La Intendencia Municipal de Montevideo, la Dirección de Artes y Letras y la Casa Municipal de la Cultura, presentan la primera exposición conjunta de artistas plásticos figurativos nacionales. En la amplia casona de la calle Lucas Obes, la muestra abarca la planta baja en su hall y salas, siguiendo en el primer piso y tomando una serie de testeros, lo que da idea del numeroso aporte de obras.

En realidad, hemos recibido algunas sorpresas con este salón. Aun cuando no se haya realizado una selección, los cuadros y esculturas que representan a este sector del arte uruguayo denotan el esfuerzo, así como el sentido de estudio severo, que realizan algunos de nuestros pintores y escultores, para no escapar a la vigencia de las básicas nociones que deben privar en una obra de tal naturaleza. Y digamos, también, para mantenerse fuera de la improvisación, o adosándose a alguna de las tendencias avancistas sin haber pasado por el conocimiento de las leyes que rigen la plástica. Decíamos sorpresas, porque algunos cuadros lo son. La "Aparición” de Cappozoli denota un surrealismo magníficamente realizado. La figura envuelta en velos blancos, prestancia que fácilmente puede caer en una pseudo-sensible representación, es resuelta por el artista con una dosis de poesía que continúa en el panorama lejano, en el cual la perspectiva y los elementos que la van conformando, llevan a cabo una tarea expresiva de subido valor. En otro campo más naturalista pudimos admirar un óleo, “Figura femenina”, de Martín Gutiérrez. Una pintura como pocas veces observamos en su fuerza y en su contenido que no claudica en ningún sector, y sale airosa en grises y coloraciones vivas. La pincelada gruesa y segura incursiona en la paleta de sumo colorista y eficaz en el dibujo. La “Maternidad” ha sido tema para que uno de los más destacados pintores uruguayos, que lograra el más alto galardón, realizara una serie de obras magníficas. En este salón, Amézaga entre otros cuadros, nos deleita con el carácter de tal motivo, al que da la sensación de una verdadera madona moderna. El colorido en rosas-ocres envuelve, como lo hiciera Carriere, la escena tierna, y al mismo tiempo de expresivo contenido. Otra de las figuras lo es Bernasconi (Nerina) con sus óleos y especialmente “Carro Viejo”, una sanguínea bien lavada y dibujada. De José Cúneo se muestran dos cuadros; de ellos nos interesó en mayor grado "Carnes aur Mer”, en el cual el concepto rítmico anima al pintor a componer la naturaleza según una teoría más audaz. El paisaje de De Vitta, es una mancha bien armonizada a pesar de espatular en materia gruesa.

De Ferrari nos recuerda con sus envíos, aciertos de indudable valor; los “Paisajes” de Domingo Giaudrone vuelven a descubrir el empaste y los recursos del pintor italiano que viviera muchos años en nuestro país y dictara escuela.

Asimismo, contamos con los cuadros de Guidobono, la multiplicidad de dibujos y pintura de Pierre Fossey, los paisajes de Curto, de Enzo Kabregu en aspectos de paisaje y figura. Varios cuadros de Manolo Lima ponen al descubierto un certero don de interpretación de la figura. Una nota viva lo son las acuarelas de Picarelli, bien apuntadas, así como los amplios dibujos en Drypen de Pariente Amaro.

Valores como Edgardo Ribeiro, Siniscalchi, Augusto Torres, Traversa, Volpe, Widmann y Moller de Berg, agregan sus invalorables dotes para levantar la jerarquía del Salón con obras importantes que bien les representan. Todavía debemos ubicar a Sobrera, ese modesto pintor que acierta en “La Vieja tapera”; Armellini, Amoretti, Andrada, Haedo, Bordaberre, Fontana, Fernández y Homero Cappozoli completan la pintura. La Sección Escultura se enriquece con las obras de Arístides Bassi, Moller de Berg, Morassl Olondriz y Nieva, esculturas que nos acercan a artistas de los que hace tiempo no vemos trabajos.

La cerámica en obras de Tondini (jarrones), la cual exhibe también acuarelas; Bernasconi y Giordano Bassi, con piezas hermosas y decoradas con bellos tonos.

Una exposición que hacía falta ver. Para ofrecer el valor de artistas figurativos que poseen vivencia y renuevan sus aptitudes con obras que denotan sus recursos y su constancia hacia una tendencia que será siempre sostenida por la base tradicional.