Folklore Negro y Exposición Olivera en el Café “Boyero”, por Eduardo Vernazza (Uruguay)

Folklore Negro y Exposición Olivera en el Café “Boyero”

Diario El Día (Montevideo)

Mirando mas allá obra de Julio Olivera

El “Centro Cultural del Folklore Negro” y el “Taller O”, han patrocinado la exposición que el pintor Julio Olivera inauguró en el viejo café “El Boyero”. La muestra del “Boliche”, como se le da en llamar, ha sido abierta con una conferencia de Prensa, en la que por cierto no faltaron aditamentos muy característicos, entre “empanadas caseras, vino blanco y candombe”.

Cierto que tales expresiones culinarias, bodegueras y candomberas, matizaron el ambiente. de color y fantasía. No sólo las obras del colorista pintor engalanaron el “salón”. Muy atinadamente, documentaron la exhibición con antiguos trajes de lubolos y comparsas, que tuvieron gravitación en el desarrollo y evolución de las carnestolendas.

Vivos coloridos de trajes con ribetes dorados, viejas galeras y bastones de aquellos gramilleros de “verdad”, que todavía hoy sostienen temblorosos el bastón, la galera, y aun la larga barba blanca de “nylon”.

Animaron las presencias de danzarinas negras, que desfilarán en las próximas “Llamadas”-

“Calor y color del Sur", las sociedades lubolas, y estas muestras de Olivera promueven una inquietud, que los turistas no desprecian. Hacia ellos principalmente va el montaje de una muestra con caracteres ⁹ propios y elementos documentales de mucho interés.

A su vez, el pintor, fue uno de los creadores de “Las Llamadas”, lo que fundamenta el prestigio ganado en la barriada morena, que palpita ya los días y noches que respiran al compás de los tamboriles y el rojo resplandor de estandartes y estrellas iluminadas.

Olivera expone óleos, témperas. dibujos, grabados y postales, junto a los trofeos que ilustran toda una época rediviva y actual.

Barrios con sus casonas coloniales, de tonos apagados por las pátinas, callejuelas en donde los conventillos dejan asomar las ropas blancas colgadas como lunares recortados en el azul del cielo, o en los rosas viejos de las paredes. Personajes de comparsas negras. La “Mama Vieja”, el “gramillero”, el “escobero”. Todos desfilan con la magia de sus dinámicas figuras; unas con líneas, otras con festoneadas fantasías, inspiradas en la aureola que el pintor creó con una rica imaginación.

Después, los tamborileros, casi pegados en el ritmo da sus lonjas.

No faltan los detalles floridos, ni las cabezas en acuarela de tinos del carnaval.

Estas muestras en el viejo cafetín, desean desbordar hacia la calle, para que sin falsear los elementos, vivan el carnaval con auténtica y legítima originalidad.

No se aviene Olivera a una técnica depurada, ni se preocupa de afinar en el óleo las consecuencias de su temática. El desea expresar, con auténtica objetividad, lo que el color hace por su parte, sin imitar, ni condicionar nada fuera de lo que cree mencionar con su paleta v sus tintas.

De allí su ingerencia en el Grupo Folklórico Afro - Uruguayo, en el que su colorido, en la creación de los escenarios, llamó la atención. No es extraño, pues, que la exposición, que sigue a la que ya comentáramos no hace mucho, en el Club Municipal, traiga nuevamente, la esencia de algo que es nuestro, y que los visitantes del carnaval, se llevarán impresos como un gran recuerdo del Uruguay.

Ver, además:

Olivera, un pintor de raíz figurativa - crítica de Eduardo Vernazza - Diario El Día (Montevideo, Uruguay) s/f