Comisión Nacional de Bellas Artes

Exposición Víctor Rebuffo

Crónica de Eduardo Vernazza

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XX Nº 963 (Montevideo, 15 de julio de 1951)

Hoguera de otoño grabado de Víctor Rebuffo

Los grabados que Rebuffo expone en la sede de la Comisión Nacional de Bellas Artes, sostienen el equilibrio de un artista que ha llegado ya a la madurez. El grabado, que luego de haber conquistada con los grandes maestros Rembrandt y Goya, el lugar privilegiado que hoy ocupa, se ha desarrollado también en la Xilografía (grabado en madera) con la intensidad que le dieron los que creyeron en la nobleza del blanco y negro como materia expresiva y capaz de encarar los problema plásticos con ventajas y con carácter propio. Admirando la muestra de Rebuffo, puede apreciarse, como un grabador completo, llega a tener la técnica a mano, y como varía el procedimiento cuando desea emplear tal o cual signo alejando en lo posible la herramienta, es decir lo mecánico aunque en algunos grabados emplee esto con tal certeza y limpieza que constituye una cabal demostración de sus medios. Dejemos pues su técnica que es segura y no le juega al artista ninguna mala pasada (esto en el grabado es casi corriente) y vayamos a lo expresivo, a los valores primordiales y esenciales de su obra. Diríamos que Rebuffo, así como emplea todo el vocabulario técnico, completa en sus motivos y temas, lo que el mundo de la naturaleza le brinda, y lo que el mundo de su fantasía le dicta. Asignamos a ello una imaginación proficua y generosa, plena de elementos que ordena y compone con singulares dotes. La composición en Rebuffo es una de las condiciones más destacables.

Creemos que en todo grabador la composición debe ser eje principal, y este grabador argentino que nos visita, posee ese don magnífico de colocar originalmente el motivo o el tema que se le ofrece. Este acude siempre a su encuentro. Rebuffo es artista rico en temas. Con certera conciencia de lograr la grandeza, va a la composición casi vertical, dominada por ángulos que trabaja con tanto amor como los primeros planos. Salta del motivo imaginario al trágico y humano, de la fantasía de su espíritu, al desasosiego de personajes envueltos en las nieblas poéticas, o en la crudeza subrealista. Crea vida en el árbol, vida humana que hermana al doliente, crea el frío en la montaña, y presenta la humana figura que lo complementa, creí primavera en el jardín, y realiza con ternura y detalle casi ilustrativo las hojas y flores. En este grabador se da el caso de preparar la escena, el telón de fondo, antes de darnos lo que sugieren sus personajes. En “Génesis”, nos lleva dentro de una decoración magnifica de flores y plantas enraizadas, y no precisa acudir a rudos contrastes para hacernos comprender su concepción, sino que ésta se trasmite por la fineza y la claridad de dos elementos humanen que hacen sentir el ambiente de creación. Otra de las características del grabador, estruja en la presentación de grandes xilografías llevadas con un concepto extensivo de los planos. Lo más sorprendente es que en tales medidas, no decae la estabilidad y vibración del plano negro o blanco que siempre anima con toques de elaboración maestra. Así nos da grabados que parecen cuadros. La simpleza de su corte, la relación de los blancos y negros, la impresión en adecuados papeles, que le dan un matiz sordo y no brillante a los blancos, hace que la personalidad de Rebuffo encuentre asidero y despliegue todos sus recursos, que sin embargo entroncan dentro de un mismo estilo Porque el estilo es en este grabador la demostración de su personalidad. En toda lo muestra existe unidad. Su manera de dibujar, aun con las variantes requeridas por la interpretación, se mantiene incólume a través de los cien trabajos que admiramos. La composición, plena de recursos verticales u horizontales, llenan igualmente con verdad íntima el cometido que les asigna el artista. La escala, en el limitado campo del grabado, que posee Rebuffo es vasta. No va de valores técnicos, sino interpretativos. Su lirismo es elevado, como elevado es su humanismo; y ello le hace completo. La simplificación de que hace gala el punto de enfoque, su visión general del efecto a lograr, son condiciones que componen su firme y recio don de artista. Sin embargo, Rebuffo no explotó el tema nativo, ni regional, ha ido directamente a lo universal. Al Hombre, a su mística y su religión, al sufrimiento y a sus lacras. Pero todo ello lo ha tamizado con su espíritu fino y comprensivo, con su rica imaginación y el dominio panorámico de la grandeza del grabado. Hallamos también en parte de esta obra de Rebuffo, algunos trabajos sujetos a la técnica fría y acarada la gubia. Puesta de manifiesto por la repetición paralela de trazos, el grabado adquiere, lejos de la variedad de recursos expuestos en casi todas sus obras, la sensación mecánica del artesano.

Muchachas de Pedregal

Oración por el agua

Calle de Vélez Sársfield grabado de Víctor Rebuffo

Pero ello no deja de tener su interés, dado que es así como advertimos el paso de lo puramente técnico a lo expresivo. Aborda también el grabado sencillo, con carácter de ilustración; ese grabado casi primitivo, con cierta ingenuidad en su desplazamiento y en sus recursos, pero Rebuffo pone esto al servicio de determinada intención Que trasciende en motivos tiernos como “Encantamiento de Tucumán” y otros. A ello se llega por el dominio absoluto de la herramienta, y por el poder de simplificar, más difícil muchas veces que el detalle en sí. En obras como “Invocación”, se aprecia la unión del Hombre a los elementos arquitectónicos que le rodean. Estos intervienen, junto a aquél, y son parte integrante de ese mundo que a su alrededor gira. La geometría de sus planos. no desfigura en nada la composición y no se aparta de rígidos planos encontrados por el juego de líneas de ángulo a ángulo, alternadas con verticales que se alzan como rascacielos sobre los techos de ranchos o armazones de acero. En estos trabajos Rebuffo acude a la simplicidad absoluta, y a la claridad sobria y correcta. Nada mezcla, y presenta el blanco y el negro, expresando simplemente lo que desee el autor.

Víctor Rebuffo nació en Turín el 14 de febrero de 1903. Desde los dos años vivió en la Argentina, en la que se hizo ciudadano legal. En su adolescencia residió en la ciudad de Paysandú del Uruguay, en cuyo liceo cursó estudios. En la Academia Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires se graduó de profesor nacional de dibujo. Entre los cargos que ha desempeñado, figuran: Ex Director artístico de una gran editorial. Ex-profesor de grabado en la Universidad de Tucumán, y Jefe de la sección Artes Gráficas de la misma institución. Actualmente desempeña el cargo de Director de la Escuela de Artes Gráficas de la Comisión Nacional de Aprendizaje y orientación profesional. Sus obras se hallan en casi todos los museos de la Argentina, y en museos de Nueva York, Milán y Chile.

Ha logrado los más altos premios oficiales, como ser: Premio Nacional del grabado. Primer premio en el Salón de Mar del Plata, e infinidad de distinciones.

Se trata pues, de una gran exposición de grabado, donde puede aprenderse mucho y admirarse más.

 

Crónica de Eduardo Vernazza

Suplemento dominical del Diario El Día

Año XX Nº 963 (Montevideo, 15 de julio de 1951)

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

 

Ver, además:

 

                     Eduardo Vernazza en Letras Uruguay

 

                                                                        Dennis David Doty en Letras Uruguay

 

Catálogo pinturas y dibujos del artista de Uruguay Eduardo Vernazza por el cineasta Dennis Doty (Irlanda/Estados Unidos)

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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