresionismo había perdido”.

—¿Otros artistas nuestros?

—Aprecio mucho por su sinceridad a Martín y García Reino. Son auténticos.

De los grandes admira a Vlamink. “Fue al contacto con la naturaleza que este pintor logró toda su grandeza universal”. Sintético ,dramático. Sus paisajes los considero lo mejor que se ha pintado en este siglo”.

—¿Y Picasso?...

—No participo de la general veneración por este pintor. Lo considero grande hasta su época azul. Luego lo tengo tan solo como un agente del caos. No veo belleza en sus obras, sino fealdades.

"Licitar” los Salones

—¿Y los salones Nacionales y Municipales?

—Creo que debe imponerse una reglamentación, de forma tal, que las obras sean entregadas sin firmar, con sobres lacrados. Como se estila en las licitaciones. Al fin y al cabo son competencias.

Meisner se extiende en consideraciones sobre este punto, en el que quiere que el pueblo asista a los concursos y tenga voz y voto.

—¿Sus planes de futuro?

—Nuevamente pienso dedicar mi atención y mi entusiasmo a la figura humana. Ante todo al retrato. Insistir en las artes gráficas, como grabado...

Así dejamos a Meisner, aquel pintor y maestro que desde 1946 a 1955 dirigió la “Galería ARS”, que era a la vez Escuela de Pintura.

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