La Teoría de Cézanne

por Eduardo Vernazza

Diario El Día

Montevideo, 11 de julio de 1972

Este texto y dibujo de Vernazza, al día 21 de junio de 2022 están inédito en Internet. 

Fue escaneado, texto e ilustración de Vernazza, por el editor de Letras Uruguay

Si alguien lo incluye en otro lado agradezco que hagan mención de donde lo tomaron.

Intuyó Cézanne la debilidad del impresionismo. La conquista que cumplía su ciclo, enredándose entre el proceso de la luz, surgida ya sin la definición estructural que le diera vivencia permanente, “como las obras de los Museos”, según el llamado mago de Aix.

La teoría era proceder a dar color en toda la intensidad, yuxtapuesto o sobrepuesto, pero entonando con una escala analítica, la fuerza geométrica que sin aparecer aún en la composición visible, tenía ya la sugerencia da una intención, por la cual se manejaba una nueva visión de la pintura moderna. El cubismo marcaría con fuerza indeleble la función geométrica pura, cuando tomó los conceptos de Cézanne: “La naturaleza puede representarse con el cubo, etc...’’

Pero en la verdadera obra de aquel pintor renovador e inspirado, se mantenía el deseo de realizar una pintura que se sostuviera como obra perdurable.

Demás está decir, que el propio Cézanne no sospechó jamás que sus teorías fueran tan importantes para la libre expresión del arte moderno. Porque desde su aplicación, se llevó a cabo un sinfín de “ísmos” que arrollaron la constancia de cualquiera de los movimientos plásticos, para suplirlos por otros descubrimientos, hasta llegar poco menos que a un caos.

Si Cézanne frenó la envoltura y la desaparición del dibujo y estructura del impresionismo, también provocó inconscientemente otros descubrimientos que intentaron y ayudaron a formar criterios que fundamentaron muchos aspectos del color y su empleo.

Unos pocos le comprendieron en su tiempo. Hasta fue indicado como mal pintor, y disimuladamente, el propio Zola, su amigo, no tuvo confianza en su pintura.

Casi aislado, siguiendo su derrotero y sus ideas, empecinado en que su teoría vencería, su trabajo alentó siempre sus convicciones.

Una vida por momentos azarosa, y por años apegada a su hogar, en donde su idiosincrasia retraída, favorecería sus creaciones. Cézanne llevó a cabo durante muchos años una lenta y proficua labor. Se cuenta que a veces un modelo (naturaleza muerta) le llevaba muchos días de trabajo. Incluso, usaba frutas de cera, para poder trabajar con tranquilidad.

Una anécdota cuenta que, terminado un cuadro de grandes dimensiones, se dio cuenta que no pasaba por la puerta de su taller. Y no halló mejor manera de hacerlo, que romper el muro hasta dar con la medida que la facilitara el pasaje de la obra. Con sólo desclavar la tela del bastidor, lo hubiera hecho sin tomarse tan tremendo trabajo. Pero ello, sin embargo, dice de su especial cuidado y su primordial miramiento por su pintura. Temor de que se dañara, o de que cuarteara la tela. Tal vez.

Como los impresionistas, salió al campo, al aire libre, a pintar. Pero no tomó al pie de la letra más de lo que a él le servía para desarrollar su idea. Su pincel parece cuidado. Un trazo al lado de otro, variando constantemente la riqueza de los tonos pero construyendo al tiempo, y manejando severamente la riqueza del color en pequeñas zonas que limitaba con aparente facilidad. Muchas veces rompía sus cuadros por no estar conforme con la interpretación que deseaba darle al motivo. Otras, borraba y volvía a pintar, para sacar el color en su más intensa expresión representativa. El decía que el sol no se podía copiar, pero sí representar. Esto lleva en si una gran verdad, que alimentaba su teoría interpretativa de la naturaleza.

Nunca dejó Cézanne de pintar la naturaleza. Da comprender a través de ella todos los secretos que alentaba en su espíritu y su instinto de pintor.

Nació Cézanne en 1839 (falleció en 1906) en Aix, Provence, Francia. Después de tomar parte en la muestra de los impresionistas —1874—, en 1895, una exposición suya provocó un escándalo mayúsculo. Hijo de un banquero, sus años jóvenes pudieron pasar sin el apremio económico que fustigó a casi todos sus compañeros de entonces.

Creemos que desde Cézanne, la "naturaleza muerta” cobró una especial vivencia.

Porque para estudiar su teoría, nada mejor qua tratar un modelo inmóvil. Así trabajó en muchos cuadros de dicho género, al que dio una singular belleza de colorido, y una composición de moderna estructura.

Ello supone que el modelo pasa a segundo término en su relación al valor pintura. De allí que un trozo de buena pintura esté patentizado, tanto en una imagen figurativa, como en una fruta.

El desnudo llamó poderosamente la atención de Cézanne, como motivo para estilizar la composición. Su geometría se adivina en la forma en que están inclinadas las figuras formando una especie de triángulo unas veces, sin aplicar precisamente, como lo hiciera después el cubismo, la figura geométrica en si. Cézanne tenia entre sus manos el secreto de una nueva vertiente para conquistar el gran paso hacia una pintura poderosa y consistente.

Los años le dieron la razón. Muchos caminos surgieron de sus principios sostenidos con tanta perseverancia extraordinaria, sin saber ciertamente los alcances que tendrían frente a un movimiento que, como el impresionismo. había revolucionado el mundo de la pintura y aun seguía haciéndolo, mientras en el silencio se gestaba esta búsqueda incesante de Cézanne.

Paul Cézanne: El padre del arte moderno | galería Nacional

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